Friday, March 6, 2020

¿ASUSTADOS DE SU FRANKENSTEIN?

La columnista Laura Ingraham, que tiene un programa de TV, dijo que los radicales izquierdistas del partido demócrata están ahora asustados por su campaña de más de cuatro décadas para adueñarse del partido "por haber creado un Frankenstein, Bernie Sanders".
Sanders, senador por muchos años por Vermont, no es afiliado al partido pero se convirtió en su líder de las primeras elecciones primarias para elegir al candidato presidencial para disputarle la reelección al Presidente Republicano Donald Trump en los comicios del 3 de noviembre próximo.
Sanders era puntero hasta las votaciones primarias del pasado martes, llamados "Super Tuesday" o Super Martes (porque votaron 10 Estados) que le dieron la delantera al ex Vicepresidente Joe Biden, a quien todos le daban por eliminado por su pésimo desempeño en la campaña y en los comicios primarios previos.
La resurrección de Biden fue una sorpresa "casi milagrosa" para unos y otros. ¿Qué pasó? Probablemente lo que dijo Laura. Los demos se  asustaron por lo que antes había declarado Sanders: que admiraba a Fidel Castro, que otras dictaduras (Ortega, Chávez, Maduro, Stalin) no todas son malas, tienen sus logros positivos, que no se arrepiente de su pasado que incluyó un viaje de luna de miel a la URSS en plena Guerra Fría, etc. 
Eran confesiones demasiado sinceras de un líder demócrata en favor de un sistema no capitalista, que respalda el colectivismo y la "justicia social" con "redistribución de la riqueza", que conlleva la  limitación de los derechos individuales y una libertad que es consustancial al capitalismo, en pro de una mayor concentración del poder en manos del Ejecutivo.
En vista de ello, los dirigentes del partido aparentemente forzaron a varios de los pre candidatos sin mayores opciones a renunciar previo al Super Tuesday y endosar sus votos en favor de Joe Biden, a quien quieren promoverlo para el resto de la campaña como "moderado". La estrategia resultó y Biden "resucitó" y logró superar a Sanders en votos y delegados. Aún faltan muchas primarias, pero hay demos optimistas en creer que triunfará.
El problema es que Biden sigue siendo el mismo pre candidato de siempre, que ha optado por ese cargo múltiples veces y ha fracasado por su falta de talento político. Ahora es mucho más viejo, tiene 78 años de edad, su mente está muy confusa, olvida dónde está, las fechas y no tiene otro mensaje que insultar a Trump e invocar a Obama, que rehusa hasta el momento respaldarlo pese a que fue su segundo a bordo durante ocho años.
De "moderado" frente a Bernie Sanders, Biden no tiene nada. Ha prometido seguir a pie juntillas la promesa de Obama de "transformar al país" si sale electo. Esto es cambiar la Constitución porque los demos progresistas como él, Obama, Sanders y demás la consideran obsoleta por obstruir la urgencia de la "justicia social" y la "redistribución de la riqueza", nociones opuestas al capitalismo.
Los  socialistas, que ahora conforman la mayoría del partido demócrata, son los utopistas que a lo largo de la historia han creído que es factible crear en la tierra una nación/paraíso en la que reine la concordia eterna, la paz inalterada, la justicia, el amor. En la antigua Grecia, Platón creía en esa República organizada por un comité de sabios. En Paraguay los jesuitas en el sigo XVIII forjaron su supuesto paraíso similar.
Marx y Engels, con su Manifiesto idearon una República Socialista con los medios de producción en manos de los obreros y la ulterior formación de la República Comunista sin gobiernos opresivos. Todos esos mitos y utopías, que se repitieron en una u otra forma en diversos lugares, fracasaron sin excepción pese a que advinieron férreas tiranías para intentar perpetuarlos.
(En Israel los kibutz originales seguían el modelo utópico socialista y permanecían estancados. Netanyahu los des-socializó y volvió competitivos, es decir capitalistas y hoy son pioneros en tecnología electrónica, mejoramiento ambiental, agricultura, medicina y sirven al mejoramiento de las condiciones de vida en el mundo entero, con prescindencia de las ideologías)
La explicación simple del fracaso la dio James Madison, uno de los Fundadores de esta nación: la tierra está poblada no por ángeles, sino por seres humanos. Fue la idea que inspiró a los próceres de la Independencia de los Estados Unidos al redactar la Declaración de 1776, que repudió la monarquía de Jorge III y formó la República Independiente con las 13 Colonias.
En consideración a que los hombres de la nueva nación no eran ángeles y como tales podían estar sujetos a las pasiones del poder y similares ambiciones, los Fundadores se ingeniaron un mecanismo de mutuo control para frenar cualquier exceso de quien pretendiere excederse de la ley. Leyes que, por supuesto, garantizaban el principio de que era el pueblo, no el rey ni el autócrata, el que las dictaba.
Los del partido demócrata de Obama, Sanders o Biden han comenzado a ignorar la Constitución al legislar no por consenso popular, es decir a través del Congreso, sino a través de las Cortes Suprema, Cortes Superiores y Jueces o a través de Comités de Burócratas. Tales los casos de la aceptación del gay marriage, el aborto y una multitud de leyes y regulaciones referentes a inmigración, medio ambiente o discriminación racial en asuntos laborales y educativos.
Donald Trump y los republicanos e independientes que lo siguen están dispuestos a impedir que en los Estados Unidos continúe influyendo la corriente socialista/progresista del partido demócrata, que se ha infiltrado y corroído a la mayoría de medios de comunicación e institutos de educación de todo nivel. En la campaña electoral que se avecina, el GOP está dispuesto a desenmascarar a Biden y a Sanders en toda su verdadera dimensión y propósitos para "transformar" a esta nación.

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