Thursday, August 10, 2017

COREA Y LOS DEMOS

La oposición demócrata y de los republicanos que no quieren a Donald D. Trump (más la gran prensa) se escandaliza porque el  Presidente ha prometido responder con furia y fuego (máximo poder destructor) al tirano de Corea del Norte, si osa atacar a los Estados Unidos con armas nucleares.
Qué falta de delicadeza, dicen tales “cortesanos”, recordando que no es ése el lenguaje diplomático empleado por sus predecesores ni el que mandan las normas para garantizar acuerdos de paz. Pero ¿qué es lo que esa escuela ha logrado en más de una veintena de años con la tiranía de los Kim?
Para comenzar, si la península coreana está dividida en dos es por la falta de coraje de un presidente demócrata, Harry Truman, que en 1952 cedió la victoria a punto de ser ganarda por el general Douglas MacArthur, en favor de un armisticio que adjudicó derechos soberanos al invasor al norte del paralelo 38.
Se instaló allí una dictadura férrea, amparada por quienes promovieron la invasión roja, China y la URSS. Cuando subrepticiamente y en violación a las regulaciones de Naciones Unidas, Corea del Norte inició el desarrollo de armas nucleares, la escuela de la diplomacia cortesana nada consiguió para detener su avance.
Al contrario, otro gobernante demócrata, Bill Clinton, mimó a Kim, le regaló alimentos y préstamos y le obsequió las fórmulas para que las plantas nucleares se conviertan en generadoras de electricidad. Rush Limbaugh, el comentarista de radio, decía hoy que a los Rosenberg se los ejecutó por entregar a los rusos fórmulas para fabricar la bomba atómica.
Al concluír la II Guerra Mundial, Estados Unidos propuso al mundo crear un organismo que garantice el exclusivo uso de Átomos para la Paz, en los momentos en los que era el único país con tecnología nuclear. Pero la URSS se negó y años más tarde se comprendió por qué: robó la fórmula a los Estados Unidos para buscar no la paz sino un equilibrio nuclear.
Luego Mao convenció a Stalin tener el derecho a sumarse al poder nuclear y más tarde se agregaron otras potencias de Occidente, la India, Pakistán y, últimamente y con el apoyo del demócrata Obama, Irán, el cual sin duda está en comunicación tecnológica con Corea del Norte.
Kim Jon Un, que heredó el cargo de su padre Kim Sung como Raúl Castro de su hermano Fidel, ha hecho numerosos experimentos con cohetes de alcance medio y largo, prohibidos por Naciones Unidas. Los últimos son de cohetes intercontinentales con cabezas nucleares que pueden activarse dentro del cohete, dado su tamaño mínimo.
Kim ha amenaza que sus misiles pueden alcanzar a Hawaii, Alaska e inclusivo Los Angeles, Chicago o Nueva York. En plan de prueba, dice que un cohete estallará a mediados de este mes cerca a Guam, posesión norteamericana en el Pacifico Occidental con bases militares de 7.000 soldados. Si ese objetivo es tocado por Kim, ha dicho Trump, Corea del Norte podría ser aniquilada.
Es un lenguaje muy parecido al de Truman tras lanzar la primera bomba atómica a los indoblegables japoneses, el 6 de agosto de 1945. Les pidió rendirse incondicionalmente o atenerse a las consencias mortífieras de un segundo artefacto nuclear. He aquí el párrafo pertínente (en este link se encontrará el documento completo):

If they do not now accept our terms they may expect a rain of ruin from the air, the like of which has never been seen on this earth. Behind this air attack will follow sea and land forces in such numbers and power as they have not yet seen and with the fighting skill of which they are already well aware.

Cuando Truman emitió ese comunicado, la URSS formaba parte del Eje que derrotó a los nazifascistas. Más tarde Stalin se dedicó a extender el marxismo leninismo por todo el orbe, más allá de la Cortina de Hierro dentro de la cual quedaron subyugadas a Moscú las naciones liberadas de la II Guerra Mundial. Una de las maniobras expansivas fue precisamente la invasión de la península coreana, fente a la cual Truman capituló con el armisticio. El otro objetivo militar fue Vietnam. Los resultados fueron aún peores para Occidente, ya que el frente interno en los Estados Unidos se corroyó y el izquierdismo obligó al Congreso y al Gobierno a renunciar a la victoria, que militarmente pudo también ser lograda, como en Corea.
Si bien la URSS se desarticuló en 1989, el expansionismo de la izquierda socialista/marxista/progresista no declina y avanza no por la vía militar sino a través de la captación del poder por la vía democrática y la paulatina supresión de las libertades y derechos democráticos, una vez asidos del poder. Los resultados son evidentes en partes de Europa, América Latina y dentro de los Estados Unidos,
En este país, la estrategia es minar la vigencia de la Constitución para volcar cada vez más poderes legislativos y reguladores a un Ejecutivo autoritario. Trump ha surgido como la respuesta popular para impedirlo, pero media una feroz campaña para bloquearlo por parte de demócratas, muchos republicanos y una prensa audiovisual y escrita que hace tiempo dejó de ser profesional.


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