Tuesday, July 9, 2019

DISTORSIONES LÓBREGAS

La selección femenina de fúbol de los Estados Unidos acaba de cumplir una espectacular jornada en el campeonato mundial de Francia, al conquistar por cuarta vez la Copa, colocándose así a solo un puesto del pentacampeón mundial masculino Brasil.
Es un suceso que debía llenar de alegría y orgullo a todo ciudadano de esta nación. Sin embargo no fue así pues la victoria fue opacada por algunas de las mismas jugadoras y por los demócratas progresistas enemigos del Presidente Trump.
El Jefe de Gobierno, como es usual en todo Presidente, invitó a la Casa Blanca a las integrantes del equipo victorioso pero su capitana, la goleadora Megan Rapinoe anunció que re chazaría la invitación. Rapinoe tuvo gestos de desprecio a la bandera y al himno de los Estados Unidos, lo cual censuró el Presidente.
La invitación subsiste y resta por conocerse si el resto del equipo aceptará o no asistir al ritual de congratulación en la Casa Blanca. A la cita que no vacilaron en aceptar es a la de Nancy Pelosi y Charles Schumer, líderes de las dos cámaras del Congreso e implacables enemigos del actual gobernante.
La loable gesta deportiva se tornó político partidista y a ello se añadió un grito de batalla que las muchachas lanzaron cada vez que las cámaras de TV las enfocaban: "equal pay", "equal pay" o sea igual paga para las futbolistas mujeres que para los hombres, tal como si fuese un paro o huelga previa ante patronos abusivos y explotadores del sexo débil. 
Mas ocurre que los salarios que ellas (y ellos) ganan se financian con los ingresos provenientes de aficionados que concurren a los encuentros deportivos y a los anuncios que las empresas paguen para los distintos eventos radiales, televisivos, impresos. El fútbol masculino tiene una historia más antigua y por tanto un público mayor y estable y por ende mejores ingresos que en el caso del fútbol femenino.
Para el reclamo que hoy plantean las guapas campeonas influye la retórica demócrata progresista marxista que pretende igualarlo todo para acabar con la "injusticia social" y de "género". Si consiguiesen que los salarios de las mujeres se igualaren automáticamente a los de los varones, por Decreto Ejecutivo (sobre un negocio privado), lo más probable es que la FIFA de mujeres quiebre y que la tetracampeona yanqui nunca llegue a jugar más.
Es lo que a la postre lograrían los demócratas que han caído en manos del socialismo marxista progresista, si acaso lograran el poder en las elecciones presidenciales de noviembre del 2020. Como en el caso de la victoria del fútbol, no quieren festejar las  bondades de este país sino lanzar un velo de lóbregas mentiras con propuestas destructivas.
Insisten en despenalizar el ingreso ilegal de inmigrantes al país, con lo cual las fronteras desaparecerían, junto con las aduanas y los controles de ingreso. Pralelamente, proponen servicios de salud gratuitos para los ilegales y cobertura de vivienda y alimentación igualmente sin costos. País sin fronteras no es país, es un principio incontestable desde los tiempos bíblicos.
Los servicios de salud en manos privadas en este país son los mejores del mundo, pero los demócratas quieren eliminarlos para reemplazarlos por un único provisto y controlado por el Estado. Es la medida más radical hacia el socialismo que la inició Obama y que, una vez aplicada en rigor, costaría al fisco unos 34 trillones de dólares, pérdidas infinitas de empleo y deterioro en picada de la calidad de atención.
Si existen segmentos de población sin seguros médicos, la solución no es destruir el sistema sino ampliarlo y perfeccionarlo mediante propuestas que este gobierno ya las ha propuesto y que no han llegado a ponerse en marcha por obstrucción demócrata en el Congreso. La mejora y ampliación de los servicios se alcanzarán con una mejor acción del sector privado, no con interferencia del gobierno.
La sociedad estadounidense se ha convertido en la más próspera de la historia debido a la operabilidad de su sistema poítico en el cual el gobierno está al servicio del pueblo y no el pueblo al servicio del gobieno. En 1776 las 13 Colonias se liberaron del Rey Jorge III y lo sustituyó por una forma de gobierno alternativo, representativo y responsable.
Al Rey no le elegía nadie y virtualmente no respondía de sus actos. En la nueva era el poder no emanaría del Rey por gracia divina sino  del pueblo, que delegaría temporalmente ese poder a representantes que a su vez se vigilarían mutuamente en tres ramas de gobierno para crear leyes, para ejecutarlas y para juzgar las divergencias.
A los neo demócratas de hoy esos principios de la Constitución y la Declaración de la Independencia les suena anticuados y sueñan con volver al Ejecutivo fuerte (al rey) que gobierne directamente con un Estado Administrativo para alcanzar una rápida "justicia social", que para ellos significa redistribución de la riqueza e igualación forzada de resultados.
Eso piensan los demócratas. Los mismos que prefirieron la Guerra Civil antes que abolir la esclavitud, generando la muerte de 600.000 ciudadanos, que asesinaron a Abraham Lincoln frustrando la plena integración de los negros a la sociedad, que apoyaron la ley Jim Crow, que fundaron el Ku Klux Klan, que se oponían al voto de la mujer y los que se negaban a aprobar los Derechos Civiles en 1960.
Un retorno demócrata en el 2020 sería un retorno al pasado lóbrego, no un tránsito al "progresismo" como proclaman.

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