Sunday, December 15, 2013

LA DEMOCRACIA PASÓ DE MODA


¿Está pasando de moda la democracia en el mundo? Cualquiera podría inclinarse a pensar que si, dado que se la está cercando en todas partes y que inclusive en la nación demócrata por excelencia, los Estados Unidos, su aplicación cada vez se está debilitando más.
Es un fenómeno extraño, puesto que la democracia como sistema de vida no puede ser sustituido sino con la ausencia de democracia, esto es, por una tiranía en cualquiera de sus formas, si de izquierda o de derecha  no importa: todas son iguales porque todas implican restricción o pérdida de las libertades individuales.
¿Es eso lo que quiere la mayoría de la gente, aquí y en otras partes del globo? Aparentemente si, pues tras las derrotas del nazifascismo en la II Guerra Mundial y del comunismo en 1989, la idea de que es preferible para la humanidad vivir en libertad parecería que enraizaría para siempre, pero por desgracia no es así.
En América Latina, donde ha cuajado desde la Colonia una cultura hispano árabe poco afecta a la práctica sana de una democracia, han vuelto a aflorar dictaduras ahora con el nuevo membrete de “socialismo del siglo XXI”. No son resultantes de golpes de estado militares, sino de la manipulación de precarios sistemas democráticos basados en el conteo de votos, no siempre transparente.
Las frágiles instituciones seudo democráticas han terminado por colapsar y en su lugar se han vuelto a imponer autócratas que absorben las tres funciones clásicas de división del poder. Tales son los casos de Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Argentina, todos guiados por la Cuba de los Castros, dictadores absolutos desde hace casi 60 años.
Con la misma inspiración y enseñanza de que no es menester tomarse el poder por la fuerza para transformar una democracia, Estados Unidos ha sucumbido ante la égida de un caudillo que aunque improvisado, sigue a pie juntillas un plan preciso para desarticular la tradición institucional de este país.
En condiciones normales, hace tiempo que habría sido llamado por el Congreso para responder por sus violaciones de la Constitución, a fin de ser juzgado y destituido. Pero las condiciones no son normales. En la Casa Blanca está un individuo que desprecia a los Estados Unidos, porque lo  acusa de causar la miseria en el mundo, por cuyas razones hay que humillarlo y debilitarlo.
Lo está consiguiendo en tiempo récord. En cinco años de gobierno y tras su reelección en el 2012, Barack Hussein Obama ha asfixiado a la economía con más de 17 trillones de dólares de deuda, cifra que excede al total de la riqueza nacional. El endeudamiento y el gasto superfluo no paran y las prédicas en contrario y las amenazas de que los prestamistas corten el crédito, caen en el vacío.
La máquina de imprimir dinero no para con inequívocas síntomas de una  inflación ad portas que destruirá los ingresos y constreñirá más el ahorro, la inversión y la creación de empleo. La debilidad en economía significa debilidad no solo en lo interno sino en lo externo. Los Estados Unidos ha dejado de ser Líder del Mundo Libre gracias a Obama.
Uno de los ejemplos mayores del autoritarismo de Obama ha sido la manera cómo forzó la aprobación de la ley de reforma a los servicios de salud. Se valió de coimas y amenzas para conseguir los votos en el Congreso, cuyo Senado tiene mayoría demócrata. Ni un solo republicano lo apoyó. Fue vergonzoso ver a los demócratas renuentes rendirse ante la presión.
En su campaña anterior y posterior a la  aprobación de la ley, Obama mintió repetidamente acerca de su verdadero contenido. Cuando comenzó a aplicarse el pasado 1 de octubre, el sistema de solicitudes por Internet fue y sigue siendo un fracaso total. Las mentiras han continuado acerca de las razones del fracaso y de las promesas para restituirlo.
Pero aparte de los problemas técnicos de informática, lo impresionante es que las nuevas reglas para la provisión obligatoria de salud han dejado a por lo menos 5 millones de ciudadanos sin su póliza o sin sus médicos de preferencia, lo cual Obama juró que no sucedería. La opción para ellos  será optar por un seguro más caro y no acorde con sus preferencias. 
En iguales condiciones de desampara quedarían otras 100 millones de personas en el primer trimestre del nuevo año. A ello se agrega el despido colectivo de centenares de empleados. Las pequeñas y medianas empresas, con el nuevo estatuto, están obligadas a proveer de pólizas de salud a sus empleados cuando son 50 o más. Para evitar la quiebra, los empresarios se ven obligados a despidos definitivos o parciales para bajar de esa cifra.
También a partir del 2014 comenzará el éxodo de médicos porque las tablas de salarios y las condiciones con el nuevo sistema carecen de atractivo y estímulos. Las investigaciones en tecnología médica también se agostarán y al propio tiempo, cuando comience a cuajar la idea (si no se la detiene) de socializar la medicina en este país, la calidad de todos los servicios se deteriorará.
La meta es, como lo ha dicho la dirigencia demócrata, dejar trazado el sendero conducente a un solo proveedor de los servicios de salud: el Estado. Porque el Estado, con un Ejecutivo omnímodo que todo lo regula, autoriza y restringe, es para ellos la solución a todos los problemas e injusticias, es el tránsito hacia la utopía de las sociedades igualitarias. 
La igualación que predican (y a ellos se ha sumado el Papa Francisco), es incalcanzable sin sacrificar las libertades individuales. Si el sistema de provisión de salud hasta ahora basado en el libre mercado es sustituido por un solo proveedor, desaparecerá el libre albedrío, la inversión con fines de lucro, la inventiva para crear nuevos medicamentos, tecnologías y equipos. 
Si la democracia capitalista sigue fracturándose y se consolida un Ejecutivo controlador, los mecanismos de creación de riqueza se entraban. El Estado no genera riqueza per se, la absorbe vía impuestos y confiscaciones. Si la fuente de riqueza se agota, se agotan también los recursos fiscales y el ideal de la terminación de la pobreza no cesa: se incementa de manera exponencial.
¿La democracia está en retirada? Es posible, por la falta de conocimiento de la historia y del sentido crítico de la gente. Obama, para garantizar el respaldo a su gestión, ha elevado los subsidios por alimentos y pensiones por desempleo e incapacidad. Más de la mitad de la población no paga el impuesto a la renta y los impuestos a los “ricos” son cada vez más altos.
(Detroit y decenas de otras importantes ciudades de los Estados Unidos están en quiebra. Todas han sido gobenadas por décadas por demócratas que han aplicado la doctrina utópica de la redistribución de la riqueza, tal como la patrocinan Obama, los suyos y ahora el Papa). 
Los beneficiarios de la limosna estatal están contentos con Obama pero viven una ilusión. Con mayor endeudamiento, desempleo e inflación, ya no será posible que sobreviva ese Estado protector, porque caerán los ingresos que no dependen, como en los casos de Venezuela y Ecuador, de un petróleo que no es resultante del esfuerzo nacional.
Se ha dicho hasta la saciedad, tras la clarísima interpretación de Churchill, que la democracia puede no ser perfecta, pero es la menos imperfecta de todas las formas conocidas de convivencia humana. Sus imperfecciones, por añadidura, son perfectibles dentro del mismo sistema. Nunca los intentos por enmendar sus errores con destrucción de la democracia han dado otro resultado que tiranías en sus diversos grados y tonalidades.
El Obamacare, por antidemocrático e inconstitucional, debe ser revocado. Su autor quiere evitarlo aplicando o no la ley a su antojo, lo cual está vetado por la Constitución. Las mentiras sobre este tema, sobre los crímenes en Benghazi, la manipulación de la Agencia de Rentas Internas para dañar  a los opositores, los crímenes en la frontera con México, la guerra en Siria y tantos otros ejemplos son susceptibles todos de una  interpelación por el Congreso.
Si se llegara a dar tal paso, la destitución sería inevitable. Nada de ello se conseguirá si en las elecciones de noviembre próximo la oposición no consolida su mayoría en la Cámara de Representantes y la gana en el Senado. Hoy por hoy la lucha favorece 2 a 1 a los demócratas, que tienen bajo control a la Casa Blanca y al Senado. Con su gran aliado, claro, de la mayoría de la prensa hablada y escrita de la nación. 
Pero Obama puede deparar cualquuier sorpresa, como la dio con su reelección. Si la oposición vuelve a fracasar, el plan para transformar a este país continuará en firme. ¿Está la democracia en proceso de extinción? De ninguna manera. En la peor de las perspectivas, podría ser que demore en retoñar mas no cabe su desaparición, pues la búsqueda de la libertad es inherente a la condición humana.
Lamentablemente hay la tendencia a olvidar que el bien preciado de la libertad hay que cultivarlo a diario, con fe, convicción y sin dubitaciones. De otro modo, puede ir debilitándose paulatinamente y hasta despertar, la sola alternativa para recuperarla sea la violencia. 

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