Sunday, January 28, 2007

SOBRE EL TERRORISMO Y LA INMIGRACION

En todos los programas dominicales de entrevistas por TV de los Estados Unidos se tocó hoy el tema de la guerra en el Irak y el nuevo plan del presidente Bush para derrotar a los terroristas y estabilizar al gobierno de Bagdad.
El debate se definió, como claramente ha quedado expuesto a partir de los resultados de las elecciones del 7 de noviembre en que ganaron los demócratas, entre quienes quieren o creen que la guerra está perdida y los que apoyan la victoria.
Los demócratas repiten la actitud derrotista que adoptaron durante la guerra de Vietnam hace 40 años y claman por el retiro inmediato de las tropas en el Irak, que constituyen parte medular de la Coalición militar que se halla en ese país desde hace casi 4 años combatiendo al terrorismo.
Los demócratas no creen que enviar algo más de 21.000 nuevos soldados para reforzar la batalla tenga ningún impacto positivo. Desde noviembre los demócratas están convencidos de que el pueblo norteamericano ha votado por aceptar la derrota y el regreso de los militares, como sucedió en Vietnam.
No quieren dar un “nuevo chance” al Presidente, aduciendo que ya ha tenido muchas y que los resultados han sido infructuosos. Opinan ellos que el sacrificio de más de 3.000 soldados de USA y otros países coaligados, aparte de los heridos y mutilados, no ha servido para nada. Caído y muerto tras un juicio legal el dictador Hussein, creen que la situación allí y en el Medio Oriente no solo no ha mejorado sino que ha empeorado.
No incluyen en el análisis la realidad de que la tiranía de Hussein terminó, que el pueblo acudió en varias oportunidades a las urnas pese a la amenaza terrorista para elegir asambleístas, Constitución y más trámites para la inauguración de la democracia en el Irak, la primera luego de la de Israel.
Tampoco mencionan que más de 30.000 soldados y policías iraquíes (10 veces más que la cifra de norteamericanos) han muerto en sus luchas contra la insurgencia terrorista, demostrativo de la voluntad del gobierno y el pueblo de esa nación de rechazar a la oposición suicida de los terroristas y respaldar el proceso de darse un gobierno mediante la democracia.
La ofensiva militar contra Saddam Hussein fue de una eficiencia y rapidez sin precedentes la historia. Luego se realizaron las primeras votaciones. Pero el panorama comenzó a deteriorarse. No por una guerra civil sino porque los terroristas de Al Qaeda, auspiciados por Irán y Siria, unidos a los fieles de Hussein iniciaron una ofensiva macabra para matar a civiles e inocentes de su propia etnia árabe en calles, plazas, mercados, mezquitas y escuelas.
Uno de los objetivos para invadir Irak era ubicar y destruir armas de destrucción masiva cuya localización Hussein se negó a revelar pese a 17 resoluciones mandatarias de las Naciones Unidas. Las armas no han sido encontradas aún pero hay documentos inclusive fotográficos del tránsito de camiones enorme con cargamento sospechoso que fugaban a Siria e Irán mientras Washington vacilaba en tomar la decisión de liderar la invasión.
Hussein utilizó armas químicas y biológicas para asesinar a sus compatriotas que intentaron rebelarse tras la guerra del Golfo, cuando fue derrotado por invadir a Kuwait. El juicio por genocidio se instauró tras su captura y fue él el primer ajusticiado por genocida.
Los terroristas dinamitaron el año pasado una gran mezquita shita lo que desencadenó las represalias contra los sunitas. Éstos eran gobierno con Hussein, repudiado entonces por Irán. Ahora Irán apoya el terrorismo de ambos bandos porque así desestabiliza al régimen de Bagdad y así fomenta el odio feroz a Bush en los Estados Unidos y el mundo.
La historia se repite. En Vietnam, el comunismo del norte apoyado por Pekín y Moscú se vio perdido militarmente. A último momento encontró su mejor arma en el debate político dentro de los Estados Unidos. “Pacifistas” como John Kerry y la actriz Jane Fonda se sumaron a la estrategia propagandística de los líderes del Vietcong y difundieron informaciones distorsionadas acerca de supuestas atrocidades cometidas por los militares norteamericanos.
La guerra se perdió en Washington cuando la campaña derrotista abarcó a estudiantes que huían del reclutamiento, los medios de comunicación y las universidades. No se perdió la guerra en el campo de batalla. Ahora se intenta repetir la estrategia y al menos Jane Fonda ya ha salido a las calles con los que se alían con el enemigo para proclamar una vez más que la guerra está perdida y que las tropas deben volver a casa cuanto antes.
Los medios de comunicación, como en la época de Vietnam, no cesan de propalar noticias, análisis y comentarios según los cuales la causa del terror está en los Estados Unidos, no en los terroristas. Sostienen que si las tropas huyen ya, la paz advendrá en el Irak y la región como por ensalmo.
Estados Unidos no tenía tropas en el Irak o Irán cuando hubo los dos atentados contra las Torres Gemelas de Nueva York o cuando la masacre de los militares norteamericanos en el Líbano. Los atentados terroristas han continuado en Indonesia, Argelia, Yemen, Alemania, Francia, el Reino Unido y antes hubo en Argentina. Los terroristas árabes no respetan ni a sus propias vidas cuando van en misiones suicidas para matar a inocentes. El objetivo no es de ahora, nació con el Corán en el año 600 y el objetivo es imponer su “religión de la paz” a los “infieles” por la fuerza de la cimitarra o la amenaza de suicidas, explosivos y muy pronto con armas químicas, biológicas o nucleares.
Los demócratas, a los que se han agregado algunos republicanos, no quieren la victoria para los Estados Unidos. Desean su derrota, porque ello les facilitaría volver a la Casa Blanca en el 2008. Si buscaran la victoria plantearían un plan alternativo al de Bush para lograrlo. Es la pregunta constante en las entrevistas a sus líderes. Pero es también constante su silencio o la ambigüedad evasiva de sus respuestas.
Cuidan de expresar su respaldo a las tropas. Pero dicen que la misión que tienen es equivocada. ¿Cabe respaldar a los soldados y condenar la misión que realizan? Muchos congresistas plantean ya la censura a Bush y el corte de fondos a las tropas. ¿Qué calificativo cabe para quienes abiertamente boicotean la guerra favoreciendo al enemigo?
Lo que conduce a otra reflexión. El pueblo norteamericano no es derrotista, ha sido históricamente una nación de vencedores desde la guerra de la Revolución contra los británicos, pasando por la conquista del Oeste, la Guerra Civil y las sucesivas dos conflagraciones mundiales. La excepción vergonzosa ha sido la de Vietnam que ahora los “liberals” se empeñan en repetir con apoyo también de Hollywood que tantas películas ha hecho sublimando a los héroes y vencedores de este país en el pasado. En las elecciones de noviembre ¿en realidad la mayoría admitió que USA desista de luchar contra el terrorismo?
(Lo ocurrido en las mismas elecciones de noviembre en Connecticut, uno de los estados mas "liberals" de la Union, es elocuente. Los democratas se negaron a nominar al senador de este partido, Lieberman, para la reeleccion por su apoyo a Bush en la guerra contra el terrorismo. Lieberman opto por desafiliarse y presentarse como independiente. Arraso en las votaciones)
Hay infinidad de indicios de lo contrario, pero las encuestas de opinión y los medios distorsionan la realidad. Por fortuna, el comandante en jefe es Bush y Bush luce firme y convencido en que la guerra en Irak es parte de una guerra global contra el terrorismo, en la cual no hay sino una sola opción: la victoria.

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En cuanto a elecciones, hay cierta similitud con lo que ocurre en el Ecuador. El triunfo de Correa le hace decir que tiene el mandato del pueblo para imponer el socialismo en el país, a imitación del que se está perfilando en Venezuela con la inspiración de la Cuba de Fidel Castro.
¿Es real esa aseveración? Probablemente no, ya que el voto pro Correa fue, como algunos afirman, notoriamente un voto en contra del rival, Álvaro Noboa. No cabe debatir sobre los resultados, pero parecería estar equivocado Correa si cree que puede “quemar etapas” por el supuesto mandato popular para convertirse en el Hugo Chávez No. 2 de la región de la noche a la mañana.
Las consecuencias de su arrogante falta de visión podrían ser turbulentas. La asamblea constituyente que busca imponer, si se realiza acaso no le sea fiel y ello le induciría a una intervención violenta. Súmese a ello los errores en la conducción de una economía basada en las conexiones con los Estados Unidos y la banca e instituciones financieras internacionales y entonces los peligros del descalabro podrían adelantarse.
Con respecto a la asamblea urge que para convocarla concrete antes para qué la quiere. Se ha leído que desea que declare terminados los mandatos de todos los elegidos por elección popular, comenzando por cierto con los congresistas. Sería congruente que complemente la medida con la de la “ley Habilitante” (terminajo de la Alemania de Hitler) para dictar leyes por decreto, tal como lo consiguió Chávez de su asamblea sumisa.
¿No conmueve el pésame que la FARC ha enviado al gobierno de Correa por la muerta súbita de la ministra de Defensa? Pero más que eso, es revelador de la confluencia ideológica de un grupo terrorista que lucha contra un régimen democrático en Colombia y la resistencia que siempre ha tenido Correa de calificarlo como tal, esto es, terrorista. Son rebeldes, son luchadores por la libertad, ha dicho. En gratitud, el pésame.
Otro disparate de Correa en tan corto tiempo de gobierno ha sido organizar una Secretaría de Inmigración. Inenta garantizar el bienestar de los emigrados en los países de residencia en América Latina, Estados Unidos y Europa (¿ porqué no citó otros sitios, como Australia). ¿Qué mamarrachada podría poner en práctica sin vulnerar la soberanía de las naciones anfitrionas?
Ha decidido también que a la asamblea vayan no 3 sino 6 delegados de los inmigrantes de las 3 regiones citadas. ¿Qué derecho les asiste? En el mismo Estatuto de la asamblea se indica que los candidatos por provincias deben probar que han residido en ellas al menos con 6 meses de anticipación. Pero fundamentalmente hay que considerar que quienes emigran del Ecuador, por cualquier razón, pierden automáticamente el derecho a intervenir con su voto para alterar de cualquier forma la situación de una sociedad de la que se han desligado por propia voluntad.
Lejos de pensar en secretarías y en congresistas emigrados (¿legales o no?) el impetuoso gobernante debería más bien esforzarse por gobernar con serenidad y talento para mejorar las condiciones de la vida de sus conciudadanos, dentro del país, fórmula sin la cual el éxodo de emigrantes continuará. Por ahora los emigrantes son básicamente refugiados económicos ¿tardará mucho antes de que haya también refugiados políticos?

Friday, January 26, 2007

COMEDIA O TRAGEDIA DE EQUIVOCACIONES?

La “comedia de equivocaciones” de la primera semana de gobierno del socialista Rafael Correa se convirtió en tragedia con el absurdo accidente aéreo en el que falleció la ministra de Defensa, su hija y 5 militares de la Fuerza Aérea.
A todos contrista la muerte de la ministra. Pero exaspera saber que la tragedia pudo haberse evitado de no mediar la irresponsabilidad de la propia ministra y de los jefes militares que autorizaron el vuelo y, a la final, del piloto al mando del helicóptero.
Las informaciones indican que el Gazelle fabricado en Francia tenía capacidad para 4 pasajeros. Según el reglamento, un edecán está asignado por obligación a acompañar al ministro de Defensa en misiones oficiales. La aclaración dada por los jefes militares es que el edecán no voló “por falta de espacio”.
Es obvio deducir que la ministra se impuso y ordenó a su edecán que no vuele para que su lugar lo ocupe su hija, de 17 años de edad. Ni el edecán ni el piloto ni los superiores debieron acatar tal orden. Un piloto, civil o militar, es el jefe inapelable en su aeronave y en este caso pudo y debió decidir quiénes podían volar y quiénes no o negarse a decolar.
Los agravantes son mayores cuando se conoce que el vuelo del helicóptero era por la noche y que juntamente con otros helicópteros harían prácticas de prueba de instrumentos para vuelos nocturnos. El operativo era, pues, totalmente militar y por ende no cabía la presencia en la prueba de civiles sin entrenamiento.
El presidente Correa ha nombrado a una comisión con expertos de Chile y Francia para que investigue el accidente y llegue a una de las conclusiones obvias: que no hubo conspiración “gringa” para matarle a la ministra opuesta a la base militar de USA en Manta, sino o fallas humanas o desajuste en los instrumentos de vuelo nocturno que se ponían a prueba.
Adicionalmente ha sido irritante observar cómo Correa no pierde oportunidad para insistir en su proclama “revolucionaria” socialista y bolivariana. En varias ocasiones del luctuoso suceso, repitió que en homenaje a la occisa buscará “rescatar la Patria perdida” y uno de sus discursos formales terminó con la frase castrista/chavista “venceremos…hasta la victoria siempre”. Solo le faltó agregar “Patria o muerte”, aunque esto resonó en todos los oídos aún sin ser enunciada.
¿De quién o de quiénes Correa quiere rescatar a la patria ecuatoriana? ¿De los “gringos imperialistas”? ¿De los oligarcas o latifundistas o de la “partidocracia”? Da la impresión de que el gobernante economista busca quemar etapas en su ambición de imitar a Chávez y que los “enemigos” de la Patria a que alude son seguramente los que quieren impedir que se convierta en dictador a corto plazo.
Pese a la comedia de equivocaciones de sus primeros días como Presidente, Correa no disminuye su tono ultrajante, altanero, propio de matón de barrio. Ha dicho que le tiene sin cuidado que su “orden” al Tribunal Supremo Electoral para convocar a la asamblea constituyente se haya interrumpido porque el organismo transfirió el pedido al Congreso, como manda la Constitución.
Correa dice que si el Congreso y el TSE obstruyen o niegan la convocatoria, él organizará un Tribunal ad-hoc para que lo haga. Quiere la asamblea para que elabore una nueva Constitución, pero no da detalles de cómo la quiere. Mas en ningún momento duda de que la asamblea se realice y siga en todo el esquema que él trazará y “ordenará” seguir en tiempo oportuno.
Mientras tanto, adelanta decisiones y anuncios en materia económica que han generado una reacción negativa en los mercados financieros internacionales.
Su teoría de la “deuda eterna”, prestada de Alberto Acosta, implica la decisión unilateral del no pago del 60% de la deuda externa por “ilegítima”, calificativo que nadie explica.
Los bonos de la deuda pendientes de pago suman 3.860 millones de dólares y vencen el próximo mes y los atrasos se calculan entre 800 y 1.000 millones de dólares. La decisión unilateral de limitar el pago y de calificar como ilegítima una parte de ella es considerada en el exterior como preludio de moratoria de pago.
Las consecuencias han sido inmediatas, según revelan los gremios de empresarios de Costa y Sierra. Los acreedores están limitando o cerrando los créditos y exigen pagos antes de los términos acordados y mayores garantías. El “riesgo país” para las inversiones sobrepasó el índice 1.000 que basta para hacer cambiar de opinión a cualquier inversor potencial sensato.
Simultáneamente se divulga que la “justicia social y distributiva” se aplicará con más impuestos a los “ricos” y más subsidios a los “pobres”. Bajará el IVA pero se castigará a las empresas y corporaciones con el impuesto confiscatorio al patrimonio. Las empresas que no declaren utilidades serán gravadas como castigo, en la presunción de engaño.
Si la inversión interna y del exterior se evapora, se cierne sobre el país el peligro de una crisis financiera que quiebre el artificioso sistema de la dolarización, que ha permitido la supervivencia de la economía nacional, juntamente con el alza de los precios del crudo y las remesas de los emigrantes.
Pero si el suministro de dólares decrece porque el Ecuador no es Venezuela con exceso de petrodólares y no hay banco que emita dólares, entonces el sistema dolarizado colapsa y sobreviene el caos. Muchos empresarios o dueños de ahorros ya estarán planeando emigrar.
Esta visión apocalíptica quizás convenga a los propósitos autócratas de Correa. Porque podría suceder que crezca en el país una resistencia civil contra la tesis de la asamblea y que la solicitud de convocatoria se dilate o peor se rechace. O que la asamblea se convoque y que los elegidos no sean todos serviles al gobierno.
Después de todo ¿qué permite suponer que los 130 elegidos para la asamblea serán de mejor calidad política que los actuales 100 congresistas? A menos, claro está, que Correa y Chávez se ingenien algún mecanismo para elegir a 130 incondicionales…
En cualquiera de los casos, la economía se deteriora con el paso de los días y con la incógnita política de la asamblea. ¿Cómo gobernará Correa mientras tanto? Si tiene un Congreso adverso ¿cómo transformará el sistema tributario para castigar a los ricos sin leyes aprobadas según el trámite constitucional?
Si la fuga de capitales y de más refugiados económicos a Europa y los Estados Unidos se incrementa, empobreciendo peor al país y sumiéndolo en el caos y la turbulencia de los descontentos, es probable que Correa intente asumir plenos poderes inclusive sin esperar a la Asamblea.
Lo cual no sería sorpresivo. Lo han hecho tantos otros de sus antecesores en la inacabable historia de frustraciones del Ecuador.

Wednesday, January 24, 2007

LA RELIGION DE LA PAZ

What Thomas Jefferson learned from the Muslim book

By Ted Sampley, U.S. Veteran Dispatch, January 2007

Democrat Keith Ellison is now officially the first Muslim United States congressman. True to his pledge, he placed his hand on the Quran, the Muslim book of jihad and pledged his allegiance to the United States during his ceremonial swearing-in. Capitol Hill staff said Ellison's swearing-in photo opportunity drew more media than they had ever seen in the history of the U.S. House. Ellison represents the 5th Congressional District of Minnesota. The Quran Ellison used was no ordinary book. It once belonged to Thomas Jefferson, third president of the United States and one of America's founding fathers. Ellison borrowed it from the Rare Book Section of the Library of Congress. It was one of the 6,500 Jefferson books archived in the library. Ellison, who was born in Detroit and converted to Islam while in college, said he chose to use Jefferson's Quran because it showed that "a visionary like Jefferson" believed that wisdom could be gleaned from many sources. There is no doubt Ellison was right about Jefferson believing wisdom could be "gleaned" from the Muslim Quran. At the time Jefferson owned the book, he needed to know everything possible about Muslims because he was about to advocate war against the Islamic "Barbary" states of Morocco, Algeria, Tunisia and Tripoli. Ellison's use of Jefferson's Quran as a prop illuminates a subject once well-known in the history of the United States, but, which today, is mostly forgotten - the Muslim pirate slavers who over many centuries enslaved millions of Africans and tens of thousands of Christian Europeans and Americans in the Islamic "Barbary" states. Over the course of 10 centuries, Muslim pirates cruised the African and Mediterranean coastline, pillaging villages and seizing slaves. The taking of slaves in pre-dawn raids on unsuspecting coastal villages had a high casualty rate. It was typical of Muslim raiders to kill off as many of the "non-Muslim" older men and women as possible so the preferred "booty" of only young women and children could be collected. Young non-Muslim women were targeted because of their value as concubines in Islamic markets. Islamic law provides for the sexual interests of Muslim men by allowing them to take as many as four wives at one time and to have as many concubines as their fortunes allow. Boys, as young as 9 or 10 years old, were often mutilated to create eunuchs who would bring higher prices in the slave markets of the Middle East. Muslim slave traders created "eunuch stations" along major African slave routes so the necessary surgery could be performed. It was estimated that only a small number of the boys subjected to the mutilation survived after the surgery. When American colonists rebelled against British rule in 1776, American merchant ships lost Royal Navy protection. With no navy for protection, American ships were attacked and their Christian crews enslaved by Muslim pirates operating under the control of the "Dey of Algiers"--an Islamist warlord ruling Algeria. Because American commerce in the Mediterranean was being destroyed by the pirates, the Continental Congress agreed in 1784 to negotiate treaties with the four Barbary States. Congress appointed a special commission consisting of John Adams, Thomas Jefferson, and Benjamin Franklin, to oversee the negotiations. Lacking the ability to protect its merchant ships in the Mediterranean, the new America government tried to appease the Muslim slavers by agreeing to pay tribute and ransoms in order to retrieve seized American ships and buy the freedom of enslaved sailors. Adams argued in favor of paying tribute as the cheapest way to get American commerce in the Mediterranean moving again. Jefferson was opposed. He believed there would be no end to the demands for tribute and wanted matters settled "through the medium of war." He proposed a league of trading nations to force an end to Muslim piracy. In 1786, Jefferson, then the American ambassador to France, and Adams, then the American ambassador to Britain, met in London with Sidi Haji Abdul Rahman Adja, the "Dey of Algiers" ambassador to Britain. The Americans wanted to negotiate a peace treaty based on Congress' vote to appease. During the meeting Jefferson and Adams asked the Dey's ambassador why Muslims held so much hostility towards America, a nation with which they had no previous contacts. In a later meeting with the American Congress, the two future presidents reported that Ambassador Sidi Haji Abdul Rahman Adja had answered that Islam "was founded on the Laws of their Prophet, that it was written in their Quran, that all nations who should not have acknowledged their authority were sinners, that it was their right and duty to make war upon them wherever they could be found, and to make slaves of all they could take as Prisoners, and that every Musselman (Muslim) who should be slain in Battle was sure to go to Paradise." For the following 15 years, the American government paid the Muslims millions of dollars for the safe passage of American ships or the return of American hostages. The payments in ransom and tribute amounted to 20 percent of United States government annual revenues in 1800. Not long after Jefferson's inauguration as president in 1801, he dispatched a group of frigates to defend American interests in the Mediterranean, and informed Congress. Declaring that America was going to spend "millions for defense but not one cent for tribute," Jefferson pressed the issue by deploying American Marines and many of America's best warships to the Muslim Barbary Coast. The USS Constitution, USS Constellation, USS Philadelphia, USS Chesapeake, USS Argus, USS Syren and USS Intrepid all saw action. In 1805, American Marines marched across the desert from Egypt into Tripolitania, forcing the surrender of Tripoli and the freeing of all American slaves. During the Jefferson administration, the Muslim Barbary States, crumbling as a result of intense American naval bombardment and on shore raids by Marines, finally officially agreed to abandon slavery and piracy. Jefferson's victory over the Muslims lives on today in the Marine Hymn, with the line, "From the halls of Montezuma to the shores of Tripoli, we will fight our country's battles on the land as on the sea." It wasn't until 1815 that the problem was fully settled by the total defeat of all the Muslim slave trading pirates. Jefferson had been right. The "medium of war" was the only way to put and end to the Muslim problem. Mr. Ellison was right about Jefferson. He was a "visionary" wise enough to read and learn about the enemy from their own Muslim book of jihad.
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Sunday, January 21, 2007

REACCION ALENTADORA CONTRA CORREA

En medio de la desventura que significó la victoria de Rafael Correa en la lid presidencial del Ecuador, resulta tonificante leer en los diarios de hoy de ese país abiertas censuras a sus primeras horas de gobernante, tanto en asuntos de fondo como de forma.
Correa venció porque la mayoría de votantes estaba en desacuerdo con su opositor, el empresario Álvaro Noboa, heredero del mayor conglomerado empresarial del Ecuador. Evidentemente Noboa carecía del suficiente charm y carisma para persuadir a los electores, pero ello no invalida sus tesis frente a la economía y a política interna y externa del país.
En otras palabras, la mayoría de los votantes que tuvo que ir a votar porque le obliga la ley, si bien rechazó a Noboa por su identificación con la plutocracia y su poca simpatía, no necesariamente votó a favor de las tesis extremistas/fascistas que ahora se propone aplicar Correa en el Ecuador.
No se precisa ser mago de la política y la interpretación de las encuestas para comprender por qué Correa triunfó y por qué sigue gozando de respaldo tras su discurso demagógico y populista pronunciado en la posesión del mando y en otros foros dentro y fuera del país. La gente votó por él en la esperanza de que pueda ser factor de cambio para que mejore su situación mejore.
Es la misma esperanza fallida con tantos otros candidatos populistas del pasado que llegaron a gobernar con el mismo discurso y recursos con variaciones del demagogo mayor, José María Velasco Ibarra. Correa es una versión moderna de él, con el ingrediente de que su promesa de cambio se basa en el socialismo diseñado por el venezolano Chávez con la guía de Fidel Castro.
Ese “socialismo” es un mecanismo de acumulación de poderes y de aprehensión de medios de producción y servicios clave por parte del Estado. La innovación hoy es que ese cambio “revolucionario” pretende lograrse no con la intervención armada y la represión directa sino mediante un instrumento que simula ser legalista y democrático: la asamblea constituyente.
De ello se han percatado los columnistas de los principales diarios del país e incluso El Comercio lo dice así, aunque tímidamente, en su editorial que es el artículo de opinión oficial de la empresa. Todos los comentarios apuntan a señalar que la vía autoritaria que pretende seguir Correa con su proclama socialista realmente no tiene el respaldo mayoritario de los ecuatorianos.
¿Se corregirá Correa a tiempo? Es ilusorio pensarlo. Claro que ha aceptado ya una reforma marginal a la convocatoria a la Asamblea Constituyente, pero lo importante es que sigue empeñado en convocarla. En Río de Janeiro anunció que el Ecuador no se sumará como socio activo al MERCOSUR, tras descubrir que los camiones para el intercambio comercial no pueden navegar por los ríos y que se necesita previamente al menos una infraestructura de transporte entre los socios.
Lo más probable es que para que cambie el estilo Correa hay que cambiar a Correa. Resulta penoso decirlo a pocos días de la posesión del mandatario, pero su trayectoria izquierdista e intemperante es indicativa de que la tendencia es algo consustancial a su personalidad. Y a la de sus principales colaboradores.
Si su formación y temperamento fueran de corte democrático, hace ya tiempo habría desistido de la Constituyente, no solo porque vulnera los principios y regulaciones de la Constitución en vigencia, sino porque implicaría la extinción del Congreso y el nacimiento de una nueva carta constitucional que le otorgue poderes dictatoriales.
Tiene para ello el ejemplo de su mentor, Hugo Chávez. En el caso ecuatoriano, Rafael Correa prohibió a sus partidarios proponer candidatos al Congreso porque su intención era y es disolverlo. En Venezuela, fue la oposición la que decidió no presentar candidatos a la asamblea. El resultado allí fue contar con una asamblea totalmente al servicio de Chávez, como en la Cuba de los hermanos Castro.
La asamblea ecuatoriana contaría con plenos poderes. No se aclaran aún los delineamientos generales y de detalle de la nueva Carta que quiere Correa pero es obvio suponer que querrá algo similar a lo de Cuba y Venezuela: facultades para gobernar por decreto, sin oposición ni debate.
En la campaña Correa adoptó una propuesta más cauta. Insinuaba que quería reemplazar la “partidocracia” sin responsabilidad en futuros congresos con una representación de legisladores electos y responsables ante distritos. Eso ya lo propuso el anterior presidente Gustavo Noboa, pero la reforma no se concretó. Lo de los distritos es copia de lo que se llegó a concretar en el sistema que rige en los Estados Unidos.
Los 50 estados se dividen cada uno en distritos, diagramados según la población y otros parámetros y cada distrito elige a sus congresistas estatales y federales. Éstos son responsables directamente ante sus electores en cada uno de los respectivos distritos y se someten a constantes interrogatorios, diálogos y reclamos. Si fallan a las expectativas, no son reelectos.
Si Correa desea mejorar el sistema democrático en el Ecuador, no tiene por qué romper la Constitución. Puede hacerlo dentro del sistema para fortalecerlo. Y lo mejor que podría hacer para ello es estudiar cómo funciona en Congreso en los Estados Unidos, país en el que estudió y se graduó hasta alcanzar un doctorado en Economía.
El Congreso aquí es bicameral desde la fundación (una sola) de la república, como lo fue en el Ecuador desde 1948 hasta las rupturas de 1960 y 1970. Funcionó muy bien. Funciona igualmente bien en los demás países en que se aplica, con ciertas variantes. Del Congreso “yanqui” se podría asimilar detalles acerca de cómo se organiza la intervención de los congresistas, con tiempo y tema específicos y el papel de los líderes de mayorías y minorías para garantizar ese orden en discursos y más procedimientos.
El congreso unicameral del Ecuador, creado en la “refundación” de 1978/9, es a todas luces ineficiente. La solución no es suprimirlo y llamar a una impredecible asamblea con todos los poderes sino ingeniarse el modo de mejorarlo según las propias experiencias históricas y las de otros países que han madurado en el sistema.
Pero lo que quiere Correa es una “revolución a lo “macho” como Chávez y cree que la vía es la constituyente. En esta parte podría estar equivocado, aún si para convocarla tiene respaldo popular. Desde ya se avizora un peligro: ¿quiénes van a ser los elegidos? Si se impone la mayoría de seguidores de su opositor Noboa y la del ex presidente depuesto Lucio Gutiérrez, entonces la Asamblea no podría ser manipulada al estilo de su “hermano” mayor Chávez.
En cuyo caso, Correa tendría que sacar los tanques ya no para impedir que el nuevo Fiscal General se posesione, como lo ha amenazado, sino para disolver a la asamblea y de paso, por supuesto, al Congreso. Tan tenebrosas aunque nada nueva perspectiva solo podría evitarse con una temprana oposición popular, la cual se estimulará con una firme, indeclinable actitud de los medios de comunicación.
El primer signo alentador en ese sentido se ha observado en los comentarios de hoy. Algunos articulistas refutan a Correa y a articulistas anteriores diciendo que el socialismo de Correa no es el socialismo de Chile y Brasil, simplemente porque allí no hay socialismo sino economía social de mercado. Y que en ningún país la fórmula fascista/izquierdista/autocrática ha generado riqueza y bienestar, sino todo lo contrario.
Los reporteros y analistas no deberán desmayar. El ministro de Finanzas Ricardo Patiño sigue empecinado en aleccionar a los acreedores de la deuda externa y en advertirles que el Ecuador no pagará sino las “deudas legítimas” y que en todo caso los pagos nunca llegarán a más del 40% del total. Nadie explica todavía cuáles son deudas “legítimas” y cuáles “ilegítimas”, pero en el exterior se ha interpretado que el gobierno ecuatoriano se está inclinando por la moratoria.
(La moratoria la aplicó Alan García en el Perú y llevó a la economía peruana a la quiebra. Pero fue reelecto. Como Ortega en Honduras. Estos, con Chávez. Morales y Correa van camino de conformar el Eje del Bien con Irán y Al Qaida y Hezbolah para arrasar con Israel y los Estados Unidos)
¿Es legítima la deuda solo si su destino es positivo, esto es, si no va a aumentar el gasto corriente, si no se desvían sus fines o qué? Aún en el supuesto de que el destino de la deuda contraída no convino a los intereses del Ecuador ¿por qué va a castigarse al acreedor y no al deudor que contrajo libremente la deuda?
Cuando el orgasmo del inesperado incremento de los precios del crudo languideció y el ritmo de gasto público no pudo continuar a iguales niveles, lo que hizo el presidente Jaime Roldós no fue reducir el gasto, sino endeudarse. El primer préstamo contraído fue de 600 millones de dólares y lo empleó para pagar sueldos de los burócratas.
Patiño, quien con Alberto Acosta dan cátedra sobre “deuda externa” o “deuda externa”, acaba de anunciar que para afrontar el déficit fiscal heredado de Palacio no reducirá el gasto (ya duplicó el bono de pobreza, anuncia que bajará el IVA) sino que el “hermano mayor” Chávez le ha ofrecido ya un préstamo de 1.000 millones de dólares al “módico” interés fraternal del 7%. Buen comienzo para esta nueva “refundación” de la República…
Evidentemente, parte de ese préstamo servirá para alimentar la asignación de 10 millones de dólares pedido por el Vicepresidente Moreno para la Secretaría de Solidaridad que él dirigirá, siempre con una sonrisa en los labios como lo ha prometido. Dice que la terapia de la sonrisa, que le sirvió para superar su depresión parapléjica resultante de un asalto, debe regir en el Ecuador para mejorar las relaciones humanas.
Al parecer su jefe Rafael Correa no le ha escuchado pues su discurso y acciones están plagado de adjetivos como víboras, bailarinas, traidores y otros epítetos que todo generan menos una sonrisa de los opositores que ya le han salido al paso en menos de 8 días de su gestión.
Si el nuevo gobernante izquierdista de todos modos logra salir airoso en sus propósitos, al menos que no sea con la complicidad de la prensa. Para los medios independientes la actitud que ahora adopten será de supervivencia. La alternativa de claudicación puede concluir más tarde en clausura, igual que en Venezuela.