Sunday, January 15, 2012

EL DILEMA DE ROMNEY: UN PAPÁ MEXICANO

Muchos se empeñan en que Mitt Romney, ex gobernador de Massachusetts y mormón, sea el candidato que el partido republicano escoja para que le dispute la presidencia de la República al demócrata Barack Hussein Obama, en el poder.

Romney triunfó en las dos primeras elecciones de las primarias en Iowa y New Hempshire y aparentemente volverá a ganar en las de Carolina del Sur del próximo sábado. Pero el proceso es largo y tendrán que registrarse los votos en los restantes 47 Estados de la Unión hasta junio venidero.

Las críticas a Romney se concentran en su falta de credibilidad como candidato 100% conservador y republicano. En realidad, ha sido voluble en lo que se refiere a principios sustantivos de este sector, como la oposición al aborto y el matrimonio gay, o el aumento de impuestos. Cuando fue gobernador actuó como demócrata en esos puntos.

Los que lo critican dicen que su cambio obedece no tanto a conversión por convicción, sino a conveniencia política. Desde que se postuló a la presidencia y perdió en las primarias republicanas del 2008 y ahora, su plataforma se ha basado en la defensa de la vida, el matrimonio entre un hombre y una mujer y la reducción del gasto y baja de impuestos.

En Massachusetts creó el sistema de salud mandatorio para todos, el cual sirvió de modelo al Obamacare que los republicanos rechazan y prometen anularlo si llegan al poder en noviembre. Romney, desde que decidió volverse a postular para el 2012, ha estado en permanente campaña y una de sus promesas también ha sido bloquear el Obamacare.

En materia de inmigración se ha alineado con la línea más recalcitrante y obtusa del partido republicano, según la cual no cabe ningún acuerdo para facilitar una ruta hacia la legalización de 12 millones o más inmigrantes, que se han radicado en este país por negligencia de regímenes de ambos partidos.

Newt Gingrich, el ex presidente de la Cámara de Representanes y todavía el mayor contendor de Romney en las primarias, ha optado por una posición más realista. Cree, como lo quiso el presidente George W Bush, que la deportación de 12 o más millones de inmigranes ilegales no solo es impráctica, sino inhumana y contraproducente para los intereses nacionales.

Por tanto, sugiere que se los trámites conducentes a la legalización se faciliten a quienes hayan permanecido en el país 25 o más años, hayan cumplido con las leyes internas, creado familia y vínculos y demostrado un enraizamiento auténtico a esta sociedad. Para otros casos se aplicarían reglas más estrictas, continuaría el control de fronteras y en ninguna instancia se hablaría de amnistía, como ha sugerido Obama.

Romney es impermeable a todo realismo frente al problema, lo que por cierto irrita y aleja al electorado de origen hispano, sector mayoritario de los inmigrantes. Según los analistas, ningún candidato presidencial podrá ganar sin el respaldo hispano de al menos el 40% o más, entendiéndose por cierto que el ilegal no tiene derecho a votar.

Sorprende Romney que si bien ha cambiado de posición en asuntos clave para ganar adeptos, no lo ha hecho en el de inmigración. Máxime si él hubiese podido hacer uso de un nexo muy singular con lo hispano, para exaltarlo y usufructuar de él: que su padre George Romney, que levantó una inmensa fortuna y que fue también gobernador en Michigan, nació en Chihuaha, México.

Pero Romney no solo ha ignorado en su campaña este detalle de su pasado, sino que se ha lanzado implacable contra la inmigración ilegal, que en su mayoría es de México, para pedir mano dura para expulsarlos y para bloquear las fronteras. ¿Por qué? ¿Hay acaso alguna razón oculta aún no conocida?

Si la verdadera historia familiar de los Romney saltara ya, antes de las primarias del sábado, podría sucitarse una convulsión. Porque, según la Constitución de México en su Artículo 30 son mexicanos "(I. LOS QUE NAZCAN EN TERRITORIO DE LA REPUBLICA, SEA CUAL FUERE LA NACIONALIDAD DE SUS PADRES; (REFORMADO MEDIANTE DECRETO PUBLICADO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACION EL 18 DE ENERO DE 1934. MODIFICADO POR LA REIMPRESION DE LA CONSTITUCION, PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACION EL 6 DE OCTUBRE DE 1986)".

Si tal es el caso, históricamente probado, entonces la Constitución de los Estados Unidos le impediría a Mitt Romney postularse a la presidencia. Para postularse, a los ciudadanos norteamericanos se les exige no solo haber nacido en territorio norteamericano sino ser hijos de padre y madre nacidos en los Estados Unidos (natural born citizens).

El bisabuelo de Mitt, Miles Park Romney, huyó de Utah en 1884 para evitar la persecución a la poligamia de los mormones, a fin de casarse con su quinta mujer. Se instaló en una colonia religiosa de Chihuaha y allí tuvo una prolífica familia con sus múltiples mujeres. En 1907 nació George, padre de Mitt. Pero cuando éste tenía 5 años de edad estalló la Revolución Mexicana y sus padres armaron viaje de retorno a Utah, capital del mormonismo, que muchos consideran es solo un culto fabricado por Joseph Smith en 1823.

George Romney, con su enorme fortuna, quiso como su hijo dar el salto de la gobernación a la Casa Blanca. Pero tuvo que renunciar a ese sueño, porque era obvio que no podría por no haber nacido en territorio norteamericano. Los demócratas pretendieron utilizar el mismo argumento contra John McCain, candidato republicano en las elecciones del 2008, nacido en la zona del Canal de Panamá.

El Congreso, entonces dominado por los demócratas, acogió el pedido contra McCain, pero a la postre lo desechó al concluír que el padre de John, almirante de la Armada, estaba acantonado en la Zona del Canal, en territorio militar de los Estados Unidos, cuando nació John. Nunca más se volvió a hablar del tema y la campaña continuó hasta el triunfo de Obama.

Pero el caso de Obama es peor. Su padre era de Kenya y al momento de nacer Barack, no se sabe si en Hawaii o en Kenya, ese país era colonia del Reino Unido. Nunca el papá Obama se radicó ni nacionalizó en los Estados Unidos. Nunca Barack Hussein presentó su certificado de nacimiento, ni sus pasaportes, ni pruebas de su vida en las escuelas de Hawaii, Kenya, Indonesia u otros lugares.

Los republicanos, alentados por el caso McCain, intentaron un alegato contra Obama en el Congreso. Ni siquiera se registró el ingreso del caso, menos se lo discutió. La Corte Suprema se excusó igual de conocer la polémica demanda. Cuando finalmente Obama exhibió su certificado, éste estaba plagado de errores, detectables no solo por investigación gráfica sino en su redacción. Por ejemplo, se dice que el padre de Barack, nacido en el decenio de 1960, era “afroafricano”, cuando ese calificativo no se usó sino años después de la formal terminación de la segregación racial. O el nombre errado de la clínica donde supuestamente nació Obama.

La precisión de que padre y madre del aspirante a presidente sean “natural born citizens” puede aparecer extrema, sobre todo en consideración a que USA es un país de inmigrantes. Pero la cláusula no ha sido modificada y hay que respetarla. Se la ideó cuando los Estados Unidos estaban en guerra con el Reino Unido y se buscaba garantizar más allá de toda duda la lealtad de los futuros dirigentes de esta nación.

Si Romney sale nominado, la controversia de seguro se ocultará, pues a ninguno de los dos contendientes les convendría sacarla a flote pues ello equivaldría “a un suicidio al alimón”. Si el tema no surge hasta el sábado próximo en Carolina del Sur y gana Romney, la polémica se archivará.

A menos que el porcentaje de ventaja de Romney sea mínima y subsista una leve esperanza de que aflore la verdad en la Florida, que tendrá elecciones el 31 de este mes. En este Estado la votación de la mayoría de hispanos podría ser decisiva en cuanto a Romney se refiere.

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