Monday, June 17, 2019

HACIA LA REELECCÓN

El Presidente Donald J. Trump anunciará mañana en la ciudad de Orlando, Florida, que buscará la reelección en las elecciones presidenciales del 2020. 22 precandidatos demócratas, l socialista y probablemente 1 independiente tratarán de impedirlo.
A menos que ocurra algo totalmente inesperado ello será imposible. Porque las propuestas de los demócratas progresistas que se oponen a Trump carcomen los principios sustantivos de la Constitución de este país de 1778, derivados de la Declaración de la Independencia de 1776, que han hecho grande a esta nación.
Dichos documentos crearon, en suma, un sistema que impidiría para siempre la implantación en tierras de América de regímenes autoritarios a la manera de la monarquía de Jorge III del Reino Unido que acababa de ser derrotada. Para ello, si bien se admitió la necesidad de crear un gobierno regulador, al mismo tiempo se impusieron mecanismos para evitar que se exceda en su poder.
El mecanismo ideado fue la delegación del poder popular en tres ramas con la tarea de control mutuo, precisamente para frenar los excesos. Una de las ramas se encargaría de legislar, otra de ejecutar las leyes y una tercera de dirimir dudas y discrepancias en la aplicación de las leyes.
Si para los monarcas el poder les llegó como un don de la divinidad y al conquistador como resultado de la imposición de la fuerza, para los colonos liberados el poder residía en el pueblo por la gracia de Dios. Y ya que los hombres no eran ángeles, como aclaró Madison, había que estar muy vigilantes en cuanto al uso que harían con el poder temporal que el pueblo les confería para gobernar.
La Constitución fue elaborada con ese fin. Garantizar que el gobierno nunca se exceda en sus poderes de control y que tanto el Congreso Federal como los Congresos Estatales no renuncien a su misión de legislar y que las Cortes en sus distintos niveles no rebasen sus funciones asumiendo las de legislar más allá de lo que permite la Constitución.
Los precandidatos anti Trump proponen que se socialice el cuidado de la salud para todos, lo que implicaría un crecimiento de más de 32 trillones de dólares del gasto público, la abolición del sector privado de la salud y un aumento insostenible de la intervención estatal y la burocracia, con desmedro de la calidad del servicio y auge del fraude y la corrupción.
En otra demanda inconstitucional, piden abolir los colegios electorales para las elecciones presidenciales, que fue mecanismo de los Fundadores para equilibrar las fuerzas políticas de los Estados pequeños y menos poblados con los más grandes y densamente poblados. Era otra forma de crear una República no una democracia que pudiera degenerar en "mobocracia" o imposición de multitudes amorfas.
También piden "justicia social", juego verbal para ocultar sus intentos socialistas/marxistas para redistribuir los ingresos mediante la imposición de impuestos confiscatorios o la confiscación  directa de bienes  "a los que más tienen" en favor de "los que menos tienen", lo que es violatorio de la Constitución que garantiza el derecho a la propiedad privada.
Los demoprogresistas son ardorosos defensores del aborto y del matrimonio gay, dos opciones contrarias a la Constitución que ahora se practican libremente en los Estados Unidos por decisión de la misma Corte Suprema de Justicia que años atrás respaldó como legal la esclavitud y más tarde como ilegal el matrimonio interracial.
Los precandidatos opositores no tienen una sola idea válida acorde con la Constitución. Si hubiese una prensa independiente, serían vapuleados por esa y otras circunstancias noche y día. Pero no lo son sino al contrario. Porque esa prensa, con mínimas excepciones forma causa común con el "progresismo" desde hace varias décadas y ha renunciado de plano a ejercer el periodismo profesional.
Ese bloqueo de los medios podría explicar por qué hay gente que los apoye, que ignore que el día que este país abandone los principios de la Declaración de la Independencia y su Constitución, habrá iniciado su declinación y autodestrucción comparable con la que minó al Imperio Romano, sin influjo externo de los bárbaros.
Aún faltan muchas lunas para los comicios de noviembre del 2020 pero ya saltan algunas encuestas anti Trump. Cualquiera de los 23/24 precandidatos lo aventaja con más de 10 puntos. Pero basta recordar que la víspera de las elecciones del 2016, el diario The New York Times le daba ventaja a Hillary sobre Trump con el 80%.   

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