Friday, April 18, 2008

RAFAEL CORREA SE REPLIEGA

El presidente ecuatoriano Rafael Correa ha prometido que en adelante ya no protegerá a los narcoterroristas de las FARC si son sorprendidos dentro del territorio nacional.
Si se los encuentra, ha dicho, su presencia será considerada como un acto de guerra y, como tal, las fuerzas armadas ecuatorianas los reprimirán, se entiende que apresándolos si se rinden o matándolos si se resisten.
El mandatario ecuatoriano ha reaccionado con tardanza, a diferencia de la presteza de su inspirador y guía, el presidente venezolano Hugo Chávez. Éste, tan pronto como supo que había sido descubierta su estrecha vinculación con las FARC, cambió rápidamente de actitud.
Su agresión verbal contra el presidente Álvaro Uribe de Colombia desapareció y, en consonancia, ordenó el retiro de tanques y tropas de la frontera y en la cita del Grupo de Río en República Dominicana fue el gran pacificador entre Uribe y Correa.
Pero Correa ha sido necio y tardío. Afectado por el certero bombardeo de los militares al campamento de los narcoterroristas en Angostura, en el que murió el segundo a bordo de las FARC y una veintena más de subalternos, reaccionó sin mucha reflexión que el campamento era solo “temporal”.
Cuando las evidencias demostraron que ese asentamiento era antiguo, adujo que de su existencia nada sabía y acusó a la cúpula militar de no haberle dado la información a él, sino a Uribe y la CIA. Ello equivalía a acusar a la cúpula de alta traición, por lo que sus integrantes fueron relevados.
Días más tarde, Hugo Chávez reveló que Correa si conocía que “Raúl Reyes”, el cabecilla muerto en el bombardeo, estaba en el Ecuador para negociar (sin el conocimiento de Uribe) la liberación de una de las secuestradas más notorias de los narcoterroristas, la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt.
En la negociación y por propia confesión intervino del ministro de Seguridad del Ecuador, Gustavo Larrea. Pero dijo que las conversaciones con “Reyes” se realizaron n o en Angostura sino “en un tercer país”, cuya identidad no ha revelado hasta la fecha.
A nadie se le escapa que ese tercer país no existe ni hay que ser muy astuto para suponer que las citas de Larrea y “Reyes” se hicieron en el bien equipado campamento de Angostura y que ello era conocido y autorizado por Correa. El gobierno colombiano difundió una foto de los dos personajes, pero el supuesto Larrea resultó ser otro comunista, de nacionalidad Argentina. Pero sin duda ya se conocerán otros documentos probatorios.
Las pruebas están contenidas en las memorias de las 3 computadoras captadas de los terroristas, tras el asalto. Hay 16.000 documentos y los pocos difundidos indican claramente que Chávez apoyó política, tácticamente y financieramente a las FARC. En cuanto al cachorro Correa, la ayuda de las FARC fue en efectivo: 100.000 dólares o más para su campaña electoral.
“Raúl Reyes”, que según los documentos fue el que coordinó y autorizó los pagos, quedó feliz por la inversión y los resultados. En un video divulgado por Colombia, el cabecilla felicita entusiastamente a Correa por la victoria y le desea suerte en la ejecución de la “revolución bolivariana y socialista del siglo XXI”.
“Reyes” habla el mismo lenguaje “revolucionario” de Correa, Morales y Ortega, con la infaltable marca de fábrica de la Cuba castrista.
Y tiene la misma tónica y perspectiva de los más cercanos colaboradores que rodean a Correa, entre ellos Javier Ponce, ahora ministro de Defensa y Alberto Acosta, presidente de la Asamblea Constituyente. (A propósito de las alusiones clasistas y racistas de Correa ¿no son Ponce y Acosta dos ejemplos típicos de pelucones conversos adulando a un solo cholo verdadero?)
Entre los sobrevivientes del bombardeo de Angostura, figura la mexicana Lucía Moretta. Ella, con otros estudiantes mexicanos que perecieron, asistió a una conferencia bolivariana celebrada en Quito con gastos pagados por Chávez y luego viajó con ellos a Angostura. Aduce que no es terrorista ni simpatizante y que su misión con los narcoterroristas era de pura “investigación social”.
Rueda de molino que no se la traga nadie. Correa la protege y en México le ofreció asilo político en el Ecuador, si lo quería. Contra ella no pesa ningún cargo, dijo, pero a la postre Moretta prefirió viajar a…Nicaragua, donde fue recibida en persona por Ortega, como WBush lo hizo con el Papa.
Para reforzar sus apariencias de cambio ante las FARC, previo al anuncio de que su presencia en territorio ecuatoriano sería considerada como un acto de guerra, comenzaron a multiplicarse como por ensalmo las noticias de capturas de laboratorios y campamentos de narcoterroristas en varios puntos del área más vulnerable, la jungla amazónica.
¿De pronto mejoraron los servicios de inteligencia militar o se ordenó que no se apaguen los radares como en la noche anterior al asalto de Angostura? Son coincidencias poco favorables a la credibilidad del mandatario ecuatoriano, que ha sido sorprendido en tantas contradicciones y rectificaciones.
Uno de los últimos pasos en falso lo dio el flamante ministro Ponce, se entiende que con conocimiento de Correa. Pomposamente amenazó a Uribe probar que las fuerzas armadas del Ecuador se vieron impedidas por el gobierno para evitar la presencia de las FARC. Le dio el plazo improrrogable de 48 horas.
¿Cuáles eran las consecuencias de no cumplirse el ultimátum? A juzgar por la arrogancia del dueto Correa/Ponce, lo menos que podía esperarse era un bombardeo al Palacio de Nariño, de lo que habló Correa en Santo Domingo.
Pero no por temor a una represalia, Uribe contestó que la mejor prueba era la presencia de “Reyes” en territorio ecuatoriano. Con ello quiso decir todo. Pero Correa hizo fisga y expresó que ello equivaldría a que él acusara a su colega de lo mismo, porque Marulanda sigue vivo en Colombia.
Es una analogía disparatada. Uribe, en contraste con sus predecesores, no quiso caer en la trampa de las negociaciones con los grupos terroristas, que no condujeron sino a su consolidación y ampliación de poder. Les ha declarado la guerra sin cuartel y una demostración de ello fue precisamente el ataque a Angostura.
Correa, en contraste, ha sido blando con los terroristas, los ha protegido y llamado “luchadores por la libertad”, “insurgentes” o “fuerzas irregulares”. Nunca hasta su reciente declaración, ha considerado que su presencia ilícita en tierras ecuatorianas era violatoria de la soberanía nacional y, por tanto, que constituía un “acto de guerra” que había que reprimir.
Imposible intuir qué grado de sinceridad hay sus declaraciones sobre las FARC. En Paraguay se ha denunciado la presencia de 100 venezolanos y ecuatorianos (50/50) cuya intención es agitar y propiciar por cualquier medio la victoria del candidato presidencial Lugo. Javier Ponce no desmintió la acusación. Se limitó a decir: ojalá gane Lugo…
Explicó que así se extendería la ola de regímenes latinoamericanos que quieren independizarse de los Estados Unidos para formar una OEA sin el “imperio”, pero con Cuba incluida.
Entre las reformas a la institución militar en el Ecuador, Ponce anuncia que cortará el entrenamiento de oficiales en los Estados Unidos, para reubicarlos en Brasil, Argentina o Chile. ¿En dónde se perfeccionan los militares de estos países? Si Ponce cree que es en Irán, Cuba, Corea del Norte o en cualquier otro país “independiente” de USA, está equivocado.
Si otra hubiese sido la formación intelectual, emocional y moral de Correa y sus seguidores, las FARC no habrían encontrado refugio en el Ecuador. Desde un comienzo sus incursiones habrían sido consideradas como actos de guerra y se habrían armonizado con Colombia, Brasil o los Estados Unidos planes conjuntos para liquidarlas en el menor plazo posible.
Las FARC, núcleo comunista que optó por las armas hace 50 años y luego se alió con el narcotráfico para financiarse, tienen la meta de derrocar al gobierno democráticamente establecido de Colombia, para sustituirlo por una dictadura de corte fascista. No caben, pues, términos medios con esa agrupación como así lo ha entendido Uribe desde un principio.
Los terroristas no respetan fronteras. Actúan con igual saña en Irak, Londres, Madrid, París, Bogotá o Quito. Sus objetivos no son militares sino civiles. No solo la vida ajena es despreciable para ellos, sino la propia y no vacilan en utilizar y entrenar a niños y mujeres para la inmolación genocida.
Las Naciones Unidas condenan al terrorismo y a los países y gobiernos que lo practican, fomentan, protegen y albergan. Este organismo no siempre cumple ni hace cumplir las condenas antiterroristas, como en el caso del Irak de Saddam Hussein y como ahora con Irán.
Pero ello no exime de culpa ni a Correa ni a sus seguidores. A menos, claro está, de que haya reflexionado o se haya visto forzado por las circunstancias y evidencias a cambiar de actitud ante las FARC. Solo el tiempo lo dirá.

No comments: