Ya son más de 40 los legisladores del partido demócrata que anuncian que no asistirán a la ceremonia de posesión del Presidente republicano Donald J. Trump este viernes, por creer que su elección es ilegítima como resultado de la interferencia de Vladimir Putin en el proceso.
El promotor de la protesta es el congresista por Georgia John Lewis, considerado un héroe de la lucha por los Derechos Civiles debido a que acompañó a Martin Luther King Jr. en la histórica Marcha a través del puente Selma en 1965, violentamente disuelta por la Policía.
Lewis fue entrevistado el domingo pasado en el programa matinal Meet the Press y dijo que había decidido no ir a la posesión de Trump convencido de que los rusos lo ayudaron a ganar las elecciones en perjuicio de Hillary Clinton, su rival demócrata. El entrevistador Chuck Todd, demócrata, no le pidió que explicara en qué consistió la interferencia rusa.
A tres días de la posesión de Trump, la única información disponible sobre el asunto es que supuestamente los rusos hackeraon las computadoras del Comité del Partido Demócrata, para revelar el contenido de emails que evidenciaban maniobras turbias para manipular el proceso de las primarias del partido, en beneficio de Hillary.
Las mismas agencias de inteligencia, dirigentes demócratas, articulistas y otros han comentado que, en todo caso, la divulgación de esos emails por WikiLeaks no influyeron en los resultados de los comicios. En otras palabras, con o sin el hackeo y publicidad de esos emails, Hillary de todos modos perdía frente a Trump.
Pese a todas estas evidencias y en contradicción con el sentido común y el respeto a la Historia y la Constitución y leyes de este país, una cuarentena de legisladores demócratas insiste en un boicot que no conducirá sino a ahondar el desprestigio de un partido político que lleva un nombre que no respetan.
La Marcha en la que participó Lewis la promovió Luther King Jr. para presionar para que los negros tengan liguales derechos que todos los demás ciudadanos para votar, sin las discriminaciones impuestas por la ley Jim Crow y similares obstrucciones heredadas de la Guerra Civil, que no terminó de afianzarse en su favor por el asesinato de Abraham Lincoln.
Un ex-líder del grupo radical The Black Panthers o Las Panteras Negras, Mason Weaver, en una entrevista anoche en FoxNews por Tucker Carlson recriminó a John Lewis recordándole que quienes disolvieron a gases y garrote a los participantes de la Marcha eran los gendarmes que cumplían órdenes del gobernador demócrata George Wallace y que él, en lugar de seguir combatiendo al enemigo, se sumó a él.
Wallace fue uno de los más radicales promotores de la discriminación. En su discurso inaugural como gobernador en 1963 dijo que estaba en favor “de la segregación ahora, la segregación mañana, la segregación para siempre”. Se alineó así con los demócratas que se opusieron a la abolición de la esclavitud, que crearon la ley Jim Crow, el Ku Klux Klan y el trato a los negros como ciudadanos de segunda clase.
En contraste, Donald Trump recibió ayer al hijo de Martin Luther King Jr. en la Trump Tower de Manhattan y con él oró a la memoria del líder que predicó la paz, la tolerancia, la fraternidad y la aplicación de la ley para todos, sin importar el color de la piel. Se sumó a la prédica la activista Alveda King, sobrina de MLK, quien confirmó su apoyo a Trump en su promesa de dar mejores oportunidades de empleo y educación a los de su raza.
El viernes próximo habrá un nuevo Presidente, un nuevo líder en la Casa Blanca, en cumplimiento a un proceso pacífico de transición del poder, que fue revolucionario cuando se creó hace más de 240 años. King quería en Selma luchar una vez más por el derecho a que su gente y todos participen a plenitud en ese proceso, lo que a la postre conquistó.
Desplantes como como el de Lewis y sus seguidores no lograrán opacar esa realidad. Lo que si quedará afectada es la estatura de quien ha sido tildado como ícono de una causa noble, pero que infortunadamente él la ha autominimizado al actuar como un vulgar agitador de barricada. El ritual del próximo viernes, de seguro, brillará impecable sin su presencia.
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