¿Es desquiciado suponer que la paralización, no solo de la mayor potencia mundial del planeta sino del planeta todo, obedezca a una conspiración sin precedentes de quienes pretenden imponer la tiranía de unos pocos contra la voluntad de los más?
Hay indicios de que la idea no sea descabellada. La motivación para la paralización fue la pandemia del coronavirus que se inició en China y se irradió por Europa, los Estados Unidos y luego por todo el orbe, sin que los chinos ni la Organización Mundial de la Salud advirtiesen del peligro del contagio.
En el pasado ha habido pandemias mucho más mortíferas que, pese a los tremendos estragos, no ocasionaron paralizaciones ni cierre de actividades como con el Covid-19. La fiebre española de 1918 infectó a 500 millones de personas y durante casi un año y medio mató entre 17 y 100 millones de seres humanos. Pero la reacción no fue ni remotamente parecida a la actual.
Mas desde entonces a esta fecha ha mediado un fenómeno peculiar en la conducta humana. Han desaparecido los imperios coloniales, quedaron algunos monarquías, desaparecieron dictaduras como las del nazifascismo aunque otras se perpetuaron tras la Segunda Guerra Mundial bajo la Unión Soviética.
Pero lo que no desapareció es la China de Mao y la ideología marxista heredada de la URSS y del propio Mao. Durante la Segunda Guerra Mundial se dio el extraño fenómeno de que los Estados Unidos, líder de los aliados, diera su respaldo a Mao frente a Chiang Kai Shek, apuntalando al comunista frente al líder anti comunista.
Fue el general George Marshall el ejecutor de la decisión, el mismo que inspiró el plan de recuperación de la Europa derruida luego de la II Guerra Mundial. Chiang Kai Shek tuvo que huir y refugiarse luego en la isla de Formosa o Taiwan, donde lideró una potente república democrática reconocida por las Naciones Unidas.
Hasta el gobierno de Nixon, quien con la asesoría de Kissinger bregó por "persuadir" a Mao a que acepte sustituir a Chiang en las Naciones Unidas para sumarse al coro de países universalmente aceptados como pulcros...pese a los genocidios. Estados Unidos volvió a mimar a Mao con Jimmy Carter, quien firmó varios acuerdos comerciales con China.
Tales acuerdos no eran de beneficios recíprocos, sino de ventajas para China, incluyendo el acceso gratuito a las patentes de los productos que los inversionistas norteamericanos se comprometían a fabricar en sus territorios. El balance negativo para USA es de unos 500.000 a 600.000 millones de dólares por año, que ahora Trump trata de corregir, aparte del asunto robo de patentes.
Se diría que no hay ciudadano norteamericano que no respalde al Presidente en su búsqueda de equilibrio con China y freno al saqueo de la inventiva yanqui. No es así. La ideología socialista marxista o "progresista", está muy enraizada en la sociedad a través del influjo de los demócratas en los centros educativos de todo nivel y el control de la mayoría de medios de comunicación.
La ideología prevalente en esos círculos es que el origen de los males del mundo está en el capitalismo y el sistema de libre mercado que pregonan los Estados Unidos. La solución sería terminar con ese sistema y sustituirlo por un socialismo global que gobierne para todos, sin fronteras y sin oposición. Su estrategia inicial es llegar al poder por la vía ordinaria y luego alterar el estatus quo y modificarlo para el nuevo orden.
En los Estados Unidos es lo que estaba haciendo Obama y es lo que estaban seguros que continuaría haciendo Hillary Clinton, cuya ganancia en el 2016 la creían segura. Pero ganó Donald Trump y éste se ha propuesto frenar a los demócratas y reivindicar en toda su plenitud los principios democráticos de la Constitución de 1778.
Desde la posesión de Trump en el 2017 los demos han intentado descalificarlo acusándolo de haber triunfado con apoyo de Putin y de haber hecho uso de todas las más innobles e ilegales maniobras. Sus esfuerzos han fracasado, pese al apoyo feroz y frontal de la mayoría de los medios. Se especula que ahora se han ingeniado una respuesta tremendista a la pandemia del coronavirus para tratar de debilitar uno de los mayores logros del régimen, el fortalecimiento espectacular de la economía.
Según la teoría echaron a rodar la pandemia. Tremendo impacto en la economía. Pero ésta se recuperará, pues no es fruto de un destrozo por bombardeo de los medios de producción, o muertes masivas, o recesión por malos manejos financieros. Desde ya ha comenzado la recuperación con el levantamiento de los frenos y la rebelión de la gente.
No todos están contentos con el giro. Los demos "progresistas" ven con buenos ojos el globalismo. Otros están comprometidos con China directamente con acciones e inversiones, según se lee en este artículo en el cual figuran nombres prominentes, incluídos el actual candidato presidencial demócrata Joe Biden y Nancy Pelosi, líder de la Cámara de Representantes.
¿Qué otra estratagema tienen en mente los demos para acabar con el Presidente Trump? El History Channel acaba de difundir una serie sobre el General Ulysses S. Grant. Magnífica muestra de calidad histórica y cinematográfica. Y de la aterradora verdad sobre la trayectoria de los demócratas en la formación de este país, desde los tiempos de la Guerra Civil hasta estos días.