Saturday, May 31, 2014

DINERO ELECTRONICO E INFLACIÓN


Propusimos la dolarización, hace ya casi 15 años, por muchas razones y una de ellas era que nos blindaba de las crisis políticas, inclusive que nos aislaba de las crisis externas.  Y no nos equivocamos, no hemos tenido crisis desde entonces.  Lastimosamente, los directivos del Banco Central (Diego Martínez Vinueza, Presidente, Patricio Rivera, Richard Espinoza, Fausto Herrera, Pabel Muñoz, Verónica Gallardo) están proponiendo una medida que pone en serio riesgo al sistema financiero, que bien puede llevarnos a una crisis peor que la de 1999.
No quiero dudar del motivo que les lleva a proponer este “dinero electrónico” pero hay que advertir de las consecuencias funestas que entraña.  Veamos cómo se generaría la crisis.  Primero unas cifras: (1) la reserva de libre disponibilidad son de apenas 1.500 millones de dólares, (2) los depósitos en la banca llegan a 20 mil millones de dólares y (3) la banca dispone de unos 4 mil o 5 mil millones de dólares en reservas.
Cómo funciona el dinero electrónico
En el mundo moderno los pagos a través del teléfono o por internet facilitan las transacciones comerciales.  Usted tiene en su cuenta bancaria un balance, solicita que le transfieran de su cuenta a la cuenta del almacén sea por teléfono o utilizando una tarjeta de “débito” y se acabó.  Ahora bien, los del Banco Central dicen que crearán un mecanismo similar, pero lo que no explican es de dónde van a salir los dólares para realizar el pago.  Si una persona deposita dólares en una cuenta en el BCE (igual a una cuenta en un banco privado) y realiza el pago electrónicamente, no hay problema, porque su pago está respaldado por los dólares que depositó.  Pero sí el BCE le da a un empleado público una cuenta para que realice pagos, el BCE debería tener exactamente el balance en dólares; si no los tiene en cantidad suficiente ha creado dinero de la nada. Y como ésto lo podría hacer indefinidamente, sabemos de las consecuencias nocivas de inflación, fuga de divisas, ahorros en “el colchón”, igual como ocurría antes de la dolarización.
Respaldos falsos y monetización de la deuda fiscal.  Dicen que los dólares “electrónicos” van a estar “respaldados” con activos del BCE.  ¿Cuáles activos?  Los dólares en reserva de libre disponibilidad son buenos, pero qué tal los carros de los directivos del BCE ¿serán legítimos?  Claro que no.  Lo más lógico son los bonos del gobierno central, es decir la deuda fiscal.  En otras palabras, la diferencia entre dólares “buenos” y dólares “electrónicos” va a pasar a ser deuda fiscal.  ¿Qué liquidez tienen los bonos del gobierno ecuatoriano?  Pregunten a los chinos que nos prestan con intereses de más de 7 por ciento con garantías de petróleo.
Las consecuencias nefastas “anticipadas”
Cuando un gobierno realiza políticas sin detenimiento hay consecuencias “inesperadas”, pero en este caso las consecuencias son bien y requete bien conocidas. Hemos mencionado la inflación y sabemos que los más afectados de precios son los empleados a sueldo fijo, los pensionados, los que reciben el bono de desarrollo humano.  ¿No son esos a los que supuestamente se quiere beneficiar?
Aumento del precio de los bienes importados.  Supongamos que un importador recibe dólares  a través de la cuenta electrónica ¿Qué pasa si el BCE no tiene dólares “buenos” para que haga sus pagos en el exterior?  Tendrá que suplirlos de alguna otra manera, esto implica que el importador va a tener dólares en “reserva” o tendrá que pedirle prestado a alguien.  Esto significa que los bienes importados van a subir de precio para compensar la pérdida de liquidez.

Virtual reducción del salario de los empleados públicos y otros.  Como el BCE puede “crear” dinero de la nada, los salarios de la burocracia, los ingresos de los contratistas del gobierno, de los beneficiarios de los bonos de desarrollo humano y cualquiera que reciba plata del gobierno, corren peligro porque cuando quieran hacer sus pagos donde compró su electrodoméstico, por ejemplo, el almacén le va a aceptar pero con “descuento”.  ¿Por qué?  Porque el almacén sabe que cuando va a retirar dólares “buenos” corre el riesgo que no los haya en suficiente cantidad.

Precariedad de la banca privada.  La banca privada está obligada (el dinero electrónico va a ser de curso legal) a aceptar depósitos de dólares “electrónicos” y  a la vez tiene la obligación de hacer pagos en dólares “buenos”.  Como la cantidad de dólares electrónicos es mayor que la cantidad de dólares buenos, el banco tiene que suplir la diferencia, ¿cómo?  Trayendo del exterior las divisas que tiene en reserva y si la diferencia entre los dos dólares es cercana a los 3 mil millones de que dispone, la banca corre un serio peligro de falta de liquidez.  ¿Habrá entonces otro “feriado bancario” y congelamiento de depósitos?

Reducción de la liquidez monetaria ( fuga de divisas) y recesión.  Ante la posibilidad de que la banca no tenga dólares “buenos”, la gente más o menos consciente comenzará a sacar dólares y “guardarlos en el colchón”, los almacénes, los importadores, las empresas también tendrán liquidez pero en bancos extranjeros.  Ante la falta de liquidez, los exportadores tendrán temor de que les incauten sus divisas y tendrán los “buenos dólares” en el exterior.  La reducción de la liquidez no es más que un término económico para decir: no hay plata.  Y si no hay plata para comprar, no hay plata para producir (para pagar a empleados y suministradores), entonces fácilmente podremos caer en una seria recesión.

Conclusiones
Debemos entonces tener muy claro que el mayor peligro para la economía del Ecuador no es el precio del petróleo ¡son las políticas de los directivos del Banco Central!  Por eso es importante conocer sus nombres.  Ellos serán los responsables de la inflación, de la fuga de divisas, de la recesión y lo que es peor del empobrecimiento de la población..
por el alza continua de

Monday, May 26, 2014

¿RENACEN LAS ESPERANZAS?


La epidemia del izquierdismo utopista, que se extiende por todo el orbe sin que al parecer nadie pueda detenerla, acaso esté generando los primeros síntomas de  inmunización, al menos en ciertos lugares del planeta. 
Primero fue la noticia de las elecciones en la India, la mayor democracia del mundo. Arrasó Narendra Modi, líder que favorece el sistema liberal de mercado, contrario a las doctrinas izquierdistas que tratan de sustituirlo por gobiernos restrictivos y autoritarios.
Modi era gobernador o primer ministro del estado de Gujara cuando en el 2002 se produjo una matanza de hindúes por parte de una horda de indios musulmanes. Los hindúes  se amotinaron y a su vez causaron la muerte de un millar de musulmanes. Modi fue acusado de negligencia pero la Corte Suprema de la India lo absolvió de culpa.
No obstante el gobierno de Estados Unidos le canceló la visa de ingreso al país y la prohibición aún no ha sido levantada por Barack Hussein Obama, pese a la victoria aplastante que obtuvo en las votaciones. El portavoz de la Casa Blanca, en demostración del poco halago que el suceso despertó en su jefe, se limitó a validar los resultados sin calificarlos.
En Egipto la política pro islamismo radical de Obama ha sufrido un rotundo colapso. Tras el derrocamiento de Mubarak, un aliado de Estados Unidos al cual le retiró su apoyo, llegó por elecciones al poder el extremista de la Hermandad Musulmana Mohamed Morsi. Su gobierno desde un comienzo tuvo una orientación abiertamente jihadista.
La Hermandad Musulmana es matriz de movimientos terroristas como el Hamas, que financia Irán. Egipto se convulsionó a tal punto que las fuerzas armadas dieron un golpe de Estado, apresaron a Morsi, pusieron a un miltar al mando y convocaron a elecciones que tienen que concretarse en estos días. 
Obama rechazó el derrocamiento de su protegido y suspendió las ayudas militares y económicas vigentes desde que Israel y Egipto suscribieron un tratado de paz en 1979, con las firmas de Anuar el Sadat y Begin. Pero la actitud de Obama, como en tantos otros conflictos del momento internacional, no afectaron a Egipto y el cambio ha seguido su marcha. 
En Europa iguamente se está registrando un fenómeno de impresionante importancia frente a la tendencia irradiada allí y en otras partes en favor del centralismo, la obstrucción al libre mercado, el crecimiento de las burocracias y el gasto fiscal excesivo. En los comicios para el parlamento de la Unión Europea, el  movimiento anti UE ha sido rotundo. 
En el Reino Unido, Francia, Alemania, España, Holanda los ciudadanos han expresado su rechazo al estatus quo que ha generado estancamiento en las economías por el exceso de proteccionismo y altos tributos que van a engrosar las burocracias parásitas, ahora no solo a nivel nacional sino de toda la Unión y radicada en Bruselas.
La UE funcionaba bien cuando se limitó a facilitar el comercio entre los países miembros con la eliminación de barreras aduaneras y a la inversión multinacional privada. El crecimiento económico fue ostensible a partir de su aplicación,tras la tragedia destructiva de la II Guerra Mundial.
Pero luego surgieron los utopistas que quisieron extender la unión a lo político. Se inventaron un gobierno paneuropeo supranacional con asiento en Bruselas, como emulando a la unión americana. Pero se trataba de un imposible. Las 13 colonias que se unieron para formar los Estados Unidos tenían origen y objetivos comunes. 
No así la Europa, siempre belicista y diversificada en naciones de la más variada cultura e idioma que no pueden borrarse de la noche a la mañana. Con la unión económica se suspendieron las guerras porque los intereses económicos se entrelazaron entre naciones beligerantes. Pero pretender la unión política fue y es un error.
Desde Bruselas comenzaron a imponerse regulaciones similares para tan disímiles nacionalidades como la alemana o la griega, la sueca o la española. En un primer momento la medida alentó a los países de menor desarrollo comparativo, como Grecia frente a Alemania, pero sobrevino la realidad al poco tiempo. 
Grecia, España, Irlanda, Italia, Portugal no podían mantener el mismo ritmo de Alemania y Francia y quebraron. La sola alternativa fue el subsidio de los países más fuertes y medidas de austeridad por lo general muy mal recibidas por el ciudadano común. El malestar y la protesta crecieron y las elecciones de estos días son una clarinada de advertencia. 
Aparte del impacto económico, la gente está disgustada y rehacia frente a la creación del super gobierno de Bruselas. En el Reino Unido se habla abiertamente de la necesida de convocar a un referendo para votar por la separación de la UE y en igual sentido se han pronunciado muchos de los electores del fin de semana en otras naciones europeas.
Más libertad no más gobierno parece ser la proclama del día, opuesta a la de la pandemia izquierdista. Los medios de alta circulación están consternados por los resultados y piden cuidarse del avance de la “extrema derecha”. Así califican a la tendencia que busca limitar el despilfarro, la intervención de los gobiernos y del supergobierno de Bruselas y proteger las autonomías nacionales para mejor vivir y progresar con libertad,
No tildan “extrema izquierda” a quienes respaldan el estatus quo del centralismo en la UE. A ellos los llama demócratas. Demócratas fueron los que llevaron a la ruina a ciudades como Detroit en Michigan, tras decenios de gobiernos demócratas. Pero son de “extrema derecha” los que quieren rescatar a esa y otras ciudades con unas soluciones realistas. 
La rebelión anti utopista se acaba de dar también, con otros tintes, en Colombia. En las elecciones presidenciales del domingo pasado, Juan Manuel Santos, que busca la reelección, fue derrotado por Oscar Zuloaga con un margen del 29% frente al 25%. La definición ocurrirá el l5 de junio y se espera que Zuluoga sea el escogido con amplia votación. 
A Zuloaga lo respalda el ex presidente Álvaro Uribe, quien había escogido a Santos como ministro de defensa para combatir a la guerrila de las FARC. Santos ordenó el asalto al campamento guerrillero en la frontera con el Ecuador, cuando sucumbió el líder de las FARC “Raúl Reyes”, un golpe mortal que comenzó a debilitar al movimiento.
Santos, de la familia propietaria del diario El Tiempo de Bogotá, llegó a la presidencia con el respaldo de Uribe, pero de inmediato traicionó sus actuaciones y frenó la avanzada que se había logrado para liquidar a las FARC. Propuso negociar con el enemigo para firmar la paz. Los diálogos, para mayor ironía, resolvió hacerlos en La Habana. 
Los tratados de paz se firman con el enemigo únicamente tras ser derrotados. De otro modo es negociar en igualdad de condiciones. Los guerrilleros no son iguales, ni “luchadores por la libertad” como los llamó el presidente Rafael Correa para defenderlos. Son asesinos al margen de la ley y las instituciones democráticas. Cuba es la antidemocracia. 
Sería penoso que Zuloaga, por alguna razón imprevista, no resulte elegido. Favorecería el criterio derrotista de ceder ante la violencia y el terrorismo, como Chamberlain frente a Hitler en 1938. O como Obama resuelto a no llamar terroristas a los terroristas árabes, obstruyendo toda forma abierta y encubierta para combatirlos en todos los frentes. 
El Papa Francisco parece estar en esa línea. Dice que la raíz del mal de la violencia está en los que distribuyen armas. Obviamente se refiere a las amas de fuego. ¿No hay violencia y muerte acaso con los puños, puñales y cuchillos? El asesino de Santa Barbara California acaba de matar a sus tres compeñeros de cuarto no a balazos, sino a puñaladas. 
Hitler invadió casi toda Europa y el Papa Pìo XII lo condenó. ¿Cómo iba a lograr el mundo frenarlo sino con el uso de las armas? Es una utopía suponer que desaparecidas las armas (¿todas?) desaparecerá la violencia humana. Decirlo es un infantilismo, es una utopia. Eso que lo diga un demócrata como Obama, que busca suprimir el uso civil de las armas para ejercer más control y evitar potenciales rebeliones populares.
Pero que lo diga un Papa jesuita es inaceptable. Como inaceptable es que con un abrazo al jefe de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas declare en vigencia el Estado Palestino, aún en discusión con Israel. Abbas acaba de unirse a Hamas que declaró, como Irán, que su finalidad es la extinción de Israel.
El Papa sabe que el estado palestino nunca ha existido, contrariamente al caso de Israel, formalmente instituído por las Naciones Unidas en 1948 tras casi 2.000 años de exilio. Los israelíes han propuesto aceptar la formación de un estado palestino, pero siempre que se garantice la seguridad del estado de Israel.
Hay que confiar en que la insensata prevalencia en los últimos años del pensamiento izquierdista/utopista comience a batirse en retirada, no solo en Asia, Europa y América Latina, sino también en los Estados Unidos. Por fortuna hay buenos augurios en contra de Obama para las eleccions parciales de noviembre próximo y las presidenciales del 2016. 

Thursday, May 22, 2014

TÁCTICA ELECTORAL EN BOGA


No es novedad que la palabra de los políticos no siempre sea una prueba de honestidad. Pero acaso nunca antes como en tiempos recientes se ha observado que los líderes de izquierda, incapaces para tomarse el poder por la violencia, mientan en las campañas para ser elegidos por votación popular.
Acaso se inspiren en Fidel Castro, quien si bien captó el poder mediante una revolución, prometió desde el primer día que convocaría a elecciones libres para sustituir al depuesto dictador Fulgencio Batista. Ese día fue el 1 de enero de 1959 y desde entonces Cuba no ha logrado librarse de sus garras, escudado ahora por su hermano Raúl.
En otros países los candidadatos de izquierda, utopistas y caudillos han engañado a los electores prometiéndoles no la supresión de elecciones, que por ciertro se conservan, sino “mejoras” en el sistema democrático. Mas una vez electos, lo que hacen es iniciar el cambio del sistema hacia el socialismo concentrador del poder. 
Si esos líderes dijeran en campaña lo que en verdad se proponen, con seguridad no serían elegidos. Tales los casos de Barack Hussein Obama en los Estados Unidos, de Hugo Chávez en Venezuela, de Rafael Correa en Ecuador, de Daniel Ortega en Nicaragua, para mencionar los más cercanos. 
Obama, en la campaña del 2008, si bien si dijo que buscaría “transformar” a los Estados Unidos, nunca especificó cómo pues entendía que si lo decía no ganaría pues no habría bastado para ello, en su condición de mitad negro,  con explotar el complejo de culpa de una sociedad con pasado esclavista. Se limitó a insinuar que la transformación se orientaría a enmendar errores del sistema, nunca a sustituirlo.
Expresó, por ejemplo, su supuesto amor a las Fuerzas Armadas y a quienes sacrificaron sus vidas o quedaron malheridos por defender a la Patria. En realidad repudia a los militares lo que ha quedado en claro con su empeño por reducir su presupuesto, retirar las fuerzas de seguridad en sitios conflictivos como Irak y descuidar los cambios prometidos para mejorar la atención médica a los veteranos.
En seis años de su gobierno los servicios hospitalarios, no obstante el aumento de los fondos fiscales, se han deteriorado en sus años de gobierno. El escándalo saltó en Arizona y ahora se ha extendido a otros 25 estados de la Unión. Los veteranos tienen que esperar meses y años para una consulta y quienes la necesitan con urgencia y no la tienen a tiempo, han fallecido.
El poder militar de los Estados Unidos, junto con el influjo que este país ha tenido en pro de la libertad de los pueblos, se ha reducido notoriamente. Para Obama la importancia de los Estados Unidos no es tal. Una vez  posesionado lo dijo así en múltiples ocasiones en el exterior: los Estados Unidos, afirmó, es un país como cualquier otro, no tiene nada de excepcional y ha cometido yerros que ha ofrecido no volver a cometer en política exterior.
En lo interno dijo que favorecería la creación de empleo y respetaría el sistema sustentado en la empresa privada. Han sido mentiras. Con restricciones e impuestos cada vez mayores la empresa privada ha dejado de invertir y la oferta de empleos es en su mando la más baja desde la Gran Depresión. Los inversores han optado por buscar oportunidades afuera.
Ante la declinación del crecimiento de la economía ahora maneja la excusa de que ello obedece a la desigualdad del ingreso, que quiere rectificar. Si eso lo hubiera anunciado en sus campañas para ser elegido y luego en el 2012 para ser reelecto, solo una mayoría de negros y fanáticos de izquierda habría votado por él. Y no habría ganado, pues esa fracción es minoritaria.
La reelección, pese a lo negativo de su primer período, es un misterio que acaso podría explicarse por la deficiente calidad del candidato opositor, Mitt Romney, la protección incondicional de los mayores medios de comunicación y el fanatismo de esa minoría leal. Muchos ciudadanos que detestaban a Obama prefirieron no votar por Romney por sus ambiguas posiciones y se quedaron en casa. 
Para ganar los votos de la mayoría de ciudadanos, seducidos ante la perspectiva de elegir a un negro para expiar un pasado esclavista, aseguró que defendería el matrimonio tradicional y nunca mencionó ni nadie le preguntó sobre su pasado pro aborto y pro libre distribución de anti conceptivos. Si lo hacía peligraba su elección.
Aunque no para la reelección, pues una vez posesionado Obama dijo haber “madurado” para convertirse de ahí en adelante en un fervoroso partidario del matrimonio gay y la opción “pro choice”. Ahora esos valores, con la ayuda de los medios, se han irrigado en la cultura y ser gay y pro aborto es un punto a favor en la gente no “reaccionaria” y “progresista”.
Aún cuando él, su mujer e hijas han gastado más en viajes, paseos y recepciones que todos sus antecesores en la Casa Blanca y él mismo es dueño de una fortuna personal de 7 millones de dólares, no se cansa en criticar a los “ricos” y en insistir en la necesidad de distribuir la riqueza para reducir el número de pobres. 
Es otra demostración de su aborrecimiento por el sistema capitalista y liberal que ha hecho grande a los Estados Unidos. Existe y existirá siempre la desigualdad entre hombres y naciones, pero existirá siempre la posibilidad de que unos asciendan en la escala social y de riqueza, al tiempo que otros desciendan por una variada gama de circunstancias, todo encuadrado dentro de la ley.
Un sistema económico y social que aspire a ser próspero y dinámico no busca la igualación, que coarta las libertades, sino un marco propicio para ejercer libremente las iniciativas de invertir, crear e intercambiar bienes y servicios,  enfrentando la competencia en lides abiertas y respetuosas de la ley.
Lo que quiere Obama y que nunca lo dijo en campaña es una igualación que solo podría aplicarse por la fuerza de los impuestos o la confiscación. Los resultados hipotéticos serían no una igualación de la riqueza, sino una igualación de la pobreza. Como en los ejemplos extremos de Cuba o Corea del Norte. ¿Qué ciudadano sensato, nada utopista ni fanático, podría respaldar semejante tesis?
La inclinación a la mentira no se ha limitado a los días de campaña. Es algo consustancial a su personalidad, formada en los tiempos de doctrina con Saul Alinski, maestro también en Chicago de Hillary Clinton. Dada su condición de “community organizer” o agitador social, tiene que estar en una constante prédica de mentiras para persuadir.
Juntos Barack y Hillary son responsables de la muerte del embajador en la población libia de Benghazi, donde murieron también otros tres funcionarios. No cuidaron de rodearles de seguridad ni antes  ni durante la masacre, pese a las advertencias previas. Y siguen mientiendo el achacar la culpa a inocentes ciudadanos irritados por un video anti islámico que nadie vio en el YouTube.
Miente Obama al enfrentar a Putin. Su gobierno financió y envió personal especializado a Ucrania para derrocar al gobernante elegido por votación popular y lo reemplazó con un incondicional. Se dice con documentos que allí hay inversiones cuantiosas de los Rothschild y Rockefeller y hace pocos días se informó que el hijo del vicepresidene Joe Biden fue elegido presidente de la mayor petrolera del lugar. 
Los ucranianos no quieren someterse al designio de Obama y como en Crimea, prefieren volverse a asociar con Rusia. Kiev, después de todo, fue la capital rusa en la época de los vikingos hacia el año 882. Se oponen, también, a preferir la OTAN a la Federación Rusa de Putin, personaje que disgusta a los pro gay y pro choice de los Estados Unidos y el mundo.
¿Dónde estuvieron Hussein y Hillary el 11 de septiembre de 2012 cuando se produjo el asesinato en Benghazi? El silencio de la Casa Blanca es total pese a que bloquear tal información lo prohibe la ley. Pero la ley vigente poco vale para gente de izquierda transformadora como Obama. La Constitución la ha zarandeado en incontables ocasiones y está convencido de que se la debe reformar para ponerla a tono con los tiempos modernos.
Como no tiene el respaldo de la Cámara de Representantes controlada por los republicanos, para proseguir con su “transformación” ha optado por usar las “executive orders” para interferir en economía  y asuntos como la inmigración, sin autorización del Congreso. Ha suspendido la deportación de ilegales y puesto en las calles a 36.000 convictos indocumentados. La lista de violaciones a la Constitución llega a 76, según el senador Ted Cruz.
Los seguidores de Obama, que medran con sus cambios autoritarios, ven en Hillary Clinton a la sucesora ideal. Ella fue derrotada en las primarias demócratas del 2008 y si logra la candidatura en las nuevas primarias, podría ser presa fácil del GOP. Siempre, eso si, que actúe el GOP con astucia, firmeza y elija a un binomio que realmente exprese la antípoda del pensamiento de Obama, que es lo que caracteriza a la mayoría de norteamericanos.

Monday, May 19, 2014

¿HILLARY POR OBAMA?


Los medios de comunicación, que en los Estados Unidos en su mayoría son “liberals” (término aquí empleado para definir a los izquierdistas/utopistas) y por tanto incondicionales de Barack Hussein Obama, se hallan en una cruzada frenética por promover a Hillary Clinton como candidata presidencial para el 2016. 
Los populares “talk shows” (entrevistas por TV de los domingos) estuvieron inundados con diálogos tendientes a robustecer la posibilidad de que la cónyuge de Bill Clinton tercie en esos comicios todavía lejanos. Si bien algunos de los entrevistados pertenecían al bando contrario, la inclinación pro Hillary era notoria y nada profesional.
El pretexto para llevar el tema a discusión fue la revelación que hizo uno de los líderes del partido republicano (GOP), Karl Rove, acerca del estado de salud de la potencial candidata. Ella, hace un año, sufrió una grave caída con golpes en la cabeza que la obligaron a hospitalizarse. Allí se le detectó un coágulo intracraneal.
Como es característico en los demócratas, nadie se había enterado de la gravedad de la caída, que la tuvo cuando era Secretaria de Estado (Canciller) de Obama. El Gobierno se limitó a decir que tuvo la caída y que en un mes se restableció por completo. Fue en esa fecha que saltó el escándalo de la masacre de Benghazi y llamó la atención verla comparecer ante el Congreso con gruesos espejuelos.
Rove dijo que esas caídas y coágulos pueden causar daño cerebral por lo cual urgía que la historia médica y clínica de Hillary se haga pública, como es mandatorio en todo personaje que aspira a una función pública por voto popular. Nada de ello ha habido. Lo único con lo cual se pretendió calmar los ánimos fue lo dicho por Bill Clinton: ella está mejor que yo, 100%.
Pero dijo, además, que su mujer tardó seis meses en recupearse y no uno, como afirmó el Departamento de Estado. Los defensores de Hillary atacan a Rove acusándolo de haber dicho que Hillary sufrió daño cerebral con la caída utilizando un arma siniestra de ataque político. Lo que sostuvo dicho dirigente es que, sin documentos en contrario, es legítima la sospecha de que lo ocurrido con Hillary fue muy grave.
El asunto del uso de los lentes gruesos lo explicó un oftalmólogo. Se trata de lentes prismáticos derivados del invento del francés Fresney, utilizados para las personas que por un trauma, como el de Hillary, tienen una visión doble. Por afección de algún nervio óptico, los pacientes duplican las imágenes lo que se corrige con estos lentes especiales.
Aparentemente Hillary ha vuelto a la normalidad pues ya se presenta sin tan pesados espejuelos. Bien por ella y una razón más para que saque a luz su historial médico. Que incluya, también, los motivos por los cuales solo utiliza pantalones y no faldas. Se especula que tiene una enfermedad renal por la cual han engrosado malamente sus piernas. Exhibirlas sería contraproducente para conquistar votos. 
Cualquier candidato/a a la presidencia o vicepresidencia de la república está en la obligación de competir con total transparencia en cuanto a su pasado, salud, estado financiero. Obama fue una excepción. Se ignora en realidad quién es, quién fue, dónde nació, en dónde y cómo cursó sus estudios, cuáles fueron sus amigos y aficiones. 
Es un misterio cuyas consecuencias las está padeciendo Estados Unidos y el mundo y que pocos quisieran que se repita. El caso de Hillary es distinto en cuanto a su pasado. Se sabe, por ejemplo,  que su tesis universitaria la hizo sobre Saúl David Alinsky, un radical que creó la misión de los “community organizers” o agitadores sociales para esparcir las prédicas ultra izquierdistas. Obama es uno más de sus discípulos.
También se conoce que casó con Bill Clinton para juntos no solo procrear a Chelsea sino formar un tandem político de ambiciones insaciables. Cuando Bill llegó a la Casa Blanca, ella fue encargada de promover el ataque a la atención médica privada, para sustituirla por otra manejada y administrada por el Estado. La protesta pública fue tal, que la campaña se archivó.
Obama resucitó la idea, pero contrariamente a Clinton hizo caso omiso de la protesta popular para concretarla en una ley que aprobó el Congreso a rajatabla, con maniobras y presiones que inclusive llegaron a la Corte Suprema, la cual denegó su inconstitucionalidad con el voto decisivo de John Roberts, juez republicano que se cree fue presionado  por chantaje de los servicios de inteligencia gubernamental.
Se ignora el motivo, pero quizás algún día se lo divulgará. Con el fallo de la Suprema el Obamacare ha comenzado a aplicarse con todos los errores y complicaciones que se predecían y que el presidente ha pretendido enmendar por propia cuenta, sin consultar al Congreso. Los costos al paciente se han elevado, las deserciones de los médicos aumentan y así el servicio se va complicando en extremo.
Hillary encarna, con Obama y su marido, la convicción de que toda iniciativa privada es dañina desde su nacimiento y que solo lo estipulado y regido por el gobierno es bueno y bien intencionado. Si algún servicio o empresa estatal fracasan, escapan a toda responsabilidad porque sus intenciones fueron y siempre serán buenas, como siempre serán viles las intenciones del empresario privado.
En estos días ha estallado otro escándalo en el gobierno de Obama, el de la atención médica a los veteranos de guerra. Alguien con mucho coraje decidió denunciar que al menos 40 veteranos (pudieran ser cientos)murieron porque no fueron atendidos oportunamente. Las listas de espera fueron escamoteadas para evitar el escrutinio y las sanciones. 
A pocos días del Memorial Day (mayo 31, en honor de los héroes militares. El de los Veteranos es en noviembre) resulta oportuno el escándalo, pues demuestra que los servicios estatales en asuntos de salud y en general en todos los que no sean de seguridad interna y externa, son deplorables. Los veteranos tienen que esperar seis meses o más por una atención que no llega y mueren. Obamacare será no igual sino peor, pues la población paciente será infinitamente mayor.
En el sector privado la empresa que vende productos o servicios de mala calidad es castigada por el consumidor y la competencia. Las malas empresas quiebran y se cierran. No ocurre lo mismo con el sector público porque los malos servicios no determinan el cierre de agencias o expulsión de malos funcionarios. El solo recurso parcial es el voto para elegir nuevos funcionarios en congresos, gobernaciones y cabildos.
El problema se complica con la complicidad de los medios de comunicación que callan los malos actos del gobierno. Contrariamente a lo que se observa en países como Ecuador o Venezuela, el gobierno aquí no tiene que recurrir a la presión violenta para conseguir su apoyo. Los medios y los periodistas lo hacen por iniciativa propia, porque fueron adoctrinados en esa dirección desde la escuela a la universidad.
En los centros de enseñanza los curricula o pensum son rígidos y no pueden alterarse sin aprobación de los sindicatos de profesores. Éstos están dominados por la izquierda, que respalda y subsidia a los gobiernos de izquierda. Es un círculo vicioso que desde hace 30 o más años ha venido transformando a los Estados Unidos hasta lo que es hoy con Obama.
Hillary quiere seguir en esa misión. Tendrá 69 años si llega a la presidencia  que la ha buscado desde siempre. Por ello no vaciló en respaldar a su marido en el affaire Mónica Lewinsky y tantos otros. Bill tuvo sexo oral en la Oficina Oval de la Casa Blanca. Bajo juramento dijo no haberlo hecho, pero las pruebas fueron irrefutables. Fue por perjuro que se lo interpeló en el Congreso pero fue absuelto por demócratas y ciertos republicanos. 
La mentira es proverbial en los demócratas. Cuando se probó el perjurio, Bill esbozó una sonrisa y exclamó: el sexo oral no es sexo. Desde entonces lo practican los estudiantes desde la primaria y en las aulas. Si Hillary hubiese actuado con dignidad, debió condenar a su marido y pedir el divorcio. Pero si tal ocurría, su carrera política llegaba a su fin. 
Y ha seguido mintiendo. No solo sobre su salud, sino sobre Benghazi. Ella es, con Obama, la responsable directa de que un embajador y otros tres funcionarios fueran asesinados por un turba terrorista. No dispuso tomar las debidas precauciones, pese a los antecedentes terroristas que obligaron al embajador británico a evacuar semanas atrás.
Cuando se presentó con sus gruesos lentes al comité del Congreso, Hillary se impacientó con las preguntas. ¿Qué importancia tiene lo sucedido hace un año, si ya están todos muertos? dijo para asombro de los oyentes. Y siguió mintiendo, con Obama, sobre los motivos de la matanza: fue  por reacción a un video en YouTube, no un acto terrorista, dijo. Nadie la creyó.
Se ha nombrado, con retraso, un comité de la Cámara de Representantes para investigar lo de Benghazi. Los demos y los medios dicen que ya ha habido suficientes comités y respuestas. Pero nadie ha dicho por qué el embajador Stevens estaba en esa localidad secundaria de Libia y por qué no hubo precauciones ni órdenes de rescate de emergencia para salvarlos.
Mucho tendrá que explicar Hillary en la campaña si va a candidatizarse y por más encubrimiento de los medios, su ambición de llegar a la Casa Blanca, tras su fracaso al disputar con Obama en el 2008, le será difícil. ¿En qué basará su campaña? Ciertamente no en los logros de Obama, a quien no debe mencionar. ¿En sus logros? ¿Cuáles? ¿Lo de Haití con su marido?
Dadas las condiciones, tendría todas las de perder en la campaña. A menos, claro está, que del lado republicano surjan otros candidatos tan timoratos como John McCain, primero y Mitt Romney, después.

Tuesday, May 13, 2014

UTOPISMO E INMADUREZ


El diario The Wall Street Journal publica hoy un análisis impecable acerca del gobierno del presidente Barack Hussein Obama, quien luego de casi seis años en la Casa Blanca se ha comportado, dice, como un adolescente en el manejo de los asuntos internos e internacionales. 
Por su parte el comentarista de radio más popular en los Estados Unidos, Rush Limbaugh, se preguntaba ayer cuál es el misterio que rodea al hecho de que una minoría izquierdista ahora en el gobierno domine a la mayoría no izquierdista, virtualmente en todas las facetas de la vida cotidiana.
Efectivamente, esa minoría, incrustada ahora en el gobierno, en los centros de educación y en los principales medios de comunicación audiovisuales y escritos, se ha impuesto inclusive en asuntos sometidos a votación popular y repudiados por la mayoría de ciudadanos. 
Tales los casos, por ejemplo, del rechazo a legalizar el matrimonio gay y a aceptar y financiar con recursos fiscales el aborto y la distribución gratuita de anticonceptivos. En casi todos los estados de la Unión en los que ha habido referendos para aprobar o desaprobar estos “progresismos”, el pronunciamiento popular ha sido definitivamente opuesto.
Sin embargo el homosexualismo es ahora una de las conquistas de las cuales más se vanaglorian Obama y sus seguidores, gracias a la acción de los jueces federales que han anulado la expresión popular y declarado que oponerse al aborto y al matrimonio gay, es violar la Constitución. Quien pretenda sostener lo contrario es calificado de extremista.
El homosexualismo se ha irradiado en la cultura nacional y acaso universal de manera aparentemente imparable. Ser “openly gay” es ahora una virtud y cuando un equipo de fútbol americano contrata a un jugador que reconoce serlo, es una noticia espectacular celebrada 24/7 por los mayores medios.
Pocas demostraciones de entusiasmo comparables  a lo dicho de manera ambigua sobre los homosexuales por el Papa Francisco. Los pro gay se apesuraron en interpretar al Papa como uno más que se sumaba a la causa y lo aplaudieron a rabiar. No obstante el Papa aclaró que para la Iglesia el único matrimonio válido es entre un hombre y una mujer.
A los renuentes a engrosar el rebaño pro gay se los acusa de homofobia y explican esa fobia como resultado de que “en el fondo, son homosexuales frustrados”. Es inútil explicar que la unión heterosexual es ley natural vinculada con la reproducción, por lo cual desde las más primitivas sociedades se la ha protegido como  indispensable para la perpetuación de la especie. 
Las excepciones a la vigencia de la ley no han sido sino éso: excepciones. Siempre se consideró al homosexualismo como una aberración, violatoria de la ley natural. Quienes lo ejercían tenían que hacerlo a espaldas de la sociedad, so pena de morir lapidados o en la hoguera. En las sociedades grecorromanas, previas al cristianismo, el homosexualismo se toleraba en raras circunstancias, pero como excepción.
En la cultura actual no se castiga a la víctima de la aberración, lo cual es loable, sino que se exalta su práctica, lo cual está mal. Se está llegando al punto opuesto de que a quienes osan defender el heterosexualismo se los castiga, excluye y acusa de retrógrados. Los pro gay, en cambio, son festejados como luchadores por la libertad y los derechos humanos.
El mito de la igualación y la relatividad se está regando por todos los poros de la sociedad. El matrimonio entre un hombre y una mujer es equivalente al de un hombre con hombre o de una mujer con mujer, sostienen, por lo cual merece similar respeto. Han surgido personas que quieren igual reconocimiento para su unión con un animal e incluso con una computadora.
Fenómeno parecido está detectándose con las religiones. Como lo dijo Obama en El Cairo, el islamismo es tan respetable como el cristianismo en la formación cultural de los Estados Unidos y Occidente, por lo cual hay que inclinarse reverente ante él. No importa si el Corán propicia la guerra y exterminio de los infieles y que considere a la mujer como un humano de segundo orden con sometimiento total al hombre.
La tendencia va más allá. Hay que homogenizar las religiones y los dioses y los ritos y crear un gobierno global. Al Papa Francisco no le parece mala la idea cuando pide a las Naciones Unidas que force a los gobiernos del mundo a redistribuir la riqueza entre los pobres para que así desaparezcan los ricos. 
Al Papa no se lo puede acusar de inmaduro. Pero todas las propuestas que se encaminan a la igualación revelan inmadurez. La igualación es antinatural. No hay nada igual entre los seres humanos, ni en el mundo animal ni vegetal. Inclusive los gemelos siameses difieren unos de otros. El hallazgo del factor DNA lo está confirmando. 
Cuando el ser humano comienza a salir de la niñez y entrar en la adolescencia, usualmente queda alucinado ante la visión con nueva mirada del mundo que le rodea. Observa: hay mucha injusticia, hay seres que sufren, hay miseria y hay ricos. Y reflexiona: esta situación tiene que cambiar, pues no es justo que haya tanta maldad y miseria.
Y sueña. Sueña en las utopías del mundo perfecto e igualitario. Se inclina casi siempre por doctrinas que prometen el mundo feliz por la vía de un sistema que todo lo regule y disponga de modo que desaparezcan la injusticia, la explotación y los pobres y se instaure en su lugar la paz y el amor.
Pero a medida que el adolescente madura va percatándose de que esta fórmula para llegar al mundo feliz es una mentira. La sociedad igualitaria es inalcanzable. El hombre no cambia porque así lo quieran los utopistas. Lo único factible, llega a comprender el adolescente, es un sistema que no mitifique al hombre, que lo acepte como lo que es y le rodee eso si  de oportunidades para mejorar su existencia con plena libertad.
Sin embargo hay adolescentes que llegan a adultos sin madurar. Continúan en una adolescencia perpetua, pegados a la utopía. Creen que con el socialismo o cualquier otra manera fascista de gobernar, el mundo será el mundo feliz que soñaban cuando púberes. No les disuade constatar con documentos de la historia que todas las experiencias en ese sentido acentuaron la miseria material y espiritual.
Las intenciones no bastan. Michele Obama y su twitter pidiendo con un letrero liberar  a  las 300 niñas secuestradas por el Islam en Nigeria por haberse convertido al cristianismo, no conseguirán sino enternecer a los adolescentes seguidores del tweet. Igual destino correrá la prédica papal de acabar con los ricos para universalizar así la pobreza en la que él cree.
Hay muchos que respaldan y se cobijan con la utopía, no por inmadurez o falta de información, sino por poder. La igualación que proponen en aras de una mayor justicia y distribución de la riqueza es para ellos acumulación  de poder. Es crear gobiernos autoritarios que comparten y apoyan para incrementar su propio poder y riqueza individual. 
Son los grandes hipócritas del momento, que hay que desenmascarar. Si persiste su predominio se globalizarán la estupidez, la miseria y el mito de la utopía de la igualación, si no se lo frena a tiempo, podría hacerse añicos con una nueva tragedia universal.

Friday, May 9, 2014

¿REDISTRIBUIR LA RIQUEZA?


No se trata de un desliz más o  de otra declaración ambigua. Esta vez se confirma que el Papa Francisco cree lo que ya dijo tiempo atrás y que para algunos aparecía dudoso. Insiste en que los gobiernos del mundo deben proceder a una redistribución global de la riqueza en favor de los pobres.
Acaba de reiterarlo hoy en un mensaje dirigido a las Naciones Unidas, cuyo Secretario General está de visita en Roma. A juicio suyo, la riqueza mal distribuida es causa del quebranto de la humanidad. El líder espiritual de la Iglesia Católica, pues, parece más preocupado por el bienestar material de la gente que por la salvación de sus almas.
Sobre todo da la impresión de que le molesta más la presencia de los ricos que la de los pobres. "Siempre tendréis pobres con vosotros", dijo Jesús (Mateo 26, 3-13). Fastidia compararlo con un líder como Barack Hussein Obama, pero evidentemente ambos piensan igual: el mundo marcharía mejor si hay menos ricos, no si los pobres dejan de serlo por propio esfuerzo.
¿En qué sitio de la Biblia o enseñanza de Jesús se lee que los pobres han de dejar de serlo cuando los gobiernos transfieran la riqueza de los ricos a su favor? Desde cualquier ángulo de definición, sea religioso, ético o de simple gramática, esa acción se llama robo. Y el robo está condenado por practicámente todas las religiones.
Tampoco en ningún texto bíblico se contradice que los hombres son y serán diferentes y que, paralelamente, tienen el libre albedrío para utilizar sus talentos según su inclinación y concepción del bien y del mal. De ahí que unos mejor dotados que otros, porque esa es la ley natural, se diferenciarán con ventaja de otros menos afortunados.
Esa ley natural no la puede ni la podrá cambiar nadie ni el Papa Francisco. Lo que recomiendan la Iglesia que preside y otras es conmiseración por las criaturas desposeídas, caridad para los menesterosos, respaldo para ampliar las oportunidades de progreso para todos y justicia. Jamás que sean los gobiernos los encargados de sustraer la riqueza de unos para darla a otros.
¿Es ilícito que un ser excepcionalmente dotado invente algo de utilidad para la humanidad y lucre por ello? Casos hay, como el de Benjamin Franklin, que prefirió no medrar de la patente de sus inventos, pero ello es una excepción, loable por cierto y que debería eso si ser aplaudida por los Papas.
Pero lo contrario es la regla, muy humana por cierto. Thomas A Edison con sus invenciones de uso de la electricidad. O más recientemente un Bill Gates con su Microsoft, aunque su fortuna la emplee para auspiciar programas non sanctos. O Steve Jobs, ya fallecido, creador de los maravillosos productos Apple.
¿Despierta envidia la fortuna hecha por Pelé en el fútbol, o James LeBron en el basketbol? En la esfera del entretenimiento, magníficas actrices y actores deleitan a centenares de millones de personas en todos los confines y en todos los géneros. ¿Es malo que ganen más que un simple pastorcillo de la serranía andina?
Se trata de esporádicos ejemplos individuales. Pero hay otros talentos que se han regado por el planeta, especialmente  en las sociedades abiertas, para ejercer sus talentos en la creación de empresas para producir mercancías y servicios de calidades y cualidades de gama infinita y que solo el mercado puede calificar consumiendo o no esos bienes.
No todos tienen talento y aptitud empresarial. Los que si lo tienen están en el derecho de usufructuar. Porque están creando riqueza y satisfaciendo una necesidad social del mercado. Y porque de esa manera dan empleo a la gente que, sin ese empleo, deambularían en esa pobreza de la cual el Papa Francisco quiere que salgan de una manera equivocada.
En una sociedad libre y abierta, en la que los individuos ahorran e invierten para formar empresas de la más variada índole, es evidente que habrá tropiezos, fricciones y abusos en el trato patrono/trabajador, en el comercio   y enfin en la competencia, que muchas veces puede ser feroz. Pero para evitar los abusos, la sociedad crea leyes y tribunales.
La existencia de pobres no es una consecuencia del sistema en el cual se forman y compiten libremente las empresas, llamado capitalismo. Todo lo contrario: según demuestran las estadísticas actuales e históricas, nunca antes del capitalismo la pobreza se ha reducido en tan gran escala. Se ha mantenido y es creciente, por contraste, en toda sociedad autoritaria.
Cuando el sistema capitalista colapsa o cruje, casi siempre y sin el casi, es debido a una interferencia negativa de los gobiernos, a los cuales el Papa Francisco quiere que intervengan para eliminar la pobreza. El caso más reciente en el sistema capitalista más sólido, el de los Estados Unidos, es una prueba: el mercado hipotecario.
Los bancos privados se crearon para captar ahorro público que permita ofrecer préstamos a gente con visión empresarial. Ningún banco presta si el prestatario no exhibe pruebas válidas de pago. Con Bill Clinton y un Congreso demócrata dócil, se obligó a los bancos a prestar a los “pobres” para que adquieran viviendas, ofrerciendo respaldo fiscal si no había pago.
El pago no hubo, el fisco lo asumió y se produjo así una catástrofe financiera con repercusiones mundiales de la cual aún no se sale. ¿Quiere algo así el Papa Francisco? Cuando pide a los gobiernos que intervengan para redistribuir la riqueza en favor de los pobres ¿insinúa confiscación, más impuestos, qué otra alternativa?
Cabría averiguar también cuál es el nivelador de riqueza y pobreza que utiliza el Papa al emitir su consejo a las Naciones Unidas. ¿Hasta cuántos dólares o dracmas o libras debe ganar el rico para dejar de ser rico y entregar el sobrante a los pobres? Y éstos, hasta cuántos dólares robados a los ricos podrá guardar en su faltriquera?
Peor aún es connatural a la especie humana transar, comerciar y competir por lo cual es muy probable que algunos pobres con sus monedas de oro adquiridas de los ricos quieran aventurarse a lo obvio: a multiplicar sus ganancias de una u otra forma. ¿Tendrá entonces que estar siempre vigilante un gobierno autoritario y controlador?
Si así fuere, la recomendación papal debería archivarse porque la Biblia lo prohibiría. Lo esencial de su doctrina es la libertad individual y el autoritarismo por el que aboga el Papa entierra esa libertad. Casi nadie cede con ánimo franciscano su fortuna. Se requiere para ello de la fuerza, de la fuerza de gobiernos autoritarios para confiscar riquezas “injustas”. 
En su reciente visita vaticana ¿habló el Papa Francisco con Obama del aborto, del homosexualismo, los anticonceptivos, de la cultura de la vida y de la muerte? ¿O se limitaron a hablar de la “redistribución de la riqueza” en la que coinciden y acerca de cómo mancomunadamente concretarla a nivel mundial con las Naciones Unidas?
El Papa Francisco debería abandonar la politiquería terrenal y dedicarse a difundir los evangelios. No a “pontificar” sobre la necesidad de más gobierno para lograr menos pobres. A los ricos, cuyos donantes católicos permitieron la grandeza monumental del Vaticano, debería exhortarles exclusivamente como en el pasado a incrementar la caridad.
La caridad tiene que ser espontánea. Cuando es impuesta, como insinúa el Papa, deja de ser tal. Denota odio a la riqueza y a los ricos simplemente por ser tales. Si fuera coherente acaso debería fundir las estatuillas en oro y platino del Vaticano y repartir los lingotes entre los pobres.
Detesta la pompa y ceremonia que por siglos ostenta el Papado, como demostración reverencial. Si de él dependiera, quizás estaría dispuesto a mudarse a un cuartucho en algún hotel romano de segunda y poner a la venta el Vaticano y sus joyas de arte al mejor postor. Lo recaudado, según su teoría, lo repartiría entre los pobres. Pero entonces surgiría un dilema: ¿quiénes si no los ricos comprarían esos tesoros? Y luego...¿qué hacer con ellos?
El Papa Francisco, de 77 años de edad, es jesuíta, orden de educadores y reputadamente de sabios y eruditos. Lo que acaba de reiterar sobre los pobres y qué hacer con ellos, no resiste el menor análisis. Desconcierta, es lo menos que se puede comentar. ¿Su ideal es la nivelación universal de la pobreza?
Hay utopía y utopistas que han intentado esa igualación desde los tiempos de Platón y han fracasado. Va contra natura. Acaba con la libertad, aumenta la pobreza y la angustia existencial. La meta no debería ser la destrucción de la riqueza y de quienes la crean sino el sentar las bases para que cada vez haya más pobres con acceso a mejores  oportunidades para dejar de serlo por esfuerzo propio.
Si la pobreza se universaliza con la fórmula papal ¿quién crea la riqueza que propicie la inventiva, la producción  de bienes y servicios, el empleo e incluso las donaciones para la misma Iglesia?

Tuesday, May 6, 2014

GLOBALIZACIÓN DE LA ESTUPIDEZ


La izquierda “progresista” insiste en que la tierra va camino de una pronta extinción si no se toman medidas a tiempo para frenar lo que en inglés se llama “global warming” o recalentamiento del clima por la acción nefasta del hombre...y de ciertos otros animales.
Para hacerlo los profetas del desastre invitan a una acción mancomunada para enderezar el cauce de la acción humana, que se traduce en más y más restricciones, más y más impuestos y más y más control autárquico de los gobiernos sobre las acciones de los individuos.
Ni una sola prueba científica se ha exhibido para probar que el globo terráqueo se ha recalentado por la quema del petróleo o los excrementos de los bueyes. A lo único que se remiten es a unos juegos de imágenes proyectadas por algunos científicos, reminiscente de los juegos de  los adolescentes en sus computadoras. Nada más.
El cántico del “global warming” es un cántico a la estupidez. El llamado a la acción mancomunada y global debería orientarse más bien no a combatir la falsía del supuesto recalentamiento global por acción humana sino a la multiplicación de la estupidez humana por todos los confines, promovida  por la izquierda “progresista”.
Los científicos, siquiatras y políticos harían bien en tratar de profundizar las causas de este extraño fenómeno, que está afectando en los últimos años no solo a naciones de poco desarrollo cultural, sino a las más cultas de Europa y ahora a los Estados Unidos. En todas ellas el sentido común está diluyéndose por las alcantarillas, cediendo paso a la estulticia.
¿Quién entiende, por ejemplo, que en su segundo mandato la presidente de Chile, Michelle Bachelet, se proponga deshacer todo lo bueno logrado allí por sus predecesores, ella misma entre ellos, para destruir el ámbito propicio que existía para el crecimiento de la economía? Como lo dice la columnista O’Grady en el WSJ, Chile se había convertido en ejemplo en América Latina para crear riqueza y combatir la pobreza.
La globalización de la estupidez, como lo señala otro columnista, Carlos Alberto Montaner, parece resumirse en el deseo de la izquierda “progresista” por dar un vuelco de retroceso a la historia y volver a limitar la libertad individual, acreciendo el autoritarismo hacia una forma de nueva  monarquía con ropaje civil del siglo XXI.
La visión de Montesquieu de dividir el poder absolutista en tres ramas que se controlen mutuamente y que tan bien ha funcionado en gobiernos alternativos y representativos como el de los de Estados Unidos, está siendo hoy cuestionada incluso en este país. Su presidente, Barack Hussein Obama, dice que el sistema es obsoleto y lo está transformando.
Se mofa del Congreso y se ha valido de triquiñuelas para aprobar una ley que estatiza los servicios de salud, parte sustancial de la economía. La ley es defectuosa de principio a fin, pero la está adaptando y recificando sobre la marcha, sin importarle el mandato constitucional que faculta esa misión exclusivamente a los legisladores.
Tampoco le importa que el Congreso quiera investigar las razones por las que un embajador y tres funcionarios fueron masacrados por una turba terrorista en el consulado norteamericano de Benghazi, Libia. Tanto el canciller actual, John Kerry y los demócratas han dicho que no harán caso de los requerimientos de una comisión bilateral designada para investigar el asunto.
Las preguntas no contestadas por Obama son varias, una de ellas por qué el embajador Stevens se hallaba ese 11 de septiembre del 2012 en Benghazi, ciudad secundaria a Trípoli, la capital libia. Rumores hay de que el embajador daba los últimos toques a la remisión clandestina de armas a los rebeldes jihadistas de Siria, vía Turquía.
Las armas, incluídos los morteros y bazukas empleados para incendiar y demoler el consulado, habrían sido donadas a Al Qaida de Libia para derrocar a Gadafi. Cumplida la misión, se las habría querido reexportar a Siria para cumplir parecido cometido con el rey Assad. Pero los jihadistas lo supieron y frustraron el operativo, captando las armas.
Se burlan también los obamistas del deseo de confirmar que fue la Casa Blanca la que urdió la mentira de que lo ocurrido en Beghazi fue reacción espontánea de musulmanes por un video antiislámico difundido en Youtube y de cuya existencia nadie se enteró hasta escuchar la mentira de labios de la Canciller Hillary Clinton y la embajadora Susan Rice.
El cargo de Rice no justificaba que al domingo subsiguiente saliera en todos los principales canales de TV a repetir como grabadora la mentira del video, según memo de la Casa Blanca. El documento probatorio fue escondido por el oficialismo y se lo acaba de conocer gracias a la mediación de un juez, en cumplimiento de una ley de apertura de la informacion. 
La renuencia monárquica de Obama a revelar la verdad se explicaría primero porque era de conveniencia para ganar la reelección en noviembre de 2012 y segundo, porque aparentemente algo muy turbio estaba detrás de la presencia del embajador en Benghazi, sin protección y como a hurtadillas. La sola explicación de esa turbiedad podría ser la transacción contra toda ley nacional e internacional de armas para los rebeldes de Al Qaida en Siria. Si, del mismo Al Qaida del holocausto del 9/11.  
La centralización del poder, objetivo de la globalización de la estupidez, se manifesta en otras áreas no solo en el mal manejo de la política internacional o la administración de la salud. También las garras ahora tratan de extenderse al control de la educación mediante el programa CORE.
Al igual que en salud, la izquierda “progresista” pretende terminar con las insuficiencias e imperfecciones anulando los aspectos positivos de lo que ya existe. Cuando en salud, el problema de ciudadanos desprotegidos o de los costos excesivos de tratamientos en algunos casos habrían sido y son fácilmente superables conservando el sistema privado, la propuesta es destruir el sistema y estatizarlo.
Aún con los defectos, el sistema privado de salud es el mejor del mundo. Los sistemas estatales de Europa o Canadá están en proceso de privatizarse debido a los inconvenientes insalvables de la estatización. Algo parecido parece ponerse en juego con la educación. Es verdad que el sistema público escolar ha decaído al décimo sexto o séptimo lugar en el mundo, pero la solución no es estatizarlo más. 
El propósito es que todo curriculum se maneje desde Washington al igual que el control, calificación y proceso de tests. El federalismo, que deja éstas y otras funciones a los Estados, desaparecería. Si el sistema se ha deteriorado es en gran parte por la intromisión ya existente de normas federales, que se respaldan en sindicatos de profesores impermeables al cambio.
Acaso el síntoma de la estupidez global se refleja más palpablemente en el manejo de la economía. Como en el ejemplo de Chile, aquí en los Estados Unidos es fácilmente demostrable que su potencial se basa en el sistema liberal de libre mercado y libre iniciativa para invertir, comerciar e inventar. Obama ha hecho lo posible por cercar libertades y obstruir inversiones.
Con el pretexto de la desigualdad de los ingresos, pregona más impuestos a los ricos y fomenta la envidia de clases y de razas. Es el primer mulato elegido para Presidente, pero lejos de limar las asperezas por fricciones raciales, las ha exacerbado. Condena a los ricos, pero su nivel de gastos personales supera a los de cualquier otro inquilino de la Casa Blanca.
Los negros, los pobres, los homosexuales, las mujeres aborteras lo adoran porque a los unos les otorga subsidios para que no trabajen y a los otros al hacerles eco, aunque sean minoría, les confiere voz de resonancia para acallar a la mayoría tradicional que considera al aborto como un crimen abominable y al matrimonio entre un hombre y una mujer como el único legal y natural. 
La “doctrina” Obama pronto está a punto de colocar a los Estados Unidos detrás de otras potencias como China. En lo internacional, el país ha perdido liderato moral y militar. El jihadismo musulmán, que Obama dijo haberlo extinguido, está más fuerte que nunca. El Islam, que él puso en igualidad de aporte a la cultura occidental que el Cristianismo, acaba de dar muestra de lo contrario en Nigeria.
Los jihadistas de Al Qaida secuestraron a casi 300 muchachas adolescentes del nordeste, porque habían “sucumbido” al cristianismo y a la cultura occidental. El islamismo, cuya tolerancia exaltó Obama en El Cairo al comenzar su régimen, tiene la pena capital en una decena de países árabes para los homosexuales que él defiende aquí en los Estados Unidos con tanta pasión.
¿Qué decir de la globalización de la estupidez en los países del tercer mundo, aparte de Chile? El mayor y primoroso ejemplo es el de Cuba, a la cual solo basta ver imágenes en films documentales captados abierta o   subrepticiamente en ese país para estremecerse. Y  Venezuela, la otrora riquísima nación petrolera que acaba de anunciar que repartirá tarjetas de racionamiento de alimentos para que el hambre llegue a todos por igual.
Por allí encaja también el Ecuador. Rafael Correa lo es todo. Manda, legisla y juzga, unas veces directamente otras por delegación a sus áulicos infallables. Ahora es también juez de la moral y de la verdad para evitar que todo medio de comunicación audiovisual y escrito le contradiga. Nadie,  ni un comediante o caricaturista, puede expresarse sin su visto bueno.
Su poder es de hojarasca. Los ingresos del alto precio del petróleo le han permitido abusar del poder sin oposición. Esa fuente puede agostarse y la hojarasca perderse en humo. Ya pidió un préstamo al Banco Mundial no para inversión, como dijo uno de sus ministros, sino para gasto. Ello va contra las regulaciones del BM, pero cualquier patraña es factible en este tipo de líderes de la izquierda “progresista”.
Comunismo, nazismo, fascismo, socialismo, obamismo, peronismo, correismo, chavismo, castrismo...a la postre son términos afines que bien podrían encajar perfectamente en una sola terminología: populismo izquierdista “progresista”,  o simplemente globalización de la estupidez.

Thursday, May 1, 2014

LA MENTIRA DE BENGHAZI


Una de las más execrables mentiras de las muchas que han caracterizado al régimen de Barack Hussein Obama, la masacre de Benghazi, parece que ha sido hecha añicos al cabo de casi dos años de haberse producido la tragedia.
El 11 de septiembre de 2012 el consulado de los Estados Unidos en esa ciudad de Libia fue atacada por una turba terrorista musulmana, en la cual murieron el embajador Christopher Stevens y otros tres funcionarios diplomáticos y de  agencias de seguridad.
La acción terrorista, por datos de inteligencia, fue organizada e inspirada por Al Qaeda, cuyo líder Osama Ben Laden, mentalizador de la tragedia de las Torres Gemelas del 2001, había sido finalmente ubicado en Pakistan y muerto por fuerzas especiales tres meses atrás.
El sacrificio de los cuatros funcionarios norteamericanos pudo haber sido evitado con antelación a su ejecución o al menos reprimido con celeridad tan pronto se divulgaron noticias del suceso. Pero, por órdenes superiores, se detuvo toda acción militar y de inteligencia. 
¿Por qué? Porque en esos momentos Obama buscaba reelegirse y uno de sus slogans de campaña era precisamente que bajo sus órdenes al mayor terrorista se lo localizó y mató, contradiciendo críticas de sus oponentes de que era pusilánime con el terrorismo. Bin Laden no existe más y Al Qaeda está en retirada, decía la campaña pro reelección.
Lo de Benghazi obstruía los efectos de tal proclama. Al Qaeda estaba vivo y tanto que celebraba su vigor bombardeando a un consulado yanqui en la fecha misma aniversaria del 9/11 y asesinando impunemente al embajador y a tres funcionarios más. Había, pues, que forjar algo para superar esa contradicción.
La mentira que se fraguó en la Casa Blanca fue atribuir lo acontecido en Benghazi no a un acto terrorista premeditado sino a una reacción popular espontánea ocasionada por un video considerado irrespetuoso al Islam, que había circulado en el Internet en el Medio Oriente. 
El video, rudimentariamente hecho por un amateur, fue visto por muy pocos antes de salir de circulación por anodino. No obstante, el gobierno montó toda una tramoya a su alrededor, apresó a su autor y magnificó el efecto de su difusión afirmando que las revueltas de protesta se regaron no solo por Libia sino por otras regiones musulmanas. 
El domingo subsiguiente al ataque y por órdenes de la Casa Blanca su embajadora en Naciones Unidas Susan Rice se presentó en los principales canales de TV, en los populares programas “talk shows” matutinos, para tratar de explicar que lo de Benghazi no fue fruto de una acción terrorista sino una reacción espontánea de islamistas ofendidos por el video.
Los mayores medios de comunicación audivisuales y escritos aceptaron el mensaje como cierto y echaron tierra al asunto. Inclusive se dio el caso vergonzoso del silencio de Mitt Romney (el candidato republicano que se perfilaba como ganador de los comicios de noviembre del 2012), que prefirió no debatir el tema con su rival.
En esas fechas los contendientes se hallaban inmersos en tres debates “mano a mano”. En el primer debate Romney estuvo brillante y apabulló a Obama al extremo que los televidentes daban por descontado que su ambición de ser reelecto se había descartado. En las respuestas Obama estuvo vacilante y en su rostro había la angustia del que está en retirada.
Para decepción de los que consideraban que Obama no merecía repetir el desastre de su primera administración y que Romney, pese a sus defectos, era una opción preferible camino a convertirse en realidad, el segundo debate fue un descalabro y una frustración totales.
Los adiestradores de Obama le habían inyectado mayor vigor y aplomo y Romney, acaso confiado con la ventaja adquirida en el primer encuentro, denotaba cierto desapego, abulia y falta del deseo de acabar con su rival. El desconcierto fue mayúsculo cuando, contra todas las expectativas, eludió tocar el caso Benghazi.
Era el tema de mayor controversia y actualidad y el que habría sido determinante para liquidar a Obama, luego del fiasco del primer debate. Pero cuando quedó claro que el arma Benghazi no sería utilizada, Obama se creció y terminó hundiendo a su rival. Lo increíble, que Obama pudiera ser reelecto pese a su récord, se cumplió en los comicios de noviembre.
La mentira del video persistió, pese a los múltiples testimonios en contra. El propio Obama lo reiteró en su discurso ante Naciones Unidas y Hillary Clinton, su Secretaria de Estado y cómplice de la inacción en la masacre, tuvo la osadía de decir en la ceremonia funeral de los caídos “que recaerán las mas severas sanciones... sobre los responsables del video”.
Desde entonces los esfuerzos de los congresistas de oposición por obtener documentos oficiales que esclarezcan los sucesos de Benghazi han sido penosos. El bloqueo de la Casa Blanca y el Departamento de Estado no ha tenido precedentes. Ha sido imposible crear una comisión de investigación bipartidista. Pero a la postre, la verdad parece aproximarse.
En días pasados se hizo público un email de un asesor de Obama en el que instruye a Susan Rice cómo debe manipular el asunto video en la TV para explicar lo sucedido en Benghazi. El asesor Ben Rhodes (su hermano es ejecutivo de la cadena obamista de TV CBS) evidentemente no actuaba de mutuo propio, sino por instrucciones superiores, en cuya cúspide está Obama.
Esta mañana el Comité de la Cámara de Representantes del Congreso escuchó el testimonio del brigadier general en retiro Robert Lovell, quien ejercía el mando de seguridad militar de la zona en África. Dijo que desde un primer instante se hizo evidente que los atacantes de Benghazi eran jihadistas, que nadie mencionó video alguno y que jamás se dio la orden de contraatacar.
Las bases militares asentadas en Italia, con jets supersónicos, o destacamentos de Trípoli hubieran podido hacerlo, como es su mandato. Pero la decisión fue mantenerlos en sus cuarteles. Ya se sabrán detalles acerca de por qué los servicios de inteligencia, que conocían que algo se tramaba para 11 de septiembre del 2012 en Libia, nada hicieron. 
Y saldrá a la luz todo lo concerniente al abuso de poder del presidente Obama, cuando como en el caso Watergate que a Richard Nixon le costó la presidencia, una comisión investigue el escándalo de Benghazi. Lo de Watergate parece juegode niños frente a la envergadura de Benghazi, en que hubo cuatro muertos.