Thursday, November 29, 2012

¿REVOLUCIÓN O REGRESIÓN?


Rush Limbaugh, el radiodifusor crítico de Obama con mayor sintonía en este país, se preguntaba ayer el por qué de la paradoja de que los hijos de los inmigrantes hispanos y asiáticos, que vinieron en búsqueda de libertad y oportunidades que no hallaban en sus países, votaron mayoritariamente por la reelección presidencial. 
Los exiliados cubanos que llegaron a los Estados Unidos hace dos y más décadas, utilizando todos los medios posibles para escapar de la dictadura castrista, aborrecen de Obama porque ven que el objetivo de su gobierno es coartar las libertades y el sistema democrático que ha engrandecido a esta nación y que es antípoda del castrismo.
El mismo fenómeno ocurre con los adultos que optaron por el riesgo y los avatares del exilio para evitar los regímenes opresivos de China y otras naciones absolutistas del Lejano Oriente, en las cuales ha florecido la inversión de capitales pero bajo el control férreo del Estado, tanto para la asignación de recursos como para su distribución.
Obama y su séquito de mentores y ejecutores de tendencia izquierdista  han expresado públicamente su antipatía por el capitalismo, atribuyéndole todos los males que aquejan no solo a la sociedad norteamericana sino a la sociedad global. Desde que se posesionó de la presidencia en el 2009 ha prometido transformar a los Estados Unidos en una utopía socialista/fascista en la cual el gobierno todo lo iguala.
Es la misma fantasía de Fidel Castro, la misma que alienta a las dictaduras de otras naciones latinoamericanas y del resto del mundo y que, sin excepción ahora y en el pasado, ha conducido a la depauperación y degradación de la condición humana por la adicional pérdida de las libertades individuales. ¿No es este el mensaje que los descedientes de los inmigrantes escucharon de sus padres?
Probablemente si, pero Rush cree que el contenido se perdió con el influjo de la distorsionada enseñanza que reciben en los escuelas y colegios públicos de este país, distorsión fraguada a partir de la “revolución” cultural de 1960. Era la época en que se cuestionó al establishment y los valores tradicionales acerca de la guerra y la paz, la familia, el sexo y la democracia.
Tras la II Guerra Mundial, Estados Unidos se impuso como la primera potencia industrial, tecnológica y cultural. Pero quedó el remanente de la Guerra Fría, originada por el empeño de la Unión Soviética de expandir por el mundo un concepto distinto de gobierno basado en el control absoluto de los medios de producción y el mercado, opción antípoda de la doctrina propuesta por los Estados Unidos.
La URSS se valió de todos los recursos para extender las redes del imperio de Moscú por todos los confines. Subsidió rebeliones, se infiltró en los medios de comunicación y en las organizaciones estudiantiles sobornó a políticos y militares y sus logros fueron espectaculares. Inclusive llegó a promover guerras e invasiones en Corea, Vietnam, Cuba, Bolivia, en el África y otros continentes.
En los Estados Unidos el sabotaje y la infiltración dieron frutos notables en la academia, en Hollywood y en medios periodísticos tan importantes como The New York Times, cuyo corresponsal en Moscú mereció el premio Pulitzer por sus reportajes que ignoraron las hambrunas y muertes masivas de disidentes a manos de Stalin. Luego se comprobó que el periodista, Walter Duranty, estaba a sueldo del tirano. 
El influjo soviético no se ha desvanecido y desde el decenio de 1960 la utiopía socialista, con la que desaparecerían las injusticias y las guerras, no ha dejado de seducir sobre todo a jóvenes idealistas, algunos de los cuales se quedaron estancados en la adolescencia intelectual. Entre éstos figuran profesores, periodistas, políticos demócratas.
La educación pública primaria y secundaria es la predominante en este país y de ella se han apoderado los sindicatos cada vez más radicalizados e impermeables al diálogo. Son los sindicatos o “unions” los que controlan qué y cómo se ha de enseñar, cómo se ha de admitir y promover a los profesores, cuáles las reglas de conducta para docentes, administradores y alumnos.
Paulatinamente han ido transformando el contenido de la enseñanza bajo la inspiración de las elites izquierdistas, rechazando la idea de que los Estados Unidos sea una nación excepcional por su sistema, logros y beneficios para la humanidad. Según ellos es una nación que se ha enriquecido con la explotación de los pobres y el saqueo de los recursos extranjeros.
Claro discípulo de esa mentalidad es Barack Hussein Obama, quien ha tenido entre sus mentores, promotores e incluso autores de sus biografías a conocido elementos de la extrema izquierda, uno de ellos actor confeso de un atentado terrorista. Su retórica, desde legislador de Ilinois hasta hoy como presidente reelecto, tiene la obsesión de reiterar a cada instante lo aprendido: que Estados Unidos es una potencia en declinación, que urge transformarla.
Es esto lo que aprendieron los hijos de los inmigrantes hispanos y chinos en las escuelas y colegios, algunos en las universidades y por ello votaron en rebaño por la reelección de Obama. Están convencidos de que el gobierno es la solución, como dice Obama, para proteger al individuo desde la cuna hasta el sepulcro y que a ese designio se oponen los “ricos”, o sea los usufructuarios de un sistema capitalista corruptor y explotador.
Junto al obstáculo de los “ricos” están ciertos valores a juicio de ellos obsoletos, que impiden la consecución del ideal de la sociedad igualitaria. Por ejemplo el cristianismo y principalmente la religión católica. Celebraciones como la Navidad y su simbología de Nacimiento y Árbol, tienen que dejar de ser feriados federales porque supuestamente afectan a la neutralidad de un Estado laico.
Quisieran también erradicar la presencia y acaso práctica de los Diez Mandamientos por parecidas razones, ignorando que esta nación fue creada sobre el basamento de la doctrina cristiana -y no musulmana, como lo dijera Obama en Egipto en el 2009. La humanidad misma cambió con el cristianismo hace más de 2.000 años.
(La crucifixión de Cristo horroriza, sin tomarse en cuenta que la Vía Apia estaba llena de cruces, como 2.000, ya que era práctica común de castigo en la Roma Imperial. Roma hizo portentos que aún se mantienen intactos en la memoria, la cultura y en lo material, pero cometió atrocidades que solo fueron superadas con el advenimiento del cristianismo)
A los obamistas no les gusta la competencia del libre mercado ni el ingreso diverso que premia a los más aptos para crear y comerciar. Prefieren una igualdad de resultados, mediante el mecanismo favorito de gravar con impuestos cuasi confiscatorios a los “ricos”, a fin de redistribuir la riqueza a discreción del gobierno.
La deuda pública se ha elevado a 16.3 trillones de dólares y Obama quiere seguir incrementádola para dilapidarla en gasto público innecesario y fuera de control. Una suspensión de impuestos generales dispuesto por GW Bush hace diez años (para estimular la economía) caduca el 31 de diciembre próximo. Si no se la prorroga, habrá más impuestos por 82.3 billones de dólares.
Para evitar el precipicio, Obama pide a los republicanos que convengan en prorrogar la excepción a los que ganen menos de 250 mil dólares por año, pero no a los “ricos”. Los republicanos se niegan a elevar todo tipo de impuestos para no agravar la crisis de recesión. Pero Obama, demagógicamente, acusa de tozudez a los republicanos por su afán de defender a los ricos.
Pero el problema no es la falta de ingresos, sino el exceso del gasto. Los 82.3 billones captados a los ricos no servirían para financiar ni 9 días de gasto fiscal. No harían mella en la deuda. Lo de fondo es refinanciar el seguro social, bloquear al obamacare, reducir las pensiones de empleados públicos sindicalizados y cortar gastos superfluos. No hacerlo sería conducente a una crisis a la europea. Más impuestos acelerarían la caída con reducción de la capacidad de ahorrar y emplear. 
¿A esta transformación en proceso llaman los obamistas y demócratas una “revolución”? El calificativo es regresión, puesto que si termina por imponerse arrasaría con las conquistas logradas tras casi 300 años de aplicarse en este país una experiencia única en la historia de la humanidad: crecer y multiplicar las misma oportunidades de crecimiento a todos, en un ambiente de respeto a las libertades individuales.
Los fundadores de la Unión de 13 Colonias eran hombres sabios, sensatos y dueños de sentido común. Juzgaron al hombre tal como es, con todos sus defectos y virtudes. No idearon una república platónica para la Unión, sino una pragmática en la cual la concentración de poderes en una sola persona (rey, caudillo) fuera imposible mediante el artilugio ideado pero no aplicado en las europas de fraccionar el poder en tres, para que mutuamente se vigilen, controlen y eviten autoritarismos.
Y aunque el presidente Correa de Ecuador sostenga que esa división es obsoleta y hay que abolirla, la historia enseña que es la mejor forma de convivencia humana en búsqueda de la prosperidad. Manipular el sistema democrático para descomponerlo desde adentro, como quiere y lo están haciendo Obama y sus clones, es un acto de regresión intolerable que hay que denunciar y condenar.

Monday, November 26, 2012

PANORAMA DESOLADOR


La reciente victoria de Barack Hussein Obama dejó estupefactos inclusive a muchos de los que no votaron por él. Aunque las encuestas variaban y no siempre favorecían a su contendor republicano Mitt Romney, era evidente que todo se inclinaba por el sentido común de frenar a Obama.
Las escenas de las últimas semanas de los encuentros de Obama y Romney con sus respectivos partidarios eran elocuentes. En el caso republicano, había que buscar con urgencia auditorios más amplios para albergar al flujo cada vez mayor de gente pro Romney. En el lado contrario, los auditorios lucían semi vacíos.
La convicción de que Obama no sería reelecto se confirmó con su primer debate frente a Romney. Por primera vez los votantes pudieron apreciar y evaluar al verdadero Obama, sin el velo de misterio que había sido cuidadosa y meticulosamente tejido por sus manipuladores con el aporte vil de los principales medios audiovisuales de comunicación.
Romney no fue nada excepcional en su duelo con Obama. Fue, si, claro y contundente en la exposición de sus principios y postulados de gobierno y, por cierto, frontal en los cuestionamientos al rival. Obama, en cambio, apareció desmitificado presentándose como lo que es: el más inepto de los presidentes que ha tenido este país.
No supo contestar con propiedad a las preguntas ni objeciones de Romney y pese a la ayuda servil de la moderadora, quedó en cristalina desventaja en la contienda. Las encuestas posteriores al debate indicaban sin lugar a dudas que Obama, con semejante desempeño, había perdido las esperanzas de reelección.
Pero la reelección se dio y con cifras que descartaban la posible especulación de fraude. ¿Qué pasó? ¿Cambió en algo Obama luego de su desastrosa y reveladora actuación del primer debate? ¿Volvieron a llenarse los estadios con su presencia? ¿Dijo algo, hizo algo genial para bloquear su al parecer inevitable derrota?
La respuesta es única. No, no hizo nada. Obama siguió -y sigue siendo- el mismo ser misterioso, mediocre, sin creatividad positiva y sin otro atractivo que fomentar el odio. La primera conferencia de prensa que dio luego de triunfar, fue un mazazo al sentido común. Era el mismo, no había variado un ápice, eludió respuestas y halagó su ego con el adulo de reporteros complacientes.
Muchos sabios analistas han escrito y hablado para tratar de explicar porqué Obama sigue en la Casa Blanca. Algunos hablan del influjo de los cambios demográficos, que conceden más peso a minorías latinas, a madres solteras y a jóvenes que supuestamente respaldan matrimonios gay, abortos y otras reformas objetadas por los republicanos.
Pero mientras continúan y continúen los análisis, parece obvio que la razón principal de la derrota fue la debilidad del republicano Mitt Romney, que a la postre resultó igual o peor que John McCain quien enfrentó a Obama en el 2008. Muchos lo vaticinaron así cuando ganó las primarias, pero surgió la esperanza de victoria cuando se fortaleció al culminar la campaña.
El mayor defecto de los dos republicanos fue no luchar contra el rival con todas las armas y recursos a disposición de gladiadores. En esta lid, si el propósito es vencer, hay que buscar y atacar las debilidades del oponente tanto síquicas como físicas para desarmarlo. Romney y McCain prefirieron ignorar las falencias de Obama y el fruto en ambos casos fue una humillante derrota.
La táctica de Obama, sobre todo para la reelección, fue explotar el racismo y la lucha de clases, fomentando el odio y la envidia contra la gente de éxito, a la que acusó y acusa de ser responsable de las desigualdades en la sociedad norteamericana y en el mundo. Su fórmula para remediarlas es la redistribución de la riqueza.
Pero no una distribución de vasos comunicantes, como la cree el vulgo, según la cual la riqueza de los ricos fluya directamente a las alcancías de los pobres. Sino mediante la acaparación de los excedentes del sector privado por parte del Estado, mediante impuestos y otras intervenciones directas, para luego diseminarlas a discreción a través de beneficios como subsidios, bonos de alimentos y otros.
Romney no fue convincente en persuadir a los votantes de esta falacia que ha fracasado en todas las instancias históricas en que se la ha aplicado con regímenes fascistas/comunistas y que está fracasando ahora mismo en Europa. Los gobiernos no crean riqueza, la absorben y cuando el gasto sobrepasa a los ingresos, se endeudan. Obama ha roto los récords de endeudamiento con la cifra abstracta de 16,2 trillones de dólares.
Si se obstruye al sector privado, único generador de la riqueza y se aumenta la deuda con inflación, el crash está ad-portas. La emisión de moneda, sin el freno del respaldo oro, no puede ser ilímite. Si al propio tiempo el desempleo aumenta, junto con los precios, el endedudamiento será imposible y sobrevendrá la catástrofe.
Romney desperdició el avance logrado tras el primer debate. En los dos subsiguientes, prefirió no atacar las debilidades de Obama y omitió referirse, por ejemplo, al escándalo de Benghazi, en Libia, donde murieron el embajador de Estados Unidos y otros tres funcionarios, masacrados por terroristas por negiligencia de Obama, que negó pedidos oportunos de auxilio militar.
Jamás Romney exigió a Obama que desbloquee documentos de su paso por las universidades, de cómo y por qué obtuvo el Social Security en Connecticut (donde nunca residió), su partida de nacimiento, el origen de sus pasaportes, las visas de viaje de Indonesia y otros misterios que indican que Obama no es estadounidense por nacimiento y que obtuvo becas de estudios como estudiante extranjero.
Claro que Romney cometió errores como el aconsejar a los inmigrantes ilegales que se auto deporten, pero ello solo no explica porqué los hispanos votaron por él casi en un 75%. Romney no les atrajo y si Obama que irónicamente promueve un estilo de gobierno tercermundista, del cual se supone han escapado y escapan los latinoamericanos.
Si a Obama no se le despojó de su áurea mítica de protector de los pobres y de los inmigrantes desamparados, era lógico que la gente desinformada prefiriese votar por él y no por un Romney, identificado con la clase empresarial explotadora, a la cual la retórica populista invitaba a castigar.
¿Por qué Romney y su maquinaria de propaganda no se dedicaron a combatir la desinformación sobre la historia de este país? Obama acusó y acusa a los republicanos de esclavistas y extorsionadores. ¿No fue Lincoln republicano? La concentración del poder económico en monopolios llegó a extremos a comienzos del siglo pasado. ¿No fue el republicano Theodore Roosevelt quien quebró a la Standard Oil y demás?
Los negros votaron casi sin excepción por Obama (mulato sin ancestro esclavista) en el 2008 y 2012. Pero asesinado Lincoln, fueron los demócratas los que se opusieron a la igualación ciudadana de los negros y para ello crearon grupos de terror como el Ku Klux Klan para linchar a la gente de color, hasta muy entrado el siglo XX.
Las mujeres, especialmente jóvenes y madres solteras, también votaron por Obama, sin recordar que el voto para ellas fue conquistado en 1916 tras dura y prolongada lucha contra la oposición demócrata. Y fueron éstos los promotores de la legalización del aborto en 1973, con el principal objetivo de limitar el aumento de la población negra. Desde entonces más de 55 millones de seres inocentes han sido asesinados, la mayoría negra, en holocausto peor que la propia esclavitud.
En suma, Romney perdió ante Obama porque decidió, por razones que hasta la fecha se ignoran, no emplear su mejor arma de combate: la verdad. Los resultados de tal resolución y la de los sabios que la han aconsejado están a la vista: un panorama desolador para este país y el mundo, que no se sabe cómo ni cuándo se esclarecerá.