Tuesday, October 15, 2019

MÁS PARECE UN LINCHAMIENTO

El proceso para enjuiciar y destituir al Presidente Donald Trump  está desarrollándose en la Cámara de Representantes del Congreso Nacional con tanto secretismo que más que "impeachment" está pareciéndose a un "lynching".
La Constitución de la República dispone que dicha Cámara puede iniciar ese juicio siempre que haya presunción de delitos muy graves de parte del mandatario, como traición y sobornos y siempre también que exista acuerdo entre las facciones partidistas.
Ello se cumplió en los tres casos previos de impeachment con Andrew Jackson, Richard Nixon y Bill Clinton. Con Trump, sin embargo, la presidenta de la Cámara, la demócrata Nancy Pelosi dice que no será necesario votar si procede el juicio y ha ordenado que se llame a testigos sin participación republicana.
Esa conducta contraviene normas fundamentales del Derecho, que estipula que el acusado puede y debe cuestionar a sus acusadores y testigos en defensa propia. Ello rige para cualquier caso menor, máxime en tratándose de despedir a un Presidente legítimamente elegido, lo cual sin el debido proceso equivaldría a un golpe de Estado.
Los diputados republicanos no han podido exponer en la Cámara que el cargo de impeachment no tiene validez. Se le acusa al Presidente de haber llamado telefónicamente en julio pasado al Presidente de Ucrania Zelensky para pedirle que investigue al ex vicepresidente Joe Biden y a su hijo Hunter por negocios turbios en ese país, con el supuesto ánimo de dañar su candidatura presidencial para el 2020.
Los Biden hicieron negocios multimillonarios en Ucrania y Trump quería y quiere averiguar si cuando ambos viajaron a ese país en el 2013 estuvieron vinculados con la trama que se fraguó sobre la llamada "Russian collusion", según la cual los "camaradas" habrían intervenido en las elecciones del 2016 para ayudar a Trump el plutócrata a derrotar a Hillary Clinton la socialista.
Pero Trump destruyó la coartada al ordenar que se desclasifique la conversación suya con Zelensky. En ella no hay ninguna presión para destruir a Biden con miras a los comicios del 2020 en los cual Trump busca ser reelecto, ni menciona para nada la entrega o no de fondos pre asignados de ayuda militar a Ucrania.
Pelosi, acorralada al igual que Adam Schiff, jefe del Comité de Inteligencia encargado de los interrogatorios, elude contestar las preguntas clave sobre incorrecciones del proceso e inclusive  anuncian que no llamarán al "whistleblower" o soplón de segunda mano que dio una versión falsa del diálogo de los Presidentes. Sin la presencia de dicho personaje, el sainete montado por los demócratas se desmoronaría.
El proceso, no obstante, acapara la atención pública merced a los amplios espacios que la prensa, radio y TV, aliados a la campaña anti Trump, dedican al tema sin pausa y sin opción a pensamientos divergentes. Un reportero audaz, que representa a "Veritas", hizo una grabación secreta de reuniones de trabajo del jefe de CNN con sus reporteros.
Al inicio de la jornada, se observa cómo les instruye cuál debe ser el objetivo de los reportajes para el día: destruir la imagen de Trump y su equipo e ignorar cualquier logro que le favorezca. Veritas hizo otro reportaje similar sensacional revelando cómo Planned Parenthood negociaba en un restaurante la venta de partes humanas de los fetos que a diario "cosechaba" la institución (financiada por el fisco).
El caso de la "colusión rusa" demoró casi tres años, costó unos 43 millones de dólares y resultó un fiasco, pese a los 18 abogados sabuesos que escudriñaron todos los recovecos posibles en la vida y milagros de Trump. Se ignora si los demócratas perseverarán en esta farsa del impeachment, que ha impedido a la Cámara y al Congreso un trabajo productivo en salud, infraestructura, impuestos, tratados comerciales, seguridad de fronteras.
Si de todos modos la Cámara aprueba los Artículos del Impeachment, en el Senado de mayoría republicana es probable que el proceso se estanque y termine en el archivo. A menos que los demócratas se ingenien algo que convierta al impeachment en un lynching o linchamiento, que para ello tienen la experiencia que adquirieron tras la Guerra Civil, con la ley Jim Crow y el desprecio contumaz por la Constitución que han evidenciado tantas veces.

Thursday, October 3, 2019

¿SON ESTÚPIDOS LOS ANTI TRUMP?

La "resistencia" a Trump se está quedando sin argumentos válidos para su "impeachment" o juicio político para destituirlo, a punto tal que su comedia va camino de convertirse en una farsa en la cual los demócratas están apareciendo como una partida de estúpidos.
Primeramente la líder demócrata Nancy Pelosi, Presidenta de la Cámara de Representantes, se opuso a un impeachment que los elementos más radicales de su partido le exigieron que iniciara tan pronto ellos obtuvieron mayoría de la Cámara en 2018.
Con apego a la ley y la tradición, Pelosi dijo que no cabía lanzarse a un impeachment si no existía acuerdo bipartidista y si los cargos lo justificaban. Tales cargos contra el Presidente son de supuesta traición, soborno o graves delitos por abuso del poder, los cuales deben ser especificados por el Comité Jurídico.
Para comenzar la indagación, se precisa someterla a votación, lo cual Pelosi ha pasado por alto para evitar el indispensable aporte de la contraparte republicana. En consecuencia, la indagación se hará solo con requerimientos de la parte demócrata acusadora y no a través del Comité Juridico que preside Jerry Nadler, quien sigue otra vía orientada hacia el mismo fin de  un impeachment.
La motivación del impeachment orquestada por Pelosi es una conversación telefónica de Trump con el nuevo Presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky, en julio pasado. Acababa de suceder al corrupto Petro Poroshenko tras una campaña basada precisamente en una promesa contra la corrupción.
Pelosi argüía que Trump llamó a Zelensky para presionarlo a que investigue y sindique al ex Vicepresidente Joe Biden y a su hijo Hunter por negocios fraudulentos en ese país, so pena de cancelar ayuda militar. La intención supuestamente era debilitar a Biden para las elecciones presidenciales del 2020, acaso por considerarlo el pre candidato de mayor peligro para su reelección.
Toda esta leyenda dijo Pelosi se la conocería gracias a un "whistleblower" (denunciante que cuenta con amparo legal) cuya denuncia se sabría más tarde. Pero su acusación se desplomó cuando Trump hizo pública la transcripción del diálogo con Zelensky en el que se constata que el único objetivo de la llamada fue felicitarlo por lo victoria y alentarlo por el buen éxito de la gestión.
Fue el líder ucraniano quien mencionó a Biden y a su hijo y ofreció cooperar en las investigaciones para hallar los nexos de la fracasada Misión Moeller sobre la colusión rusa que la "resistencia" demócrata dijo existió para favorecer a Trump frente a Hillary Clinton en las elecciones del 2016. Entonces Zelensky citó al Fiscal  General Bill Barr y al abogado del Presidente, Rudy Giuliani, para que aporten en la investigación sobre los albores de la supuesta colusión rusa.
En ningún momento hubo amenaza de suspensión de ayuda militar ni de otra índole y jamás se mencionó nada respecto a los comicios del 2020. Resulta ingenuo suponer que Trump buscara ayuda de Ucrania para sumar votos para la reelección: ¿cómo? ¿con donaciones?¿alterando resultados en las urnas?¿con coimas? ¿en las redes sociales, con avisos?
De otro lado, nada ni nadie podía garantizar en julio pasado que Joe Biden sería el elegido en las primarias demócratas, cuyos resultados se sabrán en junio del próximo año. A Bernie Sanders, uno de los punteros de la campaña, le sobrevino un problema cardíaco con sus 78 años de edad. Biden tiene 76 años de edad y su salud no es muy sólida. ¿Por qué Trump iba a arriesgar tanto por él en el affaire Ucrania?
Lo cierto es que los demócratas progresistas, aliados con la prensa mayoritaria que hace tiempo ha dejado de ser profesional, han estado al acecho de Donald J. Trump desde el momento mismo de su victoria en noviembre del 2016 a la espera del menor desliz para tratar de socavarlo y hundirlo. Es algo milagroso que no lo hayan logrado con semejante muralla de desinformación y calumnia.
Hillary y sus aliados de la "resistencia" progresista idearon la mentira de la colusión rusa con el dossier del espía británico Christopher Steele y tras casi tres años y 43 millones de dólares fracasó. Luego hubo varios intentos para boicotear sus nombramientos para la Corte Suprema de Justicia y otros jueces, para la seguridad de las  fronteras, etc. 
Ahora se han inventado lo del "whistleblower" que terminará siendo con seguridad otro gran fiasco, para sanidad de la nación y para oprobio de un partido que está anegado cada vez más en las mentiras.