Wednesday, September 27, 2017

NEGROS MALAGRADECIDOS

No solo los jugadores de fútbol americano negros, sino todos los que aquí se autoclasifican como afroamericanos deberían arrodillarse, pero no para maldecir a los Estados Unidos al enarbolarse la bandera y entonarse el Himno Nacional, sino para agradecer por vivir aquí y no en el África.
Los futbolistas que desde el año pasado han desatado la campaña para denigrar los símbolos patrios en los estadios, dicen que buscan llamar la atención para frenar la brutalidad policial y el sistema de opresión contra negros y minorías como la de los inmigrantes hispanos.
Los que protestan reciben salarios multimillonarios de empresas privadas multibillonarias, que el Estado subsidia para que construyan estadios y realicen otras inversiones. Sus propietarios son líderes de corporaciones que han hecho fortunas inmensas dentro del sistema “opresivo”.
Los “afroamericanos” que protestan, azuzados por los demócratas y sin una visión clara de la Historia, se consideran víctimas del esclavismo que fue abolido en este país en 1864, luego de una Guerra Civil que segó la vida de más de 600.000 personas. Los demócratas sureños preferían ir a la guerra y la secesión antes que renunciar a la esclavitud.
Pero la esclavitud no fue “inventada” por los “supremacistas” blancos según el insulto a Donald Trump y ni siquiera por los blancos. Fue practicada y explotada como negocio lucrativo por los propios negros en el África y en el antiguo Egipto, hace 3.500 años, cuando centenares de negros contribuyeron a la construcción de las monumentales pirámides.
Los negros que vinieron a los Estados Unidos, antepasados con seguridad de algunos de los que ahora protestan, fueron antecedidos por otros que fueron vendidos como esclavos a Europa, vía Zanzíbar, que se dice que los comerciaban en promedio de 50.000 al año. España era uno de los principales consumidores y los primeros que embarcó a América llegaron a Cuba y La Española (República Dominicana) en 1501.
Pero también había otros destinos y se calcula que entre 11 y 18 millones de esclavos fueron transportados por el Mar Rojo, el Índico y el Sahara, entre los años 650 y 1900. Los esclavos eran los capturados en las guerras entre tribus, que luego se vendían en los puertos al mejor postor.
Cuando la demanda de la América española se amplió a la del Norte, la práctica comercial no varió. Los mercaderes, al mando de los buques de transporte aguardaban en los puertos, mientras los vendedores negros llegaban con su mercancía humana lista para el  embarque. Los bucaneros no necesitaban arriesgar su pellejo en una supuesta cacería de esclavos, sus hermanos de raza lo hacían por ellos. Además evitaban así el contagio de enfermedades tropicales. 
No todos los esclavos han sido negros. Los ha habido blancos y tanto que la palabra esclavo viene de eslavo, de los invasores nórdicos vikingos que también convertían en esclavos a sus prisioneros. Igual lo hacía todo guerrero conquistador, en todas las latitudes, aunque con variaciones en el trato.
En la Grecia y Roma antiguas, por ejemplo, los esclavos podían aspirar a la libertad si la compraban y en algunos casos su trabajo era remunerado. En las Américas pre colombinas la esclavitud por motivos de guerra era una práctica rutinaria y aceptada, con ribetes sanguinarios en el caso de los aztecas.
Sin los esclavos, acaso nunca se habrían logrado construir monumentos históricos de magnitud y hermosura tan desbordantes, ni la acumulación de riqueza o capital se habría dado en las dimensiones conocidas. Es una realidad que el industrialismo, iniciado en Inglaterra a comienzos del siglo XIX, da inicio en ese aspecto a la sustitución del esclavismo.
Cuando se revisa la Historia, se aborrece de muchos actos resultantes de la condición humana, como la agresividad y el ansia de dominio. Pero lo que ocurrió es irreversible. La esclavitud existió, pero querer culpar de ello a los blancos de hoy es infantil y menos pedirles alguna recompensa. Peor si se distorsiona la historia con la idea de forjar una víctima artificial.
Los demócratas quieren crear esa imagen de “víctima”, para enrolarla en su lista de votantes y beneficiarios del “welfare state” (Estado de bienestar), con “foodstamps” y privilegios de ingreso a centros educativos y de trabajo, lo cual prohibe la Constitución.
La esclavitud quedó atrás. Y atrás debe quedar el complejo de inferioridad que se pretende inculcar en una etnia cuyas desventajas no están en el color de la piel ni en sus capacidades intelectuales, sino en la idea de que no puedan forjarse un mejor destino con su propio esferzo, sino solo con la intervención y patronazgo del Estado.
Los multimillonarios futbolistas de la  protesta son unos privilegiados de su raza que están obstruyendo el tránsito a la prosperidad a sus compañeros de raza con la propagación de prejuicios. En África los promotores de la esclavitud eran negros como ellos. Los que quieren perpetuarla aquí son, en su mayoría, blancos demócratas que propalan tanta infamia insensata, falsa y contraria al sentido común.

1 comment:

seoandtips said...

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