Friday, May 29, 2009

CONTINUA LA PERPLEJIDAD

En los Estados Unidos, el Ecuador y otros países de la región y del mundo, la situación de la economía y de la política deja perplejos a los analistas y a los observadores de todos los matices.

En los Estados Unidos, el nuevo gobernante Barack Hussein Obama lleva ya casi medio año en el poder y todos los indicadores económicos le son negativos. Y aunque la deuda va camino de remontarse a los 63.8 trillones de dólares, dice que seguirá emitiendo dinero para continuar salvando casos insalvables.

La muletilla del desastre heredado del anterior régimen de George W Bush carece ya de sentido. Obama triunfó con amplio margen de votos porque prometió la bonanza inmediata y es todo lo contrario lo que ha ocurrido en cuanto a empleo y bienestar.

El supuesto “mesías” ha ahondado los errores de último momento de Bush y ha recurrido al dinero de los contribuyentes para intentar rescatar a las fábricas de automotores de la quiebra, pero no lo logró. Estas quebrarán pero no se sujetarán a las reglas del mercado para ello sino que pasarán a control absoluto del gobierno.

La General Motors, que debería cambiar su nombre a Government Motors, tendrá al gobierno dueño del 72% de las acciones y el 39% en manos del poderoso sindicato de obreros y jubilados. Los beneficios de éstos poco o nada variarán, pero se alterará el tipo de automotores que en adelante se fabricarán.

La tónica de diseño, forzada por el gobierno, será reducir el tamaño de los vehículos para que consuman menos gasolinas, para así disminuir el supuesto daño al medio ambiente. No importará para nada la preferencia de los consumidores. Los modelos los decidirá el gobierno.

Alguien comentaba que, dado que los norteamericanos históricamente se han inclinado por los automóviles potentes, grandes y desafiantes, dejarán ahora de comprar los autos enanos y preferirán cuidar lo mejor posible los actuales en su poder, más a tono con sus gustos. En pocos años, afirma el comentarista, probablemente los automóviles viejos transitando por las calles norteamericanas recordarán a la Cuba castrista y sus automóviles del decenio de 1950...

En el Ecuador el reelecto presidente Rafael Correa sigue gobernando con parecida habilidad para hacer daño a sus conciudadanos. Y allá, como aquí Obama, su popularidad sobrepasa el 60%, no obstante que crece el desempleo, pende el incremento de la inflación, la deuda se multiplica por la baja de ingresos y el gasto fiscal continúa rampante.

Correa reunió en Quito a sus colegas y coidearios Hugo Chávez y Evo Morales, de Venezuela y Bolivia, para acordar entre otros disparates, la acción conjunta para silenciar a los medios de comunicación que todavía se arriesguen a criticarlos. La amenaza, que parece preocupar poco a los medios ecuatorianos, es analizada con temor por la SIP.

En Venezuela lo que más irrita a Chávez es Globovisión, una estación de TV que aún elude el control del autócrata. En el Ecuador, a Correa le molestan Teleamazonas y el diario El Universo. El disgusto oficial por Teleamazonas ya se reflejó con el bombazo lanzado anoche contra sus instalaciones. Iguales tácticas que su mentor Chávez.

En lo económico Correa está resuelto a continuar su arremetida contra la historia empleando doctrinas obsoletas y ya archivadas como la teoría de la sustitución de importaciones como motor del desarrollo. Su autor, el argentino Raúl Prebisch, creía a mediados del siglo pasado que sustituir las importaciones fortalecería las economías nacionales.

Los precios de los artículos manufacturados que importamos, decía, son artificiosa y vilmente inflados para absorber nuestras riquezas, al tiempo que las materias primas que le vendemos son cada vez más baratas, por manipulación de los países ricos. La realidad le contradijo y luego de las experiencias negativas en varios de los países influídos por la CEPAL (promotora de esa doctrina), la ideología Prebisch fue sepultada.

Correa quiere resucitarla pero se dará de bruces contra el pavimento. La prosperidad alcanzada por las naciones que se han alejado de ese modelo lo demuestra. Las fronteras abiertas a la libre inversión de capitales y tecnología son las que generan un más rápido crecimiento, no al revés: para prueba hay están los países del Sudeste Asiático, Irlanda, India, Brasil, etc.

En parecida forma el proteccionismo a las empresas, corporaciones y a los individuos que han cometido errores, no fortalecerá a los Estados Unidos: lo debilitarán. La GM y la banca fallaron no por errores del mercado sino por contradecir la lógica del mercado. Los bancos prestaron a quienes no tenían capacidad de pago, protegidos e impulsados por el gobierno y debieron liquidarse en concordancia con las mismas leyes del mercado.

En la GM y Chrysler, los mandos gerenciales no supieron responder al desafío de la competencia y sucumbieron además a la presión de los sindicatos. El costo de la ineptitud debió haber sido la quiebra, no el subsidio fiscal con el dinero de los contribuyentes. Lo primero ocurrió con Reagan cuando era presidente en el decenio de 1980: por la competencia japonesa, los fabricantes buscaron proteccionismo estatal. Les fue negado y a la vuelta de pocos años se regeneraron y compitieron con ventaja. Eso debió haberse hecho hoy con la gigante GM, especialmente.

El sistema democrático de mercado abierto a la competencia ha probado ser la mejor opción para el desarrollo y la inventiva. Pero es implacable y si bien premia al empresario eficiente e imaginativo, castiga y devora a los que no lo son. Hay quienes quisieran dulcificar esta realidad para evitar el impacto de dolor y frustración en los que fracasan. Son los utopistas, son los partidarios de Obama y Correa que van en pos del socialismo del siglo XXI.

Para quienes así piensan, el mercado debería pasar a control del Estado. Es sólo éste ente, no el consumidor, el que debe decidir sobre gustos y hábitos. Para ello hay que suprimir las libertades, no solo económicas sino de pensamiento, pues el libre juego de opiniones y crítica a los regímenes autócratas resulta impropio y molesto a sus designios.

En la URSS se siguió ese esquema autoritario y la supresión de libertades implicó la muerte de más de 20 millones de personas y el empobrecimiento de sus habitantes. En Cuba igual. Ahora están en marcha procesos iguales en Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. ¿También en los Estados Unidos?

Esta es la gran incógnita del momento, que tiene confusos a todos.

Monday, May 18, 2009

DECLARACIONES DE ÚLTIMA HORA

Las declaraciones de ayer y hoy del presidente ecuatoriano Rafael Correa y su carnal Gustavo Larrea, ex-ministro de Gobierno y Seguridad, no pueden pasar desapercibidas.
Correa anunció el sábado que agotará todos los medios jurídicos para buscar la condena internacional a la acción de su colega colombiano Álvaro Uribe, que destruyó un campamento de las FARC en territorio ecuatoriano. Larrea, a día seguido (hoy) afirma que está tramitando la autorización del gobierno del país en el cual se entrevistó con Raúl Reyesel comandante de las FARC en ese campamento, para revelar el sitio del encuentro.
Si Correa cree que va a encontrar algún respaldo internacional para condenar a Uribe, está chiflado. Ya lo intentó a poco de la incursión militar del 1 de marzo del año pasado y fracasó rotundamente. Al igual que fracasó José M. Velasco Ibarra cuando denunció unilateralmente en 1960 el Protocolo de Río válidamente celebrado entre Perú y Ecuador en 1942. O como ha vuelto a fracasar Correa con la subasta de petróleo de la compañía francesa, acusada de fraude trivutario.
Gustavo Larrea es tan cínico como Correa. ¿Cuál es el tercer país en el cual dice que se entrevistó por solo 12 o 15 minutos con Reyes? ¿Por qué no lo dice y por qué no lo dijo desde un comienzo, si todo lo que hizo era por razones humanitarias? Si no es Colombia ese país ¿será Brasil, será Venezuela o Suiza? Por cierto, no es ninguno de los citados. La entrevista fue en Angostura y punto. Pero claro, Larrea puede ahora lograr de Chávez, el maestro de Correa, que acepte decir que fue en Venezuela, pero eso lo creerán solo los fanáticos (que por desgracia abundan, de Correa). 
Afirma Larrea que no sabía que el sujeto al cual iba entrevistar en ese sitio geográfico misterioso era Reyes. Luego dice que lo supo. También dice que Correa no sabía que él estaba en estas gestiones de paz "para liberar a la colombiana Ingrid Betancurt y a 4 (amados gringos) "agentes" de la CIA." Pero que luego le contó a Correa del viaje secreto, aunque no creyó que mencionarle que se entervistó con Raúl Reyes, el segundo a bordo luego de Marulanda en las FARC, tenía importancia. Aunque aclara que recapacitó más tarde y decidió contarle todo a su jefe. 
¿Cuál es más idiota? ¿Correa que miente o Larrea que miente? ¿O quienes les creen o quienes no les creen y no reaccionan? Larrea, al entrevistarse en Angostura o en cualquier otra parte con Reyes, violó la seguridad nacional y el respeto a un gobernante legítimamente elegido como Uribe en un país vecino. Correa debió cancelarlo o encarcelarlo sin dilación, si es que Larrea actuaba sin su autorización. Pero es obvio: Correa, Larrea y Chávez actuaban de consuno. Negarlo no tiene sentido. Correa no solo que no ha condenado a Larrea, sino que ordenó a su asamblea o congresillo que archive todos los cargos contra él y ha prometido volverlo a colocar en algún cargo importante en su gobierno (acaba de anunciarlo).
¿Es éste el tipo de gobierno y de gobernantes que quieren y respaldan los ecuatorianos? Qué desgracia...!
Atentamente,
Santiago Jervis. 

Friday, May 15, 2009

CÓMO MARCHA EL OBAMISMO

El mundo está en vilo observando cómo se comporta en lo interno y externo la mayor potencia en la historia de la humanidad, los Estados Unidos, comandada hoy por uno de los líderes más ineptos e impreparados desde que fue fundada en el siglo XXVIII.

En el manejo de la economía, Obama es comparable con un hombre de las cavernas que hubiese entrado en una cristalería blandiendo un garrote para destruirlo todo. En menos de seis meses de gobierno ha logrado el “milagro” de agudizar los males derivados de las nocivas medidas económicas de último momento adoptadas por George W Bush.

La absurda decisión de corregir acciones indebidas de los bancos y financieras, así como de algunas industrias automovilísticas, con forzados empréstitos que se nutren de impuestos, no ha remediado nada y el régimen de Obama, lejos de corregirse, se ratifica en seguir ofreciendo más y más dinero fiscal a los responsables de la crisis.

Esa actitud es como si se quisiera socorrer a un alcohólico, dándole a beber toneles y más toneles de ron. Las finanzas no reaccionan, los créditos no se dan y el desempleo sigue batiendo récords de los últimos 50 años. El estribillo de “no me culpen a mi” de lo que está sucediendo sino a Bush, ya no tiene sustento. La gente empieza a reflexionar que fue un error elegir presidente a un hombre de paja.

El termómetro de lo que está sucediendo en la economía de este país es la Bolsa de Valores de Nueva York. En muy contados días ha habido modestos repuntes, pero la tónica general es hacia la baja. Lo cual quiere decir que todos están temerosos y desconfiados de la conducta de este régimen.

Si el verdadero objetivo de Obama y su gang es quebrar al sistema capitalista y al sistema democrático liberal, entonces habría que aplaudirlos. Basta observar cómo por todos los flancos hay cada vez más intrusión gubernamental en el sector privado y cómo repetidamente el grupo se pronuncia contra todo lo inherente al sistema, esto es, la libre competencia, la inventiva, el lucro.

Obama se ha hecho eco de la izquierda en cuanto a la provisión de salud y en toda ocasión dice que el sistema imperante ha fracasado y que hay que ponerlo bajo control directo del Estado para mejorarlo, como en los regímenes de corte  socialista de Europa. Dice, con razón, que no es justo ver que cuarenta millones de personas no se protejan con seguros médicos, pero para subsanar ese vacío, quiere romper al sistema.

Y el sistema es el mejor y más eficiente del mundo. Para ampliar la cobertura y para abaratar los costos, la fórmula no es misteriosa. Para lo primero garantizar el acceso económico a la gente de menores recursos (que de otro lado si están protegidos en la actualidad por la asistencia estatal), con deducciones de impuestos a patronos y empleados. Y para lo segundo revisar los excesos en los costos de seguros por malas prácticas médicas.

La extensión global de la atención a la salud implica gastos fiscales siderales y, lo que siempre ocurre, corrupción y estafa para los aprovechadores del sistema estatal proclive a engaños, fraudes y coimas. La calidad y la frecuencia de las atenciones se reduciría y, a la postre, a quien más se quiere beneficiar será a quien más se perjudique.

Con respecto a seguridad interna y externa, Obama comienza a dar traspiés y contradecir la retórica extremista de su campaña. Cometió un acto de traición al ordenar que se divulguen documentos secretos del trato a los prisioneros de guerra. Prometió acto continuo propagar fotografías de supuestos maltratos a dichos prisioneros. Pero en esta segunda acción fue frenado por las Fuerzas Armadas.

El pretexto para revocar la orden de divulgar las fotos fue que podría perjudicar a los norteamericanos en armas en tiempo de guerra e ahondar la opinión pública adversa contra los Estados Unidos. Miente porque la divulgación anterior de los documentos tenían los mismos peligros y él lo sabía y por ello los divulgó.

Evidentemente los militares se rebelaron y advirtieron a través de sus más altos mandos que esta vez no permitirían a Obama cometer un nuevo acto de traición. A diferencia del Ecuador, parece que en este país la institución militar es aún firme a sus principios y misión, no obstante el histórico papel de acatamiento a las autoridades civiles que es tradicional en este país.

(Si las fuerzas armadas del Ecuador fueren coherentes con su pasado y con su misión, no habrían permitidoque se exonere de toda culpa al ex-ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, culpable de dialogar con las FARC y con el líder Raúl Reyes en el campamento establecido en territorio ecuatoriano, en violación de toda ley de seguridad nacional. Pero en Ecuador los militares están comprados y silenciados por Correa).

Hay aquí un comentarista, Rush Limbaugh, que cree que las fotos del Pentágono podrían a la postre llegar a publicarse si Obama maniobra con los jueces “liberals” con una apelación (de sus secuaces) al veto presidencial, en aras de “la libertad de información”. Como se sabe, las cortes están infiltradas de jueces de extrema, que se han dedicado no a juzgar, sino a legislar como en el caso del aborto y el matrimonio  entre homosexuales. Si los jueces llegaran a autorizar la publicación, Obama diría a los militares: no he sido yo, han sido los jueces...

El escándalo del día es de la Speaker of the House, o presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Luego de la tragedia del 9/11 ella y algunos de los principales líderes del Congreso fueron informadas de los métodos que se emplearían para interrogar a los terroristas capturados en Guantánamo. Uno de los métodos era el “waterboarding” o inmersión forzada en el agua, hasta que los angelitos confiesen. Pelosi no solo aprobó los informes, sino que dijo, junto con otros demócratas, que había que ser más severos para garantizar la seguridad de la nación.

En ocho años del gobierno de Bush, gracias a los informes colectados, no hubo más ataques terroristas (que en cambio proliferaron en otras regiones del globo) y acaso ello atizó la politización y crñitica a la guerra antiterrorista. Se dijo que Bush y la CIA “torturaron” a los angelitos con el waterboarding y pideron no solo prohibir ese método sino enjuiciar a quienes lo aplicaron... con aprobación del Congreso. Pelosi se sumó a la cantaleta y ahora niega que conocía del método, que los de la CIA en todo caso le mintieron, etc.. Su cargo está en peligro y es probable que caiga.

El waterboarding no es tortura. Al menos en los Estados Unidos nadie ha muerto por esa causa ni ha quedado mutilado. Tan no lo es que las fuerzas especiales de los Marines incluyen rutinariamente ejercicios de waterboarding en su plan de entrenamiento. Si fuera tortura, el método sería excluído. Adicionalmente, nadie puede declarar aquí que inmersión  es tortura, hasta que lo declare el Congreso y éste se niega a tratar el tema...acaso porque los demos saben que perderían. 

La forma cómo continúe gobernando Obama es una incógnita. En materia de seguridad nacional se ha rectificado, pero no por convicción sino por presión de los militares. En lo económico, la cuadruplicación de la deuda y la caída en las inversiones y el empleo le han hecho decir a él mismo, en un “town house” de hace un par de días, que la situación es “insostenible”. 

¿Qué es lo que motiva esta autocrítica? Se especulña que con ello Obama está anunciando lo que es tradicional en los demócratas: que para que la situación sea “sostenible” habrá que aumentar los impuestos, especialmente a los ricos o “pelucones”, como diría su cuasi clon Rafael Correa de Ecuador. Y ya se sabe, por la historia, que más impuestos en tiempos de recesión aumentan la recesión y acentúan el empobrecimiento general. 


Friday, May 1, 2009

LA PANDEMIA TEMIBLE

A los pobres marranos se les ha acusado injustamente de ser los culpables de una  pandemia de infección viral, que la quieren comparar con la devastadora Influenza Española que mató a una venitena de millones de personas a comienzos del siglo pasado.

Para consuelo de los defensores de los cochinos, se ha resuelto que la fiebre porcina no se llame tal sino que se la clasifique con una mezcla de números y letras que confunden, pero que no contribuyen para nada a frenar la infección. Afortunadamente, por ahora parece que los peligros no son mayores.

Pero hay otra pandemia que azota al mundo por doquier y que tiene orígenes de mayor cuidado y no tan fácil identificación. Se trata de la difusión acelerada del virus del colectivismo que fomenta la lucha de clases, la envidia y el odio a toda forma de capitalismo democrático.

Esta enfermedad, como las fiebres virales, no es nueva y varía en sus formas, expresiones y síntomas al igual que las mutaciones de todo virus serio que se respete. Y surge cada vez que hay descontento social por una u otra causa. En seres humanos y en las sociedades en los que no ha madurado el sistema inmunológico, el virus colectivista prende de inmediato.

La condición humana es, por naturaleza, distinta. No hay seres humanos iguales así como no lo hay en el reino animal o vegetal. Hay de hecho diferencias étnicas en cuanto al color de la piel y la contextura antropológica, pero en esencia todos los seres humanos son distintos e iguales al mismo tiempo.

El problema de fondo que se arrastra desde que hay memoria del paso de los hombres sobre la tierra, es lograr un modus vivendi pacífico y tolerante entre los individuos distintos dentro de un conglomerado homogéneo y entre sociedades de características diferenciadas.

Si se trata de sociedades, la batalla ha sido eterna entre aquellas que por una u otras razón adquirieron poder y el deseo por esa causa de dominar y conquistar a los más débiles y éstos en su eterna voluntad de resistir. Dentro de grupos sociales menores, sean tribus o naciones, la batalla interior también ha sido constante entre los que aspiran al dominio absoluto y los que se oponen a él.

En la Grecia antigua, luego en Roma (para referirnos a Occidente) se ensayaron las primeras formas de convivencia democrática mediante la cual los peligros de un poder central excesivo se neutralizaba con la acción de foros ciudadanos en los cuales se discutía, censuraba o modificaba las decisiones gubernamentales.

Por desgracia, la duración de esas sabias experiencias democráticas duraron poco y fueron borradas por caudillos mesiánicos que liquidaron a la  oposición y montaron ejércitos para oprimir a pueblos más débiles para expandir un imperio expoliador.

La Europa sucedánea es un recuento repetitivo de esa lucha que convirtió a esa continente en el más guerrerista de la historia, hasta la II Guerra Mundial. En ese recuento hubo la permanente refriega por frenar el despotismo monárquico, en el interior de las naciones y por bloquear el avance de las conquistas de territorio por parte de los más fuertes y mejor armados.

La Revolución Francesa guillotinó a la monarquía, pero al cabo del Terror advino el despotismo imperialista de Napoleón. Un siglo más tarde se ejecutó en Rusia a la familia de los zares y el zarismo fue sustituído por el colectivismo utopista y despótico de Lenín y Stalin, que tuvo su proyección en el nazifascismo de Hitler, Mussolini e Hirohito.

Estas visiones extremas para solucionar los problemas de injusticia o disparidad tienen un denominador común: fortalecer el influjo del Estado. Según esa cosmovisión, monárquica y caudillista, el Estado es la mejor opción para regular la conducta de los seres humanos. Puesto que el líder posee la verdad para todo y para todos, la discrepancia de opiniones es contraria al bien común y hay que suprimirla.

En las autarquías islámicas, la sola moral y la sola verdad está en el Corán y en sus mandatos de convertir a la fuerza a los infieles o aniquilarlos. En la URSS la sola religión permitida era la del comunismo, como en la China roja, por lo cual se extirpó todo tipo de religiones. En el caso de caudillos menores, como Hugo Chávez de Venezuela, la Iglesia Católica está prohibida de disentir. 

Ninguna infección viral beneficia al hombre. Tampoco el virus del colectivismo. La ha demostrado la historia repetidamente. Los extremos tiránicos crean corrupción y acentúan la pobreza, aparte de suprimir el bien supremo de las libertades de expresión, movilización y credo.

La Europa del siglo XVI y XVII estaba infestada de  monarquías guerreristas y expansivas. Fue cuando Colón arribó a América abriendo el éxodo de europeos hacia estas tierras. Hubo dos corrientes claras: la proveniente de las Españas, que permitió la formación de nuevas clases dominantes siguiendo el mismo esquema feudal y la de la Europa anglosajona, que buscó algo distinto.

La anglosajona, instalada en la América nórdica tiempo después que la hispano portuguesa, se organizó para tratar de superar los yerros del sistema feudal en cuanto a libertad de credo, comercio y trabajo. En parte por esa convicción y por la bravura de los indígenas, aquí no se repitió la forma de explotación aborigen sobre la que se erigieron fortunas en Hispanoamérica.

El modelo se afianzó y terminó por rebelarse y separarse de la corona biritánica para ensayar el primer modelo de república democrática con las 13 Colonias que más tarde se confederaron y aprobaron una Constitiución. Es la misma que rige hasta la fecha, con apenas 23 enmiendas.

La inspiración genial de los fundadores de la Patria a partir de la Declaración de la Independencia del Reino Unido y la Constitución, fue considerar que había que dar a todos los hombres la misma oportunidad ante la ley para la búsqueda individual de la felicidad. En ningún sitio de esos documentos se insinúa, como en la Revolución Francesa, que el objetivo nacional sea la igualdad, excepto si ésta se la entiende como igualdad ante la ley y no igualdad de resultados. Los hombres y mujeres son distintos por sus talentos, ambiciones y aspiraciones. Lo injusto es bloquearles el acceso a las oportunidades o discriminarlos ante la ley (como ocurrió con los negros en USA).

La filosofía americana, inalterada por más de casi tres centurias, ha probado ser la opción mejor de convivencia. Ha permitido el crecimiento constante de la riqueza y la incorporación cada vez mayor de ciudadanos a participar de ella. En línea paralela, esa riqueza fortaleció la cultura en todas sus manifestaciones. 

No obstante, ahora esa filosofía parece ponerse en entredicho y no por parte de enemigos externos, sino desde la misma Casa Blanca a la que accedió como presidente un líder que ha repudiado a lo largo de su existencia como alumno, político, legislador y feligrés los valores y principios fundamentales que han hecho grande a esta nación.

La URSS colapsó por sus errores tras 70 años. Luego de la II Guerra Mundial su propósito fue expandir su dominio por los cinco puntos cardinales mediante la propaganda, la fuerza armada, la infiltración y cualquie recurso disponible. Su influjo fue evidente incluso dentro de Estados Unidos, según documentos que han sido declasificados. 

Una de las áreas de mayor influencia fueron las universidades. Desde hace más de medio siglo los profesores de las principales universidades se han convertido en los principales detractores de los Estados Unidos, empleando la misma retórica anti yanqui de los “camaradas” rusos, cubanos o de sus discípulos más recientes como Chávez, Rafael Correa, Ortega o Evo Morales.

Una víctima fatal de ese virus es Obama, hijo de un kenyano y una hippy yanqui que se rebeló contra el “establishment”. Aunque la biografía de Obama aún es inédita, por tanto dato semioculto (ni siquiera se exhibe su partida de nacimiento en USA), se conoce de sus amigos más cercanos y todos ellos son extremistas, como Ayerst, el frustrado terrorista que atacó al Pentágono y ahora intima con Chávez.

Obama, como Presidente, no cesa de pedir perdón por los supuestos errores cometidos por sus antecesores en Europa, el Japón y el mundo y con los asesinos terroristas de Guantánamo. No es prédica de un estadounidense que ame a su nación, que se sienta orgulloso de su historia: es el lenguaje de un enemigo o al menos de un cómplice del enemigo. 

Hitler, Mussolini, Stalin, Napoleón, intentaron dominar  con sus ejércitos y la infiltración. La URSS se desintegró, sin embargo, sin que se haya disparado un solo proyectil. USA, de seguir el curso que ha seguido en estos 100 primeros días de Obama, podría sucumbir también sin un solo disparo.

Obama ha quebrado a la economía nacional y ha cuadruplicado exponencialmente su deuda. Habla de desnuclearizar al país unilateralmente y al mismo tiempo ha anunciado que reducirá el gasto bélico y se difundirán los secretos de Estado en la lucha contra el terrorismo islámico. Sonríe y se abraza con enemigos como Chávez y quiere hacerlo también con Ahmadinejad de Irán y los Castro de Cuba.

En su cruzada para debilitar a esta nación y sus principios, se le abre otra de las mejores opciones: la Corte Suprema de Justicia. Uno de los nueve magistrados anunció su retiro, pronto lo harán otros dos. Los sustituirá con gente que piense como él.

La estrategia es simple. Si más de la mitad de la población de Estados Unidos no piensa como él, el obstáculo se allana con los jueces para aprobar leyes, decisiones e interpretaciones a su antojo. Eso está ocurriendo con la exaltación del homosexualismo y el matrimonio gay. El voto popular en contra fue anulado con interpretaciones constitucionalistas de los jueces, lo cual en si mismo es una aberración constitucional. 

En el plano ejecutivo, cuando se presentan trabas a sus designios, recurre a los “Ordenes Ejecutivas” por sobre el Congreso. Pero ya el Congreso no será óbice, pues cuenta con mayoría absoluta en las dos cámaras y en el Senado va a lograr 60 votos para impedir cualquier bloqueo republicano.

En el Ecuador, Rafael Correa ha hecho “milagros” en la misma dirección, pero lo notable allí es que cuenta con el respaldo popular. Es la estrategia de Chávez, quien la aprendió del sacerdote mayor del colectivismo (ahora llamado “socialismo del siglo XXI”), Fidel Castro. Fidel, con talento innegable, vió que la vía de la insurrección armada no tenía futuro en la América Latina, como no lo tuvo en Angola y Bolivia con el Che. Se las ingenió, entonces, destruir el sistema desde adentro y esa táctica ha dado resultados en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua.

¿Ocurrirá igual en los Estados Unidos? Obama se está apoderando de bancos y corporaciones. La General Motors quedará en manos de los sindicatos, que con los malos administradores detruyeron a la empresa. Igual peretende infiltrarse en las ligas de fútbol, las universidades, los diarios y medios audivisuales (cuyos periodistas ya están desde hace rato contaminados de colectivismo).

Ya vendrá la estocada final (y justiciera, según él): castigar a los ricos con más impuestos, por el gran pecado de haber sido innovadores. De ese modo buscará contrarrestar la deuda y el déficit fiscal que avanzan a pasos acelerados para desembocar en inflación y acaso recesión o deflación. Pero ya se saben las consecuencias: unos pocos utopistas y resentidos sociales le aplaudirán, pero la economía nacional (e internacional) se irá a pique.

Igual que en el Ecuador, país en el cual los recursos fiscales se han agotado al tiempo de cerrarse las puertas al crédito externo. La confiscación a los ricos, vía impuestos o cualquier otra que se ingenie, no conducirán sino al desastre.

Alguien recordaba el dicho de que si un hombre a los 20 años no es socialista, es porque no tiene corazón. Y si el hombre a los 40 años sigue socialista, es porque no tiene cabeza...o porque no paga impuestos (por falta de un mínimo de ingresos=resentido social). El virus del colectivismo, se ve, ha enfermado el seso a los obamas y correas de la era actual. 

También otra persona filosofaba en el sentido de que pueblos como el Ecuador, Venezuela o los Estados Unidos tienen los gobiernos que se merecen. Pero no los que necesitan.