Wednesday, October 24, 2018

LA INVASIÓN DE LAS HORDAS

Más de 7.000 individuos, algunos dicen que son 14.000, avanzan desde Centro América por México hacia los Estados Unidos con intenciones de instalarse aquí contra toda ley, en un acto de agresión que erróneamente creen que no hallará respuesta de Trump, inclusive militar.
Las imágenes divulgadas por la TV evidencian que son hordas invasoras con con seguridad financiadas por carteles y traficantes humanos, que han aprovechado el momento político crítico de las elecciones del próximo 6 de noviembre en las cuales se renovarán legisladores y gobernadores estatales, en prueba de respaldo o rechazo a Trump. 
Aparentemente los opositores demócrata progresistas, con sus portavoces y aliados de la mayoría de la prensa audiovisual y escrita, ven debilitarse sus aspiraciones de recuperar la mayoría en las dos cámaras del Congreso federal con la cual quisieran anular al Presidente e inclusive llevarlo a interpelación para destituirlo.
La campaña para impedir el nombramiento del juez Brett Kavanaugh para la Corte Suprema de Justicia, con la que el partido republicano logró una mayoría en el organismo, le fue adversa a los demócratas debido al uso que hicieron de todo medio inapropiado y violento para desprestigiar al candidato, lo que a la postre fracasó.
En contraste, Donald Trump ha seguido acumulando victorias en su gestión que aún no cumple dos años. La economía crece al 4.2% frente al 2% de los 8 años de gobierno de Obama y los niveles de empleo han roto récords para todas las etnias y géneros, como resultado de la abolición de las regulaciones antiempresariales del régimen precedente.
En política exterior, el estilo Trump se ha impuesto para lograr la revisión de tratados y acuerdos comerciales que perjudicaban a los Estados Unidos en sus relaciones con Europa, China, Canadá, México y otros países. Corea del Norte ya no es un  peligro de guerra y está pendiente el acuerdo de desnuclearizar a la península coreana. Con Putin habrá una nueva reunión para establecer acuerdos de beneficio mutuo.
Los demócratas no han ofrecido a los votantes otra alternativa que el odio a Trump y a sus reformas pro USA. Se han alineado con las ofertas utópicas de la exrtrema marxista de ofrecer educación gratuita a todo nivel, así como la gratuidad de atención médica, albergue y subsidios, pero esas tesis han sido pulverizadas con el análisis de que aplicarlas elevaría la deuda a cifras siderales y a la quiebra nacional consiguiente.
Acaso como último recurso se han ingeniado el tema de las invasiones de los centroamericanos, a las que apoyan "por sentido humanitario". Obama y sus acólitos, cuando eran gobierno, las condenaba por violatorias de la ley, pero ahora las ensalzan porque podrían incomodar a Trump. Sin embargo, éste se mantiene impertérrito respaldado no solo por su partido sino por algunos demócratas, independientes e hispanos venidos aquí por vía legal.
¿Qué derecho asiste a las hordas para invadir a los Estados Unidos y exigir que se les acepte "por compasión"? En las imágenes de TV se ve a mucha gente joven que debería estar en sus países de origen luchando contra la corrupción, de la que huyen, para bregar por liderazgos idóneos que ofrezcan mejores condiciones de vida a los ciudadanos. 
La solución no es la protección del "imperio", país que ha prosperado precisamente porque su sistema se basó en la libertad y el respeto a la ley, algo que constituye una excepción en América Latina. Los millones de dólares que Estados Unidos ha obsequiado a los países de la región para "estabilizar" y "democratizar" sus regímenes no han servido para nada.
Trump ha amenazado con cortar esa ayuda a Honduras, Guatemala, El Salvador y otros países que no impiden la marcha de las horda/caravanas hacia los Estados Unidos y que más bien las estimulan. No debería detenerse en la amenza: esa ayuda debería ser cortada ya, de plano, porque lo más probable es que esos dineros sirvan más bien para sostener a los gobiernos corruptos que se quiere evitar. 
Para agravar el problema de los invasores, han brotado simultáneamente varios extraños y sospechosos atentados de bombas en casas de altos dirigentes demócratas/progresistas, un donante y en el edificio de CNN. Ninguna de las bombas estalló y todas al parecer fueron diseñadas por el mismo autor o autores. Todo "huele", pues, a auto atentados demócratas.
Hillary Clinton invitó días atrás a sus partidarios a olvidar la civilidad hasta reconquistar el poder el 6 de noviembre e igual antes había hecho similar pedido la congresista Maxine Waters. El ex Fiscal General de Obama, Eric Holder, exhortó a los demócratas a golpear a los republicanos, no a evitar la violencia como antes había sugerido Michelle Obama.
La violencia promovida por los dirigentes demócratas ha repercutido en los partidarios que han insultado a republicanos de prestigio como Mitch McConnell insultado y vejado a las puertas de su domicilio y en un restaurante. Igual ha ocurrido con el senador Ted Cruz y su esposa, Sarah Huckabee Sanders, portavoz de la Casa Blanca y otros.
Los republicanos nunca han respondido de parecida forma, no existen antecedentes de que utilizaran bombas ni atentados terroristas en ninguna campaña electoral anterior. Lo ocurrido entre ayer y hoy tiene todos los visos de un autoatentado para hacer aparecer lo que los republicanos no son y si son los demócratas: violentos, ante la falta de argumentos.

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