Al parecer lo que el presidente Rafael Correa aprendió de política interna de los Estados Unidos durante sus cuatro años en una universidad yanqui fue tanto como lo que aprendió en los cursos de economía: nada.
En una reciente rueda de prensa, el mandatario ecuatoriano dijo conocer muy bien la política del “imperio”, afirmando que si bien Barak Hussein Obama era el candidato de sus predilecciones, en cambio creía que Hillary Clinton tendría más posibilidad de derrotar al republicano John McCain.
No llama la atención que Correa se identifique con Obama. Lo que si sorprendió es que no lanzara una andanada de improperios contra al actual presidente GW Bush, con la misma ferocidad con la que se ha lanzado antes contra él o como lo hace sin cesar contra Álvaro Uribe.
Pero Correa anda descaminado. Hillary Clinton no tiene ya manera alguna de lograr la nominación demócrata, a menos que alguien asesine a Obama, como ella misma tan tonta e inoportunamente sugirió en sus declaraciones al recordar al candidato presidencial Robert Kennedy, asesinado cuando estaba en campaña por las primarias demócratas como lo está ella.
Y además Corres se precipitó al respaldar a Obama, sin conocer a fondo su pensamiento sobre América Latina. Contrariamente a lo que ha sostenido Correa dentro y fuera del Ecuador, Obama acaba de decir en Miami que el problema en Colombia no es el presidente Uribe sino las FARC y que si llega él a la Casa Blanca, continuará ofreciendo su máximo respaldo al Plan Colombia de exterminio a los narcoterroristas con el respaldo de USA.
También condenó a los gobiernos que protegen y financian a los terroristas como los de Venezuela y Ecuador y expresó sin rodeos que justificaba y justifica ataques a enclaves terroristas descubiertos en territorio extranjero, como fue el caso de Angostura que tan preocupado tiene a Correa.
Hillary Clinton ha sido derrotada por Obama no por su condición de mujer sino por la falta de méritos. Correa la admira por su belleza, pero el elector en este país –como virtualmente en cualquier otra sólida democracia- lo que busca es consistencia y coherencia en el liderazgo. Si Hillary, aparte de sus atributos físicos, hubiese exhibido dotes de personalidad y liderazgo como una Margaret Thatcher, Golda Meir o tantas de otros confines como en la Alemania de hoy o Chile, otra habría sido su suerte. Pero el solo hecho de haber sido cónyuge de un ex presidente adúltero, no le bastó.
En cuanto a B. Hussein Obama, el fenómeno de su popularidad se explica por el rechazo a Hillary y su propuesta brumosa de “cambio”, en momentos en que el presidente GWBush atraviesa por una baja en su popularidad y hay signos negativos en la economía, incluido el alza en los precios del crudo en el mercado internacional.
No obstante, cuando se le conmina a Obama a que concrete su propuesta de cambio, divaga y ello recuerda a la propuesta del “socialismo del siglo XXI” que manipulan Chávez, Correa y Morales. Su posición en polìtica externa es lamentable, especialmente en momentos en que las fuerzas iraquíes y de la Coalición están batiendo en retirada a los terroristas de Al Qaeda y sus aliados en el Irak.
Lo que si ha sido sorprendente e inesperado para la mayoría, es su actitud radical frente al terrorismo en América Latina. En este punto se adelantó a su rival republicano McCain (quien sin duda coincidirá con esta visión 100%, pues esa es su manera de ver y juzgar al terrorismo en el Irak y en cualquier sitio del planeta en que se presente).
McCain, de 71 años de edad y nacido en la zona militar del Canal de Panamá, tiene innegable superioridad de experiencia y conocimientos que Obama, de 46 años y solo 3 como senador federal. Le favorece además su condición de héroe, por sus 6 años de encarcelamiento y tortura por los Vietcong y por haberse negado a recibir trato preferente para salir libre, por ser hijo de un Almirante en servicio activo.
Si la lógica prevaleciese en política, McCain derrotará a Obama en las próximas elecciones de noviembre. Si es derrotado, ello obedecería más a errores de campaña (la selección de quien le acompañe como candidato a la vicepresidencia será entre otros un asunto clave, dada su avanzada edad) que a méritos del rival. Porque un triunfo de este líder negro y sus típicas arengas populistas, sería más propio en el tercer mundo que en USA.
El asunto de Estados Unidos, sobra decirlo, queda en manos de su gente y no importa lo que Correa y Chávez digan de Obama. Lo que si se le reclama a Correa es que dedique más tiempo a los asuntos del Ecuador y que deje de estar más en gira por el exterior que en el Palacio de Quito. “Tiene más tiempo para pelear con Uribe que contra la inflación” ha dicho un analista. El crecimiento de la inflación, con dolarización, es un contrasentido.
La gente se pregunta cuándo terminará Correa sus lamentos por la muerte de los terroristas en Angostura. La canciller María Isabel Salvador llegó a decir que condicionaba la reanudación de las relaciones diplomáticas con Colombia a que Uribe archive los documentos de las computadoras de las FARC, que avaló la INTERPOL y que revelan los vínculos de Correa y Chávez con ese grupo. A poco, Correa desmintió a Salvador y dijo que no era verdad que ha pedido el archivo de documentos. “Me entendió mal”, dijo. Ante tamaña humillación pública ¿renunció la víctima? Que se sepa, no. O todavía no.
La Fiscalía de Colombia, en base a esos documentos, anuncia que enjuiciará a varios implicados de contubernio con las FARC, entre ellos la asambleísta ecuatoriana María Augusta Calle, que ofreció su cuenta bancaria a las FARC para que hagan depósitos a favor de guerrilleros (el documento da el número de la cuenta en el Banco del Pichincha). Hay otros implicados, pero llama la atención Iván Larrea, hermano del ministro de Seguridad Gustavo Larrea, el emisario de Correa para entrevistarse con Raúl Reyes en Angostura… Iván ha estado muy a la sombra.
El ministro de Defensa de Colombia Santos dice que desde hace varios años se sabía que Reyes estaba en el Ecuador y que deambulaba de uno a otro campamento con libertad. De ello se notificó a Correa, pero éste ignoró las advertencias. En tales condiciones y cuando hubo la certeza de que Reyes se hallaba en Angostura ¿cómo suponer que un ataque al campamento había de realizarse de acuerdo con el gobierno del Ecuador? “No teníamos confianza” asegura Santos en entrevista a la revista Semana “y lo que se halló en los documentos confirman nuestra intuición”.
La verdad es que el ataque del 1 de marzo fue devastador para las FARC y, con el hallazgo de las computadoras y sus documentos, devastador también para Chávez y Correa. (A propósito, los soldados ecuatorianos encontraron otro campamento de narcoterroristas en la frontera con Colombia. Estaba, como siempre, vacío pero hallaron dos computadoras portátiles. ¿Qué pasó con ellas? ¿Las destruyeron, las entregaron también a la INTERPOL, fueron igualmente implantadas y manipuladas por Uribe?
Con respecto al juicio instaurado por Colombia, Correa y sus marionetas de la Asamblea Constituyente dicen que es otra violación de la soberanía, como lo fue el ataque a Angostura. Rechazan el juicio, se solidarizan con Calle y vociferan contra Uribe. Ahora solo falta que los insultos se extiendan a Obama.
Paralelamente, Correa ratificó la compra de 24 aviones de combate a Brasil y, por añadidura, 6 aviones no tripulados para vigilancia de la frontera con Colombia. ¿Para vigilar qué? Colombia no atacó al Ecuador, atacó a un campo de terroristas. Si se produjera otro ataque en todo caso no sería contra ecuatorianos, sino contra terroristas internacionales. En otras palabras, idas las FARC al diablo, Correa ya no tendría terroristas que defender de los ataques colombianos...
Las FARC se hallan en retirada. No solo Reyes, el segundo a bordo, ha sido eliminado. Acaba de confirmarse también la muerte del comandante en jefe, Marulanda “Tiro Fijo”. Han desertado otros altos jefes, entre ellos Karina, la feroz asesina del padre de Uribe y otros inocentes ciudadanos. Si las FARC finalmente son liquidadas como lo quieren quienes aman la paz y la democracia (entre los que no se cuentan Chávez ni Correa) entonces el gasto para la vigilancia de la frontera con Colombia será inútil, pues no habrá más ataques a terroristas, único objetivo militar del 1 de marzo. (¿Dónde comprará Correa los “drones” no tripulados? ¿En Estados Unidos? ¿Brasil los produce? Si los manufactura, lo hará con licencia yanqui…qué horror. Y el entrenamiento para el manejo electrónico tan complejo de estos aparatos ¿quién lo dará?
No todo son malas noticias. La buena noticia es que Rodrigo Borja, seguidor de Correa y admirador confeso de Fidel Castro, no fue nombrado secretario general de UNASUR. Ni el propio Correa está contento con este engendro cuyo no disimulado objetivo es conformar un bloque liderado por Brasil para enfrentarse a USA. Pretende crearse un remedo de la Unión Europea, pero sus ideólogos parece que conocen poco o mal la historia de la formación de esa entidad, que brotó hace casi medio siglo con la Comunidad del Carbón y el Acero y marchó a paso muy lento y farragoso hasta convertirse en UE.
Mas las malas noticias prevalecen. En la antes citada conferencia de prensa, el mandatario ecuatoriano dijo que si en la provincia de Manabí hay quienes se oponen a la construcción de la refinería de Chávez, pues no hay problema, ordenará que se la construya en Playas, Salinas o en donde a él le venga en gana.
Es una barbaridad. La planta costará, por hoy, 6.000 millones de dólares y al ritmo que va Petroecuador en manos de la Marina de Guerra, no habrá crudo ecuatoriano que refinar. ¿Vendrá, entonces, de Venezuela? Recuérdese que cuando los militares decidieron que la refinería se construya en Esmeraldas, la justificación era “crear un polo de desarrollo en un área deprimida”. Fue un error garrafal, como lo es el señalar a dedo donde irá la refinería Chávez. La lógica debió aconsejar que la que es hoy refinería de Esmeraldas vaya a un sitio estratégico, cercano a los mayores centros de consumo. En si misma una refinería no es polo de desarrollo, como lo serían plantas industriales de otro tipo. Se comprobó en Esmeraldas. Fracaso igual financiero, estratégico y de todo tipo, es lo que ocurrirá con esta absurda aventura chavista/correista multimillonaria.
Sigue desconcertando, mientras tanto, la apatía imperante en el Ecuador frente a tanto cúmulo de necedades, mentiras y contrasentido de Correa y sus súbditos. La concentración de poder es inequívoca y creciente, pero el apoyo a Correa sigue casi constante. Así lo hacen notar algunos columnistas como Diego Pérez Ordóñez y Gonzalo Maldonado Albán, de El Comercio, cuyos enlaces se incluyen. Pero la mayoría de ecuatorianos así como la humillada institución militar, continúan inertes.
Sunday, May 25, 2008
Sunday, May 18, 2008
LAS PRUEBAS ESTÁN DADAS
El presidente Rafael Correa se contradice una vez más: declara que el informe de la INTERPOL, que ratifica la autenticidad de los documentos de las FARC, le tiene sin cuidado, pero promete renunciar a sus funciones si se le prueba que tales documentos lo vinculan con el grupo narcoterrorista.
Si cree que las computadoras no estuvieron en el campamento guerrillero de Angostura cuando hubo el bombardeo del 1 de marzo por parte de las fuerzas militares colombianas, sino que fueron implantadas después del ataque por el gobierno de el presidente Uribe, entonces esos documentos son falsos y no debería prestarse a una inútil indagación para probar su validez.
Dijo también en Lima que su conciencia está tranquila en torno a la tormenta generada por la divulgación de los documentos avalados por la INTERPOL. Pero aparentemente no es así: está muy nervioso y mucho más tras el fracaso de sus viajes a Europa y la aseveración, en Lima del líder español Zapatero de que el problema no es el presidente colombiano Álvaro Uribe, como reiteradamente dice Correa, sino las FARC. Despejó de ese modo las dudas que su lenguaje diplomático ambiguo dejó tras recibir a Correa en Madrid.
La gira de Correa por España, Francia y Bélgica y con anterioridad por varios países latinoamericanos, tenía el propósito de buscar respaldo a su tesis de que él no ha sido protector de las FARC, como testimonian los documentos de Angostura. El viaje lo emprendió antes de conocerse el informe de la INTERPOL actitud que confirma su complejo de culpa.
Prometió poner la presidencia “en manos del Ecuador y América Latina” si, de todos modos, se prueban sus nexos con las FARC. No se explica por qué ha de hacerlo ante América Latina, pues el que lo eligió es el pueblo ecuatoriano y nadie más. Pero, en fin, pide que se le prueben los vínculos. Pero esas pruebas hace tiempo que están dadas, muy específicamente a partir de las primeras filtraciones de los documentos y reportajes que se publicaron en medios de comunicación de Colombia, Perú, España y los Estados Unidos, principalmente. La veracidad ha quedado definitivamente comprobada por la INTERPOL, que asocia a 186 de 190 países del mundo, entre ellos Ecuador y Venezuela.
El principal implicado en la protección a las FARC es, por cierto, el presidente de Venezuela Hugo Chávez. Éste caudillo ha esgrimido una indescriptible virulencia y encono contra el informe, contra Uribe y los Estados Unidos. Correa, su dilecto discípulo, lo acaba de ensalzar en Lima, defendiendo su idoneidad, respeto y liderazgo.
Pues bien, este mismo Chávez dijo en rueda de prensa en Caracas el jueves pasado que el presidente Correa conocía del campamento Angostura y que se lo construyó para albergar en tránsito a los rehenes de las FARC, que se supone serían paulatinamente liberadas por gestiones de los dos mandatarios. Dijo también que Correa sabía que Reyes comandaba ese campamento y que los diálogos de mediación se hacían allí con él. El intermediario era Gustavo Larrea, ministro de Seguridad del Ecuador.
Una nota informativa al respecto se la puede leer en el link o enlace del BLOG anterior a éste. Se desprende que fue en Angostura y no en ninguna otra parte que Larrea se entrevistó con Reyes para continuar los esfuerzos “humanitarios” para liberar a Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC hace seis años.
¿No es ésta una prueba contundente contra Correa? Pero hay más. Incluso ya en su campaña electora, el ahora presidente se negaba a admitir que las FARC agrupaban a narcoterroristas. Prefería y prefiere llamarlos grupos irregulares, insurgentes, luchadores por la libertad. Su actitud es comparable a la tiene con respecto a los narcotraficantes, pues ha ordenado a su Asamblea Constituyente que reduzca o anule las penas contra esos delincuentes, que considera severas en exceso, solo por complace al “imperio” yanqui. Este imperio apresó a su padre, ya fallecido, por tráfico ilícito de drogas.
Su debilidad por las guerrillas se hizo evidente una vez más con el trato que dio a las sobrevivientes del bombardeo de Angostura. Las hospitalizó y curó, lo cual por cierto es loable. Pero en lugar de detenerlas y juzgarlas por terroristas y cómplices, les dio salvoconducto para Nicaragua, donde los acogió su coideario el presidente Daniel Ortega. ¿No es otra prueba de sus nexos con las FARC?
Entre los documentos, hay mención del aporte de 100.000 dólares de las FARC a la campaña electoral de Correa. La indagación al respecto ha sido infructuosa por la negativa sin apelaciones de la Asamblea Constituyente y del Tribunal Supremo Electoral, organismos bajo total control de Correa, como todos los que con anterioridad al actual régimen eran considerados independientes.
Si tuviese algo de pudor, que no lo tiene, Correa debería renunciar para que la supuesta investigación pueda realizarse sin interferencias. Es un imposible, claro, por lo que se presume que los documentos probatorios del aporte de las FARC no saldrán a la luz, o han sido destruidos. Quizás haya otros entre los miles de documentos de los terroristas que aún no se hacen públicos.
Para mayor abundancia de pruebas, analícense sus declaraciones recientes, posteriores al ataque de Angostura. Se lamenta por la muerte del capo Reyes, el gran mediador y canciller, pero en ninguna de sus citas aplaude la destrucción de una cueva de asesinos, descubierta y liquidada por las fuerzas militares de un país amigo. Porque el ataque fue contra la pandilla, no contra Correa ni los ecuatorianos.
Se queja hipócritamente de que los terroristas colombianos cruzan la frontera al Ecuador por negligencia de los militares colombianos, insinuando que el deber de la seguridad nacional del país recae en fuerzas exteriores. La seguridad de las fronteras del Ecuador es responsabilidad exclusiva y principal de las fuerzas armadas ecuatorianas, no colombianas.
La frontera es porosa, todos lo saben. Pero para evitar la filtración de maleantes y peor si son terroristas rechazados internacionalmente, lo obvio es concertar con las fuerzas armadas colombianas operaciones conjuntas de resguardo frente a un enemigo común. Lo que ocurre es que Correa no lo desea. Lo que le preocupó del ataque militar a Angostura, no fue tanto porque violó la soberanía cuanto porque allí murieron Reyes, sus pandilleros y los visitantes extranjeros socorridos por el Ecuador.
Con suma testarudez, Correa quiere seguir mediando para la liberación de Betancourt. Dice que lo hará “guste a quien le guste”. Es muy probable que ni siquiera a Sarkozy “le gustará”, luego del fiasco de su visita a París, la publicidad del informe de la INTERPOL, la ratificación de la condena al terrorismo de la Unión Europea y la negativa de Uribe a autorizarlo como mediador con las guerrillas.
En todo caso, Correa promete poner a disposición el territorio ecuatoriano para que la mediación fructifique y se concrete. ¿Nuevamente? Porque, como lo revela Chávez, esa cesión territorial con el mismo objetivo ya se dio con Angostura. Pero ¿cómo establecerán los hipotéticos diálogos, en que sitios y cómo van a eludir la seguridad colombiana?
Mientras tanto, los militares ecuatorianos continúan encontrando campamentos de narcoterroristas en sitios fronterizos a Oriente y Occidente de Ecuador. Y siempre los hallan desiertos. Las estructuras de hormigón armado son tan sólidas y costosas que los militares ecuatorianos quieren preservarlas para convertirlos en puestos de avanzada. ¿Era tal la miopía de esos mismos soldados que nunca pudieron descubrirlas antes, como tampoco descubrieron Angostura sino luego del ataque? ¿O es que había “órdenes superiores” para la miopía, que ahora se han levantado?
El periodista argentino Andrés Oppenheimer escribe hoy en El Nuevo Herald un análisis estupendo sobre el informe de la INTERPOL y se pregunta si Correa y Chávez se disculparán ante Uribe, como éste lo hizo en la reunión de Santo Domingo por el bombardeo a la base de Angostura. Y con razón agrega que organismos como la OEA y Naciones Unidas deberían adoptar de inmediato una condena a los gobiernos de Venezuela y Ecuador por auspiciar el terrorismo en cualquiera de sus formas, lo que está expresamente condenado por esas y otras instituciones del mundo.
¿Se necesitan más pruebas para que renuncie Correa y le ahorre así al país y a la institución militar mayores vergüenzas?
Si cree que las computadoras no estuvieron en el campamento guerrillero de Angostura cuando hubo el bombardeo del 1 de marzo por parte de las fuerzas militares colombianas, sino que fueron implantadas después del ataque por el gobierno de el presidente Uribe, entonces esos documentos son falsos y no debería prestarse a una inútil indagación para probar su validez.
Dijo también en Lima que su conciencia está tranquila en torno a la tormenta generada por la divulgación de los documentos avalados por la INTERPOL. Pero aparentemente no es así: está muy nervioso y mucho más tras el fracaso de sus viajes a Europa y la aseveración, en Lima del líder español Zapatero de que el problema no es el presidente colombiano Álvaro Uribe, como reiteradamente dice Correa, sino las FARC. Despejó de ese modo las dudas que su lenguaje diplomático ambiguo dejó tras recibir a Correa en Madrid.
La gira de Correa por España, Francia y Bélgica y con anterioridad por varios países latinoamericanos, tenía el propósito de buscar respaldo a su tesis de que él no ha sido protector de las FARC, como testimonian los documentos de Angostura. El viaje lo emprendió antes de conocerse el informe de la INTERPOL actitud que confirma su complejo de culpa.
Prometió poner la presidencia “en manos del Ecuador y América Latina” si, de todos modos, se prueban sus nexos con las FARC. No se explica por qué ha de hacerlo ante América Latina, pues el que lo eligió es el pueblo ecuatoriano y nadie más. Pero, en fin, pide que se le prueben los vínculos. Pero esas pruebas hace tiempo que están dadas, muy específicamente a partir de las primeras filtraciones de los documentos y reportajes que se publicaron en medios de comunicación de Colombia, Perú, España y los Estados Unidos, principalmente. La veracidad ha quedado definitivamente comprobada por la INTERPOL, que asocia a 186 de 190 países del mundo, entre ellos Ecuador y Venezuela.
El principal implicado en la protección a las FARC es, por cierto, el presidente de Venezuela Hugo Chávez. Éste caudillo ha esgrimido una indescriptible virulencia y encono contra el informe, contra Uribe y los Estados Unidos. Correa, su dilecto discípulo, lo acaba de ensalzar en Lima, defendiendo su idoneidad, respeto y liderazgo.
Pues bien, este mismo Chávez dijo en rueda de prensa en Caracas el jueves pasado que el presidente Correa conocía del campamento Angostura y que se lo construyó para albergar en tránsito a los rehenes de las FARC, que se supone serían paulatinamente liberadas por gestiones de los dos mandatarios. Dijo también que Correa sabía que Reyes comandaba ese campamento y que los diálogos de mediación se hacían allí con él. El intermediario era Gustavo Larrea, ministro de Seguridad del Ecuador.
Una nota informativa al respecto se la puede leer en el link o enlace del BLOG anterior a éste. Se desprende que fue en Angostura y no en ninguna otra parte que Larrea se entrevistó con Reyes para continuar los esfuerzos “humanitarios” para liberar a Ingrid Betancourt, secuestrada por las FARC hace seis años.
¿No es ésta una prueba contundente contra Correa? Pero hay más. Incluso ya en su campaña electora, el ahora presidente se negaba a admitir que las FARC agrupaban a narcoterroristas. Prefería y prefiere llamarlos grupos irregulares, insurgentes, luchadores por la libertad. Su actitud es comparable a la tiene con respecto a los narcotraficantes, pues ha ordenado a su Asamblea Constituyente que reduzca o anule las penas contra esos delincuentes, que considera severas en exceso, solo por complace al “imperio” yanqui. Este imperio apresó a su padre, ya fallecido, por tráfico ilícito de drogas.
Su debilidad por las guerrillas se hizo evidente una vez más con el trato que dio a las sobrevivientes del bombardeo de Angostura. Las hospitalizó y curó, lo cual por cierto es loable. Pero en lugar de detenerlas y juzgarlas por terroristas y cómplices, les dio salvoconducto para Nicaragua, donde los acogió su coideario el presidente Daniel Ortega. ¿No es otra prueba de sus nexos con las FARC?
Entre los documentos, hay mención del aporte de 100.000 dólares de las FARC a la campaña electoral de Correa. La indagación al respecto ha sido infructuosa por la negativa sin apelaciones de la Asamblea Constituyente y del Tribunal Supremo Electoral, organismos bajo total control de Correa, como todos los que con anterioridad al actual régimen eran considerados independientes.
Si tuviese algo de pudor, que no lo tiene, Correa debería renunciar para que la supuesta investigación pueda realizarse sin interferencias. Es un imposible, claro, por lo que se presume que los documentos probatorios del aporte de las FARC no saldrán a la luz, o han sido destruidos. Quizás haya otros entre los miles de documentos de los terroristas que aún no se hacen públicos.
Para mayor abundancia de pruebas, analícense sus declaraciones recientes, posteriores al ataque de Angostura. Se lamenta por la muerte del capo Reyes, el gran mediador y canciller, pero en ninguna de sus citas aplaude la destrucción de una cueva de asesinos, descubierta y liquidada por las fuerzas militares de un país amigo. Porque el ataque fue contra la pandilla, no contra Correa ni los ecuatorianos.
Se queja hipócritamente de que los terroristas colombianos cruzan la frontera al Ecuador por negligencia de los militares colombianos, insinuando que el deber de la seguridad nacional del país recae en fuerzas exteriores. La seguridad de las fronteras del Ecuador es responsabilidad exclusiva y principal de las fuerzas armadas ecuatorianas, no colombianas.
La frontera es porosa, todos lo saben. Pero para evitar la filtración de maleantes y peor si son terroristas rechazados internacionalmente, lo obvio es concertar con las fuerzas armadas colombianas operaciones conjuntas de resguardo frente a un enemigo común. Lo que ocurre es que Correa no lo desea. Lo que le preocupó del ataque militar a Angostura, no fue tanto porque violó la soberanía cuanto porque allí murieron Reyes, sus pandilleros y los visitantes extranjeros socorridos por el Ecuador.
Con suma testarudez, Correa quiere seguir mediando para la liberación de Betancourt. Dice que lo hará “guste a quien le guste”. Es muy probable que ni siquiera a Sarkozy “le gustará”, luego del fiasco de su visita a París, la publicidad del informe de la INTERPOL, la ratificación de la condena al terrorismo de la Unión Europea y la negativa de Uribe a autorizarlo como mediador con las guerrillas.
En todo caso, Correa promete poner a disposición el territorio ecuatoriano para que la mediación fructifique y se concrete. ¿Nuevamente? Porque, como lo revela Chávez, esa cesión territorial con el mismo objetivo ya se dio con Angostura. Pero ¿cómo establecerán los hipotéticos diálogos, en que sitios y cómo van a eludir la seguridad colombiana?
Mientras tanto, los militares ecuatorianos continúan encontrando campamentos de narcoterroristas en sitios fronterizos a Oriente y Occidente de Ecuador. Y siempre los hallan desiertos. Las estructuras de hormigón armado son tan sólidas y costosas que los militares ecuatorianos quieren preservarlas para convertirlos en puestos de avanzada. ¿Era tal la miopía de esos mismos soldados que nunca pudieron descubrirlas antes, como tampoco descubrieron Angostura sino luego del ataque? ¿O es que había “órdenes superiores” para la miopía, que ahora se han levantado?
El periodista argentino Andrés Oppenheimer escribe hoy en El Nuevo Herald un análisis estupendo sobre el informe de la INTERPOL y se pregunta si Correa y Chávez se disculparán ante Uribe, como éste lo hizo en la reunión de Santo Domingo por el bombardeo a la base de Angostura. Y con razón agrega que organismos como la OEA y Naciones Unidas deberían adoptar de inmediato una condena a los gobiernos de Venezuela y Ecuador por auspiciar el terrorismo en cualquiera de sus formas, lo que está expresamente condenado por esas y otras instituciones del mundo.
¿Se necesitan más pruebas para que renuncie Correa y le ahorre así al país y a la institución militar mayores vergüenzas?
Friday, May 16, 2008
CORREA Y CHÁVEZ ENTRAMPADOS
Los presidentes Hugo Chávez de Venezuela y Rafael Correa del Ecuador han reiterado que no darán crédito al informe de la INTERPOL sobre la autenticidad de los documentos de las computadoras halladas en el campamento Angostura, bombardeado por militares colombianos el 1 de marzo pasado.
La INTERPOL, institución cuyos orígenes se remontan a 1914 y que agrupa a 186 países miembros, entre ellos Ecuador y Venezuela, realizó una minuciosa investigación de los documentos durante más de dos meses o 4.000 horas. Los expertos eran de Singapur y Australia, que no hablan español.
Nadie en el mundo jamás ha cuestionado la profesionalización e independencia de INTERPOL, cuya sede está en Lyon, Francia, salvo esta vez con Chávez y Correa, que han quedado al descubierto en sus vinculaciones con las FARC, patentes en dichos documentos.
Ni Chávez ni Correa tienen argumentos convincentes para refutar el informe de la INTERPOL El caudillo venezolano elude preguntas e insulta a Noble, el secretario general de la organización, quien no obstante ha ofrecido visitar a Quito y Caracas para explicar la metodología de investigación de los expertos.
La Canciller ecuatoriana dice que el informe de la INTERPOL carece de validez jurídica y le hacen coro otros funcionarios esbirros del régimen. También un parlamentario de la Unión Europea sostiene que el informe hay que desecharlo por cuanto computadoras y documentos fueron aprehendidos a la fuerza. Es el colmo de la ingenuidad: ¿acaso había que obtenerlos por la vía diplomática vía “canciller” Raúl Reyes, antes de que sea abatido en el bombardeo?
Las pruebas son fehacientes y confirman versiones que ya se habían divulgado gracias a la acuciosidad profesional de periodistas de Estados Unidos y Europa (en la rueda de prensa que ofreció ayer el secretario de la INTERPOL en Bogotá no hubo un solo periodista de Ecuador), que investigaron el asunto con anterioridad. Chávez, dicen los documentos, financió a las FARC, de las cuales recibió dinero para sus campañas electorales. Correa también recibió dinero para su campaña.
A estas alturas es inútil escudarse en argumentos sobre juridicidad o de otra índole, como la violencia con que fueron adquiridos. Lo que todos esperan y no solo en Venezuela y Ecuador, es que los dos mandatarios involucrados en los cargos demuestren que no son verdaderos. Lo cual no les va a ser dable por lo que se refugian en insultos y diatribas contra el presidente colombiano Uribe.
¿Cómo sostener que los documentos han sido fraguados por Uribe, si muchos de ellos, divulgados con anterioridad al fallo de la INTERPOL, fueron tan ciertos que sirvieron para contener actos terroristas? Tales son los casos de los dineros confiscados a los emisarios de las FARC en Costa Rica, la captura del traficante ruso de armas de alto poder destructivo en Tailandia o las confesiones de Reyes sobre ataques genocidas en Colombia y, por equivocación, en Venezuela. Una breve compilación de estas pruebas está contenida en la nota aparecida hoy en el diario El Nuevo Herald de Miami, que se la puede leer en este link o enlace.
Pero hay otras pruebas o coincidencias. Chávez, en su soporífera conferencia de prensa de 4 horas reveló ayer en Caracas algo sensacional: el campamento Angostura, en la provincia limítrofe oriental de Sucumbíos en el Ecuador, se lo había construido para albergar a los rehenes que podían ser liberados conforme avanzaban las negociaciones de los mediadores Chávez y Correa.
Y Chávez, en un intento infantil por defender a Correa, afirma que éste sabía de la existencia y objetivos del campamento y que Gustavo Larrea, ministro de Seguridad, había mantenido diálogos allí con Reyes. Esta confesión desarma a Correa y explica por qué Larrea, luego de admitir que si se había entrevistado con Reyes, mintió al decir que el encuentro fue en un tercer país que no eran ni Venezuela ni Ecuador.
¿Angostura, entonces, era un territorio neutral o acaso el comienzo del “segundo territorio libre de América”, como solía decir Fidel Castro de Cuba? También se entiende por qué Correa, en sus desesperados viajes por Latinoamérica y Europa para lavar su imagen, repite que fue por el perverso Uribe que se frustró el proceso para liberar a Ingrid Betancourt, la ex candidata presidencial franco colombiana y otros rehenes aprehendidos por las FARC.
Pero Correa es necio. Insiste ante el presidente francés Sarkozy que continuará en sus intentos de mediador para liberar a Betancourt y que para ello pone a la disposición el territorio ecuatoriano. ¿Qué quiere decir con ello? El presidente Uribe no le ha autorizado el papel de mediador. ¿Tiene Correa los medios para que los rehenes lleguen al Ecuador, en desafío a Uribe, quien es el presidente democrático de Colombia en guerra con los narcoterroristas de las FARC?
Es improbable que Sarkozy se preste a la farsa peligrosa. Lo dice el hecho de que dejó plantado a Correa en París al no acompañarlo en la rueda de prensa luego de las conversaciones, quebrando un protocolo que es de rigor en las visitas de jefes de Estado. En Bruselas, también, el primer ministro le dijo muy claro que la Unión Europea no quiere saber nada de las FARC ni de los argumentos de Correa, porque considera terrorista a esa organización. Acaso tan solo en Madrid el ecuatoriano tuvo una reacción menos frontal por parte de Zapatero, que prefirió utilizar un lenguaje diplomático ambiguo para contestarle.
Aún sin los documentos de las computadoras, Correa no puede ocultar su apoyo a las FARC. ¿Por qué dejó en libertad a una mexicana y dos colombianas capturadas en Angostura? Debieron haber sido encarceladas y juzgadas como terroristas y cómplices, por violar la ley ecuatoriana. Ocurrió exactamente lo opuesto: se les dio salvoconducto para que viajen a Nicaragua, donde fueron asiladas por el presidente Daniel Ortega.
Ortega, que en 1999 condecoró a “Tiro Fijo” Marulanda, el capo máximo de las FARC, no ocultó su inclinación por el terrorismo. ¿Cómo no las voy a acoger, dijo, si los sandinistas también hemos sido terroristas? Pero mintió para que un avión de la fuerza aérea nicaragüense sobrevuele Colombia en su viaje a Quito para traer a Managua a las colombianas. Dijo que el avión iba en visita oficial con funcionarios, por lo cual se autorizó el vuelo. La Cancillería colombiana ha presentado oficialmente la protesta formal por la declaración falsa.
De otro lado, la policía de México divulgó un video con imágenes y voces de la mexicana Lucía Morett (la asilada por Ortega) y sus padres. Confirma que ella recibió autorización de Raúl Reyes para visitarlo en Angostura. Los padres, por su parte, luego del ataque del 1 de marzo, piden nerviosamente que los discos duros y más pruebas de la computadora de Lucía se destruyan para tratar de borrar evidencias.
Los documentos confirman que Correa recibió al menos 100.000 dólares para la campaña electoral que lo encumbró a la presidencia. Cuando se pidió a la Asamblea Constituyente que investigue la acusación y que el Tribunal Supremo Electoral haga públicos los documentos de apoyo financiero electoral a Correa, éste ordenó el bloqueo total en ambos organismos. Los que insistan, dijo, serán considerados traidores a la Patria.
La Asamblea, que debería mejor estar funcionando en un sótano del ministerio de Gobierno, ha aprobado un artículo que consagra la oposición del Ecuador a todo “imperialismo, colonialismo” y otros “ismos” parecidos. Pero cuando alguien pidió que se incluya también el “ismo” “terrorismo”, el presidente Alberto Acosta cortó la discusión.
Correa y su inefable ministro de Defensa Javier Ponce han dicho que Uribe será enjuiciado porque aparte del “horrendo bombardeo” a Angostura, los militares en tierra acribillaron a balazos a algunos sobrevivientes, aunque curiosamente no a todos. Fueron ejecutados, dicen, con disparos en la nuca (¿no es eso tradicional entre los narcoterroristas?).
El ministerio de Defensa de Colombia difundió un video del asalto de las tropas terrestres al campamento, que se puede ver en el website del diario El Tiempo de Bogotá. Las imágenes son borrosas, pues fueron captadas en la noche, pero se oye con bastante claridad voces de mando de algún capitán. Al encontrar a sobrevivientes, les insta a éstos a entregarse para evitar la muerte. No se escucha disparos en la nuca. Se recrimina a alguna mujer, probablemente la mexicana, por haber mentido sobre la no presencia de Reyes en el campamento y da instrucciones para que se auxilie a una herida. También es espectacular la escena del descubrimiento de las computadoras portátiles, que no recibieron el impacto de las bombas. No hay voces de “gringos” en inglés o en español con acento. El acento es inequívocamente colombiano, con algunos vocablos de la jerga propia de ese país.
¿Más pruebas directas o indirectas de las vinculaciones de Chávez y Correa con las FARC? Es probable que continúen saliendo a la luz de los documentos que se capturaron luego del operativo militar maestro de Uribe. Pero los que se han divulgado bastan para convencer a los más escépticos. Ya no cabe dudar sobre su autenticidad. Ahora lo que ahora los acusados tratan de argüir es que no son “legales”, lo cual no les resta valor en absoluto.
A quiénes creer ¿a la INTERPOL o a Chávez y Correa? La respuesta es obvia. Como obvio sería que la inmediata consecuencia a nivel internacional sea una condena a los dos mandatarios ante la OEA y la UE, cuyos miembros se reúnen hoy en Lima, por haber violado los acuerdos para combatir al terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones.
En el Ecuador, por desgracia, no cabe esperar una condena nacional puesto que Correa ha borrado todo vestigio de división democrática del poder político en los varios organismos del Estado, independiente y responsables entre sí. Todos ellos, Asamblea y demás tribunales, están bajo control estricto de Correa a través de sus emisarios. En cuanto a los medios de información, queda por observar cómo reaccionan pero ha sido decepcionante que no hayan sido pioneros en la investigación y análisis de los documentos de las FARC.
¿Y las Fuerzas Armadas? Son otra incógnita. Javier Ponce, como dispuso Correa, desclasificó documentos del Consejo de Seguridad con la intención supuesta de contrarrestar el informe de la INTERPOL. Lo que se divulgó es un disparate. Ponce con sus destrezas literarias pudo haber imaginado algo mejor.
Correa, dizque había averiguado a los militares por qué no denunciaron que en Sucumbíos ha habido un campamento llamado Angostura. No se da respuesta alguna de los militares.
Ahora se sabe que Correa estaba al tanto de lo de Angostura y se supone que la misma información tenían los militares. ¿Son cómplices? ¿Por qué el silencio de los militares defenestrados a raíz del ataque del 1 de marzo? En Colombia se detectó que Correa dio orden inmediata, tras saber del bombardeo por Uribe, para que los militares ecuatorianos capturen a los militares colombianos que se hallaban en el campamento colectando pruebas. Alguien dio la voz de alerta y los colombianos se escurrieron.
Tradicionalmente las fuerzas armadas del Ecuador se han entrenado dentro y fuera del país para combatir al enemigo. Uno de los enemigos principales ha sido siempre la guerrilla terrorista. Hasta que llegó Correa. ¿Y hasta cuándo?
¿La misión de Javier Ponce es silenciarlos, sobornarlos, lavarles el cerebro? ¿Lo conseguirá? De nuevo, solo el tiempo lo dirá.
La INTERPOL, institución cuyos orígenes se remontan a 1914 y que agrupa a 186 países miembros, entre ellos Ecuador y Venezuela, realizó una minuciosa investigación de los documentos durante más de dos meses o 4.000 horas. Los expertos eran de Singapur y Australia, que no hablan español.
Nadie en el mundo jamás ha cuestionado la profesionalización e independencia de INTERPOL, cuya sede está en Lyon, Francia, salvo esta vez con Chávez y Correa, que han quedado al descubierto en sus vinculaciones con las FARC, patentes en dichos documentos.
Ni Chávez ni Correa tienen argumentos convincentes para refutar el informe de la INTERPOL El caudillo venezolano elude preguntas e insulta a Noble, el secretario general de la organización, quien no obstante ha ofrecido visitar a Quito y Caracas para explicar la metodología de investigación de los expertos.
La Canciller ecuatoriana dice que el informe de la INTERPOL carece de validez jurídica y le hacen coro otros funcionarios esbirros del régimen. También un parlamentario de la Unión Europea sostiene que el informe hay que desecharlo por cuanto computadoras y documentos fueron aprehendidos a la fuerza. Es el colmo de la ingenuidad: ¿acaso había que obtenerlos por la vía diplomática vía “canciller” Raúl Reyes, antes de que sea abatido en el bombardeo?
Las pruebas son fehacientes y confirman versiones que ya se habían divulgado gracias a la acuciosidad profesional de periodistas de Estados Unidos y Europa (en la rueda de prensa que ofreció ayer el secretario de la INTERPOL en Bogotá no hubo un solo periodista de Ecuador), que investigaron el asunto con anterioridad. Chávez, dicen los documentos, financió a las FARC, de las cuales recibió dinero para sus campañas electorales. Correa también recibió dinero para su campaña.
A estas alturas es inútil escudarse en argumentos sobre juridicidad o de otra índole, como la violencia con que fueron adquiridos. Lo que todos esperan y no solo en Venezuela y Ecuador, es que los dos mandatarios involucrados en los cargos demuestren que no son verdaderos. Lo cual no les va a ser dable por lo que se refugian en insultos y diatribas contra el presidente colombiano Uribe.
¿Cómo sostener que los documentos han sido fraguados por Uribe, si muchos de ellos, divulgados con anterioridad al fallo de la INTERPOL, fueron tan ciertos que sirvieron para contener actos terroristas? Tales son los casos de los dineros confiscados a los emisarios de las FARC en Costa Rica, la captura del traficante ruso de armas de alto poder destructivo en Tailandia o las confesiones de Reyes sobre ataques genocidas en Colombia y, por equivocación, en Venezuela. Una breve compilación de estas pruebas está contenida en la nota aparecida hoy en el diario El Nuevo Herald de Miami, que se la puede leer en este link o enlace.
Pero hay otras pruebas o coincidencias. Chávez, en su soporífera conferencia de prensa de 4 horas reveló ayer en Caracas algo sensacional: el campamento Angostura, en la provincia limítrofe oriental de Sucumbíos en el Ecuador, se lo había construido para albergar a los rehenes que podían ser liberados conforme avanzaban las negociaciones de los mediadores Chávez y Correa.
Y Chávez, en un intento infantil por defender a Correa, afirma que éste sabía de la existencia y objetivos del campamento y que Gustavo Larrea, ministro de Seguridad, había mantenido diálogos allí con Reyes. Esta confesión desarma a Correa y explica por qué Larrea, luego de admitir que si se había entrevistado con Reyes, mintió al decir que el encuentro fue en un tercer país que no eran ni Venezuela ni Ecuador.
¿Angostura, entonces, era un territorio neutral o acaso el comienzo del “segundo territorio libre de América”, como solía decir Fidel Castro de Cuba? También se entiende por qué Correa, en sus desesperados viajes por Latinoamérica y Europa para lavar su imagen, repite que fue por el perverso Uribe que se frustró el proceso para liberar a Ingrid Betancourt, la ex candidata presidencial franco colombiana y otros rehenes aprehendidos por las FARC.
Pero Correa es necio. Insiste ante el presidente francés Sarkozy que continuará en sus intentos de mediador para liberar a Betancourt y que para ello pone a la disposición el territorio ecuatoriano. ¿Qué quiere decir con ello? El presidente Uribe no le ha autorizado el papel de mediador. ¿Tiene Correa los medios para que los rehenes lleguen al Ecuador, en desafío a Uribe, quien es el presidente democrático de Colombia en guerra con los narcoterroristas de las FARC?
Es improbable que Sarkozy se preste a la farsa peligrosa. Lo dice el hecho de que dejó plantado a Correa en París al no acompañarlo en la rueda de prensa luego de las conversaciones, quebrando un protocolo que es de rigor en las visitas de jefes de Estado. En Bruselas, también, el primer ministro le dijo muy claro que la Unión Europea no quiere saber nada de las FARC ni de los argumentos de Correa, porque considera terrorista a esa organización. Acaso tan solo en Madrid el ecuatoriano tuvo una reacción menos frontal por parte de Zapatero, que prefirió utilizar un lenguaje diplomático ambiguo para contestarle.
Aún sin los documentos de las computadoras, Correa no puede ocultar su apoyo a las FARC. ¿Por qué dejó en libertad a una mexicana y dos colombianas capturadas en Angostura? Debieron haber sido encarceladas y juzgadas como terroristas y cómplices, por violar la ley ecuatoriana. Ocurrió exactamente lo opuesto: se les dio salvoconducto para que viajen a Nicaragua, donde fueron asiladas por el presidente Daniel Ortega.
Ortega, que en 1999 condecoró a “Tiro Fijo” Marulanda, el capo máximo de las FARC, no ocultó su inclinación por el terrorismo. ¿Cómo no las voy a acoger, dijo, si los sandinistas también hemos sido terroristas? Pero mintió para que un avión de la fuerza aérea nicaragüense sobrevuele Colombia en su viaje a Quito para traer a Managua a las colombianas. Dijo que el avión iba en visita oficial con funcionarios, por lo cual se autorizó el vuelo. La Cancillería colombiana ha presentado oficialmente la protesta formal por la declaración falsa.
De otro lado, la policía de México divulgó un video con imágenes y voces de la mexicana Lucía Morett (la asilada por Ortega) y sus padres. Confirma que ella recibió autorización de Raúl Reyes para visitarlo en Angostura. Los padres, por su parte, luego del ataque del 1 de marzo, piden nerviosamente que los discos duros y más pruebas de la computadora de Lucía se destruyan para tratar de borrar evidencias.
Los documentos confirman que Correa recibió al menos 100.000 dólares para la campaña electoral que lo encumbró a la presidencia. Cuando se pidió a la Asamblea Constituyente que investigue la acusación y que el Tribunal Supremo Electoral haga públicos los documentos de apoyo financiero electoral a Correa, éste ordenó el bloqueo total en ambos organismos. Los que insistan, dijo, serán considerados traidores a la Patria.
La Asamblea, que debería mejor estar funcionando en un sótano del ministerio de Gobierno, ha aprobado un artículo que consagra la oposición del Ecuador a todo “imperialismo, colonialismo” y otros “ismos” parecidos. Pero cuando alguien pidió que se incluya también el “ismo” “terrorismo”, el presidente Alberto Acosta cortó la discusión.
Correa y su inefable ministro de Defensa Javier Ponce han dicho que Uribe será enjuiciado porque aparte del “horrendo bombardeo” a Angostura, los militares en tierra acribillaron a balazos a algunos sobrevivientes, aunque curiosamente no a todos. Fueron ejecutados, dicen, con disparos en la nuca (¿no es eso tradicional entre los narcoterroristas?).
El ministerio de Defensa de Colombia difundió un video del asalto de las tropas terrestres al campamento, que se puede ver en el website del diario El Tiempo de Bogotá. Las imágenes son borrosas, pues fueron captadas en la noche, pero se oye con bastante claridad voces de mando de algún capitán. Al encontrar a sobrevivientes, les insta a éstos a entregarse para evitar la muerte. No se escucha disparos en la nuca. Se recrimina a alguna mujer, probablemente la mexicana, por haber mentido sobre la no presencia de Reyes en el campamento y da instrucciones para que se auxilie a una herida. También es espectacular la escena del descubrimiento de las computadoras portátiles, que no recibieron el impacto de las bombas. No hay voces de “gringos” en inglés o en español con acento. El acento es inequívocamente colombiano, con algunos vocablos de la jerga propia de ese país.
¿Más pruebas directas o indirectas de las vinculaciones de Chávez y Correa con las FARC? Es probable que continúen saliendo a la luz de los documentos que se capturaron luego del operativo militar maestro de Uribe. Pero los que se han divulgado bastan para convencer a los más escépticos. Ya no cabe dudar sobre su autenticidad. Ahora lo que ahora los acusados tratan de argüir es que no son “legales”, lo cual no les resta valor en absoluto.
A quiénes creer ¿a la INTERPOL o a Chávez y Correa? La respuesta es obvia. Como obvio sería que la inmediata consecuencia a nivel internacional sea una condena a los dos mandatarios ante la OEA y la UE, cuyos miembros se reúnen hoy en Lima, por haber violado los acuerdos para combatir al terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones.
En el Ecuador, por desgracia, no cabe esperar una condena nacional puesto que Correa ha borrado todo vestigio de división democrática del poder político en los varios organismos del Estado, independiente y responsables entre sí. Todos ellos, Asamblea y demás tribunales, están bajo control estricto de Correa a través de sus emisarios. En cuanto a los medios de información, queda por observar cómo reaccionan pero ha sido decepcionante que no hayan sido pioneros en la investigación y análisis de los documentos de las FARC.
¿Y las Fuerzas Armadas? Son otra incógnita. Javier Ponce, como dispuso Correa, desclasificó documentos del Consejo de Seguridad con la intención supuesta de contrarrestar el informe de la INTERPOL. Lo que se divulgó es un disparate. Ponce con sus destrezas literarias pudo haber imaginado algo mejor.
Correa, dizque había averiguado a los militares por qué no denunciaron que en Sucumbíos ha habido un campamento llamado Angostura. No se da respuesta alguna de los militares.
Ahora se sabe que Correa estaba al tanto de lo de Angostura y se supone que la misma información tenían los militares. ¿Son cómplices? ¿Por qué el silencio de los militares defenestrados a raíz del ataque del 1 de marzo? En Colombia se detectó que Correa dio orden inmediata, tras saber del bombardeo por Uribe, para que los militares ecuatorianos capturen a los militares colombianos que se hallaban en el campamento colectando pruebas. Alguien dio la voz de alerta y los colombianos se escurrieron.
Tradicionalmente las fuerzas armadas del Ecuador se han entrenado dentro y fuera del país para combatir al enemigo. Uno de los enemigos principales ha sido siempre la guerrilla terrorista. Hasta que llegó Correa. ¿Y hasta cuándo?
¿La misión de Javier Ponce es silenciarlos, sobornarlos, lavarles el cerebro? ¿Lo conseguirá? De nuevo, solo el tiempo lo dirá.
Sunday, May 11, 2008
NO LE IMPORTA LA INTERPOL
En vísperas de viajar a Francia, España y Bélgica para interceder por las FARC, el presidente ecuatoriano Rafael Correa adelantó que le importa un bledo lo que la INTERPOL informe sobre los documentos hallados en 3 laptops capturadas en el campamento demolido por los militares colombianos el 1 de marzo pasado.
El mandatario está por lo visto seguro de que ese organismo policial, no adscrito al Pentágono o al Departamento de Estado del “imperio”, reiterará lo que ya todo el mundo presiente: que los documentos eran y son auténticos y que no fueron manipulados por Bogotá “para hacer daño al Ecuador”.
¿Por qué Correa no espera hasta el jueves próximo, cuando el informe oficial de INTEROL sea divulgado públicamente, luego de más de 2 meses de estudios a manos de expertos de tres países de tres continentes distintos? ¿Por qué, si se siente inocentes de los cargos de aliado de las FARC, descarta la posibilidad por cierto improbable de el informe le declare libre de culpa?
Correa estará de visita en París, Madrid y Bruselas para explicar a los jefes de Estado respectivos que son falsas las acusaciones que lo vinculan con el grupo de narcoterroristas. Pero al mismo tiempo se ofrecerá para continuar las gestiones del presidente Hugo Chávez de Venezuela, para obtener la liberación de rehenes de nota, entre ellas la ex candidata presidencial franco colombiana Betancourt.
¿Quién le solicitó sus gestiones y quién le ha autorizado como mediador? Los rehenes están en manos de las narcoterroristas de las FARC que a su vez están asentados y operan en Colombia. En Colombia el presidente constitucional es Álvaro Uribe y él es el único en capacidad de aceptar y autorizar la mediación de los amigos del grupo, que desde hace 50 años busca acabar con el sistema constitucional y democrático colombiano.
La verdad es que a Correa y su gente se les hace cada vez más difícil tratar de eludir los hechos contenidos en los documentos que prueban que tanto él como Chávez no solo han protegido a las FARC sino que han colaborado activamente con el grupo. Lo que se conoce de algunos de los más de 10.000 documentos de las computadoras son ya constatación irrefutable, pero habrá más.
El GDA, que asocia a los diarios más importantes de América, acaba de divulgar un reportaje que revela que las FARC buscan expandir su influjo en la región y que, a la fecha, respaldan y financian a más de 400 organizaciones que de una y otra forman coordinan la subversión y buscan el debilitamiento de los sistemas democráticos del área. (En otra nota sobre el mismo tema, se delatan vinculaciones de las FARC con gente en USA y en una del diario español El País se revelan nuevos datos de los nexos con Correa). La organización “punta de lanza”, como la llama el reportaje, es la Coordinadora Continental Bolivariana.
La CCB tuvo una conferencia en Quito, días antes del ataque militar al centro de subversión de las FARC, que se había instalado cómodamente en Angostura en territorio ecuatoriano fronterizo con Colombia. La cita se dio con conocimiento y licencia del gobierno ecuatoriano, especialmente del ministro de Seguridad Gustavo Larrea, antes ministro de Gobierno de Correa. Larrea dialogó con los dirigentes de la conferencia y supo que algunos de ellos viajarían a Angostura a entrevistarse con el alto capo de las a FARC, “Raúl Reyes”. Reyes, el canciller, era como se conoce el interlocutor de Larrea con las FARC.
Reyes y una veintena más de pandilleros murieron en el bombardeo pero otros sobrevivieron. Lucía Morett, una mexicana activista, fue atendida en hospitales del Ecuador pero lejos de ser detenida, salió con salvoconducto a Nicaragua y fue recibida en triunfo por el presidente Humberto Ortega, otro aliado de las FARC. Otros colombianos sobrevivientes del ataque no viajarán a Colombia, ya que allí les esperaría la prisión.
Correa y los ministros Larrea o Ponce, de Defensa, no hablan, no se lamentan, no se quejan del terrorismo y los terroristas que han operado libremente en ese y otros campamentos en tierra ecuatoriana. De lo que no paran de lamentarse es de la muerte de Reyes y sus pares. Afirman que 3 o 4 de ellos murieron no por el bombardeo, sino ejecutados con disparos en la nuca. Lo que el ministro de Defensa colombiano en respuesta pide que no los crean tan estúpidos como para ajusticiar a unos y dejar con vida y libres, a otros.
De todas maneras, Correa dice que enjuiciará a Colombia por este nuevo crimen y, como todos sospechan, será otra denuncia más que llegará a La Haya para ser desechada o para quedar en espera de una sentencia negativa por años. La ridiculez de la que habla Correa al referirse a Uribe, es aplicable exclusivamente a él.
También, sin licitación, el gobierno ecuatoriano comprará 24 aviones Tucán de Embraer, ente estatal brasileño, “para que nunca más quede impune un nuevo ataque de Colombia” al Ecuador. Pero Colombia no atacó al Ecuador. Atacó a un grupo de asesinos con cargos y reclamados por la justicia colombiana. Frente a la hipótesis de un nuevo ataque, lo que en realidad querría decir Correa es que, con los Tucanes, “jamás un nuevo ataque a los terroristas” se hará por sorpresa o quedará impune. Porque la única motivación del bombardeo fue ese, liquidar a los narcoterroristas colombianos. Lo habría hecho de consuno con Correa, si éste fuese confiable para combatir conjuntamente al terrorismo.
Tras las primeras revelaciones de los documentos de las FARC, Correa, Ponce y otros funcionarios se empeñan en decir que siempre han combatido al grupo y que, luego de la divulgación del jueves del informe de la INTERPOL, se pondrán en circulación las estrategias anti terroristas del Consejo de Seguridad del Ecuador. ¿Por qué la espera? ¿Por qué no las hacen circular ya? ¿Cómo se podrá defender la institución militar y su comandante en jefe de haber ignorado la existencia del campamento de Angostura tanto tiempo, años talvez, según se desprende por la calidad de la infraestructura allí descubierta?
En las últimas semanas las fuerzas armadas del Ecuador como que tratan de borrar la impresión de proteccionismo y súbitamente han comenzado a hallar y destruir campamentos de terroristas, laboratorios para el procesamiento de drogas y otras conexiones. Lo sospechoso es que nunca encuentran ni apresan a ningún narcoterrorista de las FARC. Siempre huyen con anticipación. Es lo que habría sucedido en Angostura si Uribe hubiese cometido la torpeza de advertirle a Correa acerca del ataque.
La popularidad de Uribe en Colombia sigue intacta, pero la de Correa comienza a declinar. Mientras tanto, a la asamblea constituyente ad-hoc de Montecristi ya nadie la respeta. Es un desastre de fondo y forma. No solo tarda y trastabilla en la elaboración de artículos de la nueva Constitución, sino que legisla y nombra y destituye a autoridades, acatando órdenes de Correa. Rechazó investigar las denuncias de los vínculos de Correa con las FARC, detuvo los pedidos para que se revelen los orígenes de los fondos de su campaña presidencial y, sin más, resolvió respaldar a la asambleísta María Augusta Calle, acusada con pruebas de ser uno de los enlaces de las FARC en el Ecuador.
En cuanto a economía, el doctorado economista Rafael Correa dijo en Managua que la solución a la escasez de la oferta de alimentos no es aumentar la oferta, o sea aumentar la producción, sino destruir a tiros al mercado. Igualmente en su diarrea verbal sabatina, dijo que la inflación que ha llegado 8.18% en el Ecuador seguirá en alza y que para frenarla no buscará medios para aumentar la oferta de bienes y servicios, sino que decretará otro aumento general de sueldos y salarios.
La universidad por la que pasó Correa en los Estados Unidos debe sonrojarse al escuchar al ex becario lanzar tantas sandeces. Más intervención del Estado en la producción y comercialización de alimentos agudizará la crisis. Otra elevación de salarios acelerará la inflación. Sostener lo contrario es irse contra natura, irse contra el sentido común, contra la historia. La colectivización de las propiedades agrícolas por Stalin en la URSS generó la muerte por hambre de más de 20 millones de seres humanos. En Cuba, Corea del Norte, en Birmania, en todos los lugares en que se aplican los sistemas en que sueñan los Correa, Chávez, Ortega y Morales del mundo, hay hambruna.
La inflación en el Ecuador debía ser nula, 0. Ese era uno de los principales objetivos de la adopción del dólar norteamericano como moneda sustitutiva del devaluado sucre de entonces. Pero para ello era menester una rígida estrictez y reducción del gasto público a fin de que el Estado y los gobiernos no gasten más allá de los ingresos. Ha ocurrido lo contrario y, en el caso del actual régimen, la situación ha empeorado, con el agravante de la confiscación de inversiones extranjeras en el campo del petróleo y la minería. El desempleo ha crecido, la oferta alimenticia se reduce, la inversión se desalienta, todo lo cual se reflejará en más inflación
Aun a costa de aumentar el gasto fiscal por costos de viaje, sería bueno que Correa extienda su gira por Europa a Corea del Norte y, si pudiera, a Birmania y de regreso por Cuba que pase antes por Teherán. Por semanas o meses, sería huésped ilustre en esos paraísos terrenales. Si prefiere no quedarse y regresa, al menos vendría cargado de experiencias para aplicar con más celeridad sus planes de demolición de las instituciones económicas y políticas del Ecuador, que hasta el momento los está dosificando con lentitud muy cruel.
El mandatario está por lo visto seguro de que ese organismo policial, no adscrito al Pentágono o al Departamento de Estado del “imperio”, reiterará lo que ya todo el mundo presiente: que los documentos eran y son auténticos y que no fueron manipulados por Bogotá “para hacer daño al Ecuador”.
¿Por qué Correa no espera hasta el jueves próximo, cuando el informe oficial de INTEROL sea divulgado públicamente, luego de más de 2 meses de estudios a manos de expertos de tres países de tres continentes distintos? ¿Por qué, si se siente inocentes de los cargos de aliado de las FARC, descarta la posibilidad por cierto improbable de el informe le declare libre de culpa?
Correa estará de visita en París, Madrid y Bruselas para explicar a los jefes de Estado respectivos que son falsas las acusaciones que lo vinculan con el grupo de narcoterroristas. Pero al mismo tiempo se ofrecerá para continuar las gestiones del presidente Hugo Chávez de Venezuela, para obtener la liberación de rehenes de nota, entre ellas la ex candidata presidencial franco colombiana Betancourt.
¿Quién le solicitó sus gestiones y quién le ha autorizado como mediador? Los rehenes están en manos de las narcoterroristas de las FARC que a su vez están asentados y operan en Colombia. En Colombia el presidente constitucional es Álvaro Uribe y él es el único en capacidad de aceptar y autorizar la mediación de los amigos del grupo, que desde hace 50 años busca acabar con el sistema constitucional y democrático colombiano.
La verdad es que a Correa y su gente se les hace cada vez más difícil tratar de eludir los hechos contenidos en los documentos que prueban que tanto él como Chávez no solo han protegido a las FARC sino que han colaborado activamente con el grupo. Lo que se conoce de algunos de los más de 10.000 documentos de las computadoras son ya constatación irrefutable, pero habrá más.
El GDA, que asocia a los diarios más importantes de América, acaba de divulgar un reportaje que revela que las FARC buscan expandir su influjo en la región y que, a la fecha, respaldan y financian a más de 400 organizaciones que de una y otra forman coordinan la subversión y buscan el debilitamiento de los sistemas democráticos del área. (En otra nota sobre el mismo tema, se delatan vinculaciones de las FARC con gente en USA y en una del diario español El País se revelan nuevos datos de los nexos con Correa). La organización “punta de lanza”, como la llama el reportaje, es la Coordinadora Continental Bolivariana.
La CCB tuvo una conferencia en Quito, días antes del ataque militar al centro de subversión de las FARC, que se había instalado cómodamente en Angostura en territorio ecuatoriano fronterizo con Colombia. La cita se dio con conocimiento y licencia del gobierno ecuatoriano, especialmente del ministro de Seguridad Gustavo Larrea, antes ministro de Gobierno de Correa. Larrea dialogó con los dirigentes de la conferencia y supo que algunos de ellos viajarían a Angostura a entrevistarse con el alto capo de las a FARC, “Raúl Reyes”. Reyes, el canciller, era como se conoce el interlocutor de Larrea con las FARC.
Reyes y una veintena más de pandilleros murieron en el bombardeo pero otros sobrevivieron. Lucía Morett, una mexicana activista, fue atendida en hospitales del Ecuador pero lejos de ser detenida, salió con salvoconducto a Nicaragua y fue recibida en triunfo por el presidente Humberto Ortega, otro aliado de las FARC. Otros colombianos sobrevivientes del ataque no viajarán a Colombia, ya que allí les esperaría la prisión.
Correa y los ministros Larrea o Ponce, de Defensa, no hablan, no se lamentan, no se quejan del terrorismo y los terroristas que han operado libremente en ese y otros campamentos en tierra ecuatoriana. De lo que no paran de lamentarse es de la muerte de Reyes y sus pares. Afirman que 3 o 4 de ellos murieron no por el bombardeo, sino ejecutados con disparos en la nuca. Lo que el ministro de Defensa colombiano en respuesta pide que no los crean tan estúpidos como para ajusticiar a unos y dejar con vida y libres, a otros.
De todas maneras, Correa dice que enjuiciará a Colombia por este nuevo crimen y, como todos sospechan, será otra denuncia más que llegará a La Haya para ser desechada o para quedar en espera de una sentencia negativa por años. La ridiculez de la que habla Correa al referirse a Uribe, es aplicable exclusivamente a él.
También, sin licitación, el gobierno ecuatoriano comprará 24 aviones Tucán de Embraer, ente estatal brasileño, “para que nunca más quede impune un nuevo ataque de Colombia” al Ecuador. Pero Colombia no atacó al Ecuador. Atacó a un grupo de asesinos con cargos y reclamados por la justicia colombiana. Frente a la hipótesis de un nuevo ataque, lo que en realidad querría decir Correa es que, con los Tucanes, “jamás un nuevo ataque a los terroristas” se hará por sorpresa o quedará impune. Porque la única motivación del bombardeo fue ese, liquidar a los narcoterroristas colombianos. Lo habría hecho de consuno con Correa, si éste fuese confiable para combatir conjuntamente al terrorismo.
Tras las primeras revelaciones de los documentos de las FARC, Correa, Ponce y otros funcionarios se empeñan en decir que siempre han combatido al grupo y que, luego de la divulgación del jueves del informe de la INTERPOL, se pondrán en circulación las estrategias anti terroristas del Consejo de Seguridad del Ecuador. ¿Por qué la espera? ¿Por qué no las hacen circular ya? ¿Cómo se podrá defender la institución militar y su comandante en jefe de haber ignorado la existencia del campamento de Angostura tanto tiempo, años talvez, según se desprende por la calidad de la infraestructura allí descubierta?
En las últimas semanas las fuerzas armadas del Ecuador como que tratan de borrar la impresión de proteccionismo y súbitamente han comenzado a hallar y destruir campamentos de terroristas, laboratorios para el procesamiento de drogas y otras conexiones. Lo sospechoso es que nunca encuentran ni apresan a ningún narcoterrorista de las FARC. Siempre huyen con anticipación. Es lo que habría sucedido en Angostura si Uribe hubiese cometido la torpeza de advertirle a Correa acerca del ataque.
La popularidad de Uribe en Colombia sigue intacta, pero la de Correa comienza a declinar. Mientras tanto, a la asamblea constituyente ad-hoc de Montecristi ya nadie la respeta. Es un desastre de fondo y forma. No solo tarda y trastabilla en la elaboración de artículos de la nueva Constitución, sino que legisla y nombra y destituye a autoridades, acatando órdenes de Correa. Rechazó investigar las denuncias de los vínculos de Correa con las FARC, detuvo los pedidos para que se revelen los orígenes de los fondos de su campaña presidencial y, sin más, resolvió respaldar a la asambleísta María Augusta Calle, acusada con pruebas de ser uno de los enlaces de las FARC en el Ecuador.
En cuanto a economía, el doctorado economista Rafael Correa dijo en Managua que la solución a la escasez de la oferta de alimentos no es aumentar la oferta, o sea aumentar la producción, sino destruir a tiros al mercado. Igualmente en su diarrea verbal sabatina, dijo que la inflación que ha llegado 8.18% en el Ecuador seguirá en alza y que para frenarla no buscará medios para aumentar la oferta de bienes y servicios, sino que decretará otro aumento general de sueldos y salarios.
La universidad por la que pasó Correa en los Estados Unidos debe sonrojarse al escuchar al ex becario lanzar tantas sandeces. Más intervención del Estado en la producción y comercialización de alimentos agudizará la crisis. Otra elevación de salarios acelerará la inflación. Sostener lo contrario es irse contra natura, irse contra el sentido común, contra la historia. La colectivización de las propiedades agrícolas por Stalin en la URSS generó la muerte por hambre de más de 20 millones de seres humanos. En Cuba, Corea del Norte, en Birmania, en todos los lugares en que se aplican los sistemas en que sueñan los Correa, Chávez, Ortega y Morales del mundo, hay hambruna.
La inflación en el Ecuador debía ser nula, 0. Ese era uno de los principales objetivos de la adopción del dólar norteamericano como moneda sustitutiva del devaluado sucre de entonces. Pero para ello era menester una rígida estrictez y reducción del gasto público a fin de que el Estado y los gobiernos no gasten más allá de los ingresos. Ha ocurrido lo contrario y, en el caso del actual régimen, la situación ha empeorado, con el agravante de la confiscación de inversiones extranjeras en el campo del petróleo y la minería. El desempleo ha crecido, la oferta alimenticia se reduce, la inversión se desalienta, todo lo cual se reflejará en más inflación
Aun a costa de aumentar el gasto fiscal por costos de viaje, sería bueno que Correa extienda su gira por Europa a Corea del Norte y, si pudiera, a Birmania y de regreso por Cuba que pase antes por Teherán. Por semanas o meses, sería huésped ilustre en esos paraísos terrenales. Si prefiere no quedarse y regresa, al menos vendría cargado de experiencias para aplicar con más celeridad sus planes de demolición de las instituciones económicas y políticas del Ecuador, que hasta el momento los está dosificando con lentitud muy cruel.
Sunday, May 4, 2008
¿CORREA CANCILLER DE LAS FARC?
El presidente ecuatoriano Rafael Correa parece no hallar consuelo por la muerte del cabecilla de las FARC, apodado Raúl Reyes, que fue abatido con una veintena de sus seguidores por los cazabombarderos de la Fuerza Aérea de Colombia.
El bombardeo se produjo el 1 de marzo al campamento Angostura, construido uno o dos años atrás en territorio ecuatoriano con el conocimiento y protección del régimen de Correa, según todas las evidencias lo están demostrando.
Pese a las incoherencias, Correa deja traslucir que sabía que Reyes se hallaba en Angostura pues por ello envió a su ministro de Seguridad Gustavo Larrea para que trate con él directamente la forma de complementar las negociaciones iniciadas por el presidente venezolano Hugo Chávez, para liberar a la franco colombiana Ingrid Betancourt.
Larrea no pudo negar que en verdad estuvo a cargo de esa misión, pero para desviar su responsabilidad aunque fuere de modo mínimo, adujo que los encuentros no se realizaron en Angostura, como es lo obvio, sino “en un tercer país” que no serían ni Colombia ni Ecuador. ¿Cuál? Si lo hubo, no podría decirlo para no comprometer a ese supuesto tercer país.
Ese cuento no se lo traga nadie y habrá documentos para probar que las citas se hicieron efectivamente en Angostura y que las visitas de los mexicanos que asistieron a una conferencia chavista en Quito y luego se movilizaron al campamento (para morir en el bombardeo), eran todas conocidas y autorizadas por el gobierno.
Los detalles sobre estos y otros vínculos de Chávez y Correa con las FARC están contenidos en los documentos que se encontraron en las 3 laptops capturadas a los narcoterroristas tras el ataque. Estas máquinas, se supo luego, estaban protegidas dentro de cajas metálicas blindadas.
Correa y sus secuaces, en otra imitación de Chávez, han afirmado hasta ahora que los documentos son apócrifos y que todo es una trama forjada por el presidente Álvaro Uribe de Colombia, con ayuda del “imperio” y de los medios para tratar de desprestigiar a los “dos magos” de la revolución socialista y bolivariana del siglo XXI.
Para ahondar la fragilidad de sus argumentos y acrecentar el ridículo y la falsía en que han caído los dos gobernantes, acaba de divulgarse en Bogotá hoy que el informe de la INTERPOL concluye que los documentos hallados de las computadoras son auténticos y que no ha habido ninguna manipulación por parte del gobierno colombiano.
No se conoce aún la reacción de los dos gobierno socialistas pero Correa anunció en su cadena radial de ayer que hará públicos documentos antes clasificados, que probarán las barbaridades cometidas por los militares de Colombia en Angostura y cómo “siempre” el Ecuador ha combatido a las FARC.
Correa está acorralado. Chávez también lo está, pero con cinismo y audacia ha optado por hacer mutis por el foro y no hablar el tema. No así Correa quien más bien ha decidido “ir a la ofensiva” contra Uribe, pero no en el sentido militar sino diplomático. ¿Y cómo? Pues irá a París dentro de pocos días para charlar con Sarkozy y definir de una vez el procedimiento para liberar a doña Ingrid.
Y en este plan ¿alguien ha tomado en cuenta al “dueño del cuarto”, esto es al presidente de Colombia, que ha declarado la guerra a los asesinos de la FARC que a su vez han jurado acabar a sangre y fuego no únicamente con Uribe sino con el régimen democrático?
Ese detalle parece no importarle a Correa, como ya lo demostró antes cuando ordenó a Larrea que se entreviste con Reyes en Angostura, sin notificarle para nada a Uribe “porque no me daba la gana”, según le confesó a El País. Lo llama la atención es que involucre al gobierno francés, no obstante que la Unión Europea, incluida Francia, condena a las FARC como terroristas.
Correa dice que Sarkozy cree, como él, que no hay solución militar sino política al problema de las FARC. Ello implicaría que ambos condenan a Uribe, a los Estados Unidos, a la comunidad democrática internacional que cree que con el terrorismo no se negocia: hay que derrotarlo. En la propia Colombia, en el Medio Oriente, en Europa los diálogos con el terror siempre han fracasado.
Es probable que no tarde en llegar alguna aclaración de la diplomacia francesa. Pero da la impresión de que Correa, supremamente dolido por el sensible deceso de Reyes, ha resuelto sustituirlo como canciller honorario de las FARC para continuar las negociaciones emprendidas con Chávez, mediador ahora en retiro. ¿Tiene Correa la venia de ”Tiro Fijo” Marulanda para reemplazar a Reyes?
Uribe, mientras tanto, ha guardado discreto silencio. La INTERPOL y el informe final que se divulgará el 15 de este mes, hablarán por él. La incursión militar en Angostura está más allá de justificada. No estuvo dirigida contra el Ecuador ni contra ningún ecuatoriano ni institución en particular, sino contra maleantes perseguidos por la justicia y causantes de muerte y destrucción en Colombia.
Frente a esa acción, que los ecuatorianos debieran agradecer, Correa informa que adquirirá sin licitación aviones bombarderos de Brasil por cerca de 500 millones de dólares para resguardar la frontera con Colombia. ¿De qué va a resguardarla? Uribe no busca atacar al Ecuador, apropiarse de tierras, productos o instalaciones. Lo hizo una vez pero para matar a asesinos colombianos (y los que allí se encontraban para recibir instrucciones) y lo hizo sin consultar con Correa, por desconfiar de él con razón.
Una hipotética nueva acción militar colombiana, que Uribe promete no repetirla, solo se haría para destruir nuevos campamentos terroristas en la frontera. Si tal fuere el caso ¿Correa usaría los bombarderos brasileños Tucano para atacar a los también bombarderos brasileños Tucano de Colombia por violar la soberanía…o para salvar la vida a los terroristas?
Todas estas contradicciones y dudas se disiparían si Correa, en lugar de gastar el dinero de los ecuatorianos en otro costoso viaje a París decidiera hacer más bien un viaje mucho más corto, barato y fructífero a Bogotá. Allí lo recibiría Uribe en el Palacio de Nariño sin trámite ni mediadores como el presidente peruano Alan García.
¿Cuál debería ser la misión de Correa? Pedir perdón por los errores y mentiras cometidos durante toda la estúpida controversia y asegurarle a Uribe el respaldo pleno para una lucha conjunta contra el enemigo común, el narcoterrorismo que amenaza con la democracia y los derechos fundamentales del hombre, como el derecho a la vida, en cualquier lugar que se presente.
Se echaría tierra a los insultos y con un segundo y esta vez si sincero abrazo, tras del de Santo Domingo, se concretaría una alianza que debió existir desde siempre para fortalecer los vínculos de dos naciones tradicionalmente fraternas en la búsqueda del bienestar común, al que se opone un terrorismo sustentado en el odio y el desprecio a la vida.
Con el viaje más corto, además, a Correa le quedaría más tiempo para estar en su despacho de Carondelet. Casi no se lo ubica allí, pues prefiere por lo general estar en permanente campaña dentro y fuera del país. Mientras tanto la economía continúa en un aterrador deterioro. La inflación, que debería estar en 0 por la dolarización, ha subido a casi el 7% y sigue en alza. Las inversiones extranjeras han caído de 850 millones de dólares en el 2005 a 179 millones de dólares el año pasado.
¿A qué inversor se le va a ocurrir invertir en un país que se halla en constante retroceso hacia el socialismo, que estatiza la industria petrolera, que ha hecho igual con la minera, que absorbe todos los poderes con una asamblea ad-hoc? La finalidad del inversionista no es la filantropía, es el lucro.
Que todo el aparato productivo caiga en manos del Estado es el objetivo central del socialismo bolivariano del siglo XXI. Como para festejarlo, el Diario Expreso de Guayaquil publica hoy un reportaje que revela que Petroecuador es –lo que sabía todo el mundo- un modelo de corrupción e ineficiencia. En su primera entrega, habla de las “ingeniosas” formas de robo por las que hay glosas por más de 73.8 millones de dólares. Huelgan comentarios.
El bombardeo se produjo el 1 de marzo al campamento Angostura, construido uno o dos años atrás en territorio ecuatoriano con el conocimiento y protección del régimen de Correa, según todas las evidencias lo están demostrando.
Pese a las incoherencias, Correa deja traslucir que sabía que Reyes se hallaba en Angostura pues por ello envió a su ministro de Seguridad Gustavo Larrea para que trate con él directamente la forma de complementar las negociaciones iniciadas por el presidente venezolano Hugo Chávez, para liberar a la franco colombiana Ingrid Betancourt.
Larrea no pudo negar que en verdad estuvo a cargo de esa misión, pero para desviar su responsabilidad aunque fuere de modo mínimo, adujo que los encuentros no se realizaron en Angostura, como es lo obvio, sino “en un tercer país” que no serían ni Colombia ni Ecuador. ¿Cuál? Si lo hubo, no podría decirlo para no comprometer a ese supuesto tercer país.
Ese cuento no se lo traga nadie y habrá documentos para probar que las citas se hicieron efectivamente en Angostura y que las visitas de los mexicanos que asistieron a una conferencia chavista en Quito y luego se movilizaron al campamento (para morir en el bombardeo), eran todas conocidas y autorizadas por el gobierno.
Los detalles sobre estos y otros vínculos de Chávez y Correa con las FARC están contenidos en los documentos que se encontraron en las 3 laptops capturadas a los narcoterroristas tras el ataque. Estas máquinas, se supo luego, estaban protegidas dentro de cajas metálicas blindadas.
Correa y sus secuaces, en otra imitación de Chávez, han afirmado hasta ahora que los documentos son apócrifos y que todo es una trama forjada por el presidente Álvaro Uribe de Colombia, con ayuda del “imperio” y de los medios para tratar de desprestigiar a los “dos magos” de la revolución socialista y bolivariana del siglo XXI.
Para ahondar la fragilidad de sus argumentos y acrecentar el ridículo y la falsía en que han caído los dos gobernantes, acaba de divulgarse en Bogotá hoy que el informe de la INTERPOL concluye que los documentos hallados de las computadoras son auténticos y que no ha habido ninguna manipulación por parte del gobierno colombiano.
No se conoce aún la reacción de los dos gobierno socialistas pero Correa anunció en su cadena radial de ayer que hará públicos documentos antes clasificados, que probarán las barbaridades cometidas por los militares de Colombia en Angostura y cómo “siempre” el Ecuador ha combatido a las FARC.
Correa está acorralado. Chávez también lo está, pero con cinismo y audacia ha optado por hacer mutis por el foro y no hablar el tema. No así Correa quien más bien ha decidido “ir a la ofensiva” contra Uribe, pero no en el sentido militar sino diplomático. ¿Y cómo? Pues irá a París dentro de pocos días para charlar con Sarkozy y definir de una vez el procedimiento para liberar a doña Ingrid.
Y en este plan ¿alguien ha tomado en cuenta al “dueño del cuarto”, esto es al presidente de Colombia, que ha declarado la guerra a los asesinos de la FARC que a su vez han jurado acabar a sangre y fuego no únicamente con Uribe sino con el régimen democrático?
Ese detalle parece no importarle a Correa, como ya lo demostró antes cuando ordenó a Larrea que se entreviste con Reyes en Angostura, sin notificarle para nada a Uribe “porque no me daba la gana”, según le confesó a El País. Lo llama la atención es que involucre al gobierno francés, no obstante que la Unión Europea, incluida Francia, condena a las FARC como terroristas.
Correa dice que Sarkozy cree, como él, que no hay solución militar sino política al problema de las FARC. Ello implicaría que ambos condenan a Uribe, a los Estados Unidos, a la comunidad democrática internacional que cree que con el terrorismo no se negocia: hay que derrotarlo. En la propia Colombia, en el Medio Oriente, en Europa los diálogos con el terror siempre han fracasado.
Es probable que no tarde en llegar alguna aclaración de la diplomacia francesa. Pero da la impresión de que Correa, supremamente dolido por el sensible deceso de Reyes, ha resuelto sustituirlo como canciller honorario de las FARC para continuar las negociaciones emprendidas con Chávez, mediador ahora en retiro. ¿Tiene Correa la venia de ”Tiro Fijo” Marulanda para reemplazar a Reyes?
Uribe, mientras tanto, ha guardado discreto silencio. La INTERPOL y el informe final que se divulgará el 15 de este mes, hablarán por él. La incursión militar en Angostura está más allá de justificada. No estuvo dirigida contra el Ecuador ni contra ningún ecuatoriano ni institución en particular, sino contra maleantes perseguidos por la justicia y causantes de muerte y destrucción en Colombia.
Frente a esa acción, que los ecuatorianos debieran agradecer, Correa informa que adquirirá sin licitación aviones bombarderos de Brasil por cerca de 500 millones de dólares para resguardar la frontera con Colombia. ¿De qué va a resguardarla? Uribe no busca atacar al Ecuador, apropiarse de tierras, productos o instalaciones. Lo hizo una vez pero para matar a asesinos colombianos (y los que allí se encontraban para recibir instrucciones) y lo hizo sin consultar con Correa, por desconfiar de él con razón.
Una hipotética nueva acción militar colombiana, que Uribe promete no repetirla, solo se haría para destruir nuevos campamentos terroristas en la frontera. Si tal fuere el caso ¿Correa usaría los bombarderos brasileños Tucano para atacar a los también bombarderos brasileños Tucano de Colombia por violar la soberanía…o para salvar la vida a los terroristas?
Todas estas contradicciones y dudas se disiparían si Correa, en lugar de gastar el dinero de los ecuatorianos en otro costoso viaje a París decidiera hacer más bien un viaje mucho más corto, barato y fructífero a Bogotá. Allí lo recibiría Uribe en el Palacio de Nariño sin trámite ni mediadores como el presidente peruano Alan García.
¿Cuál debería ser la misión de Correa? Pedir perdón por los errores y mentiras cometidos durante toda la estúpida controversia y asegurarle a Uribe el respaldo pleno para una lucha conjunta contra el enemigo común, el narcoterrorismo que amenaza con la democracia y los derechos fundamentales del hombre, como el derecho a la vida, en cualquier lugar que se presente.
Se echaría tierra a los insultos y con un segundo y esta vez si sincero abrazo, tras del de Santo Domingo, se concretaría una alianza que debió existir desde siempre para fortalecer los vínculos de dos naciones tradicionalmente fraternas en la búsqueda del bienestar común, al que se opone un terrorismo sustentado en el odio y el desprecio a la vida.
Con el viaje más corto, además, a Correa le quedaría más tiempo para estar en su despacho de Carondelet. Casi no se lo ubica allí, pues prefiere por lo general estar en permanente campaña dentro y fuera del país. Mientras tanto la economía continúa en un aterrador deterioro. La inflación, que debería estar en 0 por la dolarización, ha subido a casi el 7% y sigue en alza. Las inversiones extranjeras han caído de 850 millones de dólares en el 2005 a 179 millones de dólares el año pasado.
¿A qué inversor se le va a ocurrir invertir en un país que se halla en constante retroceso hacia el socialismo, que estatiza la industria petrolera, que ha hecho igual con la minera, que absorbe todos los poderes con una asamblea ad-hoc? La finalidad del inversionista no es la filantropía, es el lucro.
Que todo el aparato productivo caiga en manos del Estado es el objetivo central del socialismo bolivariano del siglo XXI. Como para festejarlo, el Diario Expreso de Guayaquil publica hoy un reportaje que revela que Petroecuador es –lo que sabía todo el mundo- un modelo de corrupción e ineficiencia. En su primera entrega, habla de las “ingeniosas” formas de robo por las que hay glosas por más de 73.8 millones de dólares. Huelgan comentarios.
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