Sunday, May 19, 2013

UN LIDER EQUIVOCADO


Una mayoría mal informada ha elegido por equivocación y por dos veces a un líder que no encaja con esta nación: Barack Hussein Obama. 
Su preparación cultural e ideológica y sus principios le habrían sido más útiles si estuviese al frente de alguna republiqueta del tercer mundo, sin sólidos cimientos democráticos como Venezuela, Ecuador o algún país islámico.
En los Estados Unidos su agenda socialista/fascista/populista no tiene futuro. Ganada la reelección en noviembre del 2012, Obama se creyó libre de toda atadura y se lanzó a fondo en su tarea de transformar a esta nación, de democrática en otra centralmente planificada.
Sus principales obstáculos eran y son el Congreso y una parte importante de las medios de comunicación colectiva. Una parte, porque la mayoría de ellos, escritos y audiovisuales, está por completo entregada a respaldar la tesis antinorteamericana del gobernante.
En un país como Ecuador, Argentina o Venezuela, la tarea de limpiar el camino hacia la autocracia ha resultado fácil, dada la historia de endeblez de los principios e instituciones democráticas. Allí se han disuelto congresos o asambleas libremente elegidos y se los ha reemplazado con casas de marionetas virtualmenre elegidas a dedo. 
La oposición política allí está acabada. En cuanto a los medios de comunicación, se los ha cerrado o comprado o amedrentado, persiguiendo y obligando al exilio a columnistas testarudos. En la actualidad los medios sobrevivientes de oposición tienen poco o ningún peso, incluídos algunos articulistas que se han resistido a halagar al régimen para vivir en paz.
En los Estados Unidos parece que la situación es distinta. Primeramente está fracasando el intento de Obama por amedrentar y acallar a grupos de oposición como el Tea Party y otros que abogan por el respeto a las normas  sustantivas de la Constitución. No ha utilizado la táctica de las golpizas y la cárcel, como en el tercer mundo, sino el IRS.
Esta entidad tiene el control del cobro de los impuestos. Desde el comienzo del régimen y sobre todo a raíz del 2010, el IRS recibió la directiva de hostigar a los grupos de oposición con auditorías forzadas y cuestionarios acerca de la más disímil temática como origen e ideología de donantes, qué oraciones pronuncian, sus lecturas y libros favoritos, etc.
Este estilo propio de la soviética KGB, la Gestapo nazi o la Stazi germano comunista es antípoda del sistema democrático instaurado en USA en 1776. La práctica de acoso de Obama se ha filtrado desde dentro de la misma institución y ahora ha pasado a ser examinada por el Congreso, originando furor en ciudadanos de todas las tendencias.
Obama y sus subalternos pretenden achacar la conducta del IRS a mandos medios e inferiores, eludiendo su responsabilidad, pero ese cuento no se lo traga nadie. Republicanos y algunos demócratas están decididos a proseguir las investigaciones hasta descubrir a los verdadores causantes del escándalo. Y todos saben que en la cúspide está Obama.
Pese a que los medios escritos y audiovisuales han sido favorables al régimen en su mayoría, eximiéndole en el pasado de culpabilidad por hechos por los que se habría censurado a un presidente republicano, Obama incurrió en un error incomprensible que afectó a la Associated Press, la más grande y confiable agencia de noticias de la cual son socios más de 1.500 diarios de está nación.
Alguien de la administración filtró a la AP que la CIA descubrió y frenó a tiempo un atentado terrorista en Yemen, contra un avión de pasajeros en ruta a USA. El gobierno, por razones de seguridad nacional, pidió el embargo de la noticia, a lo que accedió la AP. No obstante esta entendible cooperación de la agencia, el gobierno arremetió contra ella en otra área.
¿Cómo? Mediante el espionaje ilegal por inconstitucional de las llamadas telefónicas de 20 reporteros, incluyendo sus celulares y las centrales de las oficinas y sus domicilios. La AP se enardeció y con razón y ha presentado una protesta formal al régimen. Esas prácticas podrían darse y se dan en el tercer mundo, pero no en la primera democracia del planeta.
Si existe de por medio un asunto de seguridad nacional, la ley faculta al gobierno a hacer ese escrutinio de llamadas y comunicaciones. La agencia aludida, con los delegados del gobierno, juntos acortan el rango de informaciones susceptibles del escrutinio. Si las partes concuerdan, allí termina el proceso previo al escrutinio. Caso contrario, lo decide un juez.
Nada de eso ocurrió en este caso y ello viola la I Enmienda Constitucional que garantiza a los ciudadanes la libre expresión de pensamiento y el libre acceso a las fuentes de información. Obama quiere, como Correa, que la información sea centralmente controlada por el Estado, al igual que la economía y el mercado.
Si Obama se ha mostrado en este caso tan preocupado por el filtro de informaciones de peligro para la seguridad nacional, ¿por qué delató él al médico paquistaní que confirmó el paradero de Osama Bin Laden al norte de Pakistán? Tan pronto se divulgó su delación, el informante fue apresado.
Además, Obama hizo algo que ningún comandante en jefe de las fuerzas armadas de los Estados Unidos hubiera hecho: identificó al grupo de Navy Seals del operativo que halló y mató a Bin Laden. Tras la noticia, 16 de esos heróicos militares han sido asesinados por el Talibán. Y el cadáver de Bin Laden ¿por qué fue lanzado al Mediterráneo, como para evitar testigos?
Hay muchas sobre la identidad de Obama, porque todos los documentos que podrían aclararla permanecen selladas por orden ejecutiva. Pero es obvio que tiene afinidad por lo islámico. En Egipto apoyó a la Hermandad Musulmana en el derrocamiento de un gobernante pro Israel y pro Occidente. Le dio dinero y respaldo moral y táctico.
Se dice que la HM busca derrocar a Assad de Siria, con el apoyo de Arabia Saudita, de la cual Al Qaeda es enemiga. Para ello se encargó al embajador en Libia que negocie el envío de armas y municiones a los rebeldes de la HM en Siria para lo cual viajó de Tripoli a Benghazi. Las seguridades eran ínfimas y el embajador pidió ayuda, que fue negada. Vino el ataque del Al Qaeda y el embajador fue violado y asesinado, junto con otros tres marines que intentaron el rescate.
Obama y la canciller de entonces Hillary Clinton pretenden evadir responsabilidades en la masacre, pero el Congreso, con mayoría republicana en la cámara baja, avanza en la investigación y al parecer llegará a su objetivo de ubicar y castigar a los responsables. Como en casos parecidos, la cabeza del ejecutivo es el responsable principal.
Si a los casos del IRS, AP y Benghazi se suma el del operativo Fast and Furious (por el cual Obama entregó armamento a los narcotraficantes de México, con las que aniquilaron a mas de 100 mexicanos y a un guardia de la frontera norteamericana, para supuestamente respaldar que se prohiba aquí el derecho constitucional de los ciudadanos a portar armas) se llegaría a la conclusión de que este régimen está en ruta hacia el ocaso.
Pero toda predicción es aún pematura, pues la capacidad de maniobra de Obama y su pandilla de Chicago es increíble e impredecible. Y porque es quizás muy optimista esperar que los medios de comunicación dejen de ser panegiristas para volver a ser lo que siempe debieron ser: periodistas profesionales independientes.
Las dudas se acentúan al leer al The New York Times, biblia o buque insignia de la flotilla liberal, que trata de demoler lo trascendental de esta nación. En sus editoriales (la opinión oficial, no de articulistas) acusa  a la oposición de conspirar contra el régimen, niega los cargos sin argüir y exige cumplir agenda obamista a cualquier costo.
La lucha contra los regímenes autoritarios es más ardua mientras menos libres sean los medios de comunicación. Resta por ver si la mayoría en este país se amilana frente a una reducida minoría radical encaramada en la Casa Blanca por una jugarreta de la historia y la vuelve a colocar en su lugar. 
Lo de IRS, por cierto, trasciende las manipulaciones de este gobierno, pero la coyuntura que se ha presentado debe conducir a algo más profundo: a su disolución total, por ser fuente permanente de abuso y corrupción. Tiene que abolirse el sistema tributario actual y ser remplazado por uno más simple, como el flat tax de tanto éxito en otros países.
Con un solo impuesto a las ventas o a los ingresos, del 10% por ejemplo, se haría innecesaria la maquinaria burocrática monumental del IRS con sus mecanismos de extorsión y de fraude que se magnifican con gobiernos abusivos como el actual. Con ello, por añadidura, la economía acusaría un esplendor sin precedentes.

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