Sunday, August 25, 2013

LOS CAMBIOS CLIMÁTICOS


El señor Tarcisio Granizo, ex Subsecetario de Patrimonio en el gobierno de Rafael Correa de Ecuador, tuvo la amabilidad de escribir un comentario sobre el problema que se debate del proyecto Yasuní o ITT. Su opinión es valiosa, por sus títulos académicos de biólogo así como por su experiencia como funcionario en algunas organizaciones internacionales que se preocupan de la preservación del medio ambiente. Lo publicamos seguidamente, con una respuesta de mi parte y links sobre artículos relacionados con el tema. 

Estimado Santiago:
María Helena gentilmente me envió su artículo luego de que leyera una nota mía colgada en el Facebook. Me pidió que comente sobre el mismo, pues mis opiniones son bastante diferentes de las suyas. Así que con el ánimo de abonar a un debate que ni empieza ni termina ahora, me permito hacerle llegar, a través de ella, unas reflexiones.
La Iniciativa Yasuní ITT no consistía en pedir limosna. Consistía en pedir una compensación por no emitir a la atmósfera cientos de miles de toneladas de carbono (se calcula que lo que emitiría el petróleo del ITT es la misma cantidad de carbono que emiten países como Francia o Brasil en un año). En realidad Yasuní ITT no era per se una iniciativa de conservación, sino de mitigación al cambio climático. Así fue pensada, es decir, como un mecanismo que solicitaba una compensación a aquellos países que se han apropiado del espacio atmosférico (que es un bien público) para su desarrollo, y que por lo tanto tienen una deuda climática con el planeta. 
La Iniciativa apelaba entonces a un principio de corresponsabilidad global, apelaba al principio clave del Protocolo de Kioto de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” y se hacía eco de un mecanismo similar, reconocido por Kioto y la Convención Contra el Cambio Climático, que es el de REDD (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation) y que tiene el mismo principio: un país que decide no tumbar sus bosques, y no liberar el carbono almacenado en ellos, recibe una compensación por ello. A nadie se le ocurriría pensar que REDD, pese a sus limitaciones y problemas, puede ser considerado una limosna internacional. 
El nuestro es un país que para bien o para mal, depende de sus recursos naturales no renovables. El Gobierno actual ha hecho grandes esfuerzos por la conservación de sus ecosistemas. La paradoja es que los recursos no renovables de los que vivimos, están en su mayor parte, en áreas ricas en biodiversidad: el Yasuní es un ejemplo. Estudios científicos (serios!) muestran que el Yasuní, y en general, la cuenca alta del Río Napo, es quizás el área más biodiversa del planeta. Y sin embargo, el ITT contiene el 25% de las reservas actuales de petróleo. El país necesita recursos. Por eso fue una decisión valiente (y soberana, término que muchas personas no comprenden en su real dimensión) el haber propuesto al mundo el sacrificio de dejar ese 25% de las reservas de un país petrolero, sobre cuya explotación el país tiene todo el derecho. Es como si estuviéramos usted y yo en una sala y hubiera un letrero de “no fumar”. Si quiero fumar yo debo negociar con usted la posibilidad de hacerlo…y hasta pagarle para que me deje. Pero si el letrero dice “se permite fumar”, usted es el que tendría que pagarme para que yo no lo haga. El ejemplo, aunque ingenuo, ilustra bien lo que pasa en el planeta. 
Entonces aquí si hay una corresponsabilidad de los países desarrollados. Es claro que si ni siquiera han cumplido con sus ofrecimientos para financiar la mitigación y la adaptación al cambio climático a los países en desarrollo (pobres entre otras cosas gracias al desarrollo de los otros), menos iban a dar recursos a un pequeño país cuyo ejemplo con su iniciativa, podía crear un precedente peligroso que incluso hubiera podido afectar los precios internacionales del petróleo si otros países seguían el mismo ejemplo.
Vale aclarar que las contribuciones (no donaciones porque no son limosnas) a la Iniciativa, se convierten en deuda pública para el país a través de los llamados “Certificados de Garantía del Yasuní” asi que no hay riesgo de fraude alguno. El fideicomiso internacional (administrado por el Programa de NNUU para el Desarrollo) indicaba que los recursos del capital del Fondo Yasuní se utilizarían exclusivamente en proyectos de cambio de matriz productiva, en calidad de préstamos con intereses al Estado. No para la burocracia o la compra de armas o la construcción de infraestructura ( y peor para el pago de la deuda externa).  Y de hecho, los pocos recursos que el fondo logró captar se utilizaron en una pequeña planta hidroeléctrica en Loja. Los intereses que generara el fideicomiso Yasuní, se utilizarían en cinco prioridades: apoyo al sistema nacional de áreas protegidas, campañas de eficiencia energética, inversión social en el área (especialmente hacia pueblos indígenas), reforestación y ciencia y tecnología. 
Si bien es cierto la explotación petrolera se ha modernizado, no existe operación 100% segura y menos en un país con riesgos naturales de terremotos, erupciones y tsunamis. Incluso la empresa que más se jactaba de sus estándares ambientales, la famosa BP, destruyó buena parte de la zona del Golfo. Es de esperar que la explotación del ITT siga los mejores estándares internacionales, pero siempre habrá un riesgo ambiental (y social) fuerte. 
Sobre el uso de papel en los diarios, es verdad que es la actividad que más papel utiliza, y que por lo general la materia prima proviene de plantaciones forestales (¡no siempre!) pero son conocidos los casos de contaminación de esta fábricas, como el caso de Rio Cruces en Chile o la planta de origen finlandés (¡de la tan verde Finlandia!) en Uruguay, por la cual Argentina demandó a su vecino. 
Sobre el uso de los recursos del petróleo (de más de cien dólares el barril) no voy a entrar en detalles, pues no hay peor ciego que el que no quiere ver: carreteras, hospitales públicos, bono solidario, economía popular y solidaria, revolución educativa, etc. etc. Solo quiero referirme al tema ambiental, y es que en 2005, el presupuesto del Estado para el apoyo al sistema nacional de áreas protegidas (Patrimonio de Areas Naturales del Estado -PANE- para decirlo con más propiedad, porque el sistema aun no existe) fue de 2,7 millones de dólares. En la actualidad es de 21 millones, es decir 8 veces más que hace una década; se ha triplicado el ingreso de visitantes a las áreas protegidas en los últimos 10 años; se ha duplicado la dotación de personal para las áreas; y los indicadores de eficiencia en el manejo muestran que se ha sobrepasado el umbral de manejo básico (52%). Por último, otros programas creados por este gobierno forman parte del "paquete" que busca hacer efectivos los derechos de la naturaleza, como el programa Socio-Bosque (ahora exportado a varios países), el Programa de Recuperación Ambiental y Social (PRAS), o los programas de los GAD para tratar los desechos, el saneamiento de las camaroneras ilegales, el control a la pesca de tiburón (reconocida por varias instituciones internacionales), entre otros.
Mi pena por el fracaso del Yasuní es por muy distintas razones que la suya. Como puse en mi Facebook es que el fracaso de la Iniciativa Yasuní ITT nos aleja de una lucha más profunda desde el ecologismo social: una nueva matriz productiva, un cambio en la relación del ser humano con su entorno, la apropiación del Sumak Kawsay (de los pueblos indígenas) como política de Estado y no como discurso político, y de la sociedad del bioconocimiento. Nos aleja, nos retrasa, nos debilita.
Como nos alejan, nos retrasan y nos debilitan muchas decisiones de este caminar hacia esa utopía post-capitalista, o si se quiere neo socialista, en la que muchos soñamos. Porque yo, estimado Santiago, y muchos otros, no queremos una sociedad sostenible. Queremos una sociedad socialista, en la que la sostenibilidad sea uno de sus pilares.
Se me quedan muchos otros argumentos sobre el tapete, quizás en algún momento los podamos seguir conversando. 
Saludos cordiales,



Tarsicio Granizo

Estimado señor Granizo: 
Gracias por su comentario y el tono amable que emplea, que trataré de imitar. 
Alabo se preocupación por preservar en buenas condiciones el medio ambiente, algo en lo cual coincidimos. Discrepamos, sin embargo, en creer que en los últimos 50 años el hombre ha sido causante de tanta contaminación de la atmósfera con los carburantes derivados del petróleo, que el globo se ha recalentado poniendo en peligro a las especies vivas.
Para defender tal mito, han surgido líderes que han creado una suerte de empresa o religión para promover esa verdad sagrada. Pero ellos lcontribuyen a esa supuesta contaminación utilizando grandes jets para sus continuos viajes misionales por el mundo, financiados con las donaciones de quienes creen o lucran con la causa. Viven, como Al Gore, en mansiones superlujosas que consumen millones de kilovatios de energía no siempre limpia y mantienen un ritmo de vida opulento que desdice de su posición en favor de los pobres.
Pero el problema básico es que, por lo menos en los últimos años, la tierra ha experimentado un enfriamiento notable. Los verdes achacan, no teniendo argumentos para discutir, que ello tmabién obedece al calentamiento global. (En 1975, el grito de alarma de los ecologistas era que el planeta iba camino de congelarse, con lo que se extinguirían las especies vivas). Para combatir el mal del calentamiento, proponen no reducir las emisiones de carbono sino multar a quienes exceden de un límite fijado arbitrariamente. Es decir, más impuestos, más control, menos libre albedrío.
Usted, como amante de la naturaleza, quisiera mantener intocado el paraíso ecológico de Yasuní. Hágalo, persuada de ello a su líder Correa y evite un inútil referendo sobre el tema, que podría manipularlo a su antojo, como en ocasiones pasadas. No espere limosnas, o como usted las califica "contribuciones internacionales" de los "responsables" del recalentamiento global, los que "se han apropiado" del espacio atmosférico por lo cual tienen que pagar "la deuda climática". Si está convencido de que no debe tocarse al Yasuní, no lo toque y punto. Lo que es bueno para la humanidad responsable del Ecuador, es bueno por extensión para la humanidad toda. Hacer lo contrario equivaldría a un auto flagelamiento ecosocial.
Violar ese principio, esa convicción, porque no se recibe suficienre plata para no hacerlo, es pueril y condenable. Usted cita la analogía con los letreros de "no fume" y "permitido fumar". Si se advierte en un recinto que no debe fumar, no fume. La regulación no es negociable, sería una coima punible. Si se no hay prohibición, fume. No tiene que chantajear a nadie para hacerlo y si hay gente que no acepta el humo, ésta es libre de abandonar el recinto.
Arguye que Correa, lloriqueante por el fracaso de su proyecto, no ve otra alternativa que violar el paraíso Yasuní, porque "necesita de recursos no renovables" para continuar en su cruzada socialista. Falso. Los recursos no deben provenir exclusivamente el petróleo extraído con el capital y la tecnología extranjeros. La fuente debería estar en el esfuerzo de los ecuatorianos para crear riqueza en un medio de respeto a la ley, la libertad y con un mercado abierto a la inversión externa y externa y a una amplia competencia interna e internacional. 
Más dinero fácil del petróleo hace más remota esa posibilidad y acentúa la dependencia de la voluntad omnímoda del "gran líder". Éste ha borrado a la oposición, la indepencia de los tres poderes o funciones del Estado, ha castrado a los medios de comunicación y logrado la expulsión de algunos periodistas de opinión críticos de los medios en que trabajaban. Las carreteras y otras obras de infraestructura que usted menciona se han construído sin sujeción a leyes de licitación y no hay Contraloría ni Congreso que puedan fiscalizarlas. Muchos dicen que esas carreteras y otras obras físicas evidencian ya el deterioro de siempre. El sector privado se ha restringido y solo prosperan las que hacen negocios, no siempre cristalinos, con el Gobierno. 
El gasto público se ha multiplicado varias veces y la deuda igual, con el agravante de que las condiciones de endeudamiento con China son mucho más onerosas que las tradicionales. Ningún control ha habido para suscribirlas ni para analizar su desarrollo. No es este panorama el que propicia una "prosperidad sostenible", sino lo contrario: la ruina moral, cultural y económica de a nación. Revise lo que está ocurriendo en sociedades "pos capitalistas" o "neo socialistas" en las que se han aplicado esas políticas: Cuba, Norcorea, Venezuela, Argentina...
A los que usted acusa como responsables de la catástrofe climática y que no nombra, se sobreentiende son los industrializados a la cabeza de los cuales están los Estados Unidos. Como experto que usted es, conocerá que dichos países son modelos en preservación del medio ambiente. El río Támesis ha vuelto a tener peces y pesca. Igual los tres ríos de Pittsburgh, antes contaminados con las sidereúrgicas o el río en la desembocadura de Estocolmo. Si quiere mejor preservar lo que queda de la bárbara explotación en el Ecuador (Petroecuador destruyó parte de la Amazonía al apropiarse de Texaco/Chevron), va a tener que recurrir a esas tecnologías.
¿Usted sueña en un pos capitalismo que sea un neosocialismo? No es nada nuevo. Es el mismo utopismo que arranca con Platón, pasa por la Utopía del Medio Evo, avanza con Marx y se plasma en varias formas de regímenes comunistas, fascistas o "ciudadanas". Todos son lo mismo en cuanto buscan anular las libertades individuales y regularlo todo a través de un comité de sabios por auto calificación, bajo el mando del gran líder que en las monarquías suponían recibían un mandato divino para gobernar. 
Esa manera de pensar, implantada a sangre y fuego, fue superada con un grupo de iluminados que decidió bloquear la tentación y posibilidad de las autarquías, mediante el fraccionamiento del poder único en tres, que se auto controlen y vigilen. Se llama democracia, inspirada por Rousseau, Hobbes y otros. No se ha descubierto mejor sistema de gobierno y el más robusto de todos, sin rompimientos de la Constitución desde que se fundó la nación, son los Estados Unidos. El capitalismo es libertad, fair play, sujeción a la ley. Cualquiera aspiración al post capitalismo, es retorno al pasado y a la búsqueda infantil de utopías condenadas al fracaso. Hay que madurar y reflexionar al respecto. 
Cordiales saludos,
Santiago Jervis. 

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