Saturday, September 29, 2007

SUSPENSO...

En el Ecuador ha habido hoy una calma que podría ser anunciadora de una tormenta. Calma porque el presidente Rafael Correa no insultado ahora a nadie en su cadena radial de los sábados. No porque él haya cambiado súbitamente en su carácter ofensivamente brutal, sino porque graciosamente ha cancelado la cadena por propia decisión, no por orden o iniciativa de la Corte Electoral que así opinó por la obvia razón de que mañana habrá elecciones.
La tormenta podría sobrevenir con cualquiera de los resultados. Sea porque el referéndum se pronuncie a favor de Correa, sea para repudiarlo. En el primer caso al Ecuador le esperan días tristes pues una asamblea sumisa al Presidente hará lo que él disponga para concretar la concentración de poderes que ha buscado desde su campaña electoral.
Si se da el milagro de que la victoria sea de los oposicionistas con margen que no de lugar a la maniobra fraudulenta, es probable que Correa no solo que no renunciará como lo tenía prometido sino que arremeterá con furia para imponer su voluntad dictatorial. Es posible que tenga diseñada una táctica para la eventualidad de un resultado negativo, muy bien asesorado por Chávez y Fidel.
El ministro de gobierno Larrea luce sin embargo muy confiado. Afirma que el “correismo” contará con una cómoda mayoría de al menos 70 diputados, lo que frustraría cualquier esfuerzo de los opositores, unidos y peor desunidos para tratar de frenar al déspota. Si el ministro esté en lo cierto, entonces la suerte del país está echada.
Si la mayoría se inclina en el referéndum por Correa, habrá que admitir con pesar que prefiere a un individuo que hace mofa de la historia y que, con la retórica del “socialismo del siglo XXI” que ha tomado prestada de Hugo Chávez, seduce a las masas con promesas paternalistas para reducir la pobreza repartiendo la riqueza “a la Robin Hood”ooHoo.
Si los ecuatorianos votan para respaldarlo será porque creen como Correa que está bien considerar a los Estados Unidos como enemigo y aliarse con Irán, como lo han hecho Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Correa, en Nueva York, se declaró abiertamente enemigo de los Estados Unidos y rehusó aceptar la invitación a una cena protocolaria y tradicional del presidente GW Bush, debido a las “barbaridades” que el anfitrión habría dicho en contra de Fidel Castro y otros temas en pro de la libertad y la democracia en el mundo.
El iraní Ahmadinejad dijo en Caracas y lo reiteró en La Paz, que la alianza que está concertando con dichos países será invencible en la lucha contra el “imperio”. Es una retórica de la guerra fría. Esta vez el sistema de gobierno que se pretende irradiar no es la dictadura comunista controlada por Moscú sino un islamismo medieval desde Teherán que busca convertir o exterminar a los infieles del mundo occidental, de cultura judeocristiana.
La descripción parecería loca o utópica, pero las acciones cometidas a su nombre no lo son. Allí están los atentados de Hezbolla en Buenos Aires en 1992 y 1994 link . Luego otros dos atentados terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York, la masacre a los soldados de Estados Unidos en el Líbano, Yemén, Indonesia y sucesivamente otros asesinatos colectivos en Madrid, Alemania, Londres, Marruecos...
El foco de acción terrorista se ha centrado ahora en el Irak. Son irrefutables las pruebas del apoyo de Irán al terrorismo en Irak. No existe allí una guerra civil entre tribus, hay la infiltración terrorista fundamentalista de los jeques de Siria a Irán para impedir que un gobierno y un sistema democrática se fortalezca en esa nación que sufrió la dictadura de Saddam Hussein por casi 30 años.
Evo Morales intercambiará embajadores con Irán, Venezuela ya lo ha hecho link e igual lo hará Humberto Ortega en Nicaragua. El Ecuador, lo anunció Correa en Nueva York, iniciará el proceso de aproximación con Irán mediante la apertura en Quito y en Teherán de “oficinas comerciales”.
¿Conoce el ecuatoriano común lo que significan el Ayatola, Ahmadinejad y el islamismo fundamentalista? Con seguridad no, de otro modo la votación de mañana debería ser totalmente opuesta al trasnochado Correa, cuyo odio a los Estados Unidos acaso solo se explique porque en este país encarcelaron a su padre por tráfico de drogas.
Trauma triste, si, pero que no justifica aversión desproporcionada e irrazonada contra la nación que ha basado su grandeza en un sistema de convivencia en libertad económica y política y que ha permanecido estable, sin interrupciones cismáticas, por casi 300 años.
¿Y conoce el ecuatoriano común lo que en realidad son los Estados Unidos, cómo surgieron, cómo se forjó su nacionalidad y cultura, cuál fue la experiencia alucinante de la Guerra Civil, la participación que tuvieron en dos guerras mundiales, en la de Corea y Vietnam? Quizá lo sepan pero a través de clisés y prejuicios de quienes distorsionan la historia, como el quinteto de “ideólogos” comandado desde Cuba por Fidel Castro, la momia que escribe en Granma, ese “gran periódico” que jamás insulta ni contraviene al “gran líder”…tal como lo quisiera Correa en el Ecuador.
Si los resultados le favorecen, como predicen los sondeos, la ruta hacia el paraíso está abierta para el país bajo la sabia conducción del mini führer costeño.

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