Sunday, July 26, 2009

LA SOLA OPCIÓN CONTRA CORREA

Con individuos como Rafael Correa, actual presidente del Ecuador, no hay sino una alternativa: confrontarlos directamente, sin temor y con altivez. Eso lo ha hecho Guadalupe Mantilla de Acquaviva, líder del Grupo El Comercio y por ello merece la admiración, respeto y gratitud de los ecuatorianos.

El periodismo en el Ecuador quizás ha sido algo lento en reaccionar, pero según el aforismo, “más vale tarde que nunca”. Ahora ha quedado claro que no cabe dialogar razonable ni caballerosamente con quien no es ni razonable ni caballeroso.

Correa y similares autócratas como Chávez y otros, en el fondo son cobardes. Si se enfrentan a personas resueltas, su verborrea ofensiva pierde fuerza y terminan por batirse en retirada. Se repliegan y mienten y buscan refugio tan solo en sus incondicionales.

Guadalupe Mantilla se ha lanzado a defender la verdad, la verdad suya, la verdad empresarial del diario El Comercio y del periodismo independiente del país. Correa, un usurpador del poder por doble voto popular, no admite sino su verdad y busca aniquilar moral y físicamente a todos los que con él discrepan.

La directora ha decidido frenarlo y por lo visto no le arredran las posibles retaliaciones como clausura del diario y prisión para ella. No sería la primera vez. Ya le ocurrió eso a su padre, Jorge Mantilla Ortega, con el autoritario José María Velasco Ibarra. Fue a prisión y el diario se clausuró, por resistir una orden inconstitucional del gobernante.

Acaso Correa no se atreva a repetir estas acciones. Pero si tal ocurre, bien valdría el riesgo. Lupe sería saludada en la región y el mundo como heroina y la presión universal sería tal que a la vuelta de poco tiempo ella quedaría libre y el diario sería reabierto.

Correa insultó procazmente a Guadalupe Mantilla por una información dada por el ex gobernador de Loja según la cual él había advertido a tiempo a Correa que su hermano Fabricio estaba involucrado en negocios ilícitos con el sector público, sin que esa denuncia recibiera atención alguna del gobierno.

Según ha explicado El Comercio, se buscó la opinión de portavoces del gobierno sobre la denuncia pero los funcionarios se negaron a comentar.

Correa dice que no debió publicarse la nota pues con esa política podría entonces publicar cualquier denuncia de cualquier charlatán. Pero un ex gobernador no es un charlatán.

El diario Expreso fue el denunciante de los contratos ilíicitos de Fabricio Correa y por ello merece aplausos y premios a su labor. El reportaje fue profesional e irrefutable. Los contratos fueron anulados por los jueces y autoridades, en general sumisos al régimen.

Ahora El Comercio publica un excelente reportaje de investigación sobre otro escándalo del gobierno de Correa. Se trata de los decretos leyes de emergencia, que en número de casi una veintena ha ideado este régimen para malgastar el dinero del fisco sin fiscalización.

La idea de tales decretos era acelerar el trámite burocrático para contratar obras de reparación por casos de emergencia como desastres naturales y de conmoción interna o externa. Correa utilizó ese arbitrio para cimentar su poder mediante la concesión arbitraria y no emergente de contratos.

El Comercio dice que el régimen ha invertido unos 2.866 millones de dólares en 88 contratos y que el 60% de las obas contratadas tienen retrasos de cumplimiento contractual. No ha habido licitaciones, las compañía beneficiarias tienen una razón social distinta a la requerida, no hay control de los contratos ni de la marcha de las obras.

La historia política no solo en América Latina sino en el mundo, es una lucha constante por frenar los abusos de poder de los gobernantes. Una vez investidos del mando, sea por la vía del voto popular o la fuerza, ellos sucumben al embrujo del poder y pretenden acrecentarlo ad infinitum.

La acumulación del poder induce inevitablemente a la corrupción, lo cual es otro axioma histórico. Se lo palpa con Correa y se lo ha palpado con Chávez y todos los dictadores y dictadorzuelos de la historia. Esta historia demuestra que el único antídoto contra esta maldición es el sistema democrático que crea el equilibrio de poderes con las funciones legislativa y judicial.

El mejor ejemplo de eficacia del sistema lo dan los Estados Unidos. Un comentarista muy popular aquí, Rush Limbaugh, dice que el éxito de esta nación no se debe a los DNA o genes especiales de su población (que por lo demás es la que mayor mezcla de razas tiene en el mundo), sino al respeto por casi tres centurias del sistema democrático.

Eso no lo entiende Correa, pero si el periodismo independiente del país, ahora liderado por Guadalupe Mantilla. Debe seguir indeclinable en ese plano en defensa del país y de los 103 años de historia del Diario. Si así lo hace, su padre Jorge Mantilla Ortega estará muy orgullosa de ella y el país le agradecerá.

Sunday, July 19, 2009

MAS PREGUNTAS PARA CORREA

Todos los jefes de gobierno de los últimos años en el Ecuador, inclusive los dictadores miitares, acataban la usanza democrática tradicional de ofrecer eventuales conferencias de prensa a periodistas profesionales de los distintos medios escritos y audivisuales.

La excepción ha sido Rafael Correa. Cree él que la gente se satisface con sus cadenas de radio y TV unidreccionales de los sábados, copia de las creadas por su mentor Hugo Chávez, presidente de Venezuela.

Durante una o dos horas Correa desfoga su odio contra todos los que no piensan como él, no solo políticos sino empresarios y periodistas, sin que falten en su lista gobernantes extranjeros que se han aventurado a cuestionarlo.

En esas alocuciones radiales, que las celebra en distintas ciudades del país con el mismo esquema siempre de que solo su voz sea escuchada, sin opción a intervenciones discrepantes. Ocasionalmente ha habido la pantomima de invitar a cuestionadores, pero o no han sido profesionales o han sido incondicionales.

En la cadena de ayer aludió al video que fue capturado a una terrorista en Colombia, en el cual se ve y escucha al líder de las FARC apodado Mono Jojoy decir que hay documentos demostrativos de que esa organización de narco terroristas apoyó a Correa en su primera campaña presidencial con entre 100 y 200 mil dólares.

Eso ya lo dijo Raúl Reyes, el líder de las a FARC que cayó abatido el 1 de marzo del año pasado en el ataque de las fuerzas militares colombianas al campamento Angostura, en territorio ecutoriano. Lo del Mono Jojoy no es una novedad: es una confirmación.

Correa reaccionó igual que frente al anuncio de que en el operativo de Angostura se hallaron tres laptops (y sus memorias) de Reyes con valiosa información sobre sus contactos y estrategias guerrilleras, incluídos sus contactos con el líder ecuatoriano. Hoy, como entonces, Correa dice que laptops y video son patrañas urdidas por Álvaro Uribe, su par colombiano.

En respuesta Uribe se ha limitado a enviar una copia del video a la OEA y otra a la Interpol, para que verifiquen la autenticidad. Eso hizo la Interpol con la información de la laptops y reiteró que son válidas y auténticas.

Los periodistas, si hubiera una conferencia de prensa no manipulada, le podrían preguntar a Correa cómo cree que Uribe pudo haber hecho un montaje (sus palabras) para el video. En cuanto a las laptops, el vicepresidente del Ecuador Lenín Moreno, para respaldar a su jefe, dijo con sorna que esas computadoras deberían haber sido muy especialmente blindadas para resistir bombardeos.

De nuevo, los periodistas podrían preguntar a uno y otro cómo se explica que en el mismo bombardeo de Angostura hubo varios seres humanos, no especiales sino de carne y hueso, que salieron ilesos. Y no solo eso, sino que fueron rescatados, protegidos y curados por el gobierno ecuatoriano y luego puestos a salvo en Nicaragua en lugar de ser apresados y sometidos a juicio como cómplices del terrorismo.

Correa, cada vez está más cercado y ahogado en sus propios errores y contrdadicciones, dijo ayer que estaría dispuesto a ir a los tribunales internacionales para responder por cargos de apoyo al terrorismo y que incluso sugería qué él y Uribe se sometan a detectores de mentiras para comprobar quién dice la verdad.

¿Quién cree usted que miente? ¿Uribe o Correa, que durante la campaña presidencial primera se negó a calificar de terroristas a las FARC y dijo que debe ser aceptada como organización de “luchadores por la libertad” y que se negó a colaborar con Uribe cuando éste le informaba repetidamente de las coordenadas de los campamentos terroristas de las FARC en varios sitios del territorio ecuatoriano?

Si Correa no mintiese obligaría a su ex ministro de Seguridad a que revele sin dilaciones el tercer país en el cual se entrevistó con Reyes, según él mismo lo confesó. Ese tercer país no existe. El sitio del encuentro fue Angostura y fue allí donde se concentraron seguidores de las FARC de varios países, México entre ellos, para conferenciar con Reyes días antes del bombardeo. El viaje era conocido y autorizado por Gustavo Larrea, el ex ministro de Seguridad.

Si hubiera un diálogo libre con los periodistas y el Presidente, le podrían averiguar cómo respalda su aserto de que los discos duros de las laptop y el video son espurios. Su argumento defensivo de que él no conocía de manera personal a ningún dirigente de las FARC no tiene fuerza de descargo porque él sabía que sus subalternos estaban en contacto con los terroristas.

En esa misión hubo por cierto acuerdos con Hugo Chávez y el coordinador era y es el general René Vargas, embajador de Correa en Caracas. ¿Por qué los periodistas no le preguntan al presidente sobre este personaje y su papel en todo este embrollo narcoterrorista?

Mientras tanto, Correa arrecia en sus invectivas contra los medios escritos y audivisuales independientes de alcance nacional. Ahora quiere cercarlos con la “ingeniosa” invención de cerrarles la información oficial y encarcer la importación de papel, para los diarios y revisar las frecuencias, para el caso de la radio y TV.

La información de las actividades oficiales quiere canalizarla a través de los medios menores, que el gobierno cree no tienen la “agenda” de los grandes que defienden solo sus intereses económicos y seguramente los del “imperio” yanqui y no los de la “revolución ciudadana”.

Es una meta ridícula e inalcanzable, por lo mismo que los medios de menor difusión sirven a círculos geográficos reducidos o de grupos. No tienen, por tanto, alcance nacional. Los otros medios ya en poder y control del gobierno, carecen de credibilidad.

Pero sobre todo se trata de una pelea idiota, contraria al sentido común, a las necesidades populares y a la Constitución. El gobierno está impedido de controlar y menos apoderarse de medios de comunicación ni coartar información. Su deber es gobernar y responder por sus gestiones ante el pueblo elector a tavés de un Congreso crítico y la entrega periódica de información relativa a esas gestiones, a través del periodismo.

No obstante, Correa marcha infrenable en su propósito de reducir cada vez más las libertades democráticas, singularmente las de discrepar y expresar libremente esas discrepancias. La Asociación de Diarios por fin ha emitido un comunicado de protesta, aunque tibio. Tan solo un diario, El Universo de Guayaquil, lo publicó en sitio destacado en su página web. Hay artículos de algunos columnistas, pero a Correa “no le pasa nada”.

Lo que le habría salvado al Ecuador de su actual descalabro habría sido una acción temprana para cortar de plano y frontalmente los abusos de poder de Correa. Como cuando cerró al Congreso, destituyó a varios de ellos y, con la ayuda de su hermano Fabricio, corrompió a los subrogantes y los instaló para lograr una mayoría incondicional.

Ni el Congreso ni los otros organismos del Estado, ni los políticos, ni los medios tuvieron fuerza para detener al autócrata. Los militares tampoco porque Correa fue listo y los chantajeó con mucho dinero a través de la entrega de Petroecuador y contratos para obras de infraestructura sin licitaciones, operaciones todas contrarias a la ley y la Constitución.

Esa Constitución y todas las anteriores estipulaban que la misión de las Fuerzas Armadas es garantizar la seguridad nacional y la estabilidad de la democracia en el país. Este precepto fue borrado de la actual Constitución por orden de Correa y he ahí los resultados.

Ese por fortuna no fue el caso de Honduras. Allí el Congreso, el Tribunal Electoral y las Fuerzas Armadas dijeron no a Manuel Zelaya en su intento de imitar a los demás discípulos, como él, de Chávez para instaurar en ese país otro régimen satélite bajo la doctrina “socialismo del siglo XXI”, que a la postre no es sino una aventura fascistoide más que se creía enterrada con el siglo XX en América Latina (con la salvedad de Cuba).

A Zelaya se le olvidó chantajear a las fuerzas armadas, como lo hizo Correa y ahora su expulsión parece ser irreversible. Las gestiones del presidente de Costa Rica, Óscar Arias, que tanto se parece al inútil de Jimmy Carter (otro Nobel como Arias), han fracasado. Carter apuntaló a Chávez en elecciones fraudulentas.

Arias quiso hacer lo propio con Zelaya pero el presidente interino Roberto Micheletti le dijo no, con una dosis de energía y pericia que despiertan total admiración.


(Nota: Un lector me aclara que el Mono Jojoy no ha muerto. Lamento el error, que ya se ha corregido. Leí, o creí leer, que el líder terrorista había fallecido, pero no recuerdo la fuente. En todo caso y tras pedir excusas, hay que destacar que Correa tiene que demostrar que el video capturado es un montaje)

Sunday, July 12, 2009

CORREA NO RESPONDE ANTE NADIE

En el Ecuador, dada la situación institucional vigente, las acciones del presidente Rafael Correa no pueden ser juzgadas ni evaluadas por ningún organismo competente del Estado, como ocurre en una democracia formal.

El Congreso fue destruído por Correa al comienzo de su gobierno y luego sustituido por una asamblea constituyente y ahora por otra que no tiene ninguna independencia del Ejecutivo. La Corte Suprema de Justicia y el Tribunal Electoral han corrido suerte parecida.

Las violaciones a la Constitución previa a la actual resultaron impunes. Ni las protestas de las víctimas directamente afectadas por el abuso ni la reacción de los medios de comunicación aún a salvo del control estatal fueron suficientes para frenar los cambios.

Tantos atropellos de Correa contra la ley debieron generar interpelaciones en el Congreso e, inevitablemente, su censura y destitución. Nada de ello ha ocurrido, sino lo contrario. Ha sido reelecto presidente y aún goza de gran respaldo popular que podría garantizarle reelecciones indefinidas, como en Vernezuela con Chávez.

Puesto que se ha borrado el sistema de equilibrio y contrapeso de poderes en el Ecuador, la última esperanza que queda de análisis y oposición a Correa y su autoritarismo, es el periodismo. Eso lo entienden muy bien los tiranuelos de todos los niveles y épocas. De ahí que Hugo Chávez y Rafael Correa se hallen en una cruzada permanente para acallar y eliminar a los medios todavía independientes.

Los diarios y medios audivisuales aún no afectados hacen malabares para poder decir su voz de información y opinión, sin generar la ira y represalia de Correa, quien acaso haya superado a Abdala Bucaram en su capacidad de insulto patanesco y procaz.

Hay varios columnistas de diarios que con mucho mérito analizan sin temor al autócrata y que con ahorro de adjetivos exponen hechos con los cuales prueban las infracciones y abusos del régimen. Pero dentro del área periodística se echa de menos algo fundamental: el encuentro de los periodistas con el presidente.

Las conferencias de prensa deben ser restablecidas en el Ecuador. No como las quiere Correa, pre seleccionando a tres o cuatro reporteros a los que somete a un rígido esquema de diálogo en la televisión. Ni tampoco esas charadas radiales de los sábados cuyo formato ridículo queda de manifiesto en el relato que al respecto trae hoy el diario El Comercio.

En el Reino Unido es admirable la rutina a la que son sometidos el Primer Ministro y otros altos funcionarios del gobierno, para que respondan a viva voz las preguntas de todo género planeadas por los parlamentarios. Claro, se trata de una organización política distinta, la parlamentaria.

Pero en ausencia del equilibrio de poderes del sistema republicano en el Ecuador, el último resquicio democrático sería la restituición de las ruedas de prensa, como siempre se las ha entendido allí y en cualquier otro país donde los gobernantes responden ante el elector y ante los representantes de la opinión pública, los periodistas y sus medios.

Tan pronto Correa regresó de su fracasada gestión por reinstalar a Zelaya como presidente chavista en Honduras, el gobernante debió enfrentarse al cuestionamiento de los periodistas en un diálogo abierto y sin preferencias o no para tal o cual medio, para tal o cual periodista.

¿Qué se le podría haber preguntado a Correa al volver de su fracasada misión? Muchas cosas, por ejemplo:

Señor presidente: ¿Tuvo usted autorización del Congreso (o Asamblea) para decidir intervenir en los asuntos internos de Honduras?

Si usted justifica la intervención de la Alba y la OEA en Honduras para restablecer allí la democracia ¿por qué no aboga en el mismo sentido para restablecer la democracia en Cuba, ausente desde hace 50 años?

Usted se sintió humillado y ofendido cuando hace algún tiempo voló a Miami y fue detenido brevemente en el aeropuerto porque no tenía visa de entrada. Usted montó en cólera y anunció que se compraría un avión para no volver a pisar suelo norteamericano. Acaba de hacerlo en Washington. ¿Obtuvo visa para ello?

Su mentor Chávez creó la Alba para oponerse a los Estados Unidos y usted lo ha seguido a pie juntillas. Pero Chávez, según se acaba de saber, llamó a la Casa Blanca para pedirle que interceda en favor de Zelaya. ¿Qué opina al respecto? ¿Ha sido Chávez coherente?

Usted dijo que iría con Zelaya a Tegucigalpa para reinstalarlo en el poder y que si había riesgos, estaba incluso dispuesto a inmolarse por la causa chavista. ¿Por qué se arrepintió a último momento?

Todo parece indicar que Roberto Micheletti, el reemplazo de Zelaya, se quedará interinamente en el poder hasta que un nuevo presidente elegido por voto popular lo sustituya a comienzos del próximo año. ¿Se ha resignado a esta realidad o planea con Chávez alguna otra acción en favor del depuesto gobernante?

Si usted favorece la intervención para fortalecer o rescatar la democracia en un país extranjero ¿por qué, con o sin Chávez, no se pronuncia en respaldo de los iraníes que protestan contra la represión brutal de la teocracia de los ayatolas?

Las preguntas de los periodistas fluirían con vivo interés sobre éste y otros temas y las respuestas, cualesquiera que fueren, harían noticia en las primeras páginas de todos los diarios y con gran despliegue.

Las respuestas de un mandatario, además, originan nuevas preguntas y nuevas respuestas, todo lo cual permite a los ciudadanos comprender con más claridad y profundidad el pensamiento del portagonista. Es lo menos que se le puede exigir a quien se le está confiando el manejo del poder de toda una nación.

Estas conferencias de prensa no las ha habido durante los dos o más años del régimen de Correa y lo más probable es que no se vayan a dar jamás. A pesar de lo cual los periodistas y los medios tendrán que presionar sin descanso para que se restablezcan estos eventos indispensables en una democracia auténtica (o simulada).

Sin ellas, la misión del periodismo queda incompleta.