La semana pasada el diario The New York Times divulgó un análisis sobre las inversiones de China en el Ecuador. El autor utilizó el ejemplo del país sudamericano para demostrar el manejo impropio de los financistas chinos para subyugar las economías frágiles del tercer mundo.
Es el colonialismo del siglo XXI, al cual se ha sometido el presidente ecuatoriano Rafael Correa para rechazar lo que él llama el “imperialismo yanqui”, a fin de imponer en su lugar el “socialismo del siglo XXI” con su “Revolución Ciudadana” en el Ecuador.
Ningún diario de importancia en el país ha transcrito la versión en español del artículo del NYT, ni tampoco columnista alguno de medios audivisuales o escritos ha hecho referencia a su contenido. Esta circunstancia refleja la acción de la censura de la “Ley Mordaza” o el miedo a que se la ejerza.
El análisis del diario neoyorquino es absolutamente profesional y abunda en documentos de respaldo en todos los temas que aborda. Añade fotos y mapas y comentarios textuales de expertos, obreros y gente común, por lo cual es injustificable que el estudio no haya hallado eco en el Ecuador.
(La sola observación que cabría hacer es que la Texaco limpió la contaminación registrada en el Oriente ecuatoriano a satisfacción plena del gobierno. Fue la estatal Petroecuador la que luego contaminó la zona y el litigio contra Chevron, que reemplazó a Texaco, en verdad dbería dirigirse a Petroecuador que es la responsable de la contaminación actual)
(La sola observación que cabría hacer es que la Texaco limpió la contaminación registrada en el Oriente ecuatoriano a satisfacción plena del gobierno. Fue la estatal Petroecuador la que luego contaminó la zona y el litigio contra Chevron, que reemplazó a Texaco, en verdad dbería dirigirse a Petroecuador que es la responsable de la contaminación actual)
Ningún político, polítologo o periodista de información u opinión del país había dicho con tanta claridad en qué consiste el entreguismo de Correa a China. La deuda externa del país, que la declaró impaga por inmoral, la reemplazó con un endeudamiento chino creciente, a altas tasas de interés y ligado al pago en petróleo a precios del mercado.
Además, China obligó a Correa a contratar obras de infraestructura con empresas chinas, lo que prohiben las leyes internacionales de comercio de la OMC. El mapa del Ecuador está plagado de puntos indicativos de obras chinas, con la inclusión de la refinería de Manta que nunca se construirá y en donde el gobierno ecuatoriano ha dilapidado ya 1.000 millones de dólares.
Los contratos de endeudamiento con China se pactaron con un petróleo a 100 o más dólares por barril y ahora está cotizado en 50 dólares y con seguridad caerá a 30 dólares o menos por barril. El régimen Correa está en quiebra y para salir de apuros inmediatos, contrata más préstamos con China y busca dinero en otras fuentes antes demonizadas.
China sabe que está en tropiezos. Su economía, aunque ahogada en dólares, en lo sustantivo es frágil y artificial. Está centralmente dirigida y por tanto ha cometido y cometerá errores que el mercado desvelará con graves consecuencias. En el caso ecuatoriano y en el de otros países de economías dependientes de un producto primario, las deudas chinas serán incobrables en la mayoría de los casos.
Una opción, señalada en el artículo para el ejemplo ecuatoriano, será extender los plazos de pago, lo que implicaría extender la dependencia sino/ecuatoriana. Si se viviese un colonialismo al estilo europeo de siglos pasados, la última opción sería la ocupación militar de las colonias insolventes.
Con los créditos chinos obtenidos en tales condiciones, Correa alardea de haber hecho un gobierno de prosperidad y abundancia. Pero los hechos le desmienten. La deuda pública se ha disparado, la inflación se ha contenido solo por la dolarización, el empleo ha disminuído porque no hay inversión privada ni interna ni externa, mientras que el manejo político ha sido autárquico.
El columnista Vicente Albornoz de El Comercio acaba de hacer un rápido análisis comparativo del incremento de la riqueza del Ecuador durante el régimen de Correa, desde su inicio en el 2007. El precio y la producción del crudo aumentaron, pero se malgastaron en burocracia, inversión pública sin control y desaliento del sector privado.
Seguidamente el link o enlace con el artículo de Albornoz y también el acceso a la versión en español de artículo del NYT, que los medios ecuatorianos se han negado a publicar.
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