Friday, March 20, 2009

¿CUÁL ES PEOR? ¿OBAMA O CORREA?

La gente común y corriente de este país, los Estados Unidos, está estupefacta ante el desempeño del mulato presidente Barack Hussein Obama, apenas a los seis meses de posesionado de tan alto cargo.
Muchos presagiaron que el  joven líder carecía de experiencia para saltar de la senaduría estatal de Illinois y (que ejerció por breve lapso) a la senaduría federal y de ahí a la Casa Blanca, directamente, sin previo fogueo como ejecutivo a nivel de ciudad, del estado o de la empresa privada.
Los temores por esa falta de experiencia se han confirmado. Al igual que el hecho de que en su efímero paso por el Senado federal (y antes en en el de Illinois), lo que si demostró es que, según los registros, ha sido uno de los congresistas más radicales de la historia.
Obama va de tumbo en tumbo  en su enfrentamiento con uno de lo más graves problemas que afectan al país, la economía.(Si hubiese sido George W Bush u otro republicano el autor de estos gaffes, ya los medios lo habrían demolido.) Su solo arbitrio de lanzar a diestra y siniestra dólares que vienen de la nada, excepto de las máquinas impresoras, no ha aliviado los problemas, los ha agravado. Ello se refleja en el corazón de las finanzas, Wall Street y en el rechazo y escepticismo de los otros grandes centros financieros mundiales.
En solo un par de meses, el déficit de USA se proyecta para este año en la cifra surrealista de 2 trillones de dólares, de largo el más amplio en toda la historia de este país, incluida la era de la II Guerra Mundial. Para colmo elevará impuestos a los “ricos” o “pelucones” que diría Correa, al tiempo que rebajará a los pobres sus impuestos a razón de unos 20 dólares por mes. Los que no tributan por sus bajos ingresos, recibirán una dádiva en compensación.
En lugar de corregir los defectos del sistema capitalista y de libre empresa, que se produjeron precisamente por interferencias gubernamentales en el manejo de los préstamos hipotecarios, Obama lo está destruyendo mediante la oferta de mutimillonarios préstamos impuestos muchas veces a la fuerza y condicionados a un mayor intervencionismo estatal.
Con tales medidas es inminente que los Estados Unidos desemboquen en una recesión con depresión. Es lo que ocurrió en el decenio de 1920. El sistema liberal político económico (en el buen sentido del vocablo liberal) había hecho crisis, pero las medidas proteccionistas e intervencionistas agudizaron la crisis interna y global. Ello favoreció el florecimiento de los regímenes socialistas y fascistas que generaron mayor pobreza al mundo, a la par que violencia.
A raíz de la segunda guerra mundial en el planeta se inició un proceso de liberación política y luego económica en las áreas fuera del influjo de la URSS. Tanto más entre 1980 y 2007, cuando los resultados de aumento de la riqueza y reducción de la pobreza se hicieron evidentes en las naciones que se abrieron al capitalismo: el PIB creció en el 145% (3.4% anual), ritmo jamás antes registrado en la historia.
Si Obama persiste en sus tácticas, podría repetirse el fenómeno de reducción del crecimiento y con ello el aumento de la frustración y de doctrinas y líderes mesiánicos y extremistas, propiciadores de la violencia.
Al tiempo que Obama no logra frenar el decaimiento de la economía, sigue dando muestras de debilidad frente al enemigo. El caso más patético lo dio hoy, al divulgar un televideo invitando a la paz y al diálogo a Irán. Es una pieza oratoria ramplona, sin sustento histórico ni filosófico. No se dirige al gobierno sino a los ciudadanos, pero los ciudadanos no dialogan con los mandatarios extranjeros, lo hacen sus mandatarios.
El líder de Irán es Ahjmadinejad, quien de inmediato le respondió a Obama. Le dijo, como en anteriores ocasiones, que si quiere hablar en igualdad con él, tiene primero que aceptar dos condiciones: levantar las sanciones que pesan contra Irán (embargos y otras medidas no de USA sino de Naciones Unidas) y segundo retirar el apoyo a Israel.
Ahjmadinejad tiene prometido a Israel borrarlo del mapa en cuanto pueda y no puede no solo por el poder bélico de Israel, sino por el apoyo que tiene y ha tenido siempre de los Estados Unidos. En suma, Irán pide a USA y sus aliados capitular ante él, como premisa para el diálogo.
Obama desprecia a la institución militar. Quiso suspender la ayuda estatal a los militares heridos y mutilados en las guerras de Iraq y Afghanistán. La victoria aliada en Iraq no es bienvenida por él, no la menciona en sus discursos y ha dispuesto retirar a todos los soldados de Irak para reubicarlos en Afhganistán.
Habló de dialogar con los talibanes “moderados”, pero los líderes talibanes le advirtieron que vaya con esa música a otra parte, que en Afghanistán no hay moderados, son solo unos y todos están por el retiro de las tropas yanquis y de la OTAN, antes de pensar en dialogar.
En Irak ahora hay diálogo entre el Premier Maliki y las facciones hostiles, gracias no a la telediplomacia sino a la acción férrea de las fuerzas militares que derrotaron a los terroristas adiestrados, armados y financiados por Irán, Siria y Líbano. Con los terroristas no caben diálogo de paz. Colombia sigue azotada por más de 50 años de terrorismo porque hubo gobernantes complacientes que intentaron dialogar con la guerrilla y lo que lograron es fortalecer su supervivencia. Solo con el actual Presidente Álvaro Uribe comienza a verse la luz al final del túnel debido a su convicción de subyugarlos por la fuerza.
Rafael Correa, el presidente del mínimo Ecuador, también ha querido dialogar con la guerrilla, no doméstica, que no la hay, sino la colombiana que quiere derrocar a Uribe y tomarse el poder por las armas. Durante la campaña presidencial primera trató a las FARC como luchadores por la libertad, se negó empecinadamente a calificarlos como lo que son, narcoterroristas. Ya en el poder, envió a su ministro de Gobierno Gustavo Larrea para que charle con Raúl Reyes, cabecilla del campamento de Angosturta asentado en territorio del Ecuador con anuencia de las autoridades ecuatorianas.
Cuando Uribe decidió bombardear a Angostura, obviamente sin avisarle a Correa para evitar que los narcoguerrilleros escapen a buen recaudo (como ocurrió con los pocos sobrevivientes), Correa se vio descubierto y acorralado. Rompió relaciones diplomáticas con Colombia e inició una campaña de denuncia por violación de la soberanía ecuatoriana, que ningún jefe de Estado respaldó.
Uribe proporcionó documentos hallados en Angostura que prueban en toda su extensión los vínculos de Correa con las FARC. Eso no le arredró. Sin embargo, su conciencia no está tranquila, sobre todo luego de que uno de los funcionarios involucrados en el plan de diálogo con la guerrilla confesó más detalles.
Ahora Correa pretende aplacar el escándalo y las evidencias de su culpa de traición a la Patria, con el nombramiento de una comisión ad-hoc (en vísperas de su reelección presidencial) para que investigue lo de Angostura (un año después) y le diga a él y al mundo lo que él quiere que la comisión diga: que es un ángel que nunca supo nada de Angostrua, de Reyes, de Larrea, de Chauvín (el denunciante) y que Uribe, claro, es un perverso violador de la “sagrada” sobranía nacional (no tan sagrada cuando la mancillaron las FARC asesinando a 13 policías y militares en la frontera en 1993, o alojados en el campamento con estructuras de concreto de Angostura).
Si en el Ecuador hubiese democracia, el caso de Angostura debió haber estado en manos del Congreso el 2 de marzo del 2008. Pero no la hay y ni los más fanáticos de Correa insinuarían que el estudio lo haga el Congresillo, un término adecuadamente utilizado para calificar a la burocracia palaciega que sustituye al tradicional Congreso Nacional.
Pero si alguna autoestima queda en los comisionados nombrados a dedo por el caudillo, deberían hacer la investigación no en el Ecuador, donde todo está bajo control directo de Correa, sino en Bogotá. Allí podrían entrevistarse con Uribe y con el ministro de Defensa Santos, que de mil amores les ofrecerían toda la información conocida (y no conocida aquí) acerca del affaire brumoso y maloliente entre las FARC y Correa.
Si así elaboran el informe y dicen la verdad, entronces deberían desacatar la orden del amo y entregar el documento no a Correa, como lo ha dispuesto, sino a... ¿a quién? Por cierto no al Congresillo. ¿Quizás a los medios de comunicación independientes, si todavía los hay? La duda se refiere al hecho de constatar que ningún medio “serio” tuvo la iniciativa de realizar una investigación a fondo sobre el tema, que no dejara de incluir una visita exploratoria a Bogotá.

1 comment:

Juan Montalvo said...

Es delirante ver como este pazguato de presidente, y me refiero a Correa, sale a decir que ha cumplido su promesa de hacer una comision de la verdad, cuando lo que prometio fue dar libertad e informacion a la Oposicion para queinvestigase el tema Angostura; y ahora propone una comision elegida por el mismo Correa... Vamos perdiendo capacidad de asombro, pero la sensacion de asco, esa no deja de acrecentarse dia a dia...