La genialidad política del Presidente Donald Trump ha hecho célebres a cuatro jóvenes diputadas recientemente elegidas a la Cámara de Representantes que están formulando propuestas de cambio al sistema cultural y político de los Estados Unidos que él ha calificado como anti norteamericanas.
Las cuatro integran lo que se ha calificado como el "squad" o escuadrón de ataque por las declaraciones extremistas que propalan dentro y fuera del recinto de la Cámara y ante los reporteros de la radio y la TV ávidos de difundir cualquier alusión que menoscabe al actual mandatario.
En un tweet el mandatario dijo a las autoras que si no están contentas con los Estados Unidos, deberían marcharse a sus países de origen para corregir la corrupción de la que huyeron y luego retornar si lo desean para dar consejos. Se deslizó un error, ya que solo una de las cuatro del "squad", Ilhan Omar, nació afuera, en Somalia.
Las otras son Alexandria Ocasio Cortes, nacida en Nueva York de padres portorriqueños; Rashida Tlaib de Michigan, de padres palestinos y Ayanna Pressley, de Massachusetts. Pero todas ellas coinciden en un mismo discurso que busca no el cambio en las leyes y en la Constitución vigentes, sino en su tranformación hacia el socialismo marxista.
Proponen la despenalización del ingreso ilegal de los inmigrantes y la virtual abolición de las fronteras; la extensión gratuita de los servicios de salud a los inmigrantes ilegales, a más de la educación, la vivienda y la alimentación; la institucionalización como ley federal de la resolución hasta hoy condicionada de la Corte Suprema de Justicia en favor del aborto.
Peor aún, las cuatro del escuadrón han condenado a Israel y han hecho mofa del ataque terrorista de Al Qaida a las Torres Gemelas de Nueva York y, por defender a los palestinos, han acentuado su postura antisemita que la Cámara de Representantes ha pasado por alto. Singularmente la diputada Omar ha sido mordaz con quienes aquí defienden la resistencia al extremismo islámico.
Peor aún, las cuatro del escuadrón han condenado a Israel y han hecho mofa del ataque terrorista de Al Qaida a las Torres Gemelas de Nueva York y, por defender a los palestinos, han acentuado su postura antisemita que la Cámara de Representantes ha pasado por alto. Singularmente la diputada Omar ha sido mordaz con quienes aquí defienden la resistencia al extremismo islámico.
Paralelamente la "squad" pide la supresión del ICE y la Policía de Fronteras que controlan la Inmigración, para supuestamente evitar la tortura de los niños inmigrantes "apresados" en los "campos de concentración" de la frontera (son albergues creados por Obama en el 2014 para separar por ley a los niños de sus padres que cruzan la frontera ilegalmente).
La "squad" se suma a los 24 precandidatos demócratas a la Presidencia, que intentan frustrar la reelección de Trump en el 2020, con la tesis de servicios de salud "gratuitos" de salud para todos y educación "gratuita" para todos hasta el nivel universtario, admitiendo en este caso que se financiará no solo con más impuestos a los ricos, sino "a todos".
Ninguna de las propuestas citadas se ciñe a las leyes ni a la doctrina o postulados de la Constitución, inspirada en la Declaración de la Independencia de 1776. Si en el 2020 se diera la indeseable opción de que los demócratas progresistas triunfaran y quisieran aplicar sus propuestas, sobrevendría una nueva Revolución Americana pero a la inversa.
Donald Trump y la mayoría que lo respalda están percatados de ello y es por eso que el Presidente ha resuelto desenmascarlos a tiempo convencido de que siempre han sido grupos reducidos de extremistas los que se han aprovechado de la lenidad o ingenuidad de un sistema, para manipularlo y hacerse del poder para destruirlo.
Saul Alinsky, mentor de Hillary Clinton, Obama y de tantos otros como las del "squad", aconseja a sus discípulos cómo llegar a los objetivos socialistas sin revoluciones sangrientas, aprovechando las debilidades de las democracias, muchas de las cuales son y han sido más débiles que la de los Estados Unidos. Alinsky sin duda se inspiró en las enseñanzas de Mao; el Che Guevara se inspiró en Mao para ir a Bolivia pero fracasó.
Así ocurrió con Lenín y los bolcheviques y pese a las advertencias de Churchill, las fuerzas de Occidente capitularon. Igual de reducido era el grupo que rodeó originalmente a Hitler, e incluso los judíos lo respaldaron al despuntar. Pululan los ejemplos por doquier, en la China de Mao y Chiang Kai Shek, en Cuba, Venezuela y otros países de Latinoamérica. Pero en Estados Unidos esos grandes errores no se repetirán con Trump.
En jugada maestra Donald Trump ha logrado identificar al partido demócrata con la "squad" extremista y los esfuerzos de quienes pretenden contrarrestar esa maniobra son un fracaso, pese a la ayuda de una prensa que hace mucho tiempo dejó de ser independiente y no es merecedora de la protección de la primera Enmienda Constitucional.
Para las votaciones del 2020 el ciudadano norteamericano tendrá que escoger entre confirmar los valores tradicionales que han hecho de esta nación la más poderosa y libre de la historia, o una propuesta incierta que echaría por tierra esos principios y esa Constitución y se aventuraría por un esquema político autoritario que ha fracasado sin excepción en todo el orbe.
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