Thursday, June 23, 2016

ENCUBRIDORES DEL JIHAD

Si aún hay quienes niegan que Obama y su gobierno tratan por todos los medios de proteger al Islam, incluso si cometen en su nombre los peores crímenes colectivos, lo ocurrido el domingo pasado con la Fiscal General  debería terminar por disuadirlos.
La Fiscal General, Loretta Lynch, que supuestamente debe actuar con independencia en garantizar la correcta aplicación de la ley en la nación, recibió órdenes de Obama para presentarse en los programas matutinos de TV para tratar de distorsionar las motivaciones del asesino de Orlando.
La primera reacción del Presidente, tras divulgarse la noticia de la barbarie del domingo antepasado, fue insinuar que el crimen lo cometió no un fanático musulmán sino alguien imbuído de la homofobia generada por la propaganda conservadora republicana.
La verdad fue surgiendo poco a poco a través de los sobrevivientes del atentado cometido en el Club de gays Pulse y a través de los propios policías. El asesino Omar Mateen era en verdad un jihadista, con antecedentes pro Isis y anti USA y con un padre afgano partidario del Talibán. Según los testigos el grito constante de Omar durante la matanza era el tradicional de los jihaidstas: Allah Akbar. (Alá es grande)
La policía y el asesino intercambiaron diálogos telefónicos que están grabados. Lynch hizo públicos un par de los 26, pero fueron censurados en todas aquellas partes en las que se mencionaba que los actos los hacía, no por odio a los homosexuales, sino por odio a los Estados Unidos y por sus ataques al Isis y al Islam.
El público reaccionó enfurecido y Loretta Lynch tuvo que relanzar algunas partes no censuradas. Pero los audios y los restantes diálogos continúan en secreto, porque así lo dispone Obama en quebrantamiento de la Ley. ¿Quién ordenó la censura, quién ordenó que ella se presente en todos los canales de TV del domingo? Lynch se ha negado a responder.
(Lo que también dijo es que al terrorismo hay que responderle con amor. Un despropósito bien reflejado en esta caricatura. Adolfo Hitler sin duda que habría preferido enfrentarse a una Loretta antes que a un Churchill en la II Guerra Mundial)
Exactamente lo mismo ocurrió con la embajadora de Obama en Naciones Unidas, Susan Rice, a quien le tocó la penosa misión de mentir ante los canales de un domingo en la mañana, que el motín que ocasionó la muerte del embajador Stephens y otros dos altos funcionarios, en el consulado de Benghazi, Libia, fue ocasionado por un film del Internet y no por el extremismo musulmán.
Cuando un capitán siquiatra abrió fuego granado en Fort Hood, Texas (2009) y mató a 13 soldados compañeros e hirió a muchos más, invocando a Allah Akbar, Obama dijo que se trataba de un incidente de trabajo y que el asesino no tenía conexiones con el Islam, algo desementido por la realidad. Reacción protectiva similar ha tenido frente a las masacres de París, Bruselas o San Bernardino.
En una reciente rueda de prensa reiteró su decisión de no calificar a los terroristas islámicos como tales ni a admitir que haya un radicalismo islámico. No es una guerra de palabras, dijo, añadiendo que si lo fuera ¿le bastaría con decir “guerra al radicalismo islámico” para que desaparezca? A jucio suyo, los terroristas no son musulmanes sino “usurpadores de la religión de la paz”.
Rechaza la propuesta de frenar el ingreso de refugiados de países en los que se promueve el terrorismo o que se escudriñe con prolijidad a todo  musulmán que quiera acceder a este país. Históricamente, quienes inmigran buscan asimilarse a la cultura norteamericana. Pero otros, como el padre de Omar y sus descendientes, quieren dañar a esta nación.
(Durante la Guerra Fría, todo sospechoso de comunismo o procomunismo era excluído del visado. Internamente, la vigilancia a simpatizantes y activistas era rigurosa. Sugerir algo similar para el Islamismo radical (con militantes y simpatizantes), un enemigo declarado de los Estados Unidos,  Obama lo considera inconstitucional)
Cuando en el 2008 hacía campaña por la presidencia, Obama lamentaba que en Medio Oriente hubiese un desequilibrio de poder militar favorable a Israel y prometió remediarlo si triunfaba. Su sueño se cumplió al firmar un acuerdo que permite al Irán acceder a la era nuclear vedada por Naciones Unidas y que le robustece financiaramente con los 150.000 billones de dolares hasta entonces congelados por ese organismo.

Irán es ahora la potencia de mayor influjo en el mundo musulmán de Medio Oriente, aliado a un Isis que se vigorizó con el armamento que puso en sus manos Obama tras retirar las tropas del Irak en el 2011. Irán ahora se proyecta globalmente y su estela se ha extendido hacia América Latina, como bien lo describe la columnista Anastasia O´Grady del The Wall Street Journal: http://lat.wsj.com/articles/SB10519361958350764032604582139381142060256?tesla=y

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