Sunday, August 25, 2013

LOS CAMBIOS CLIMÁTICOS


El señor Tarcisio Granizo, ex Subsecetario de Patrimonio en el gobierno de Rafael Correa de Ecuador, tuvo la amabilidad de escribir un comentario sobre el problema que se debate del proyecto Yasuní o ITT. Su opinión es valiosa, por sus títulos académicos de biólogo así como por su experiencia como funcionario en algunas organizaciones internacionales que se preocupan de la preservación del medio ambiente. Lo publicamos seguidamente, con una respuesta de mi parte y links sobre artículos relacionados con el tema. 

Estimado Santiago:
María Helena gentilmente me envió su artículo luego de que leyera una nota mía colgada en el Facebook. Me pidió que comente sobre el mismo, pues mis opiniones son bastante diferentes de las suyas. Así que con el ánimo de abonar a un debate que ni empieza ni termina ahora, me permito hacerle llegar, a través de ella, unas reflexiones.
La Iniciativa Yasuní ITT no consistía en pedir limosna. Consistía en pedir una compensación por no emitir a la atmósfera cientos de miles de toneladas de carbono (se calcula que lo que emitiría el petróleo del ITT es la misma cantidad de carbono que emiten países como Francia o Brasil en un año). En realidad Yasuní ITT no era per se una iniciativa de conservación, sino de mitigación al cambio climático. Así fue pensada, es decir, como un mecanismo que solicitaba una compensación a aquellos países que se han apropiado del espacio atmosférico (que es un bien público) para su desarrollo, y que por lo tanto tienen una deuda climática con el planeta. 
La Iniciativa apelaba entonces a un principio de corresponsabilidad global, apelaba al principio clave del Protocolo de Kioto de “responsabilidades comunes pero diferenciadas” y se hacía eco de un mecanismo similar, reconocido por Kioto y la Convención Contra el Cambio Climático, que es el de REDD (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation) y que tiene el mismo principio: un país que decide no tumbar sus bosques, y no liberar el carbono almacenado en ellos, recibe una compensación por ello. A nadie se le ocurriría pensar que REDD, pese a sus limitaciones y problemas, puede ser considerado una limosna internacional. 
El nuestro es un país que para bien o para mal, depende de sus recursos naturales no renovables. El Gobierno actual ha hecho grandes esfuerzos por la conservación de sus ecosistemas. La paradoja es que los recursos no renovables de los que vivimos, están en su mayor parte, en áreas ricas en biodiversidad: el Yasuní es un ejemplo. Estudios científicos (serios!) muestran que el Yasuní, y en general, la cuenca alta del Río Napo, es quizás el área más biodiversa del planeta. Y sin embargo, el ITT contiene el 25% de las reservas actuales de petróleo. El país necesita recursos. Por eso fue una decisión valiente (y soberana, término que muchas personas no comprenden en su real dimensión) el haber propuesto al mundo el sacrificio de dejar ese 25% de las reservas de un país petrolero, sobre cuya explotación el país tiene todo el derecho. Es como si estuviéramos usted y yo en una sala y hubiera un letrero de “no fumar”. Si quiero fumar yo debo negociar con usted la posibilidad de hacerlo…y hasta pagarle para que me deje. Pero si el letrero dice “se permite fumar”, usted es el que tendría que pagarme para que yo no lo haga. El ejemplo, aunque ingenuo, ilustra bien lo que pasa en el planeta. 
Entonces aquí si hay una corresponsabilidad de los países desarrollados. Es claro que si ni siquiera han cumplido con sus ofrecimientos para financiar la mitigación y la adaptación al cambio climático a los países en desarrollo (pobres entre otras cosas gracias al desarrollo de los otros), menos iban a dar recursos a un pequeño país cuyo ejemplo con su iniciativa, podía crear un precedente peligroso que incluso hubiera podido afectar los precios internacionales del petróleo si otros países seguían el mismo ejemplo.
Vale aclarar que las contribuciones (no donaciones porque no son limosnas) a la Iniciativa, se convierten en deuda pública para el país a través de los llamados “Certificados de Garantía del Yasuní” asi que no hay riesgo de fraude alguno. El fideicomiso internacional (administrado por el Programa de NNUU para el Desarrollo) indicaba que los recursos del capital del Fondo Yasuní se utilizarían exclusivamente en proyectos de cambio de matriz productiva, en calidad de préstamos con intereses al Estado. No para la burocracia o la compra de armas o la construcción de infraestructura ( y peor para el pago de la deuda externa).  Y de hecho, los pocos recursos que el fondo logró captar se utilizaron en una pequeña planta hidroeléctrica en Loja. Los intereses que generara el fideicomiso Yasuní, se utilizarían en cinco prioridades: apoyo al sistema nacional de áreas protegidas, campañas de eficiencia energética, inversión social en el área (especialmente hacia pueblos indígenas), reforestación y ciencia y tecnología. 
Si bien es cierto la explotación petrolera se ha modernizado, no existe operación 100% segura y menos en un país con riesgos naturales de terremotos, erupciones y tsunamis. Incluso la empresa que más se jactaba de sus estándares ambientales, la famosa BP, destruyó buena parte de la zona del Golfo. Es de esperar que la explotación del ITT siga los mejores estándares internacionales, pero siempre habrá un riesgo ambiental (y social) fuerte. 
Sobre el uso de papel en los diarios, es verdad que es la actividad que más papel utiliza, y que por lo general la materia prima proviene de plantaciones forestales (¡no siempre!) pero son conocidos los casos de contaminación de esta fábricas, como el caso de Rio Cruces en Chile o la planta de origen finlandés (¡de la tan verde Finlandia!) en Uruguay, por la cual Argentina demandó a su vecino. 
Sobre el uso de los recursos del petróleo (de más de cien dólares el barril) no voy a entrar en detalles, pues no hay peor ciego que el que no quiere ver: carreteras, hospitales públicos, bono solidario, economía popular y solidaria, revolución educativa, etc. etc. Solo quiero referirme al tema ambiental, y es que en 2005, el presupuesto del Estado para el apoyo al sistema nacional de áreas protegidas (Patrimonio de Areas Naturales del Estado -PANE- para decirlo con más propiedad, porque el sistema aun no existe) fue de 2,7 millones de dólares. En la actualidad es de 21 millones, es decir 8 veces más que hace una década; se ha triplicado el ingreso de visitantes a las áreas protegidas en los últimos 10 años; se ha duplicado la dotación de personal para las áreas; y los indicadores de eficiencia en el manejo muestran que se ha sobrepasado el umbral de manejo básico (52%). Por último, otros programas creados por este gobierno forman parte del "paquete" que busca hacer efectivos los derechos de la naturaleza, como el programa Socio-Bosque (ahora exportado a varios países), el Programa de Recuperación Ambiental y Social (PRAS), o los programas de los GAD para tratar los desechos, el saneamiento de las camaroneras ilegales, el control a la pesca de tiburón (reconocida por varias instituciones internacionales), entre otros.
Mi pena por el fracaso del Yasuní es por muy distintas razones que la suya. Como puse en mi Facebook es que el fracaso de la Iniciativa Yasuní ITT nos aleja de una lucha más profunda desde el ecologismo social: una nueva matriz productiva, un cambio en la relación del ser humano con su entorno, la apropiación del Sumak Kawsay (de los pueblos indígenas) como política de Estado y no como discurso político, y de la sociedad del bioconocimiento. Nos aleja, nos retrasa, nos debilita.
Como nos alejan, nos retrasan y nos debilitan muchas decisiones de este caminar hacia esa utopía post-capitalista, o si se quiere neo socialista, en la que muchos soñamos. Porque yo, estimado Santiago, y muchos otros, no queremos una sociedad sostenible. Queremos una sociedad socialista, en la que la sostenibilidad sea uno de sus pilares.
Se me quedan muchos otros argumentos sobre el tapete, quizás en algún momento los podamos seguir conversando. 
Saludos cordiales,



Tarsicio Granizo

Estimado señor Granizo: 
Gracias por su comentario y el tono amable que emplea, que trataré de imitar. 
Alabo se preocupación por preservar en buenas condiciones el medio ambiente, algo en lo cual coincidimos. Discrepamos, sin embargo, en creer que en los últimos 50 años el hombre ha sido causante de tanta contaminación de la atmósfera con los carburantes derivados del petróleo, que el globo se ha recalentado poniendo en peligro a las especies vivas.
Para defender tal mito, han surgido líderes que han creado una suerte de empresa o religión para promover esa verdad sagrada. Pero ellos lcontribuyen a esa supuesta contaminación utilizando grandes jets para sus continuos viajes misionales por el mundo, financiados con las donaciones de quienes creen o lucran con la causa. Viven, como Al Gore, en mansiones superlujosas que consumen millones de kilovatios de energía no siempre limpia y mantienen un ritmo de vida opulento que desdice de su posición en favor de los pobres.
Pero el problema básico es que, por lo menos en los últimos años, la tierra ha experimentado un enfriamiento notable. Los verdes achacan, no teniendo argumentos para discutir, que ello tmabién obedece al calentamiento global. (En 1975, el grito de alarma de los ecologistas era que el planeta iba camino de congelarse, con lo que se extinguirían las especies vivas). Para combatir el mal del calentamiento, proponen no reducir las emisiones de carbono sino multar a quienes exceden de un límite fijado arbitrariamente. Es decir, más impuestos, más control, menos libre albedrío.
Usted, como amante de la naturaleza, quisiera mantener intocado el paraíso ecológico de Yasuní. Hágalo, persuada de ello a su líder Correa y evite un inútil referendo sobre el tema, que podría manipularlo a su antojo, como en ocasiones pasadas. No espere limosnas, o como usted las califica "contribuciones internacionales" de los "responsables" del recalentamiento global, los que "se han apropiado" del espacio atmosférico por lo cual tienen que pagar "la deuda climática". Si está convencido de que no debe tocarse al Yasuní, no lo toque y punto. Lo que es bueno para la humanidad responsable del Ecuador, es bueno por extensión para la humanidad toda. Hacer lo contrario equivaldría a un auto flagelamiento ecosocial.
Violar ese principio, esa convicción, porque no se recibe suficienre plata para no hacerlo, es pueril y condenable. Usted cita la analogía con los letreros de "no fume" y "permitido fumar". Si se advierte en un recinto que no debe fumar, no fume. La regulación no es negociable, sería una coima punible. Si se no hay prohibición, fume. No tiene que chantajear a nadie para hacerlo y si hay gente que no acepta el humo, ésta es libre de abandonar el recinto.
Arguye que Correa, lloriqueante por el fracaso de su proyecto, no ve otra alternativa que violar el paraíso Yasuní, porque "necesita de recursos no renovables" para continuar en su cruzada socialista. Falso. Los recursos no deben provenir exclusivamente el petróleo extraído con el capital y la tecnología extranjeros. La fuente debería estar en el esfuerzo de los ecuatorianos para crear riqueza en un medio de respeto a la ley, la libertad y con un mercado abierto a la inversión externa y externa y a una amplia competencia interna e internacional. 
Más dinero fácil del petróleo hace más remota esa posibilidad y acentúa la dependencia de la voluntad omnímoda del "gran líder". Éste ha borrado a la oposición, la indepencia de los tres poderes o funciones del Estado, ha castrado a los medios de comunicación y logrado la expulsión de algunos periodistas de opinión críticos de los medios en que trabajaban. Las carreteras y otras obras de infraestructura que usted menciona se han construído sin sujeción a leyes de licitación y no hay Contraloría ni Congreso que puedan fiscalizarlas. Muchos dicen que esas carreteras y otras obras físicas evidencian ya el deterioro de siempre. El sector privado se ha restringido y solo prosperan las que hacen negocios, no siempre cristalinos, con el Gobierno. 
El gasto público se ha multiplicado varias veces y la deuda igual, con el agravante de que las condiciones de endeudamiento con China son mucho más onerosas que las tradicionales. Ningún control ha habido para suscribirlas ni para analizar su desarrollo. No es este panorama el que propicia una "prosperidad sostenible", sino lo contrario: la ruina moral, cultural y económica de a nación. Revise lo que está ocurriendo en sociedades "pos capitalistas" o "neo socialistas" en las que se han aplicado esas políticas: Cuba, Norcorea, Venezuela, Argentina...
A los que usted acusa como responsables de la catástrofe climática y que no nombra, se sobreentiende son los industrializados a la cabeza de los cuales están los Estados Unidos. Como experto que usted es, conocerá que dichos países son modelos en preservación del medio ambiente. El río Támesis ha vuelto a tener peces y pesca. Igual los tres ríos de Pittsburgh, antes contaminados con las sidereúrgicas o el río en la desembocadura de Estocolmo. Si quiere mejor preservar lo que queda de la bárbara explotación en el Ecuador (Petroecuador destruyó parte de la Amazonía al apropiarse de Texaco/Chevron), va a tener que recurrir a esas tecnologías.
¿Usted sueña en un pos capitalismo que sea un neosocialismo? No es nada nuevo. Es el mismo utopismo que arranca con Platón, pasa por la Utopía del Medio Evo, avanza con Marx y se plasma en varias formas de regímenes comunistas, fascistas o "ciudadanas". Todos son lo mismo en cuanto buscan anular las libertades individuales y regularlo todo a través de un comité de sabios por auto calificación, bajo el mando del gran líder que en las monarquías suponían recibían un mandato divino para gobernar. 
Esa manera de pensar, implantada a sangre y fuego, fue superada con un grupo de iluminados que decidió bloquear la tentación y posibilidad de las autarquías, mediante el fraccionamiento del poder único en tres, que se auto controlen y vigilen. Se llama democracia, inspirada por Rousseau, Hobbes y otros. No se ha descubierto mejor sistema de gobierno y el más robusto de todos, sin rompimientos de la Constitución desde que se fundó la nación, son los Estados Unidos. El capitalismo es libertad, fair play, sujeción a la ley. Cualquiera aspiración al post capitalismo, es retorno al pasado y a la búsqueda infantil de utopías condenadas al fracaso. Hay que madurar y reflexionar al respecto. 
Cordiales saludos,
Santiago Jervis. 

Tuesday, August 20, 2013

LO DE YASUNÍ, UNA VERGÜENZA


El caso de Yasuní, paraíso ecológico ecuatoriano que el presidente Rafael Correa pretendió excluir de la explotación petrolera a cambio de dólares aportados como limosna por la comunidad internacional, es reflejo de la inmadurez mental y emocional de utopistas como él.
¿Por qué los países que comparten el criterio de que hay que esforzarse para evitar el deterioro del medio ambiente, habían de dar no solo una cantidad cualquiera de dinero al gobierno de Correa, sino un mínimo de 3.600 millones de dólares, cifra que se calculó equivalía al 50% del lucro cesante por no extraer el petróleo del Yasuní?
Cada nación soberana establece sus políticas en torno al tema del medio ambiente. Unos comparten el criterio de que en la tierra hay un proceso de calentamiento global ocasionado por el hombre, sobre todo por el abuso de carburantes del petróleo. Otros creen que esta tesis es una bufonada, explotada por grupos que buscan centralizarlo todo en manos del gobierno.
Si el Ecuador cree en la  teoría del calentamiento global por el hombre y en lo pernicioso de la explotación petrolera en zonas tan ricas y delicadas como en el Yasuní, es privativo de su gobierno adoptar políticas acordes con esos principios y no condicionarlas a la caridad pública internacional.
Hacerlo no solo era ingenuo sino humillante, aún si el gobernante haya designado a una promotora que se suponía tenía experiencia internacional en este tipo de gestiones. Los resultados no podían ser otros que la negativa. Como buen utopista, Correa culpó a otros y no a si mismo del fracaso.
En reacción pueril, Correa “desafió” a los ecuatorianos a que colecten la dádiva internacional que él no logró en seis años de campaña, en la que  gastó millones de dólares de alguna donación condicionada y que tendrá que devolver. (Si no lo hace cometería el mismo fraude que los Clinton, que crearon una Fundación para promover el mito del "global warming" y utilizaron las donaciones para enriquecerse, quebrando a la Fundación. Facturaron 50 millones de dólares solo para viajes...¿?) 
Y Correa se lanzó contra sus presas favoritas, los periodistas y los diarios y ante las críticas al fracaso de su proyecto les amenazó con convocar a una consulta popular para proponer la digitalización total de los diarios.
Estas reacciones y estas propuestas solo confirman que los utopistas no pasan de la pubertad y adolescencia en lo mental y emocional. Es frecuente en esa etapa del crecimiento que el idealismo de los jóvenes de ambos sexos les incite a creer que todo lo malo del mundo y de la humanidad tienen que cambiar y tornarse bueno, con su solo deseo y voluntad.
La mayoría madura y acepta que lo que atañe al hombre jamás puede interpretarse como un claroscuro. Es una compleja urdimbre que combina lo bueno y lo malo, muchas veces impredecible. Pero algunos no asimilan esa verdad y quedan en el limbo y anclados en las soluciones radicales para imponer el bien (su concepto del bien) por la vía de la fuerza y la intolerancia.
Los utopistas, desde Platón y Esparta, son adoradores del pensamiento uniforme y la imposición de la “idea” mediante el autoritarismo y el bloqueo a toda oposición. El autoritarismo puede ejercerse militarmente o mediante una élite civil intelectual. Entre estos últimos se ubica Correa, cuyo sentido de la bueno no admite réplica ninguna. 
¿Acaso no era bueno que los países ambientalistas subsidien el gasto fiscal desbordado, con donaciones que suplan los dólares petroleros, sin afectar al idílico Yasuní? Si no lo hicieron, es porque son todos farsantes e hipócritas, como muchos de sus seguidores los han calificado.
¿Obligar a los diarios impresos a que se digitalicen para ahorrar papel y así afectar menos a la Pachac Mama? Es una ridiculez. Primero porque el proceso de modernización informática no depende de ningún plebiscito y segundo, porque el papel que consumen los diarios del Ecuador proviene de los Estados Unidos, Canadá y Chile principalmente. 
Y allí la Pachac Mama está mejor preservada que en el Ecuador, pues los programas de arborización son impecables y en algunas zonas, como en Georgia, crecen más arboles que los que se los tala para extraer la pulpa. ¿Se puede decir lo mismo de las talas en la Costa, Sierra y Oriente ecuatorianos?
En cuanto al Yasuní y su petróleo, hay que advertir que las técnicas para la exploración y explotación hidrocarburíferas en zonas sensibles ha evolucionado tanto que son comparables a laparoscopías en las cirugías humanas. Ni una hierba, ni un loro, ni un río reciben ni un  gota de petróleo desde el subsuelo hasta el oleoducto.
Pero, como anota el columnista Albornoz de El Comercio, lo sensato y lo cuerdo en esta instancia del debate sería proponer no invertir nada para extraer petróleo en Yasuní. Lo poco que se extrae de los yacimientos en explotación, a precios que se han duplicado en seis años de Correa, no ha servido sino para afianzar su autoritarismo y la mentalidad del Estado protector.
La presión interventora del gobernante y la castración de las funciones de equilibrio de poderes de la Legislatura y el sistema Judicial, ha frenado a la empresa privada no dependiente de los negocios del Estado. Con menos petróleo y una caída violenta de los precios en el mercado internacional, acaso podría alterarse el curso de esta tendencia que lleva a la quiebra. La gente así llegaría a comprender que solo con la libre competencia, la ley y la tolerancia puede forjarse por si mismo un futuro de bienestar duradero, sin dádivas de un gobierno que no crea riqueza, pero que distribuye la que provierne del petróleo, a su antojo y sin responsabilidad ni freno. Cuando esa fuente se reduzca o desaparezca, la única y verdadera riqueza será la resultante del esfuerzo nacional.
Jamás proveniente de la caridad internacional, que Correa quiso promover con el mito Yasuní y que para bien del país concluyó con un rotundo y vergonzante fracaso.

Sunday, August 18, 2013

¿CON EL ENEMIGO O CONTRA EL ENEMIGO?


El pueblo egipcio, tras el derrocamiento de Mubarak, fue a las urnas y eligió a Musir, de la Hermandad Musulmana. Barack Hussein Obama inmediatamente lo respaldó  y siguió respaldándolo cuando Musir hizo lo que siempre había tenido planeado hacer: llevar a Egipto al extremismo musulmán.
La HM, que dio origen a Al Qaida, fue prohibida por Mubarak por su intolerancia y obsesión por borrar del mapa a  Israel y hacer la guerra a Occidente, en contradicción con los acuerdos de Camp David de 1978. Allí, con la mediación de Carter, los palestinos se comprometieron a frenar el terrorismo anti israelí y buscar la paz con Israedl. 
Arafat, que suscribió el tratado con Begin, continuó fomentando el terror hasta su muerte en el 2004. Para un musulmán mentir a un “infiel” (los que no se someten al Islam), no es un pecado como entre los cristianos y de otras religiones, sino una virtud si va en beneficia de “su causa”. 
Para consolidar el tratado árabe/israelí y ayudar a los esfuerzos en favor de la paz, los Estados Unidos ofrecieron una contribución anual a cada facción de aproximadamente 3.000 millones de dólares a cada una, que incluía armas y otros recursos para la defensa.
Mubarack, que sucedió a Anwar  el Sadat, estuvo en el poder desde 1981 al 2011, cuando una insurgencia popular llamada “primavera” lo depuso con la presión de Obama. Pese a la tendencia autocrática de su gobierno, fue una garantía del tratado de Camp David y por ende para la pacificación de la región. Su apoyo a Occidente, su cultura y principios, era evidente y permanente.
Las fuerzas armadas de Egipto, leales a Mubarack, respetaron sin embargo la transición y el resultado de las elecciones en favor de Mursi, un dirigente e ideólogo de la HM. Pero no pudieron soportar sus excesos que la mayoría de la población repudió. Manipuló el sistema, por ejemplo para poner en vigencia la ley Shariah que no contó con un solo voto de la oposición.
Fue una maniobra similar a la empleada por Obama para aprobar la ley de estatización de los servicios de salud u Obamacare, que no tuvo un solo voto republicano y cuya inconstitucionalidad fue dejada de lado por la Corte Suprema, mediante un fallo espurio que todo jurista condena. Igual que la ley Shariah, el propósito es concentrar aún más el poder en manos del ejecutivo gobernante.
Mursi, ya en el poder, no ocultó su desprecio por Israel, por las religiones y cultos no musulmanes y permitió ataques e incendios sobre todo a las iglesias católicas. La ley Shariah consagra la inferioridad de la mujer ante el hombre, condena a homosexuales y delincuentes a penas medievales y reitera que la finalidad última del Islam es implantar el califato mundial. 
La HM, prohibida por Mubarack y las fuerzas armadas 20 años atrás, iba camino de destrozar a Egipto. Los militares, sin pedir permiso a Obama, vieron que era imposible que la experiencia de elegir a un extremista pudiera extenderse y decretaron un golpe militar. Obama quedó perplejo y lo único que atinó a decir es que no se trataba de un “golpe”, prefiriendo “no alinearse” con ningún bando.
Lo cual era y es absurdo. En el fondo, Obama estaba herido de que Musir, su protegido, haya terminado en la cárcel y que la HM vuelva a ser declarada organización terrorista fuera de la ley. La HM reaccionó como una milicia armada causando centenares de muertes con la represión. La ola de violencia ha sido universalmente condenada, pero sin detenerse en analizar las causas.
En los Estados Unidos hay voces demócratas y republicanas que piden la suspensión de la ayuda a Egipto, sustento del acuerdo de Camp David, como si ello pudiese solucionar el drama. No entienden que la alternativa está entre el extremismo musulmán de Al Qaida y la HM, autores de masacres como la del 9/11 y el esfuerzo militar para reprimir el caos y ensayar una nueva fórmula de aproximación democrática para Egipto.
Lo ocurrido en Egipto confirma que con el extremismo no cabe negociar. El extremismo es enemigo de los Estados Unidos y Occidente y con ellos se ha desatado una guerra a la que hay que responder con la victoria. Y ésta no puede darse con un armisticio. Como decía McArthur, si vas a la guerra, vas para ganarla con todos los medios a tu alcance.
Tras la victoria vendrán negociaciones de paz, pero desde un ángulo de fuerza. Si no, ocurre lo de las dos Coreas o lo que se está observando en Irak y Afganistán. USA respondió a la declaratoria de guerra del 9/11 con una ofrensiva militar, que no la quiso culminar con la victoria. Todo ha quedado a medias y el Al Qaida ha vuelto a dominar: centenarse de vidas y billones de dólares se han perdido en vano.
¿Estados Unidos va a seguir con ese mismo criterio seudo pacifista y derrotista frente al radicalismo musulmán...?

Sunday, August 11, 2013

LAS JUSTIFICACIONES DE UN DICTADOR


Los calificativos difieren, pero todos conducen a una misma definición: la absorción absoluta del poder. Llámense dictadores, autócratas, tiranos, reyes o monarcas, califas o zares (césares) un común objetivo los identifica: ejercer el gobierno sin oposición.
Los reyes, monarcas, emperadores o faraones generalmente justificaban la absorción del poder absoluto por decisión divina. Con el paso de los años, si bien no se arguye el origen divino de las monarquías, algunas subsisten pero encuadradas dentro de un marco legal limitante en gran medida de sus poderes otrora omnímodos.
Las dictaduras, en la era romana, surgieron originalmente por mandato del Senado para que el líder escogido pudiera enfentar crisis inesperadas con mayor maniobrabilidad. Pero esa autorización era temporal y caducaba al cesar la emergencia y por ende el mandato senatorial. 
En tiempos modernos las dictaduras generalmente han brotado como una reacción popular ante crisis que los gobernantes en ejercicio no pudieron controlar. Un rey endeble, como Luis XVI en Francia, fue origen de una revolución que a la postre degeneró en sucesivas dictaduras, las del Terror primero, la de Napoleón después.
Más recienemente se tiene el caos en que se sumió Rusia y que el Zar Nicolás Alejandro II no pudo contener. Advino la revolución comunista bajo el lioderazgo de Lenin, que prolongó el régimen autocrático por más de 7 decenios. El caso de Alemania, aplastada y humillada tras la I Guerra Mundial explica el aparecimiento de Hitler y su gobierno belicista que solo pudo ser derrotado con otra Guerra Mundial.
En los países tercermundistas proliferan los ejemplos de dictaduras brotadas como respuesta a la corrupción de regímenes que desacataron la ley. Se formaron gobiernos civiles o militares, a veces una combinación de los dos y siempre concluyeron por similares problemas de los gobiernos precedentes.
Hay la excepción de Cuba, claro está. El régimen de Bastista cayó con la revuelta de Fidel Castro, quien una vez encaramado en el poder no ocultó su ideología comunista. La implantó a sangre y fuego y aún se aferra al poder, con su hermano Raúl, pese a que ha transcurrido más de media centuria de un modelo que ha suprimido las libertades y ha empobrecido al pueblo cubano.
Los dictadores post Fidel han adoptado una técnica distinta para captar el poder. No la revolución armada que el Che Guevara fracasó en difundir por el globo, sino la toma del poder mediante el voto y luego la manipulación del sistema jurídico y constitucional para deshacer la democracia más o menos frágil e implantar una dictadura perpetua.
Eso ha ocurrido en el Ecuador, país en el cual Rafael Correa ha absorbido las funciones ejecutiva, legislativa y judicial con el respaldo del 84% de la  población electoral. Ahora busca la reelección indefinida que su mentor Hugo Chávez no logró plasmar debido al cáncer que lo mató,  en contraste con el gran mentor Fidel, al parecer inmortal.
De todos modos las dictaduras de todos los tiempos y en todos los confines tenían una justificación: componer algo que andaba mal, aun cuando fuere aplicando métodos discutibles, fundamentalmente por la pérdida de las libertades ciudadanas. Nunca se ha dado el caso de querer una dictadura para dañar algo que estaba bien.
Irónicamenrte, eso es lo que está ocurriendo en los Estados Unidos con el primer presidente negro (realmente mulato), Barack Hussein Obama. Su campaña la basó en un discurso lírico que sedujo a los más, prometiendo corregir los entuertos e imperfecciones de la democracia imperante, pero sin buscar su destrucción para sustituirla por el socialismo/fascismo.
Lo sustantivo de su doctrina, que lo divulgó al iniciar su gobierno, es la convicción de que el sistema en los Estados Unidos es injusto y que hay que sustituirlo. Pidió perdón por los errores que supuestamente esta nación ha cometido en el pasado y juró expiarlos, frenando en seco su “expansinismo explotador e imperialista”.
En los cuatro años del primer periodo sus propósitos se han cumplido y en el segundo van camino de consolidarse. Estados Unidos dejó de ser la potencia económica indiscutida, cediendo el paso a China. En lo militar ha dejado inconclusas las guerras contra el terrorismo en Irak y Afganistán y aún antes de concretarse el retiro de las tropas norteamericanas, el área ha quedado bajo control de talibanes y Al Qaeda.
Al Qaeda, responsable por los actos terroristas del 9/11, tuvo el respaldo de Obama en Egipto, en Siria y en Libia y otras naciones del norte de África. En Siria, el envío secreto de armas a esa organización se frustró cuando fuerzas talibanas interceptaron el operativo en Bengahzi, Libia, con la muerte del embajador y tres altos funcionarios. 
Las fuerzas armadas continuan debilitadas con la permisión de más y más mujeres en posiciones de combate de alto riesgo y el respaldo a los homosexuales de ambos sexos. El índice de abusos sexuales se ha elevado en grado exponencial pero autoridades y congresistas tuercen la mirada de las verdaderas causas: la promiscuidad y permisividad  en los campamentos militares.
Obama se ha negado a calificar a los terroristas árabes como tales. Cuando en el 2009 un militar árabe norteamericano Malik Hasan abrió fuego graneado en Fort Hood, Texas y mató a 13 compañeros, el acto fue procesado no como terrorista, sino como de violencia en el sitio de trabajo. Solo hace pocos días se ha iniciado el juico del asesino: que debió haber sido condenado a muerte ipso facto, por traición en favor del enemigo islámico.
Ninguna nación puede enfentar a los enemigos potenciales si no dispone de un apropiado aparato de inteligencia que prevenga acciones de hostilidad. Obama, siempre opuesto no solo a la institución militar sino a los servicios de inteligencia, ha adoptado una actitud ambigua frente a la delación de Snowden sobre los alcances y métodos de espionaje de los Estados Unidos.
Si bien no lo considera un patriota, tampoco lo tacha de traidor. A la postre ha cedido a lo que se proponía Snowden: limitar los alcances de la CIA y el FBI para no lastimar al enemigo. Ha prometido “más transparencia” a los métodos utilizados, lo que deja perplejos a muchos: ¿cómo espiar si se anuncia cómo se espiará, a quién y cuándo?
La economía, sin la cual la hegemonía militar y cultural es imposible, sigue en declinación. La deuda de 17 trillones de dólares continúa al alza y las fórmulas que Obama da para superar la depresión, la deuda y la falta de empleo, son más gasto y más deuda.
La visión capitalista, que implica libertad de pensamiento y competencia en y que ha probado ser óptima para la prosperidad, está siendo reemplazada por un centralismo del ejecutivo. Esta revolución socialista sin armas se plasma con la venia de los medios de comunicación, cuyos periodistas no necesitan instrucciones de Obama para hacerlo, pues están nutridos de la misma ideología anti capitalista y anti USA que el presidente.
El Obamacare es otro instrumento de dominación. Si termina por aplicarse asestará otro golpe mortal a la clase media y a la libre competencia de las agencias privadas proveedoras de seguros médicos. El sistema, con defectos, ha dado al mundo y a este país la mejor medicina del mundo. Con el Obamacare, el Estado lo controlará todo y todo se deteriorará, con encarecimiento de precios y racionamiento de servicios.
La gente dependerá más de controles y decisiones del gobierno y sus burócratas. El subsidio humillante de los “food stamps”, originado para auxiliar a los verdaderamente pobres se ha incrementado en un 70% desde 1990 y con Obama son 47,6 millones las personas que lo reciben, en la mayoría de casos sin justificación. En otras, desalentando a la gente a buscar empleo y mejorar sus condiciones de vida por su propio esfuerzo.
Los escándalos de Benghazi, de la persecución del IRS a los grupos del Tea Party para bloquear su influjo en los comicios de reelección del 2010, el operativo “Fast and Furious” para armar a los narcotraficantes de México    con un soldado norteamericano muerto, pasan desapercibidos por la gran prensa. Frente a estos incidentes, lo de Watergate es una minucia.
Cuando los precios de la gasolina en tiempos de George W Bush comenzaron a subir unos centavos sobre los 1.80 dólares por galón, los diarios y las estaciones de radio y TV publicaban todos los días reportajes sobre la maldita ineficiencia del régimen republicano. Ahora los precios se han colocado en los 4 dólares y hay silencio absoluto en diarios, radio y TV.
El ocaso de USA en lo económico, militar y cultural se agudiza y la clase media desfallece. La masa de pobres sin empleo aumenta, al tiempo que se fortalecen el poder de la Casa Blanca, la burocracia y los sindicatos. Mas la riqueza no la crea el gobierno sino el sector privado y si éste se reduce por alza de impuestos para financiar el gasto y el castigo al ahorro y la inversión, el gobiernos y su burocracia se quedarán sin recursos y el sistema se resquebrará hasta el colapso final.
El freno pudiera darse en las próximas elecciones de mitad del período, en el 2014, preludio de las presidenciales del 2016. Por desgracia, aún no se perfila un lidarazgo fuerte para impulsar y entusiasmar a la oposición. Y si no se aprovechan esas dos instancias, el sueño de Obama se transformar a este país se habrá cumplido.