Friday, April 17, 2009

EL PAPEL DEL PERIODISMO

El Grupo El Comercio de Quito entrevistó hace pocos días al presidente ecuatoriano Rafael Correa. Lo destacable fue que Correa admitiera por fin que si recibió información detallada del presidente colombiano Álvaro Uribe acerca de los asentamientos de las FARC en territorio ecuatoriano.

Uno de esos asentamientos, el principal, fue el de Angostura, en el cual se hallaba el segundo a bordo del grupo, Raúl Reyes, Él y una veintena más de narcoterroristas fueron pulverizados con un operativo militar impecable de las fuerzas armadas colombianas, el 1 de marzo del año pasado. 

Tras el bombardeo, que dejó perplejo a Correa, Uribe informó que desde el 2006 los servicios de inteligencia de Colombia proporcionaron a sus pares del Ecuador datos precisos sobre la presencia de campamentos en varias zonas del país, especialmente en la región oriental. Correa negó haberlas recibido, pero ahora rectifica.

La confesión de Correa es clave. Confirma que Uribe no tuvo otra opción que tomar la decisión por si solo para aplastar a Reyes, pues Correa había dado muestras suficientes de no solo no cooperar con Bogotá para luchar contra la narcoguerrillas, sino de protegerlas.

En entevista a Correa, éste dijo que si bien recibió las coordenadas sobre los sitios de invasión, no las creyó. Le parecieron equivocadas, lo que hace suponer que a más de economista, él es geógrafo (de confirmarse, estaría  demostrando tanta calidad en una como en otra disciplina).

El solo hecho de que un jefe de Estado desoiga por capricho o “intuición” un informe (no solo de Uribe sino de la inteligencia ecuatoriana) sobre violaciones de la soberanía nacional por parte de terroristas extranjeros, sería motivo para descalificarlo. Sería tan grave como si se prueba cierta la versión de que el presidente George W Bush tenía la información cierta de la presencia y complot de los terroristas antes del ataque a las Torres Gemelas de Nueva York.

Pero es evidente que Correa sabía que los informes y coordenadas sobre los campos terroristas eran ciertos. Lo que nunca se imaginó es que Uribe hubiese tenido la entereza de hacer lo que hizo. Correa siempre llamó a los de las FARC “luchadores por la libertad”, jamás terroristas. En fecha reciente los defendió al señalar que admirarlos (como él) no era ningún delito, aunque hubiesen asesinado a militares y policías del Ecuador y estén en permanente guerra contra el gobierno civil de un país fraterno.

Los entrevistadores fallaron al no hacer éstas y otras reflexiones, Dejaron que Correa imponga su tónica autócrata y demagógica. Desde el inicio se notó condescendencia excesiva con el líder, quien tildó a uno de ellos de mentiroso, sin reacción del moderador. El formato fue incoherente, lo que permitió a Correa avasallar.

El papel del periodista entrevistador no es el de polemizar, al estilo de un Carlos Vera o de los reporteros de la CNN, sino de transmitir al público el pensamiento y la posición del entrevistado con claridad, con preguntas breves y certeras, pero con seguimiento de profundidad y respeto, para que nada en lo posible quede en la duda o la penumbra.

Los medios mismos de comunicación audivisuales y escritos parecen estar como amilanados ante la verborrea amenazadora de Correa. Cuando le critican eventualmente por su hostilidad, o por sus acciones, caen en los cirunloquios, sin análisis directos sobre sus contradicciones y sobre sus falsías. Quizás eso se reflejó en la entrevista aludida.

Acaso falte perspectiva de mayor alcance para quienes hoy manejan los medios, individual o en grupo. Cabría recordarles lo que solía decir el fundador de El Comercio, Carlos Mantilla Jácome, cada vez que alguien le insinuaba que optara por la política o un cargo público. “¿Para qué?” decía, “Los presidentes pasan, yo como Director de El Comercio tengo más poder y trascendencia.”

El hecho de que Correa vaya a ganar sin oposición la reelección el 26 de este mes, no justifica que haya debilidad en los medios para criticarlo frontalmente por las equivocaciones monumentales que ha cometido en dos años de administración, tanto en política interna como externa.

En lo interno ha desecho los restos de democracia en el Ecuador y en lo económico el descalabro es total al ahogar la inversión, reducir el empleo e incrementar la deuda a niveles de asfixia. A día siguiente de su victoria Correa deberá recurrir a impuestos confiscatorios, a más atracos de fondos como los ahorros del IESS y acaso a la desdolarización para contrarrestar la inflación, el desempleo y la baja producción.

Ninguno de estos temas se trató a profundidad en la entrevista. Fenómeno parecido al que ocurre aquí con Obama. Los periodistas de los principales medios están embelesados con él y su nueva mascota, El Primer Perro, y no son inquisidores sino repetidores de su pensamiento “liberal”.

Obama ha bajado la guardia frente a Fidel Castro y lo ensalza. Quiere reducir el arsenal nuclear unilateralmente para disuadir a Irán y Corea del Norte y se lo califica de diplomático. Ha desterrado del vocabulario oficial la lucha contra el terrorismo pero califica de potenciales terroristas a los que discrepan con él dentro de casa, incluidos los veteranos de guerra.

Como en el caso de Correa, la Patria nueva (el mundo) nace con él, ya que los que le precedieron dañaron la imagen de USA con tanta guerra imperialista y explotación. Si los servicios de seguridad no lo impidieran, él feliz se sumaría a las manifestaciones anti yanquis que por rutina habrá también en Trinidad y Tobago en la Cumbre de las Américas.

Allí el tema central no será el terrorismo islámico sino el reingreso de Cuba a la OEA. Como dice Hugo Chávez, el presidente venezolano que inspira constantemente a Morales y Correa, en Cuba hay más democracia que en USA por lo que sería lógico expulsar a USA de la OEA y reingresar a Cuba. Sería una dicha para Correa, sonaría a dulce venganza contra los gringos malos que le metieron preso a su papi narcotraficante. 

Los fotógrafos se lucirían si toman una foto exclusiva de Obama y Correa. Son tan parecidos no solo en forma de pensar, sino hasta físicamente. Hay otras perlas, como ese ex-cura presidente Lugo de Paraguay, que debería estar preso por pedófilo. Mientras era obispo preñó a una niña de 16 años y ahora ha admitido ser el padre. Pero en lugar de condenarlo, se lo exalta por su “valentía” en reconocerlo.

El mundo está al revés. A la presidencia de la república de los Estados Unidos ha accedido alguien que nació en Kenya y ha nombrado  como colaboradores más cercanos a evasores de impuestos confesos. Con América Latina trata de congraciarse con los izquierdosos vía Cuba y le apuntala a Fidel liberando el envío de remesas de los exiliados y sus viajes a la isla.

En un pintoresco artículo que publican los diarios latinoamericanos del Grupo Amérca, El Comercio entre ellos, Obama dice que esperen todo lo bueno de él que no lo tuvieron de sus predecesores y afirma que apoyará el desarrollo (qué novedad) de la región con más comercio e inversión. No cita, por cierto, su negativa al TLC con Colombia.

¿Ven todo lo que estoy haciendo por ustedes con Cuba? parece decir el líder mulato. Les reclama entonces, en su artículo, que se unan para presionar en favor de las libertades y derechos civiles en la isla caribeña. Es tan zoquete como Correa: ¿qué libertades caben con los Castro, que se han perennizado en el poder por más de media centuria? El motivo de la adoración a Fidel en América Latina es su odio a los Estados Unidos. 

¿No lo entiende así Obama o es que comparte ese criterio? Y a propósito ¿a quién se le ocurrió pensar que el embargo (no bloqueo) a Cuba se “inventó” para tumbar a Fidel? El embargo al comercio fue respuesta a las confiscaciones (robo) de Fidel a las inversiones hoteleras y azucareras norteamericanas en la isla. Punto.

Embargo no es bloqueo ¿hay que repetirlo? Cuba comercia con quien le de la gana, el Ecuador incluído, pero con USA con restricciones. El embargo no lo ha levantado Obama, no por convicción, sino por que no le da la gana.

La invasión de la Bahía de Cochinos tuvo el propósito de acabar con Fidel, pero fracasó porque el “liberal” John F. Kennedy no dio a último momento el respaldo aéreo militar planeado. Luego se arrepintió y con su hermano Robert planeó asesinar a Fidel el 1 de diciembre de 1963, en Varadero.

No se concretó porque la mafia se interpuso en los planes y mató  a John F. Kennedy días antes, el 22 de Noviembre de ese año en Dallas. ¿Fantasías? De ningún modo. Las evidencias constan en un libro al cual la “liberal media” no da “bola”. Se titula “Legacy of Secrecy”, de los autores Lamar Waldron y Thom Hartmann, publicado por la editorial Counterpoint en el 2008.

 

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