Sunday, January 28, 2007

SOBRE EL TERRORISMO Y LA INMIGRACION

En todos los programas dominicales de entrevistas por TV de los Estados Unidos se tocó hoy el tema de la guerra en el Irak y el nuevo plan del presidente Bush para derrotar a los terroristas y estabilizar al gobierno de Bagdad.
El debate se definió, como claramente ha quedado expuesto a partir de los resultados de las elecciones del 7 de noviembre en que ganaron los demócratas, entre quienes quieren o creen que la guerra está perdida y los que apoyan la victoria.
Los demócratas repiten la actitud derrotista que adoptaron durante la guerra de Vietnam hace 40 años y claman por el retiro inmediato de las tropas en el Irak, que constituyen parte medular de la Coalición militar que se halla en ese país desde hace casi 4 años combatiendo al terrorismo.
Los demócratas no creen que enviar algo más de 21.000 nuevos soldados para reforzar la batalla tenga ningún impacto positivo. Desde noviembre los demócratas están convencidos de que el pueblo norteamericano ha votado por aceptar la derrota y el regreso de los militares, como sucedió en Vietnam.
No quieren dar un “nuevo chance” al Presidente, aduciendo que ya ha tenido muchas y que los resultados han sido infructuosos. Opinan ellos que el sacrificio de más de 3.000 soldados de USA y otros países coaligados, aparte de los heridos y mutilados, no ha servido para nada. Caído y muerto tras un juicio legal el dictador Hussein, creen que la situación allí y en el Medio Oriente no solo no ha mejorado sino que ha empeorado.
No incluyen en el análisis la realidad de que la tiranía de Hussein terminó, que el pueblo acudió en varias oportunidades a las urnas pese a la amenaza terrorista para elegir asambleístas, Constitución y más trámites para la inauguración de la democracia en el Irak, la primera luego de la de Israel.
Tampoco mencionan que más de 30.000 soldados y policías iraquíes (10 veces más que la cifra de norteamericanos) han muerto en sus luchas contra la insurgencia terrorista, demostrativo de la voluntad del gobierno y el pueblo de esa nación de rechazar a la oposición suicida de los terroristas y respaldar el proceso de darse un gobierno mediante la democracia.
La ofensiva militar contra Saddam Hussein fue de una eficiencia y rapidez sin precedentes la historia. Luego se realizaron las primeras votaciones. Pero el panorama comenzó a deteriorarse. No por una guerra civil sino porque los terroristas de Al Qaeda, auspiciados por Irán y Siria, unidos a los fieles de Hussein iniciaron una ofensiva macabra para matar a civiles e inocentes de su propia etnia árabe en calles, plazas, mercados, mezquitas y escuelas.
Uno de los objetivos para invadir Irak era ubicar y destruir armas de destrucción masiva cuya localización Hussein se negó a revelar pese a 17 resoluciones mandatarias de las Naciones Unidas. Las armas no han sido encontradas aún pero hay documentos inclusive fotográficos del tránsito de camiones enorme con cargamento sospechoso que fugaban a Siria e Irán mientras Washington vacilaba en tomar la decisión de liderar la invasión.
Hussein utilizó armas químicas y biológicas para asesinar a sus compatriotas que intentaron rebelarse tras la guerra del Golfo, cuando fue derrotado por invadir a Kuwait. El juicio por genocidio se instauró tras su captura y fue él el primer ajusticiado por genocida.
Los terroristas dinamitaron el año pasado una gran mezquita shita lo que desencadenó las represalias contra los sunitas. Éstos eran gobierno con Hussein, repudiado entonces por Irán. Ahora Irán apoya el terrorismo de ambos bandos porque así desestabiliza al régimen de Bagdad y así fomenta el odio feroz a Bush en los Estados Unidos y el mundo.
La historia se repite. En Vietnam, el comunismo del norte apoyado por Pekín y Moscú se vio perdido militarmente. A último momento encontró su mejor arma en el debate político dentro de los Estados Unidos. “Pacifistas” como John Kerry y la actriz Jane Fonda se sumaron a la estrategia propagandística de los líderes del Vietcong y difundieron informaciones distorsionadas acerca de supuestas atrocidades cometidas por los militares norteamericanos.
La guerra se perdió en Washington cuando la campaña derrotista abarcó a estudiantes que huían del reclutamiento, los medios de comunicación y las universidades. No se perdió la guerra en el campo de batalla. Ahora se intenta repetir la estrategia y al menos Jane Fonda ya ha salido a las calles con los que se alían con el enemigo para proclamar una vez más que la guerra está perdida y que las tropas deben volver a casa cuanto antes.
Los medios de comunicación, como en la época de Vietnam, no cesan de propalar noticias, análisis y comentarios según los cuales la causa del terror está en los Estados Unidos, no en los terroristas. Sostienen que si las tropas huyen ya, la paz advendrá en el Irak y la región como por ensalmo.
Estados Unidos no tenía tropas en el Irak o Irán cuando hubo los dos atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York o cuando la masacre de los militares norteamericanos en el Líbano. Los atentados terroristas han continuado en Indonesia, Argelia, Yemen, Alemania, Francia, el Reino Unido y antes hubo en Argentina. Los terroristas árabes no respetan ni a sus propias vidas cuando van en misiones suicidas para matar a inocentes. El objetivo no es de ahora, nació con el Corán en el año 600 y el objetivo es imponer su “religión de la paz” a los “infieles” por la fuerza de la cimitarra o la amenaza de suicidas, explosivos y muy pronto con armas químicas, biológicas o nucleares.
Los demócratas, a los que se han agregado algunos republicanos, no quieren la victoria para los Estados Unidos. Desean su derrota, porque ello les facilitaría volver a la Casa Blanca en el 2008. Si buscaran la victoria plantearían un plan alternativo al de Bush para lograrlo. Es la pregunta constante en las entrevistas a sus líderes. Pero es también constante su silencio o la ambigüedad evasiva de sus respuestas.
Cuidan de expresar su respaldo a las tropas. Pero dicen que la misión que tienen es equivocada. ¿Cabe respaldar a los soldados y condenar la misión que realizan? Muchos congresistas plantean ya la censura a Bush y el corte de fondos a las tropas. ¿Qué calificativo cabe para quienes abiertamente boicotean la guerra favoreciendo al enemigo?
Lo que conduce a otra reflexión. El pueblo norteamericano no es derrotista, ha sido históricamente una nación de vencedores desde la guerra de la Revolución contra los británicos, pasando por la conquista del Oeste, la Guerra Civil y las sucesivas dos conflagraciones mundiales. La excepción vergonzosa ha sido la de Vietnam que ahora los “liberals” se empeñan en repetir con apoyo también de Hollywood que tantas películas ha hecho sublimando a los héroes y vencedores de este país en el pasado. En las elecciones de noviembre ¿en realidad la mayoría admitió que USA desista de luchar contra el terrorismo?
(Lo ocurrido en las mismas elecciones de noviembre en Connecticut, uno de los estados mas "liberals" de la Union, es elocuente. Los democratas se negaron a nominar al senador de este partido, Lieberman, para la reeleccion por su apoyo a Bush en la guerra contra el terrorismo. Lieberman opto por desafiliarse y presentarse como independiente. Arraso en las votaciones)
Hay infinidad de indicios de lo contrario, pero las encuestas de opinión y los medios distorsionan la realidad. Por fortuna, el comandante en jefe es Bush y Bush luce firme y convencido en que la guerra en Irak es parte de una guerra global contra el terrorismo, en la cual no hay sino una sola opción: la victoria.

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En cuanto a elecciones, hay cierta similitud con lo que ocurre en el Ecuador. El triunfo de Correa le hace decir que tiene el mandato del pueblo para imponer el socialismo en el país, a imitación del que se está perfilando en Venezuela con la inspiración de la Cuba de Fidel Castro.
¿Es real esa aseveración? Probablemente no, ya que el voto pro Correa fue, como algunos afirman, notoriamente un voto en contra del rival, Álvaro Noboa. No cabe debatir sobre los resultados, pero parecería estar equivocado Correa si cree que puede “quemar etapas” por el supuesto mandato popular para convertirse en el Hugo Chávez No. 2 de la región de la noche a la mañana.
Las consecuencias de su arrogante falta de visión podrían ser turbulentas. La asamblea constituyente que busca imponer, si se realiza acaso no le sea fiel y ello le induciría a una intervención violenta. Súmese a ello los errores en la conducción de una economía basada en las conexiones con los Estados Unidos y la banca e instituciones financieras internacionales y entonces los peligros del descalabro podrían adelantarse.
Con respecto a la asamblea urge que para convocarla concrete antes para qué la quiere. Se ha leído que desea que declare terminados los mandatos de todos los elegidos por elección popular, comenzando por cierto con los congresistas. Sería congruente que complemente la medida con la de la “ley Habilitante” (terminajo de la Alemania de Hitler) para dictar leyes por decreto, tal como lo consiguió Chávez de su asamblea sumisa.
¿No conmueve el pésame que la FARC ha enviado al gobierno de Correa por la muerta súbita de la ministra de Defensa? Pero más que eso, es revelador de la confluencia ideológica de un grupo terrorista que lucha contra un régimen democrático en Colombia y la resistencia que siempre ha tenido Correa de calificarlo como tal, esto es, terrorista. Son rebeldes, son luchadores por la libertad, ha dicho. En gratitud, el pésame.
Otro disparate de Correa en tan corto tiempo de gobierno ha sido organizar una Secretaría de Inmigración. Inenta garantizar el bienestar de los emigrados en los países de residencia en América Latina, Estados Unidos y Europa (¿ porqué no citó otros sitios, como Australia). ¿Qué mamarrachada podría poner en práctica sin vulnerar la soberanía de las naciones anfitrionas?
Ha decidido también que a la asamblea vayan no 3 sino 6 delegados de los inmigrantes de las 3 regiones citadas. ¿Qué derecho les asiste? En el mismo Estatuto de la asamblea se indica que los candidatos por provincias deben probar que han residido en ellas al menos con 6 meses de anticipación. Pero fundamentalmente hay que considerar que quienes emigran del Ecuador, por cualquier razón, pierden automáticamente el derecho a intervenir con su voto para alterar de cualquier forma la situación de una sociedad de la que se han desligado por propia voluntad.
Lejos de pensar en secretarías y en congresistas emigrados (¿legales o no?) el impetuoso gobernante debería más bien esforzarse por gobernar con serenidad y talento para mejorar las condiciones de la vida de sus conciudadanos, dentro del país, fórmula sin la cual el éxodo de emigrantes continuará. Por ahora los emigrantes son básicamente refugiados económicos ¿tardará mucho antes de que haya también refugiados políticos?

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