Monday, September 25, 2017

OTRO MULATO RESENTIDO

Colin Kaepernick es un jugador de fútbol americano que pese su biografía conflictiva, debería acaso por ello mismo ser uno de los más agradecidos ciudadanos por los beneficios de educación y riqueza que ha recibido de esta nación. 
Pero paradógicamente se ha convertido en símbolo de división y racismo al pregonar una campaña aún incomprensible y que no acaba por definir en contra de los Estados Unidos, país al que acusa de ser un “Estado opresor de las minorías negras”.
Kaepernick no es negro. Es mulato, como Obama y, como él, su madre es blanca (de ancestro irlandés). Concibió a Colin cuando tenía 19 años y luego lo dio en adopción a la familia Kaepernick, que perdió a sus dos hijos biológicos por enfermedades cardíacas.
Colin fue un brillante deportista desde la niñez y adolescencia. Pero últimamente sufrió lesiones en el hombro izquierdo lo que le  obligó a dejar los entrenamientos por lo cual su coach o entrenador no le complació en los cambios que la “estrella” quería, lo cual le resintió.
Fue entonces que decidió, el año pasado (cuando estaba de Presidente su homólogo mulato e igualmente resentido Obama), protestar irrespetando el Himno Nacional que suele tocarse al inicio de los juego de fútbol en todos los partidos de fúbol en los Estados Unidos. Lo hizo arrodillándose, en lugar de permanecer de pie.
Su gesto llamó la atención y la respuesta que dio fue que quería alertar al público acerca de la desgracia que significa para los negros y las minorías este país opresor. No mencionó su problema personal dentro del equipo ni nadie le preguntó (ni le pregunta) en qué consiste la opresión ni qué propone para remediarla. 
La sensación de la supuesta “victimización” de la negritud por parte de la “supremacía” blanca, azuzada en este país durante ocho años por el obamismo, se irradió a partir de lo que algunos llaman “heróica” actitud de Kaepernick y muchos jugadores negros siguieron arrodillándose con los primeros compases del Himno Nacional en los estadios.
Algunos critican la ofensa al Himno y a la Bandera, pero defienden el derecho a la protesta que tienen los ciudadanos con la Enmienda 1 de la Constitución sobre Freedom of Speech (libertad para hablar). Pero quemar la bandera no es hablar ni las rodillas en tierra expresan un discurso contra el régimen, el país o el establishment.
Por otro lado, acaso los menos indicados a protestar por las injusticias del sistema sean los jugadores de fútbol americano. El 80% de ellos es de la raza negra o son mulatos y el promedio de ingresos es 2.4 millones de dólares anuales para cada uno. Además, ninguno de los antecesores paternos de Obama o Colin fueron esclavos en USA, pero los ancestros blancos de Obama fueron esclavistas.
¿Cuál es la redención para los negros que reclaman los “kneelers”, o sea los jugadores negros que se arrodillan e irrespetan al Himno y la Bandera? ¿Acaso una pensión vitalicia? ¿Cadenas y castigo para los blancos?¿No fue suficiente los 600.000 muertos de la Guerra Civil para abolir la  esclavitud? Si sienten que este país es injusto ¿por qué no regresan al África?
Mohammed Alí, el campeón mundial de los pesos pesados que hizo todo lo posible también para protestar contra el sistema, dijo tras visitar a ese continente que preferiría todo menos ir a vivir en el país de sus raíces. Todos los días hay centenares de africanos que sueñan con venir a este país y que harían cualquier sacrificio por lograrlo. (Igual de otros continentes)
Donald Trump fue elegido por 63 millones de personas que están hartas de esta gente que menosprecia los valores tradicionales de la nación, que no es racista en su mayoría como lo demuestra la elección y reelección de Obama, que no odia a los ricos como es el caso de Trump, que ama con pasión la libertades individuales, de empresa y de mercado.
El “progresismo”, apoderado del partido demócrata, se opone al sistema de valores de libertad tradicionales delineados en la Constitución y para ello corroe la imagen de Patria, distorsiona la Historia y busca colapsar las instituciones para sustituirlas con un régimen autocrático en que todo lo decide el Estado.
Trump pudo haber utilizado un calificativo “impropio” al condenar a los “kneelers”. Pero dijo lo que se debía decir, lo que la mayoría en este país esperaba que se diga en un tiempo borrascoso en el que no caben atajos para complacer a los puristas. La “actitud políticamente” correcta es una de las armas de la izquierda intolerante, que esgrime para minar la democracia. 

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