El presidente ecuatoriano Rafael Correa, en competencia con su tutor Hugo Chávez de Venezuela, continúa imparable en sus arremetidas contra la inteligencia y el sentido común.
En su alocución radial de los sábados, que los reporteros esperan con fruición como fuente inequívoca de noticias y controversias, el mandatario ha dicho que el espionaje mediante grabaciones no consentidas de imagen y sonido no deben ser catalogadas como delictuosas, sino su divulgación.
Equivale este razonamiento –similares a los que utilizaba el presidente Bill Clinton cuando fue acusado de perjurio y obstrucción a la justicia- a decir que no existen actos delictuosos, a menos que se descubran los delitos. Roba, crúzate un semáforo en rojo, no importa a menos que te sorprendan…
Correa tiene un extraño y distorsionado sentido de la justicia, de lo que es bueno y de lo que es malo. Al referirse a su padre, ya fallecido, quien fue apresado en los Estados Unidos y sentenciado a prisión por tráfico de drogas, afirmó que la pena era excesiva.
Razonó que su padre optó por servir de “mula” en vista de que no encontraba un trabajo honesto para mantenerse a si mismo y a su familia. Correa insinuó que este tipo de delito y estos delincuentes debían ser exculpados. Lo cual es una monstruosidad desde todo punto de vista jurídico, humano y ético
Con su proverbial delicadeza, el presidente ecuatoriano añadió en su discurso que sabía que mañana se divulgará otro video grabado de modo clandestino, pero no dio detalles. “Divulguen los videos que les de la gana”, repitió y agregó, acaso pretendiendo ser sarcástico, “si quieren les hago llegar un video de la primera comunión de la hija de Patiño (su ministro de Economía y clon)”.
Hace un par de días fue a Nueva Loja, provincia oriental de Sucumbíos, para asistir al funeral de la gobernadora asesinada por sicarios. Dictó órdenes para que se restablezcan el orden y la moralidad, se cierre los burdeles y se implante el toque de queda. El problema de la violencia, dijo, “es que Sucumbíos es muy cercano a la frontera con Colombia, por ahí entran guerrilleros colombianos…”
Durante la campaña presidencial y a poco de posesionarse, el mandatario y sus seguidores se resistieron a calificar a los guerrilleros narcotraficantes como terroristas y a que se los reprima por la fuerza. “Son freedom fighters o luchadores por la libertad” dijo Correa, abogando porque Uribe y su gobierno dejen las armas y los inviten a dialogar un acuerdo de paz.
En las negociaciones para lograr que los Estados Unidos prorrogue por al menos dos años el acuerdo de preferencias arancelarias para los productos del Ecuador (ATPEDEA), Correa envió a Washington una delegación presidida por la Canciller María Espinosa. Ésta intentó dar un barniz a la retórica abiertamente anti norteamericana de su jefe, diciendo que el Ecuador ama a ese país y que en cuanto a los tratados y acuerdos internacionales que ha suscrito, los respetará de manera religiosa.
La referencia de Espinosa era al caso de la petrolera OXY, expropiada y confiscada por el gobierno ecuatoriano, diciendo que se respetará la decisión al respecto que estudia el tribunal internacional Ciadi. Esta declaración no le gustó al gran jefe y al punto la desmintió y desautorizó, advirtiendo que a futuro los únicos que podrán hablar del tema serán él y el Procurador.
Ahora está claro. El litigio en la Ciadi tiene un delegado ecuatoriano pero “bajo protesta” o “en rebeldía”. En otras palabras, resuelva lo que resuelva ese grupo, Correa no lo acatará, habida cuenta que la hipótesis de que vaya a fallar a favor del Ecuador por cierto se descarta.
En otra “inteligente” maniobra diplomática sobre este tema, Correa vaticinó que las preferencias arancelarias no serán prorrogadas por los Estados Unidos. Pero dijo que ello no le preocupa, que tiene en marcha un plan B o alternativo para el caso de la negativa. El plan consiste en compensar a las empresas que pierdan al no poder exportar y al mismo tiempo intensificar la apertura de mercados en el Asia.
La negociación de la ATPEDEA no se ha cerrado. Se postergó para julio. Pero Correa en el fondo no la quiere. Chávez aconseja no negociar ese tipo de tratados ni con Estados Unidos ni con la Unión Europea y Correa sigue el consejo como si fuera orden. ¿Qué es lo que quieren éstos monigotes de Fidel Castro? En todo caso Chávez sobrenada en un mar de petrodólares, pero ¿Correa?
La compensación que anuncia para los empresarios perdedores (que exportan atún, mariscos, flores, frutas y centenares de otros productos al mayor mercado de consumo del país, los Estados Unidos), si se concreta, se hará a costa de los contribuyentes, esto es, del empobrecimiento general. Y en cuanto a la apertura de nuevos mercados supletorios, también si se concreta, demandará años en perfeccionarse hasta ser operativo.
Correa también ha vuelto a castigar al periodismo y los periodistas. Los acusa esta vez, a más de ser mentirosos, de oponerse sistemáticamente a los gobiernos “progresistas”. Citó un ejemplo: el trato dado a Salvador Allende y a su sucesor Augusto Pinochet, aunque no analizó casos específicos.
Allende, le primer presidente socialista electo por voto popular (Correa jamás se presentó como candidato socialista, la revelación la hizo una vez elegido) causó una hecatombe en la economía chilena. Lo hizo con la asesoría directa de Fidel Castro, quien lo visitó inicialmente por un par de días, pero se quedó 40. Poco acceso tuvo la prensa a los encuentros privados de los dos “camaradas”.
El caos sobrevino y la reacción militar acabó con el fracaso socialista de Allende quien se suicidó en Palacio. Advino Pinochet y si hubo excesos en la represión, ello se explica por los excesos extremistas del predecesor. En todo caso, la economía se rehizo, se recuperó a la postre la libertad y la democracia política y económica en Chile y su modelo de crecimiento es ejemplar para la América Latina.
¿Acaso Rafael Correa tiene en mientes una prensa “que le comprenda” como la que existe en Cuba con respecto a Fidel o como la que quiere imponer Chávez en Venezuela? ¿Y “congresos” y “asambleas” como los de la Isla y Venezuela? Al parecer si, pues ahora sugiere que en el Ecuador la asamblea a instalarse a fines de año debe como primer acto abolir al actual Congreso.
Dice estar decepcionado porque el Congreso le ha traicionada a él, es decir a la Patria porque él es la Patria, al no aprobar tres proyectos de ley. Por ello afirma que intensificará su campaña para que a la asamblea vayan “solo compatriotas” y no traidores. Para los tiranuelos utopistas no hay medias tintas, ni posibles cuestionamientos a sus ideas y a mandatos. El Congreso, una vez instalada “su” asamblea, deberá ser clausurado ipso facto. Nada nuevo en Correa: al iniciar su campaña presidencial se ´negó a presentar candidatos al Congreso. Lo aborrecía, lo aborrece, quiere verlo desaparecer y lo conseguirá con "su" asamblea.
Columnistas que antes no escatimaban elogios a Correa, comienzan a verlo como un peligro ante tanta evidencia, que no amenaza, contra la racionalidad y la institucionalidad de la democracia. Cuando apoyaban a Correa, lo veían como la esperanza del cambio y la salvación.
Evaporada esta ilusión, ahora sueñan que la salvación será la asamblea. Y quieren que a ella vayan seres justos, equilibrados y sabios cual resucitados de la crema de los senados grecorromanos. Otra quimera inalcanzable. La asamblea será manipulada por Correa a su albedrío.
Si las elecciones de fines de septiembre para la asamblea pudiesen desviarse hacia resultados no deseados por Correa, nada improbable que Chávez aterrice en Quito o de cualquier otro modo acentúe su asesoría para corregir deficiencias y reencauzar las elecciones en su favor. En caso de dudas de los resultados, bien podría llegar a Quito un refuerzo, el ex presidente Jimmy Carter, como ya lo hizo con Chávez en Venezuela.
Sea de ello lo que fuere, “su majestad” el ciudadano presidente Rafael Correa ha designado a su sucesor, para el caso hipotético de que la comedia de presentar su renuncia a la asamblea reciba una respuesta afirmativa. El ungido es Alberto Acosta, su defenestrado ministro de Energía y sobrino nieto nada menos que de José María Velasco Ibarra.
Alberto, ex-columnista del diario Hoy, quiso colectar 350 millones de dólares en donaciones caritativas anuales para no perforar en el Yasuní por petróleo. Otra utopía inalcanzable y perjudicial a los intereses económicos del país. Desde luego que la asamblea, de realizarse, no depondrá a Correa y Alberto no lo sustituirá. Si tal el caso, por al menos vuelva a Hoy.
¿A qué tiempo gobierna el presidente Correa en su despacho del Palacio de Carondelet? Las noticias que de él se tienen dan idea de que se trata de un gobernante itinerante, que va como lanzadera de un lugar a otro, de un barco a una aldea amazónica, de una hidroeléctrica a la cárcel. Para colmo, va siempre acompañado de un séquito majestuoso, frente al cual están prohibidos los gestos que pudiesen herir su delicada sensibilidad monárquica.
A propósito, su “majestad” Rafael Correa ha emitido un edicto disponiendo que el “ciudadano” presidente Rafael Correa no pueda en adelante ordenar el arresto de ciudadano alguno que gesticule en su contra cuando el carruaje y su séquito se deslicen por los caminos de “su” Patria.
He ahí a Correa en su esplendor: resucita, crea, desaprueba, anula, interpreta reglamentos, leyes y bulas a su entero capricho. Quienes objetan su conducta son mentirosos, corruptos y “mediocres” (Mmediocridad según el Diccionarios de la Lengua Española: “Estado de una cosa entre grande y pequeño, entre bueno y malo.” Por lo visto, el uso correcto del lenguaje no es una de las virtudes del Presidente, si alguna tiene-como político)
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