Saturday, July 31, 2010

LA FARSA "CHÁVEZ/CORREA"

Hay quienes dicen que la reunión de UNASUR en Quito, convocada por el presidente temporal y presidente del Ecuador, Rafael Correa, ha fracasado en su intento de superar la crisis colombo venezolana.

Habría que preguntar ¿fracaso de quién o quiénes? No de la diplomacia ecuatoriana o venezolana, por cierto, pero tampoco de la colombiana. Entonces ¿de qué fracaso se habla?

Correa, servil seguidor del presidente de Venezuela Hugo Chávez, no aspiraba a que la cita de Quito consiguiese la paz y la reanudación de las relaciones diplomáticas que Chávez unilateralmente rompió con su colega colombiano Álvaro Uribe.

Para ello habría sido preciso que Chávez admitiese lo que Uribe le probó en la conferencia de la OEA en Washington, esto es, que él protege a 1.500 narcoterroristas de las FARC y les da asilo en campamentos muy adentrados en el territorio venezolano.

Es el caso casi copia carbón de lo que ocurrió antes entre Uribe y Correa. Como a Chávez, Uribe le demostró a Correa dónde estaban ubicados los narcoterroristas de las FARC en varios lugares del territorio ecuatoriano. Pese a los reiterados mensajes en tal sentido, Correa nada hizo y no se cansó en calificar a los terroristas no como tales sino como “luchadores por la libertad”.

Cuando los servicios de inteligencia la indicaron a Uribe que el segundo de las FARC Raúl Reyes estaba asentado con su grupo en la frontera, en Angostura decidió actuar por su cuenta y ordenó un bombardeo, que tuvo óptimos resultados.

Uribe está consciente de que no fue esa la mejor vía para deshacerse de los narcoterroristas. Obviamente la mejor habría sido una operación conjunta con Correa. Pero ello habría sido imposible dadas las muestras de complicidad de que hizo gala reiteradamente el jefe ecuatoriano.

En el caso de Venezuela, aunque las acciones de ambos presidentes sean coincidentes, en cambio la realidad de la geografía es distinta: el asentamiento de las FARC está a unos 25 kilómetros o más de la frontera y goza de todas las facilidades de evacuación y defensa por tierra, mar y aire.

El ataque, por tanto, habría significado invasión y no un ataque específico a un campamento limitado y cercado por la jungla, como en el caso de Angostura. Hacerlo hubiera equivalido a declarar la guerra contra Venezuela y no contra un grupo narcoterrorista puntual.

Por eso Uribe recurrió a la OEA para presentar pruebas inequívocas de la presencia guerrillera con la protección de Chávez. Ecuador, por instrucciones de Chávez, quiso bloquear la reunión, pero allí si el fracaso fue estruendoso y con sacrificio de un diplomátic izquierdista de carrera, el poeta/novelista Pancho Proaño.

El canciller venezolano Maduro (apellido que se presta a ironías) nada pudo replicar en la OEA y este organismo, como siempre, nada práctico adoptó en contra del socio delincuente. Fue entonces que Chávez ordenó a Correa a que convoque a la UNASUR, para paliar la derrota.

¿Qué esperaba de UNASUR? ¿Acaso que condene a Uribe o al imperalismo yanqui? Lo único que cabía era lo opuesto, la sanción a Venezuela por aliarse y proteger a fuerzas terroristas enemigas no solo de Colombia sino de la humanidad.

Aunque el chavismo no obtuvo la condena a Colombia, en cambio Chávez salió indemne. Incluso triunfó al anular un acápite en la declaración final de UNASUR, en el que se pedía lo obvio, luchar conjuntamente contra el auge del terrorismo en la región.

Las FARC y los chavistas y correistas creen que el sucesor de Uribe, Santos, será más complaciente con los narcoterroristas y que se abrirá al diálogo con las FARC para buscar una solución política al conflicto interno de Colombia. Ese cuento se lo tragaron varios presidentes colombianos anteriores, con resultados deplorables.

La guerrilla fue duramente castigada por Uribe, sobre todo a raíz de la captura de las computadoras portátiles que se hallaron en Angostura. Debilitados, buscan una tregua para reforzarse, como lo han hecho antes. Pero Santos no es ningún Samper o Pastrana.

Santos fue el ejecutor del bombardeo a Angostura, de lo cual no se arrepiente. Dijo que lo repetiría si se repiten las circunstancias. Uribe no le ha “serruchado” el piso ni mucho menos a Santos. Al contrario, le ha aliviado el peso de ser él, en sus primeras acciones como presidente, el que lance las denuncias contra Chávez.

Mientra tanto, hay silencio en la Casa Blanca. En el fondo el impostor que allí habita, Barack Hussein Obama, simpatiza con Chávez. Lo demostró en la conferencia de la OEA cuando aceptó sin inmutarse los insultos de éste contra los Estados Unidos y cuando recibió de sus manos un panfleto anti yanqui de autor uruguayo.

Y volvió a demostrarlo en su respaldo para destruir la democracia en Honduras y someterla al círculo de los Chávez/Castro, con el títere Zelaya. Pero los hondureños no cedieron y Zelaya y Chávez quedaron marginados.

Colombia, con Santos, seguirá el mismo sendero trazado por Uribe, basado en los mismos principios de democracia y libertad y tolerancia cero a los asesinos narcoterroristas.

Lo que si no está claro es el destino que correrán los Estados Unidos al mando de Obama y su séquito de zares fascistas. Cada vez el equilibrio de poderes se debilita aquí más, en favor de un ejecutivo sin escrúpulos en la violación de la ley.

El cambio hacia el fascismo, entendido como predominio del Ejecutivo sobre la sociedad (como en la ex URSS, como la Alemania nazi, la Italia de Mussolini, la Venezuela de Chávez o el Ecuador y Bolivia de Correa y Morales para no citar a la Cuba de los Castro), va ganando terreno en los Estados Unidos.

Para ello intervienen los jueces que crean o destruyen leyes cuando ello es atributivo del Congreso. El último caso la dio la jueza federal que frenó una ley de Arizona originada en el Congreso estatal y sancionada por la gobernadora, para limitar y controlar la presencia de ilegales.

El 70% de los ciudadanos de Arizona y de la Unión respalda esa ley. Igual ha ocurrido con la legalización del aborto y el matrimonio gay. El pueblo ha expresado con el voto en las urnas su repudio, pero los jueces han desoído la voluntado popular.

Igual rechazo ha existido a leyes que Obama ha forzado a aprobar al Congreso controlado por los demócratas: la de salud, de control financiero y demás. En cuanto a la ley de salud, su texto no fue leido y se la aprobó sin un solo voto de los republicanos.

La avalancha obamista sigue su curso, pese a que su popularidad ha caído por debajo del 40%. La mayoría de la gente está harta de que se quiera transformar a este país contra la voluntad del pueblo y su última “tabla de salvación” frente al desastre total parecen ser los comicios de medio término de noviembre próximo.

Grandes incógnitas surgen,sin embargo, acerca de los resultados dada la increible capacidad de maniobra del equipo Obama, amantado con lo peor de las mafias de Chicago.


1 comment:

Anonymous said...

Amargado!!!... Obama es lo mism ode siempre, nada mas .. los mismos que le apoyaron a Bush son los de Obama .. es mas de lo mismos con otra cara, y tu no sabes lo que pasa en Ecuador, todos los cambios que ni siquiera he soniado se estan dando.. gracias a mi presidente Correa... asi que todo lo que escribes de mi Pais .. es basura..por qeu crees que el 70 % de la poblacion apoya al presidente Correa asi te duela !!!
Jorge Antonio desde UIO-Ecuador