Sunday, May 27, 2007

ESTE PRESIDENTE CORREA ES MALIGNO

Con el paso de los días y la constante e incontenible verborrea del presidente Rafael Correa del Ecuador, uno se siente inclinado a creer que este extraño ciudadano no solo que es violento, injusto y prepotente sino sobre todo que es maldito.
Luego de haber vuelto a insultar al periodismo ecuatoriano en la emisión radial sabatina de la semana pasada, cuando expulsó a un respetable columnista del Diario El Universo de Guayaquil, la gente esperaba que en la edición radial de ayer hubiese algún intento de excusa y de reconciliación con los medios, como lo auguraba su ministro de Gobierno.
Éste funcionario, Francisco Larrea, hijo de periodista, había declarado en días pasados que el régimen cesaría de vejar a los periodistas por sus críticas y que en el futuro modificaría su actitud de desafío y amenaza contra los medios.
Algunos pensaban que esa promesa era indicio de algún acuerdo con el jefe de Estado en respuesta a las múltiples protestas por sus constantes amenazas contra la libertad de expresión, provenientes no solo de dentro sino de fuera del país, con inclusión de respetables organismos internacionales de prensa.
Muchos columnistas de importantes diarios ecuatorianos, que repetidamente se manifestaron a favor de Rafael Correa durante la campaña presidencial y en los primeros meses de su gobierno, también reflexionaron acerca de los excesos verbales del mandatario y le pidieron cordura y rectificación.
Los presagios fueron vanos. En su intervención de ayer, radiada desde Salinas, el presidente Correa volvió a lanzar su ponzoña contra los medios. En esta ocasión inclusive fue más allá para especificar con nombres a las víctimas de su furia, con manipulación y distorsión de hechos como le es usual.
De victimario de la prensa intentó convertirse en víctima. Sobre la acusación de la “trampa” que él tramara el sábado antepasado contra los periodistas invitados para humillarlos, dijo que la trampa real era la que le han tendido a él los periodistas en reacción a los incidentes en esa fecha ocurridos.
La obscena palabra “verga” no la pronunciaron ni él ni los estudiantes invitados para que lo secunden en coro en sus ofensas a los medios. La profirieron los mismos periodistas, dijo Correa. ¿A quién pretende convencer con argumentos tan artificiosa y puerilmente manipulados?
En un video difundido por la Presidencia de la República el miércoles pasado, se observa al presidente rodeado de los estudiantes, rector y profesores del colegio invitado para la comedia del sábado precedente. Les pide que confiesen qué es lo que ocurrió en la reunión, quiénes mienten, quiénes no.
Es un espectáculo deplorable y no se acierta a decir qué fue más humillante si la actitud de los alumnos el sábado 19 o la del miércoles. Hablaron los estudiantes, el rector, un padre de familia, éste para retractarse del reclamo que hiciera ante medios con anterioridad con anterioridad por la manipulación a los estudiantes. Todos actuaron como guiñoles con los hilos casi visibles en manos de Correa. A esa edad generalmente los muchachos son rebeldes idealistas, no siervos de ningún autócrata.
Correa arremetió con rudeza aún mayor contra la prensa, repitiendo los mismos calificativos de mediocre, majadera y mentirosa. Su malignidad acaso rebasó las expectativas cuando insinuó que la “hoguera bárbara” con la que fue incinerado Eloy Alfaro a comienzos del siglo pasado en Quito fue atizada por la prensa.
Esta breve mención no se lee en los mayores medios escritos del Ecuador con acceso al Internet. Está transcrita en la versión que da Ecuador Inmediato, un medio electrónico que acaba de recibir un premio de excelencia. En la parte pertinente, la versión dice que Correa “Rememoró que uno de los principales responsables del magnicidio del presidente Eloy Alfaro fue 'la prensa' de entonces.”
La “prensa de entonces” era El Comercio de Quito. Correa no concreta. Elude hacerlo por hipocresía, prefiere sembrar dudas, vaguedades. Si se revisa la historia, se constata que la turbulencia política que siguió a la muerte inesperada del presidente Escudero generó un vacío.
Alfaro quiso llenar ese vacío por la fuerza, pero fue impotente. Cayó preso en Guayaquil y luego fue trasladado a Quito tras el caos en el puerto principal. Los hechos indican que el pueblo se amotinó, allanó la penitenciaría de Quito, extrajo a Alfaro, lo arrastró por las calles y terminó incinerándolo en El Ejido.
El Comercio simplemente relata esos hechos como sucedieron. Más tarde los panegiristas de Alfaro, que tratan de mitificarlo y exculparle de faltas, han insinuado que el diario manipuló intencionadamente la información para exacerbar a las turbas. La verdad es otra y allí está la constancia en los archivos para probarlo.
Correa, no obstante, repite esa calumnia para respaldar su posición hostil hacia el periodismo independiente en general y en contra El Comercio en particular. ¿Tiene acaso en su agenda clausuras al estilo de la RCTV de Venezuela? Ayer amenazó con revisar las concesiones de frecuencias para cancelar las que considere fraudulentas. Y el ministro de Gobierno, hijo de un periodista activo, anunció que no se condenará la clausura a la televisora y radio de Caracas, “porque ello es un acto soberano de Chávez”.
¿Y si Chávez resolviera liquidar a los ciudadanos de apellido Larrea ¿será ése también un acto soberano no admisible de condena? (Hugo Larrea, padre de Francisco, vivió largos años en Caracas exiliado huyendo de juicios por actos ilícitos, sin que la alusión insinúe descendencias impropias dejadas allá por él).
Dice Correa que no tiene miedo de seguir enfrentándose a los medios de comunicación y por táctica o por broma, afirma que la amenaza no es contra los periodistas (¿les trató de “compañeros”?), sino contra los dueños, esto es, contra los empresarios. De nuevo ¿a quién trata de convencer con esa lógica de imberbe? ¿Está invitando a la rebelión de los periodistas explotados por los empresarios para que se tomen por la fuerza las empresas, contando para ello con la ayuda de la “revolución” correista?
Correa debutó también ayer como moralista aconsejando en esa área a los medios audiovisuales y escritos. Calificó de pornografía la ilustración con bellas mujeres en traje de baño en las portadas de la revista Vistazo “solo para vender más ejemplares” e igual calificativo endilgó a las telenovelas en las que se relatan cuentos de adulterio.
Los moralistas predican con el ejemplo. Lo contrario sería muestra de hipocresía. Hay que confiar en que este mini Robespierre sea modelo de virtudes en su hogar, que rompa la portada de Vistazo antes de leerla, que haya evitado en Salinas ir a la playa a ver bellas bañistas, que jamás en los Estados Unidos haya caído en sus manos castas revistas como Playboy o Hustler y que nunca ni por accidente haya accedido a un sitio porno en Internet.
Pero casi siempre moralistas de esta laya son lo opuesto en lo personal a lo que predican en sus sermones. Para bien del país, hay que confiar por supuesto que Correa sea una excepción.
No obstante, surgen temores. Por ejemplo, un moralista auténtica jamás habría dicho la barbaridad de que las sanciones penales contra los narcotraficantes deben ser suprimidas cuando el narcotraficante no tiene otro recurso para ganar unos dólares para su familia por falta de empleo. Se refería a su padre, quien fue arrestado y condenado a prisión en los Estados Unidos por “mula”.
O cuando contraviene a la ley para imponer el nombramiento sin méritos a su padrastro para que dirija el Banco de Fomento. O para que respalde a su ministro de Economía Patiño cuando éste viola la ley y la ética en el caso de los videos con representantes de los tenedores de bonos del Estado ecuatoriano.
Difícil aventurar qué política, qué estrategia se debería seguir para evitar que este maligno personaje continúe dividiendo al Ecuador. Por fortuna, reconforta leer brillantes artículos de condena a las actitudes hostiles y despóticas contra la prensa. Hay ciertos casos patéticos, como el de Rodrigo Fierro que luego de haber comparado a Correa como el nuevo Alfaro salvador de la Patria, ahora le observe por coartar la libertad de expresión. Fierro fue condenado por calumnia al escribir contra León Febres Cordero, sin fundamento. O el de Carlos Montúfar, quien insiste en lamer a Correa, pero le pide “no ser malito” con los periodistas.
Aparte de estas acciones individuales, sería conveniente una acción continua y persistente de parte de la asociación de Diarios y Radios para repeler al agresor cada vez lance una piedra. Si no las miasmas de Correa serán imparables y sobrevendrán las retaliaciones que ya anuncia contra los medios críticos y contra críticas de cualquier sector de la sociedad. Venezuela y Cuba son los espejos en los que se podría mirar el Ecuador si se prolonga la inacción y el desconcierto.
No importa que el 80% o más de la población respalden las sandeces de este individuo. No por ello ni él ni ese pueblo tienen razón. Hitler, Nasser, Castro, Mussolini, Stalin tuvieron siempre votaciones semejantes y en todos los casos generaron desastres.
La preocupación política de Correa estos momentos es la asamblea. Tiene a su mando el Tribunal Supremo Electoral. Éste acaba de determinar que las listas que no tengan un 50% de mujeres candidatas serán rechazadas. Los aspirantes tendrán por fuerza, entonces, que obligar a cualquier fémina a que acepte ser incluida por la necesidad de la cuota, aun cuando no esté preparada ni tenga interés.
Ese es el concepto de la “democracia socialista del siglo XXI” que proclama el presidente. Cero oposición, cero sentido común. La democracia en lo político y económico, es libre oportunidad y libre competencia de talentos. Si las mujeres, en una sociedad cada vez más abierta, aspiran a intervenir en la política, bienvenidas. Pero sin privilegios mal entendidos ni contraproducentes.
¿Cómo marcha la economía, en medio de este caos político? Datos oficiales indican que el déficit comercial fue negativo en el primer trimestre de este año, con 184.1 millones de dólares frente a un superávit de 437.6 millones de dólares en igual lapso del 2006. En Guayaquil, tierra nativa de Rafael Correa y capital económica del Ecuador, la inversión en tiempo similar bajó en un 91%, para reducirse de 885.4 millones de dólares a 76.2 millones de dólares.
Huelgan comentarios.

2 comments:

Anonymous said...

Me repugna tanta bajeza por parte del opinante. Todas las suposiciones malsanas que anidan en su mente las presenta como verdades absolutas, sin dar cabida a dudas o términos medios.

Se nota que odia a Correa, pero es más ostensible aún su falta de mesura. Ojalá en USA exista la valeriana o sino el opinante sufrirá pronto un crisis histérica.

Santiago Jervis said...

En USA hay plena libertad de expresión. De todos modos, gracias por el consejo acerca de la valeriana.