Wednesday, February 8, 2017

NOMBRAMIENTO EXCEPCIONAL

Uno de los nombramientos de mayor trascendencia es el que acaba de aprobar el Senado de los Estados Unidos de la Ministra de Educación, Betsy DeVos. Lo hizo con el histórico voto dirimente del vicepresidente Mike Pence, por 51 a 50. 
Los 48 senadores demócratas se opusieron al nombramiento ferozmente e incluso piratearon o “filibustearon” el debate, prolongándolo durante toda la noche del lunes al martes. A la batalla se unieron dos senadoras de Maine y Alaska, republicanas, lo que empató la votación a 50.
Nunca antes en la historia del Congreso se había llevado a tal extremo el cuestionamiento por la designación de un miembro del gabinete ministerial de un Presidente. Los debates han sido intensos en otros casos, como nombramiento de jueces o discusión de proyectos, nunca en referencia a colaboradores del nuevo régimen.
¿Por qué tanto empeño de los demócratas en bloquear el nombramiento del líder de un ministerio que aparentemente no tiene tanto poder como el de Defensa, el Departamento de Estado o el Fiscal General? La respuesta está en los sindicatos. Los sindicatos o Unions como se los conoce aquí en inglés, controlan desde hace mucho tiempo la educación pública en el país.
Desde 1990 The National Educaction Association ha dado 30 milllones de dólares del fondo de cuotas obligatorias de los profesores en favor de candidatos a nivel federal y local. El 93% fue al partido demócrata. En ese lapso, The American Federation of Teachers entregó 26 millones de dólares para igual fin. El 99% lo recibieron los demócratas.
El esquema es claro. La educación pública debe mantenerse rígida para usufructo de los demócratas. Los sueldos y los costos suben con aprobación de los regímenes y la calidad de la educación decae por la falta de competencia y porque los sindicatos bloquean cualquier reforma de actualización.
Betsy DeVos es una billonaria que desde hace una veintena de años se ha dedicado a profundizar en el tema para tratar de mejorarlo. No para acabar con las escuelas públicas, como mentirosamente han dicho los senadores demócratas y los articulistas que los apoyan, sino para abrir posibilidades de superación.
Una de las opciones, aplicadas ya con resultados positivos, es la creación de escuelas charter o alternativas, que se financian en parte con fondos de las escuelas públicas de educandos que las prefieren y usan “vouchers”, o cupones para financiar los estudios. Igual opción DeVos ofrece para las escuelas particulares y religiosas, con financiación parcial de esos bonos.
Un beneficiario y entusiasta apologista de la fórmula DeVos ha sido el senador Corey Booker, demócrata de la raza negra a quien lo quieren promover como sucesor de Obama para la lid presidencial del 2020. En el 2012, en una conferencia presidida por la ahora Ministra, expresó su respaldo a que no solo los adinerados puedan acceder a una buena educación.
Censuró a quienes ejercen cargos públicos en su nativa New Jersey que envían a sus hijos a escuelas privadas para que se eduquen mejor. Él pudo hacerlo porque obtuvo una beca, un “voucher”. Se liberó así del cerco de ignorancia y dependencia en que se ha convertido la mayoría de escuelas y colegios públicos de las áreas deprimidas. Sin embargo de su razonamiento, Booker votó contra DeVos.
Según las encuestas internacionales, el grado de rendimiento del sistema de educación de los Estados Unidos ocupa el lugar 25. En Matemáticas el 27, en Lectura el 17, en Ciencias el 20. Eslovaquia iguala esos rércords, pero invierte 53.000 dólares por estudiante, en contraste con los 115.000 que los contribuyentes nortamericanos lo hacen en este país.
La situación es crítica no solo por el desperdicio de recursos y los magros resultados en aprendizaje, sino porque los curricula se han elaborado bajo el influjo demócrata/progresista que distorsiona la historia de los Estados Unidos y corroe la mente de niños, jóvenes y adultos que luego votan demócrata en las elecciones y escriben y actúan demócrata en los medios audiovisuales y en Hollywood.
El nombramiento de Betsy DeVos, pese a la debilidad de su ministerio, está llamado a inspirar un cambio que devuelva el poder del control de la educación a los 50 Estados, a sus familias y ciudadanos y la libere acaso para siempre del monopolio de las Unions, en contubernio con regímenes de la misma ideología, que han estado transformando a la nación.
Estados Unidos es una nación basada en la libertad y la competencia. En la educación esos principios se han desvanecido, con la obligatoriedad de que cada educando esté forzado a enrolarse en la escuela o colegio donde habita, guste o no guste a sus padres. Mientras más miserable sea la situación de una ciudad o un barrio, más miserable será esa escuela y así serán los resultados de la educación.
DeVos, con Dondald Trump, quiere derribar la imposición demócrata/progresista de ese tipo de “igualación de resultados”, estática e incambiable, para sustituirla por el principio de igualdad de oportunidades para todos,  ahora inexistente. Con su nombramiento, ha  comenzado la gran proeza. 

(El Diario The Wall Street Journal, en su edición de mañana, incluirá un acápite de la declaración de la senadora demócrata Elizabeth Warren, formulada en el 2003, en favor de los vouchers. Warren se ha hecho célebre porque mintió tener ancestro indoamericano para recibir trato preferencial en la universidad. Figura como una potencial candidata presidencial para el 2020. En la nominación de la ministra de Educación DeVos fue opositora inflexible, como todo lo fue todo el  bloque de 48 senadores, con el añadido de dos republicanas. He aquí el texto en inglés de las palabras de Warren:)

Wednesday, February 8, 2017 6:38 PM EDT
From “The Two-Income Trap: Why Middle-Class Parents Are (Still) Going Broke” (2003) by Elizabeth Warren and Amelia Warren Tyagi. Ms. Warren is now a U.S. senator from Massachusetts:
Any policy that loosens the ironclad relationship between location-location-location and school-school-school would eliminate the need for parents to pay an inflated price for a home just because it happens to lie within the boundaries of a desirable school district. Ñ
A well-designed voucher program would fit the bill neatly. A taxpayer-funded voucher that paid the entire cost of educating a child (not just a partial subsidy) would open a range of opportunities to all children. . . . Fully funded vouchers would relieve parents from the terrible choice of leaving their kids in lousy schools or bankrupting themselves to escape those schools. 
We recognize that the term “voucher” has become a dirty word in many educational circles. The reason is straightforward: The current debate over vouchers is framed as a public-versus-private rift, with vouchers denounced for draining off much-needed funds from public schools. The fear is that partial-subsidy vouchers provide a boost so that better-off parents can opt out of a failing public school system, while the other children are left behind. 
But the public-versus-private competition misses the central point. The problem is not vouchers; the problem is parental choice. Under current voucher schemes, children who do not use the vouchers are still assigned to public schools based on their zip codes. This means that in the overwhelming majority of cases, a bureaucrat picks the child’s school, not a parent. The only way for parents to exercise any choice is to buy a different home—which is exactly how the bidding wars started. 

Short of buying a new home, parents currently have only one way to escape a failing public school: Send the kids to private school. But there is another alternative, one that would keep much-needed tax dollars inside the public school system while still reaping the advantages offered by a voucher program. Local governments could enact meaningful reform by enabling parents to choose from among all the public schools in a locale, with no presumptive assignment based on neighborhood. Under a public school voucher program, parents, not bureaucrats, would have the power to pick schools for their children—and to choose which schools would get their children’s vouchers.

No comments: