Wednesday, February 7, 2018

LA VERDAD OS HARÁ VILES

Así como el precepto bíblico dice que la Verdad Os Hará Libres, en el caso de los demócratas en los Estados Unidos al parecer se está probando que la práctica perpetua de la mentira los está invileciendo sin remedio.
Mintió Bill Clinton bajo juramento al decir que no tuvo relaciones sexuales en la Oficina Oval de la Casa Blanca con la pasante Mónica Lewinsky y  al negar que tuvo otras elaciones adulterinas con otras mujeres y mintió su mujer Hillary cuando acusó a todas ellas de “pimps” por defenderlo.
Mienten los demócratas desde tiempo atrás. Prefirieron una crudelísima guerra civil por defender con sofismas el derecho a mantener la esclavitud y tras asesinar uno de ellos a Linconln, se resistieron a dotar de todos los derechos civiles a los negros, hasta muy entrado el siglo XX.
Se opusieron al derecho de la mujer al voto y crearon el KuKluxKlan para impedir con linchamientos e incendios los matrimonios interrraciales y todo esfuerzo de esa etnia por alcanzar una mejor educación y un mejor nivel de vida. Sabotearon a Martin Luther King Jr. hasta su asesinato. 
Muchos negros que entonces fueron aporreados por marchar junto a King en pro de los derechos civiles se volvieron demócratas y tras aprobarse con mayoría republicana se volvieron fanáticos del Presidente Johnson, racista confeso, para luchar contra el GOP, partido al que acusaron de ser lo que ellos fueron a lo largo de la historia. 
El partido demócrata se apartó de John F.  Kennedy para identificarse como “progresista” y “colectivista”, esto es, socialista convencidos sus líderes de que la Constitución y la Declaración de la Independencia en que se sustenta, son documentos obsoletos que deben ser actualizados para alcanzar una intervención creciente del Estado en la vida comunitaria. 
Ese objetivo contrasta con los postulados de la Constitución, que establece el equilibrio del poder popular fracturado en tres ramas que mutuamente se controlen. La soberanía popular no se delega sino temporalmenrte a un gobierno, el cual se arma por consenso. La sociedad, la comunidad, no pueden subsistir sin una guía y árbitro que gobiernen por consenso que garantice los derechos individuales de la comunidad que representan.
Los demócratas “progresistas” han pugnado por debilitar esos preceptos y la división de poderes ha cedido paso a un gobierno administrativo con agencias capaces de suplantar al Congreso y al Ejecutivo en cuanto a dictar leyes, regularlas y aplicarlas y sancionar a quienes a su juicio las incumplan, más allá del papel de las cortes.
Los “progresistas”, en ese sentido, son en realidad “regresistas” pues su propósito está anulando la Declaración de la Independencia de la 1776, cuya finalidad era acabar con la tiranía de un monarca omnímodo, con todos los poderes bajo su mando. Era el sistema político prevaleciente en el mundo que los Fundadores de esta nación buscaban erradicar para siempre, al menos en estos lares.
No obstante que ese sistema ha hecho de los Estados Unidos la nación más próspera, libre y creativa del mundo, los demócratas hablan mal de él y pregonan en medios académicos y principales medios de comunicación que hay que cambiarlo, que hay que sustituirlo por uno “más” socialista que aplique la “justicia social” para lograr la felicidad terrenal.
Es otra de las mentiras perpetuas. La historia demuestra que las naciones más prósperas son las que han tenido sistemas parecidos de convivencia social, económica y política al diseñado hace casi 300 años en Estados Unidos. Paralelalmente los gobiernos dictatoriales fascistas o comunistas, donde las libertades han sido sacrificadas por los Estados, se han disuelto en la barbare o persisten en la miseria, la desigualdad y el cautiverio colectivo.
En las elecciones presidenciales del 2016 los demócratas creyeron que Hillary Hilton arrasaría. Pero ganó Donald J. Trump, billonario neoyorquino resuelto a terminar con el “progresismo” y a recuperar los principios democráticos y liberales de la Constitución de los Estados Unidos, pisoteados por Obama y en peligro de continuar siéndolo por su candidata.
Desde entonces los demócratas y sus medios, que son la mayoría, no han cesado en mentir para tratar de desestabilizar al gobierno de Trump, con intenciones de lograr que  renuncie o sea descalificado por el Congreso. Ninguna de las mentiras ha surtido efecto. Trump se consolida. La economía sigue vigorizándose y la trampa que se le tendía con los ilegales del DACA para bloquear la aprobación del Presupuesto, se ha ido al canasto.
La supuesta colusión de Trump con Rusia para ganar las elecciones se ha convertido en colusión de Hillary con Rusia. Está comprobado que el FBI, por órdenes de Obama, espió a Trump y su equipo durante la campaña y ya electo, basándose en un dossier falso financiado por Clinton. Los comprometidos, con senadores y funcionarios del Departamento de Estado  y más cómplices de la conspiración, deberían ir a la cárcel.  
Junto con el principal comprometido de todos, Barack Hussein Obama...Lo cual, claro, es puro “wishful thinking”. Como lo era en su momento que Bill Clinton fuera expulsado de la Casa Blanca por perjuro, como manda la Constitución.

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