Wednesday, August 24, 2016

HILLARY ES INDEFENDIBLE

No cabe duda que la personalidad de Donald Trump ha probado tener un temple extraordinario al resistir el ataque persistente por más de un año de los principales medios de comunicación y los analistas y políticos no solo del partido demócrata rival sino de su propio partido republicano.
Otro candidato con carácter menos sólido ya se habría esfumado, como ha ocurrido en el pasado. Pero Trump ha crecido y se perfila como el probable victorioso en la contienda electoral presidencial quew culminará el próximo 8 de noviembre, no solo por sus méritos, sino por los deméritos de su rival.
Con el paso de los días se acumulan más y más las pruebas y testimonios     de la criminalidad y falsía de Hillary Clinton, cuyo cónyuge debió haber sido juzgado por perjurio en el  Congreso (Bill Clinton fue luego juzgado civilmente y despojado del derecho a ejercer la abogacía). Hillary lo protegió, atacó a sus amantes y mintió y mintió siempre para captar poder a cualquier costo.
Hay pruebas que salen a la luz cada día de su época como Secretaria de Estado de Obama, de cómo engrosaba los fondos de la Fundación Clinton, supuestamente creada con fines caritativos y que en realidad financiaban la fortuna personal de los Clinton y sus planes políiticos para regresar a la Casa Blanca en el 2017.
Para ello utilizó servidores privados en su residencia, para manejar correspondencia electrónica con potenciales donantes dentro y fuera del país, incluídos corporaciones y gobiernos extranjeros. Lo hizo pretendiendo eludir controles, pero le faltó la sabiduría de un mafioso de mayor talento y fue sorprendida.
Urdió excusas, mentiras, culpó a otros y prefirió borrar 33.000 emails que consideró no confidenciales y dijo que los que devolvía al FBI no contenían secretos ni confidenciales. El FBI, pese a su falta de independencia de Obama, afirmó que muchos de los emails si eran secretos, que los 33.000 emailes borrados eran irrecuperables y que, en todo caso, la conducta de Hillary era en extremo irresponsable.
Las atribuciones del director del FBI se limitan a investigar, no a sugerir qué tipo de acción la Fiscalía debe adoptar al respecto. Pero esta vez James Comie, el jefe del organismo, pidió que se absuelva a Hillary y así procedió la Fiscal Loretta Lynch, siguiendo órdenes de Obama. Pero no todo terminó allí.
Porque alguien tiene posesión no solo de los 33.000 emails de Hillary sino de otros documentos que demuestran su corrupción y comienzan a llegar a ser distribuidos sistemáticamente. Ese “alguien” podría ser Julian Assange, creador del WikiLeaks, asilado en la embajada ecuatoriana en Londres, o cualquier persona con habilidad para hackear por propia decicisión o al servicio de gobiernos extranjeros.
Mientras tanto, Trump arrecia contra Hillary por las pruebas que se acumulan demostrativas de su corrupción  y que permanecen impunes, por lo que pide nombrar un juez independiente para juzgar el caso, en vista de la colusión entre Obama y la Fiscalía General. Pero es Obama quien tendria que aceptar esa designación y ello no ocurrirá jamás.
Medios de comunicación como The New York Times o The Washinton Post comienzan a flaquear en la defensa de Hillary, así como algunos de sus columnistas de ese y otros medios. Trump etuvo brillante al destacar que los negros están peor con los demócratas que han gobernado 50 y más años ciudades como Chicago, Detroit, Baltimore y les reclama que voten por él, porque con los demos “ya no tienen nada más que perder”.
En sus argumentos utiliza datos, cifras, hechos. Hillary y sus seguidores basan la defensa y los ataques en insultos. Las inscripciones de votantes nuevos es mayor en el lado republicano. Trump siempre tiene multitudes en sus apariciones públicas, para las cuales ahora se respalda con el uso de teleprompter, incrementando el impacto. Las reuniones pro Hillary son escuálidas.
Los asesores de Trump son nuevos y ello ha revitalizado la campaña, en tanto que Hillary sigue contando con un homosexual confeso como diector de campaña, Robby Mook y como su más íntima asesora desde los tiempos de Secretaria de Estado a Huma Abedin, que escribía para el diario de su madre pakistaní en favor de las tesis más extremas del Islam.

La contienda electoral del 2016 no puede ser más ilógica ni ser más contradictoria para una sociedad como la norteamericana, que es una democracia de 240 años basada en el respeto a la Ley y la Constitución. Si estos principios se aplicaran con rigor en estos días, Hillary Clinton no estaría compitiendo: estaría en prisión, junto con sus cómplices.

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