Friday, May 15, 2009

CÓMO MARCHA EL OBAMISMO

El mundo está en vilo observando cómo se comporta en lo interno y externo la mayor potencia en la historia de la humanidad, los Estados Unidos, comandada hoy por uno de los líderes más ineptos e impreparados desde que fue fundada en el siglo XXVIII.

En el manejo de la economía, Obama es comparable con un hombre de las cavernas que hubiese entrado en una cristalería blandiendo un garrote para destruirlo todo. En menos de seis meses de gobierno ha logrado el “milagro” de agudizar los males derivados de las nocivas medidas económicas de último momento adoptadas por George W Bush.

La absurda decisión de corregir acciones indebidas de los bancos y financieras, así como de algunas industrias automovilísticas, con forzados empréstitos que se nutren de impuestos, no ha remediado nada y el régimen de Obama, lejos de corregirse, se ratifica en seguir ofreciendo más y más dinero fiscal a los responsables de la crisis.

Esa actitud es como si se quisiera socorrer a un alcohólico, dándole a beber toneles y más toneles de ron. Las finanzas no reaccionan, los créditos no se dan y el desempleo sigue batiendo récords de los últimos 50 años. El estribillo de “no me culpen a mi” de lo que está sucediendo sino a Bush, ya no tiene sustento. La gente empieza a reflexionar que fue un error elegir presidente a un hombre de paja.

El termómetro de lo que está sucediendo en la economía de este país es la Bolsa de Valores de Nueva York. En muy contados días ha habido modestos repuntes, pero la tónica general es hacia la baja. Lo cual quiere decir que todos están temerosos y desconfiados de la conducta de este régimen.

Si el verdadero objetivo de Obama y su gang es quebrar al sistema capitalista y al sistema democrático liberal, entonces habría que aplaudirlos. Basta observar cómo por todos los flancos hay cada vez más intrusión gubernamental en el sector privado y cómo repetidamente el grupo se pronuncia contra todo lo inherente al sistema, esto es, la libre competencia, la inventiva, el lucro.

Obama se ha hecho eco de la izquierda en cuanto a la provisión de salud y en toda ocasión dice que el sistema imperante ha fracasado y que hay que ponerlo bajo control directo del Estado para mejorarlo, como en los regímenes de corte  socialista de Europa. Dice, con razón, que no es justo ver que cuarenta millones de personas no se protejan con seguros médicos, pero para subsanar ese vacío, quiere romper al sistema.

Y el sistema es el mejor y más eficiente del mundo. Para ampliar la cobertura y para abaratar los costos, la fórmula no es misteriosa. Para lo primero garantizar el acceso económico a la gente de menores recursos (que de otro lado si están protegidos en la actualidad por la asistencia estatal), con deducciones de impuestos a patronos y empleados. Y para lo segundo revisar los excesos en los costos de seguros por malas prácticas médicas.

La extensión global de la atención a la salud implica gastos fiscales siderales y, lo que siempre ocurre, corrupción y estafa para los aprovechadores del sistema estatal proclive a engaños, fraudes y coimas. La calidad y la frecuencia de las atenciones se reduciría y, a la postre, a quien más se quiere beneficiar será a quien más se perjudique.

Con respecto a seguridad interna y externa, Obama comienza a dar traspiés y contradecir la retórica extremista de su campaña. Cometió un acto de traición al ordenar que se divulguen documentos secretos del trato a los prisioneros de guerra. Prometió acto continuo propagar fotografías de supuestos maltratos a dichos prisioneros. Pero en esta segunda acción fue frenado por las Fuerzas Armadas.

El pretexto para revocar la orden de divulgar las fotos fue que podría perjudicar a los norteamericanos en armas en tiempo de guerra e ahondar la opinión pública adversa contra los Estados Unidos. Miente porque la divulgación anterior de los documentos tenían los mismos peligros y él lo sabía y por ello los divulgó.

Evidentemente los militares se rebelaron y advirtieron a través de sus más altos mandos que esta vez no permitirían a Obama cometer un nuevo acto de traición. A diferencia del Ecuador, parece que en este país la institución militar es aún firme a sus principios y misión, no obstante el histórico papel de acatamiento a las autoridades civiles que es tradicional en este país.

(Si las fuerzas armadas del Ecuador fueren coherentes con su pasado y con su misión, no habrían permitidoque se exonere de toda culpa al ex-ministro de Gobierno, Gustavo Larrea, culpable de dialogar con las FARC y con el líder Raúl Reyes en el campamento establecido en territorio ecuatoriano, en violación de toda ley de seguridad nacional. Pero en Ecuador los militares están comprados y silenciados por Correa).

Hay aquí un comentarista, Rush Limbaugh, que cree que las fotos del Pentágono podrían a la postre llegar a publicarse si Obama maniobra con los jueces “liberals” con una apelación (de sus secuaces) al veto presidencial, en aras de “la libertad de información”. Como se sabe, las cortes están infiltradas de jueces de extrema, que se han dedicado no a juzgar, sino a legislar como en el caso del aborto y el matrimonio  entre homosexuales. Si los jueces llegaran a autorizar la publicación, Obama diría a los militares: no he sido yo, han sido los jueces...

El escándalo del día es de la Speaker of the House, o presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. Luego de la tragedia del 9/11 ella y algunos de los principales líderes del Congreso fueron informadas de los métodos que se emplearían para interrogar a los terroristas capturados en Guantánamo. Uno de los métodos era el “waterboarding” o inmersión forzada en el agua, hasta que los angelitos confiesen. Pelosi no solo aprobó los informes, sino que dijo, junto con otros demócratas, que había que ser más severos para garantizar la seguridad de la nación.

En ocho años del gobierno de Bush, gracias a los informes colectados, no hubo más ataques terroristas (que en cambio proliferaron en otras regiones del globo) y acaso ello atizó la politización y crñitica a la guerra antiterrorista. Se dijo que Bush y la CIA “torturaron” a los angelitos con el waterboarding y pideron no solo prohibir ese método sino enjuiciar a quienes lo aplicaron... con aprobación del Congreso. Pelosi se sumó a la cantaleta y ahora niega que conocía del método, que los de la CIA en todo caso le mintieron, etc.. Su cargo está en peligro y es probable que caiga.

El waterboarding no es tortura. Al menos en los Estados Unidos nadie ha muerto por esa causa ni ha quedado mutilado. Tan no lo es que las fuerzas especiales de los Marines incluyen rutinariamente ejercicios de waterboarding en su plan de entrenamiento. Si fuera tortura, el método sería excluído. Adicionalmente, nadie puede declarar aquí que inmersión  es tortura, hasta que lo declare el Congreso y éste se niega a tratar el tema...acaso porque los demos saben que perderían. 

La forma cómo continúe gobernando Obama es una incógnita. En materia de seguridad nacional se ha rectificado, pero no por convicción sino por presión de los militares. En lo económico, la cuadruplicación de la deuda y la caída en las inversiones y el empleo le han hecho decir a él mismo, en un “town house” de hace un par de días, que la situación es “insostenible”. 

¿Qué es lo que motiva esta autocrítica? Se especulña que con ello Obama está anunciando lo que es tradicional en los demócratas: que para que la situación sea “sostenible” habrá que aumentar los impuestos, especialmente a los ricos o “pelucones”, como diría su cuasi clon Rafael Correa de Ecuador. Y ya se sabe, por la historia, que más impuestos en tiempos de recesión aumentan la recesión y acentúan el empobrecimiento general. 


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