Friday, December 23, 2011

¿SE TAMBALEA EL GOP?

En los Estados Unidos, contrariamente a lo que sucede en otros países como Venezuela, Ecuador o Argentina, el Ejecutivo no tiene que manipular la ley para desarmar el rol de los medios de comunicación como escrutadores de las actuaciones gubernamentales.

Porque aquí, con pocas excepciones, los mayores diarios y cadenas de radio y TV son incondicionales del actual gobernante izquierdista Barack Hussein Obama. Pero son severísimos investigadores de todo lo que concierne a la vida personal y política de sus contendores, mucho más cuando aspiran a disputarle la reelección en el 2012.

Las elecciones primarias para designar al candidato presidencial republicano aún no han comenzado (se realizarán de enero a junio del año próximo), pero ya los medios han emprendido una feroz batalla contra los aspirantes, anticipando la victoria de Obama, ciudadano de cuya historia nada se conoce por silenciamiento de los medios.

En la campaña del 2008, las baterías de los periodistas de izquierda se enfilaron contra John McCain, su rival, aduciendo que no era ciudadano norteamericano de nacimiento, pues nació en Panamá cuando su padre, un militar, estaba asignado a esa plaza. El Congreso aceptó la demanda y la desechó, porque la plaza de Panamá era territorio de los Estados Unidos.

Pero no quiso conocer la demanda para que Obama exhiba su partida de nacimiento que hasta la fecha no se la conoce. No se sabe si nació en Hawaii o en Kenya. Pero aún si su lugar de nacimiento físico era en Hawaii, estaría descalificado para la presidencia porque su padre era kenyano. La Constitución manda que los dos padres del aspirante sean norteamericanos por nacimiento.

También los medios y las cortes han obstruído todo intento por conocer detalles de la vida estudiantil de Obama en Hawaii, Indonesia, California. Se presume, con documentos, que adoptó la nacionlidad de su padre adoptivo de Indonesia para viajar por Oriente. Y que ganó una beca Fulbright para estudios universitarios en USA, que solo se conceden a exrtranjeros.

Durante tres años de gobierno Obama ha destruido a la economía de los Estados Unidos y, por rebote, a la economía mundial. El desempleo no baja del 9%, acaso llega realmente al 11% y la deuda se ha disparado a más de 15 trillones de dólares, equivalente a la riqueza nacional o PIB.

Al igual que en Europa, donde el proceso de deterioro de la economía parece ser modelo para Obama, aquí se quiere solucionar el problema de la deuda con más deuda y el desempleo con más desempleo. Pero con miras a la reelección de Obama en noviembre del 2012, los medios ya manipulan la información y las perspectivas, para sugerir que la depresión ha comenzado a declinar en los Estados Unidos.

Hablan de una reducción del desempleo al 8.6%, pero ello obedece a que la pensión de desempleo (en que se basa el índice) ha caducado para muchos o han renunciado a ella por otras razones que la obtención de un empleo. De todos modos, la tasa de desempleo aún es muy alta y para fomentar la creación de empleo Obama pide...más impuestos y más deuda.

En gesto infantil, como para contradecir su obsesión por los impuestos a los “ricos”, el régimen en los últimos días ha exigido a los congresistas que aprueben la prórroga del no pago de un 4.2% del “impuesto” que en los roles de pago se asigna para el fondo del Seguro Social. La oposición se resistió, porque perjudica al cuasi quebrado Seguro Social.

Pero Obama y sus áulicos demócratas y por cierto los medios desataron una campaña para acusar de contradictorios y “clasistas” a los republicanos, porque de un lado defienden la no suspensión de la prórroga de los impuestos a los “ricos”, pero si cuando se refiere a los “pobres” de la clase media y baja.

Los argumentos no tienen sustento. El “impuesto” al seguro social no es tal, es la contribución de todo empleado al fondo general de la institución, (no al fisco). El cual se está desfinanciando a medida que sube el número de pensionistas y baja el de los trabajadores aportantes. Obama quiso gravar a los ricos en compensación y fue rechazado. Pero a la postre ese beneficio temporal (de dos meses, acaso prorrogable a un año, de no más de 40 dólares por mes por persona) se verá compensado con otro impuesto a los que buscan una segunda hipoteca tras el desastre en el mercado hipotecario. ¿Irá ese fondo al SS o al fisco?

La Cámara de Representantes, de mayoría republicana, se vió vilipendiada por Obama y los medios por su actitud de resistencia. A la final cedió hoy, aceptando que la prórroga sea solo por dos meses y que ello no altera sus principios ni concede una victoria política al presidente. No lo ven así los medios, que consideran que la solución de hoy catapulta a Obama a la reelección.

La realidad es que el fondo del SS, con esta medida, dejará de recibir unos 140.000 millones de dólares, lo que acentúa su riesgo de quiebra para el año 2020. Los republicanos plantean alternativas para salir de la crisis, como la chilena, pero los demócratas siguen obtusos y creen que más gravámenes a los ricos equilibrarán al SS y bajarán la deuda.

La verdad es otra, que se la ve a través de la historia y ahora en Europa. La mentalidad socializante y estatizante, ahora y aquí o en cualquier parte, se aliena de la realidad. Supone que la riqueza social brota de la explotación de los pobres, no del ingenio empresarial privado, el mercado libre y competitivo, el ahorro y la inversión. Afirma que la pobreza terminará si el Estado comienza a repartir esa mal adqurida riqueza.

Los resultados no son la baja de la deuda ni de la pobreza, sino todo los contrario. La deuda de 15 trillones y más de dólares no disminuiría sino en mínimo porcentual si se confiscara toda la riqueza de todos los ricos de los Estados Unidos. Si los ricos desaparecen o fugan ¿quiénes crearán fuentes de trabajo? ¿Los pobres? ¿Sin recursos ni conocimientos? En cuanto al gobierno, los empleos públicos se financian con impuestos a los empresarios privados y a los consumidores. Si se volatiliza la riqueza con más gasto fiscal, el colapso general es inevitable.

Obama no puede hacer una campaña defendiendo los logros de su gobierno, porque su gestión ha sido negativa. Tiene, pues, que armar su equipo Goebbels de propaganda para aniquilar al adversario. Ya lo hicieron con Herman Cain, luego con menos esfuerzo contra Rick Perry y ahora están contra Newt Gingrich. No quieren ningún sólido contendor, sino uno al estilo John McCain. Esa ficha, deleznable, es Mitt Romney.

¿Qué podría defender Obama? El repliegue de tropas en Irak y acaso muy pronto de Afganistán, dejarán todos los esfuerzos pro paz de las fuerzas militares en veremos. La insurgencia terrorista en Irak se ha renovado. En Egipto y Libia, el extremismo musulmán está al comando y a Israel lo ha aislado.

Los jueces, en su mayoría de izquierda, siguen legislando en favor de la causa centralista de gobierno. Cuando Gingrich dice que esa situación no debe continuar, pues está en contra del equilibrio de poderes de la Constitución, brota un vocerío que afirma que Newt es un dictador. Gingrich razona, da ejemplos como la negativa de los jueces a considerar a los terroristas de Guantánamo como enemigos combatientes y si como delincuentes sujetos a los derechos constitucionales en tiempos de paz.

Pero los demócratas son impermeables. El Procurador General, que parece clon ideológico de Obama, se opone a que en los comicios los que van a votar presenten su identidad, porque ello atentaría contra los derechos de las minorías que no pueden adquirir dichos documentos. Lo cual es falso. Como falso también es oponerse al uso de la identidad previa a votar, asunto común en todo tipo de acciones y transacciones de la vida diaria.

La exigencia de la ID rige en 27 Estados, fue propuesta por Jimmy Carter, un presidente demócrata y respaldada por Clinton. La negativa de Obama y Eric Holder, el Procurador, vaticinan un posible recurso del fraude desde la matriz de la mafia en Chicago, que tan bien funcionó para dar los votos que le faltaban al pspá de John F Kenney para ganar las elecciones de su hijo en noviembre de 1959. El juez federal negó hoy a Carolina del Sur el derecho a exigir la ID antes de votar...

Para colmo, aparece también hoy otro posible baluarte de Obama para debilitar al partido republicano y asegurarse la reelección: Donald Trump, el magnate de bienes raíces y frecuente personaje de televisión. Anunció que se desafilia del partido republicano para postularse como candidato presidencial por una tercera opción.

Fue Trump quien fraguó una campaña para que Obama exhiba sin más demora el misterioso certificado de nacimiento en Hawaii. Al fin lo presentó luego de un “suspense” de telenovela y Trump, sin más, lo aceptó como legítimo y afirmó que la polémica sobre el tema quedaba oficialmente archivada.

Lo cual está muy lejos de la verdad. Ese documento, según expertos de todos los niveles y posiciones ideológicas, es fraudulento. Y si el candidato republicano a la presidencia para los comicios del 2012 es honesto y no teme inclusive por su vida, tendrá que hacer unos de los motivos centrales de campaña la necesidad de clarificación de este tema vital.

Si el nominado es Mitt Romney, el asunto no será tocado. Tal como ocurrió con McCain. Y Obama será reelegido y con él la epidemia estatizante que ha azotado a Europa y otros confines, como la plaga previa a la II Guerra Mundial, se habrá afincado acaso por mucho timepo en estas tierras hasta ahora precariamente libres.


Sunday, December 11, 2011

GINGRICH vs SOCIEDAD IGUALITARIA

Newt Gingrich se consolidó en el debate de anoche como favorito para ganar las elecciones primarias del partido republicano como candidato presidencial para enfrentar al presidente demócrata Barack Hussein Obama, que busca ser reelegido en noviembre del 2012.

Confirmó no solo ser el más hábil debatiente sino el más sólido defensor de los principios republicanos en los campos de la economía, los derechos civiles y la política internacional. Era la primera vez que aparecía como líder en las encuestas y salió indemne de todos los intentos que hicieron los otros candidatos para disminuirlo.

Con argumentos volvió a criticar a Obama por conducir a la nación hacia el socialismo, con estancamiento de la economía (desempleo del 9%) y un exceso de restricciones para frenar el ahorro y la inversión. A lo que se añade la deuda de l5 trillones de dólares en tres años, la más alta en la historia nacional.

La receta para salir de la crisis, que compartieron los otros cinco candidatos del debate, es la de reducir las cargas impositivas a toda la población, incluidos los “ricos”, en la convicción y con la evidencia de que ello estimula ese ahorro e inversión cuya ausencia ha generado la actual crisis recesiva.

La fórmula no es nueva, ni exclusiva de este país. Se la ha aplicado antes en los Estados Unidos, en Bolivia, Lituania y otros países de la antigua URSS. En todos los casos ha funcionado bien. La mayoría de los estadounidenses lo sabe y por eso rechazó el mal gobierno de Obama en los comicios parciales de noviembre del año pasado.

En ese evento, la votación de oposición fue abrumadora y la victoria de los republicanos espectacular en la Cámara federal de Representantes, en las legislaturas estatales, gobernaciones y otras funiones de elección popular. Pero Obama desoyó la advertencia y contrariamente a lo que hiciera el demócrata Bill Clinton en 1994 (con Gingrich como líder de los Representantes), no modificó un ápice su conducta ni sus relaciones con los legisladores del bando opuesto.

Peor aún, en su discurso en Kansas de la semana pasada, Obama tuvo la audacia de afirmar que la crisis económica actual es resultado de la falla del modelo político y económico capitalista que ha regido en los Estados Unidos por más de dos centurias, causante de la concentración de la riqueza en pocas manos, con la explotación de los más.

Nunca antes Obama se había expresado con tanta claridad acerca de su verdadera concepción política, que muchos ya la habían definido con anterioridad, con la aceptación de pocos. La contrapropuesta al supuesto fracaso del sistema capitalista y liberal es, a su juicio, potenciar aun más al gobierno central en pos de una sociedad igualitaria.

Si se confirma a Gingrich como candidato presidencial republicano, Obama se verá en graves aprietos y no tanto por las cualidades oratorias superiores de su rival, sino por un grave déficit en su bagaje cultural: desconocimiento de la historia. Gingrich tiene un doctorado (PhD) en esa disciplina y ha escrito 24 libros sobre historia.

Cuando Obama dice en Kansas que el modelo capitalista de libre mercado ha fracasado y que hay que sustituirlo por cualquiera de las recetas estatistas/fascistas, Gingrich puede refutarlo con facilidad, basado en lahistoria: USA es la nación más próspera de todos los tiempos, al par que todos los proyectos utopistas igualitarios han terminado o están por terminar en escombros.

Dijo Obama, por ejemplo, que la reducción de impuestos es una teorìa que no ha funcionado. En 1920 el presidente Warren Harding bajó los tributos del 73% al 25% y la economía creció en 10 años un 59% al ritmo del 6% anual, hasta 1929 en que se produjo la Gran Depresión como resultado de intervenciones contraindicadas en la economía de mercado.

En 1960 el presidente John F Kennedy redujo las altas tasas impositivas del 91% al 70% y hasta 1968 la economía creció un 42% a un ritmo del 5% anual. Con Ronald Reagan, que heredó una recesión menos severa que la actual, los gravámenes bajaron del 70% al 28%, con una expansión de la economía al 4%.

Finalmente, con George W Bush los cortes de impuestos, que aún siguen vigentes, permitieron elevar la tasa de crecimiento de la economía del magro 1.7% al 4.1% hasta mediados de 2004, cuando sobrevino la crisis hipotecaria, fruto de la presión demócrata sobre el mercado para que se concedan créditos irrecuperables, garantizados por el gobierno.

¿Qué ha hecho Obama para enderezar la economía, en trurbulencia a fines del mandato de su predecesor? Aumentó la deuda pública, lanzó 787 millones de dólares al rescate de bancos en problemas y de corporaciones en quiebra, como la General Motors. Prometió crear 3.3 millones de empleos, pero la cifra de desempleados subió a 13.3 millones.

No obstante el rechazo popular de noviembre del 2010, Obama no ha cedido en nada y presiona para aumentar los impuestos a los ricos. Como para camuflar, pide continuar con el corte del 6.2% de impuestos a los sueldos, destinados a financiar el fondo de seguridad social.

Los republicanos del Congreso no quieren más impuestos y se resisten a extender el no pago del 6.2%, porque ello agravaría el desbalance del fondo de seguridad social, cercano a la quiebra. Proponen cerrar todos los intersticios de evasión tributaria para grandes y pequeñas corporaciones y fortunas personales, así como emprender en una reforma sustancial del sistema tributario, para favorcer el crecimiento.

Estas medidas, como quieren Gingrich y los demás pre candidatos republicanos, crearían empleos, ingresos y más tributos, más aun si paralelamente se reduce el gasto público con una deuda que iguala ya en un 100% a la riqueza nacional o PIB. Pero si este conjunto de medidas se aplicara, habría un efecto colateral poco atractivo para Obama y sus ideólogos: el influjo gubernamental se debilitaría.

Sin un gobierno interventor, el mito de la sociedad igualitaria no es posible. Quitar a unos para ficticiamente dar a otros, solo cabe con el uso de la fuerza, cuando la vía legal de imponer impuestos no baste. La “igualdad” no llega nunca, pero en la ilusoria búsqueda la libertad se sacrifica. La confiscación no se redistribuye, aumenta el poder central y si se traduce en migajas, como subsidios, no genera ni empleo ni riqueza.

La sociedad igualitaria como objetivo nacional, no figura en la Constitución ni en la Biblia. No hay seres humanos idénticos, se diferencian en sus huellas dactilares y sus DNA. Tienen en común que se necesitan unos a otros, para relacionarse, convivir, procrear. En unos y otros hay virtudes y defectos, con mayor o menor intensidad. La convivencia, si pretende ser pacífica, tiene que sustentarse por tanto en un acuerdo de conducta aceptado por las partes.

El acuerdo no puede surgir si se parte del principio de que todo ser humano es igual, por lo cual todos los bienes tienen que repartirse por igual. Esa igualdad, que solo puede buscarse por la fuerza, a más de atentar contra la libertad convertiría en desigual al grupo dueño de la fuerza y por tanto de poder y privilegios.

Eso se ha observado a lo largo de la historia, con regímenes monárquicos y autócratas y con ensayos fascistas y comunistas o socialistas, al estilo de la Europa de hoy. Obama quiere más impuestos para crear más empleos públicos, pero ese dinero no viene del aire, sino del sector privado. Por ello Europa está en quiebra, por ello puede quebrar también los Estados Unidos con cuatro años más de Obama.

Los humanos, distintos individualmente, tienen en común el deseo de prosperar y esa aspiración está consagrada como un derecho inalienable en la Declaración de Independencia y a lo largo de la escueta Constitución de los Estados Unidos. Para alcanzar la prosperidad no hay método más eficaz que la libertad, la libertad de oportunidades y la libertad para expresarse, crear, comerciar, ahorrar a invertir.

Cuando esas libertades se vulneran, el modelo norteamericano de hace casi 300 años empieza a fracturarse. El remedio no es acabar con el modelo, como quiere Obama, sino rescatarlo y refrescarlo. La historia y el sentido común lo aconsejan. Pero hay quienes, con una mentalidad torcida por años de adoctrinamiento radical, que no piensan lo mismo.

Para frenarlos, la solución está en manos de la vasta mayoría de votantes que ya se pronunció en ese sentido con el Tea Party en noviembre del 2010 y que ha estado latente a lo largo del actual proceso para la nominación del candidato republicano. ¿Será Gingrich el líder escogido para fraguar la victoria? Todo parece indicar que si.

Monday, December 5, 2011

Y AHORA QUEDA GINGRICH

Barack Hussein Obama acaba de librarse de quien pudo convertirse en uno de los mayores escollos para lograr su reelección en noviembre del 2012: Herman Cain. La alternativa que queda es la de Newt Gingrich, contra el cual ya comienza a funcionar la maquinaria demócrata para desprestigiarlo.

Cain, un republicano negro conservador, había escalado vertiginosamente la escala de popularidad en las encuestas y apuntaba como serio contendor de Obama, no solo por su etnia sino por sus propuestas concretas para sacar al país del descalabro económico y reivindicar los principios sustantivos de esta nación, en declive con el actual régimen.

Con Cain como rival, Obama se hubiera visto frenado en su campaña que maneja dos únicas armas: el odio racial y la lucha de clases. Porque no puede ni podrá pedir al pueblo que lo reelijan en premio a lo que ha hecho en su primer período: destruir la economía en lo interno y debilitar al país en el frente externo.

Con Cain, por ser negro, el argumento de que la crítica al desgobierno de Obama nace del odio racial se habría anulado automáticamente. E igual en el caso de pretender acusar a los ricos del déficit y el desempleo en el país, males que quiere combatir gravando más a la clase empresarial, que es la creadora de empleos.

El republicano Cain (próspero empresario surgido de una familia modesta con ancestros esclavos) propuso una reforma tributaria simplificada del 9/9/9, con baja tributario en esos porcentajes para estimular el ahorro y la inversión, con la subsecuente explosión de empleos e ingresos fiscales, al tiempo de reducir el explosivo gasto público que con Obama ha llegado a más 15 trillones de dólares, o 100% del PIB.

No hay pruebas, pero acaso podrían surgir en el futuro, de que la mafia de Chicago que promovió a Obama y lo colocó en la Casa Blanca, fue la que se financió la salida a pantallas de la TV y diarios de las tres desconocidas damas que supuestamente tuvieron amoríos extra maritales con Cain hace 10 y 14 años.

Nunca hubo pruebas concretas de las acusaciones, pero la campaña pro Cain quedó en escombros. Aunque el candidato ha negado hasta el último la veracidad de los cargos, quedó la duda y su credibilidad se vino a cero, a lo que se añade su debilidad extrema en las respuestas sobre polìtica internacional en debates y entrevistas.

La maquinaria trituradora de Chicago, una vez sepultado Cain, apunta ahora a Gingrich. No les preocupa mucho el mormón Mitt Romney, ya que su candidatura aparece frágil y tan fácil de quebrar como ocurrió con John McCain hace cuatro años. Lo “liberal” y “conservative” en ambos se halla tan imbricado que se avizoraría otra derrota que los republicanos no la quieren volver a sufrir en el 2012.

Gingrich tiene muchos defectos, pero nadie puede dudar de su trayectoria republicana y conservadora nítida, desde su colaboración con Ronald Reagan para recuperar al país tras la pesadilla demócrata con Jimmy Carter hasta cuando con Bill Clinton y como líder de la Cámara de Representantes, impulsó una revolución para equilibrar el presupuesto y frenar el gasto público excesivo.

Pero junto con su récord, Gingrich exhibe un poder de oratoria sin par que la sustenta con un torrente de ideas, hechos, lógica y agilidad mental. Algunos lo critican por su elocuencia a veces desbordada y le reclaman disciplina en este aspecto y en general en el contenido y alcance de sus declaraciones, que las emite en todo orden de temas y en cualquier foro.

Pero evidentemente sería preferible alguien con un arsenal de ideas y la virtud de expresarlas con claridad y persuasión, que tener déficit de ellas, que es el caso de muchos, sobre todo de Obama. De ahí que inclusive algunos rivales republicanos por la nominación, como Romney, han declinado presentarse con él para debatir “mano a mano”.

Por cierto habrá quienes no miren con buenos ojos a Gingrich por sus dos divorcios y tres matrimonios. Él ha admitido que son errores de conducta y carácter que deplora, pero afirma que su vida ha cambiado con su tercera esposa y su conversión al catolicismo. Refuta igualmente críticas a pronunciamientos y funciones como asesir no muy ortodoxos desde el punto de vista conservador, pero garantiza que son cosas del pasado que no se repetirán.

Para quienes consideran que impedir cuatro años más de Obama es vital para la supervivencia de esta nación como la idearon los fundadores, la disyuntiva entre Gingrich y Romney no parece difícil en favor del primero. Una última encuesta que encabeza Gingrich en Iowa coloca al libertario (cuasi anarquista) Ron Paul en segundo lugar, por sobre Romney, pero ese registro parece errático y por ende temporal.

Obama será y ya es un feroz e inescrupuloso candidato que esgrimirá todo tipo de herramientas, por tóxicas que fueren, para amedrentar y humillar al rival que los republicanos nominen el próximo año. Romney no resistiría por lo cual resta la esperanza de que Gingrich sea el escogido, con la misión de asumir el papel de un luchador sin las cobardías de McCain.

Para demostrarlo Gingrich tendría que repeler las estrategias y tácticas de Chicago con las preguntas preguntas directas que McCain se rehusó a hacerlas sobre el misterioso Obama, entre otras su certificado de nacimiento, la historia de su paso por escuelas, colegios y univesidades con documentos y testimonios, sus viajes con pasaporte indonesio, la beca Fulbright que obtuvo y se concede solo a estudiantes extranjeros, su certificado fraudulento de seguridad social.

Aparte de estos asuntos trascendentales de su personalidad, Gingrich será sin duda el más apto para debatir con Obama sobre su proyecto de socialización a la europea y su constante negativa a considerar a los Estados Unidos como un país de excepción por los logros económicos y culturales resultantes de la institucionalidad democrática, inviolada en casi 300 años.

Los “ocupantes de Wall Street” han popularizado el slogan de que representan la resistencia del 99% de la población frente a la opresión del 1%. Pero ahora el país va a la deriva, de la que trata de librarse Europa, por influjo de una ideología extremista que comparte un 1% de la población (para parodiar la exageración de los “ocupantes”) que controla el gobierno, los medios y las universidades.

El 99% piensa distinto y cree en esta nación tal como fue diseñada por los fundadores, un grupo excepcional y pragmático de pensadores y hombres de acción que a fines del siglo XVIII entendió que los seres humanos no son ángeles de utópicos paraísos, sino seres con defectos que se pueden y deben corregir en un ambiente de institucionalidad democrática.

Si Obama, por algún hecho impredecible o por arte de magia de la mafia de Chicago sigue en el poder cuatro años más, el “sueño americano” acaso podría dejar de ser tal. Como lo desea ese 1% adoctrinado en las universidades desde los años 1960.