Thursday, October 20, 2016

¿OTRO BREXIT EN USA?

Donald Trump nuevamente demolió anoche a Hillary Clinton en el tercero y último debate por TV, previo a las elecciones presidenciales previstas para el 8 de noviembre. Pero según los medios y las encuestas, la ganadora fue Hillary y será ella la que llegará a la Casa Blanca en enero.
El candidato republicano combatió a su rival en todos los flancos, inclusive en las acusaciones de supuestos ataques sexuales a mujeres que salieron súbitamente a las pantallas de TV para denunciar hechos ocurridos según ellas hace diez, veinte y más años atrás.
Probó que en algunos casos las pretendidas víctimas han desmentido las acusaciones fraguadas por la campaña de Hillary y que en los otros serán los tribunales los que determinarán la validez legal de los cargos. Pero en lo relativo a políticas sustantivas, Trump fue demoledor.
Hillary defendió a Obama, su promotor y prometió ahondar el estilo de su gobierno intervencionista, creador incesante de impuestos y burocracia, de menosprecio a la separación constitucional de poderes y de apoyo a una Corte Suprema de Justicia flexible, no obediente de la Constitución.
En contraste, Trump reiteró que buscará frenar la deuda pública duplicada a casi 20 trillones de dólares por Obama, estimulando la inversión privada para generar riqueza y empleo con la reducción de gravámes que atraigan capitales del exterior. Dijo, además, que revisará los tratados comerciales que perjudiquen los intereses de los Estados Unidos.
Preguntado por el moderador Chris Wallace, de FoxNews (que probó ser el más profesional de todos los que le antecedieron) si respetaría el resultado de las elecciones del 8 de noviembre, Trump contestó que habría que ser cauto, esperar prefiriendo dejar la respuesta en suspenso. Fue como echar carne a la manada de lobos hambrientos de la prensa.
Todos los medios y por cierto los analistas de similar tendencia ideológica, casi sin excepción, se regocijaron con esa frase de Trump y pronosticaron que si bien su desempeño en el debate pudo haber sido aceptable, con la declaración de que rechazaría el resultado de los comicios había perdido la elección.
Qué horror! dijo Hillary y a ella se sumaron sus fanáticos. Imposible suponer, dijeron, que aspire a la Presidencia quien ataca lo más sagrado de nuestro sistema democrático, la pacífica transición del poder de uno a otro gobernante mediante el voto. No somos una “banana republic” clamaron otros, conmovidos y afectados.
Mas ocurre que Trump no dijo que no aceptaría los resultados, sino que esperaría a que se definan y verifiquen, algo que han dicho demócratas y republicanos en incontables ocasiones anteriores. Pero los antiTrump, que no solo son demócratas, necesitaban algo para desfogar su ningún afecto por Trump.
Lo irónico es que sean los progresistas/socialistas los que pretendan lucir como campeones del sistema democrático instituído aquí hace 240 años, cuando lo que están haciendo desde hace ya casi 100 años es mermarlo para transformarlo en un modelo presidencialista, que minimice o anule el influjo del poder popular prioritario, que es la Legislatura.
Cada vez más el Congreso ha cedido su exclusiva función de legislar, en favor de agencias del Ejecutivo que legislan, regulan, juzgan y ejecutan. La Corte Suprema, por su lado, ha asumido funciones que la Constitución no le asigna para interpretar este documento de modo que sus edictos se transforman en leyes, como ha ocurrido con el aborto y el Obamacare.
Trump se ha comprometido en restituir la esencia de la Constitución en cuanto a la división de poderes, para devolver al Congreso Federal y a los Congresos estatales la facultad exclusiva de legislar, para lo cual ha dicho que derogará en cuanto sea legal todas las agencias y todas las regulaciones que violan esos preceptos que asfixian el desarrollo de la economía, las libertades individuales y, en suma, la democracia.
Los medios de comunicación progresistas, 96% de cuyos periodistas aportan a la campaña de Hillary, continarán diciendo que Trump ha perdido la batalla y que ella será coronada en enero próximo. El columnista conservador Hugh Hewit afirmó que Trump ganó 15 de los 16 rounds en la pelea de anoche, pero que se auto noqueó en el último round al “no aceptar” el resultado de los comicios, vaticinando que perderá en noviembre.
Medios y encuestadoras predecían lo mismo en el Reino Unido vísperas del referendum sobre el Brexit. La tesis anti Bruselas o anti establishment perderá 2/1, dijeron. Igual ocurrió en Colombia cuando daban por descontado que Obama y Juan Manuel Santos ganarían 2/1 el referendo para la capitulación del gobierno ante las FARC.

En ambos casos, el pueblo salió triunfante. Es la tónica que poco a poco se está imponiendo en Europa, donde la tesis del globalismo y el estatismo pierde terreno aceleradamente. Estados Unidos, con el Movimiento Trump,  no tiene por qué ser la excepción.

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