Tuesday, November 14, 2017

¿SE HARÁ JUSTICIA?

Con un retraso de casi 48 años, hay indicios ahora de que podría iniciarse por fin un enjuiciamiento a los Clinton por violación reiterada de la ley y la Constitución, siempre amparados por el partido demócrata y sus parlantes, los principales medios de comunicación del país.
Eso se desprende del anuncio hecho ayer y ratificado hoy ante el Comité del Senado por el Fiscal General, Jeff Sessions, de que estudiaría la posibilidad de designar un comisionado especial para que investigue independientemente las denuncias de los manejos de Hillary Clinton en la negociación de uranio a Rusia y otros asuntos pendientes.
Las primeras noticias de actos ilícitos de los Clinton datan de cuando Bill era Gobernador de Arkansas y Hillary participó con él en una transacción fraudulenta en la bolsa, que les significó jugosas ganancias. Más tarde Bill llegó a la Casa Blanca y ella optó por dos veces sustituirlo. En el interim, fue senadora por Nueva York.
Como Presidente, Bill Clinton protagonizó el escándalo con una muchacha de 22 años, Monica Lewinsky, que hacía una pasantía y a la que invitó a la Oficina Oval para mantener sexo oral con ella. Lo negó bajo juramento pero hubo pruebas de ello: restos de semen en el traje de la mujer, que se identificaron en el laboratorio.
La interpelación por perjurio fracasó en el Congreso por la oposición de los demócratas y de muchos republicanos del establishment. No obstante, el abogado Clinton perdió el derecho a ejercer su profesión por resolución de la Asociación de Jurisconsultos de Arkansas, debido al delito de perjurio.
Bill Clinton no solo fue perdonado sino que fue doblemente adorado por los medios por lo que dijeron fue un “desliz” sin importancia, su encuentro con Monica en la Oficina Oval. Desde entonces y hasta ahora es una figura estelar, modelo a imitar y hasta la dinastía Bush se cuenta entre sus fanáticos. 
(¿Con ese antecedente, sorprende a alguien la ola de “escándalos sexuales” que ha salido a luz en estos días? Bien puede interpretarse como fruto de las palmadas  de solidaridad dadas a Bill por lo de Monica y antes por el silencio frente a la debilidad por las faldas de John F. Kennedy, que todos sabían, pero todos callaban comenzando por sus cónyuges.)
Hillary compitió con Obama por la Presidencia, pero perdió. Pero Obama la nombró Secretaria de Estado y desde allí, junto con su marido, dirigió la Fundación Clinton para colectar multimillonarias sumas de dinero con el pretexto de destinarlas a obras benéficas, que en realidad eran para financiar su nuevo intento de llegar a la Casa Blanca.
Aprovechó de su cargo para presionar a gobiernos extranjeros así como a corporaciones del país y del exterior para que asignen cuantiosos fondos a la Fundación a cambio de audiencias, votos favorables y similares acciones quid pro quo. Para mejor ocultar sus actos fraudulentos, Hillary se las ingenió para montar un servidor en su domicilio privado.
Desde allí intercambiaba mensajes, muchos de alta seguridad, con gente a la cual pesionaba por dinero e influencias. Cuando fue soprendida optó por destruír 33.000 emails, varios smartphones y toda otra información que le comprometiera, aduciendo que contenían asuntos familiares.
Más tarde hubo un simulacro de investigación conducida por el director del FBI, James Comey. Sin tener atribuciones para ello, la absolvió de toda culpa, afirmando que el uso ilegal del servidor a domicilio y el cruce con él de mensaje de seguridad, fueron actos “sin mala intención”. Su papel debió limitarse a entregar el resultado de su investigación, para que sea el Fiscal quien determine si hay o no culpabilidad.
Pero las órdenes de exculpación fueron dadas con anticipación por Obama y la Fiscalía, de lo cual hay documentos. El objetivo era poner a Hillary en la Casa Blanca para continar con la agenda “progresista” de debilitar la vigencia de la Constitución y su basamento, un gobierno por consenso y el fraccionamiento del poder en tres ramas que se controlen mutuamente.
Si triunfaba Hillary todas las infracciones del clan Clinton habrían quedado sepultadas para siempre. Las recientes y las previas, como aquella venta del 20% de las reservas de uranio a Rusia, por lo cual ella recibió 145 millones de dólares para la Fundación y 500.000 para que su marido de una charla de 20 minutos en Moscú.
Para tormento del “progresismo”, Hillary perdió y ganó Trump. Trataron de anular a Trump diciendo que su victoria se debió a Putin de Rusia, pero resulta que la “colusión” nunca se dió entre Trump y Vladimir, pero si entre Putin y Obama/Clinton. Si la investigación toma cuerpo, aflorarán de la cloaca muchas, pero muchas noticias que ojalá terminen con pulverizar a la mafia Clinton. Sus cuentas bancarias personales y de la Fundación, por ejemplo.
¿Se hará justicia esta vez?

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