Sunday, April 29, 2007

EL BANCO MUNDIAL, CORREA, BUSH

Sorprende la celeridad con la que algunos columnistas del Ecuador y el mundo se han solazado con el conflicto por el cual atraviesa el actual presidente del Banco Mundial Paul Wolfowitz, designado para esa función por el presidente de los Estados Unidos GeorgeW Bush.
En el caso ecuatoriano, la reacción podría entenderse como un gesto de solidaridad con el gobernante Rafael Correa, quien acaba de expulsar al representante del BM en Quito, paso primero para cortar toda relación con esa organización a la que ha lanzado los peores epítetos.
Pero a todos los comentaristas que han disfrutado con el conflicto les une una actitud común: su odio al presidente norteamericano y, en el fondo, su odio a todo lo que esté vinculado con el estilo de vida cultural, político y económico de los Estados Unidos (léase envidia).
Aún cuando ahora se dispone de la maravilla del Internet para acceder a todas las informaciones referentes al tema, los críticos parecen seleccionar únicamente aquellos datos y enfoques que pudiesen favorecer a sus análisis prejuiciados sobre el tema.
Desde luego que lo ideal habría sido que Wolfowitz, viceministro de Defensa a la época en que se tomó la decisión de deponer al tirano Hussein de Irak por no acatar las resoluciones de las Naciones Unidas sobre desarme de armas nucleares, estuviese libre de todo pecado mayor o menor para desempeñar el cargo.
Por desgracia, ese ideal no se cumplió. Su grave falta fue tener una relación amorosa con una funcionaria del BM de relativo alto nivel. Pero nada más. Fue él mismo quien reveló esa relación durante los interrogatorios previos a la confirmación de su nombramiento. Advirtió que si se lo confirmaba en el cargo habría que estudiar la manera de evitar un conflicto de intereses en esa relación.
Para ello se designó una comisión tripartita independiente. Ésta concluyó que si bien la dama en mención estaba en un nivel cuarto o quinto de subordinación al presidente del Banco, se recomendable trasladarla a otras funciones, fuera del recinto bancario. El lugar elegido fue una dependencia del Departamento de Estado.
De acuerdo con las reglas en vigencia, ese tipo de movilización implica un reajuste salarial para compensar la forzada suspensión en la carrera de la funcionaria aludida. La fijación de tales compensaciones no fueron de decisión unilateral de la primera autoridad del organismo, pero ello no bastó para evitar que brotara el escándalo.
Gente enterada de lo que realmente ha ocurrido en el interior del BM luego de la llegada de Wolfowitz señalan que la verdadera causa del escándalo es su férrea política para frenar la corrupción de la burocracia de este ente, financiado en su quinta parte con fondos de los Estados Unidos.
El BM nació tras la segunda guerra mundial para combatir a la pobreza. Pero con el paso del tiempo, burócratas comprometidos con gobernantes corruptos de las naciones receptores distorsionaron la misión. Los fondos para combatir la pobreza en realidad engrosaron las cuentas de los tiranuelos y no solo no crearon riqueza, sino que acentuaron la miseria y la prolongación en el poder de los regímenes corruptos.
África fue el centro de atención de Wolfowitz. Mucho se ha logrado corregir en esa área y son precisamente los gobernantes modernizados y honestos de la región los que mayor respaldo han ofrecido al presidente del Banco cuestionado para que no sea depuesto por presión de burócratas y países comprometidos.
Francia, Alemania, Rusia y otras naciones europeas comandan la oposición a Wolfowitz. Son los mismos países que comerciaron y cobraron coimas de Hussein dentro del programa Alimentos por Petróleo de las Naciones Unidas y que se opusieron y se siguen oponiendo a la intervención en Irak.
Los europeos quisieran que Wolfowitz sea reemplazado por alguno de ellos. Cuentan para ello con el respaldo de los burócratas que quieren que nada cambie en el BM para seguir en goce de sus jugosos salarios y de las coimas al estilo de Hussein de regímenes corruptos.
En el Ecuador el presidente Rafael Correa sacó a empellones del Ecuador al representante del BM porque éste había retenido el otorgamiento final de un préstamo de 100 millones de dólares cuando Correa era ministro de Economía de su predecesor, Alfredo Palacio.
Correa considera eso insultante. Pero la razón era simple: Correa y Palacio, de modo unilateral, terminaron con el fondo de reserva para contingencias que se alimentaba con los excedentes de los precios del petróleo. El fondo se utilizó para dilapidarlo en “gasto social”, echando al cesto el objetivo de mantenerlo como reserva para contingencias, lo cual fue acordado con el BM.
El BM, que integran 184 países, no impone nada: simplemente discute con los gobiernos para concederles préstamos de lucha contra la pobreza de acuerdo con planes y estrategias de aplicación y corrección del gasto superfluo. Si el gobierno de turno no acepta las condiciones, simplemente no se firma el acuerdo. Pero si lo firma, deberá cumplir con el acuerdo.
El emplear el fondo de contingencia a capricho es un acto de corrupción en el manejo de las finanzas públicas. Algo que contradice las políticas del presidente Paul Wolfowitz. Correa y los columnistas pueden decir lo que se les antoje al respecto, pero esa es la realidad.
(Esos columnistas que ahora condenan a Wolfowivitz por su “affaire” con una funcionaria del BM exculparon como pecadillo sin importancia que el presidente Clinton tuviera sexo oral con la pasante Linowitz en un rincón de la Oficina Oval. Y que luego perjurara ante los jueces. negándolo. Y Son los que también dirán horrores del subsecretario de Estado Tobias que fue removido al ser sorprendido en sus vinculaciones con prostitutas a domicilio. Doble estándar para los “liberals” de aquí y de todo el orbe).
Correa sigue mientras tanto en su tránsito hacia la autocracia total. Condena al BM, al FMI y busca el aislacionismo total, salvo con el reducido círculo o circo de los Tres Chiflados con Hugo Chávez y Evo Morales, a los que debería sumarse el líder sandinista Daniel Ortega de Nicaragua, todos ellos bajo el control del fantasma de Cuba Fidel Castro.
Solo falta que Correa imite a Chávez y amenace también con emigrar de la OEA.Para adherirse quizás, de una vez por todas, al jihadismo de Ahamdinejad. Del Irán. Quizás una buena oportunidad para ello podría ser la marcha que Correa encabezará este primero de mayo en protesta contra las injusticias d el imperialismo yanqui “contra todos los trabajadores y todos los seres inocentes y desvalidos del mundo”.
Si hay desmanes durante las manifestaciones por las calles ¿apresarán a su principal promotor?

Saturday, April 28, 2007

EL PRESIDENTE CORREA ¿UN LOCO DE ATAR?

El presidente ecuatoriano Rafael Correa continúa arremetiendo delirante contra todo y contra todos, lo que parece confirmar el criterio de algunos especialistas de que este personaje es un psicópata.
Nada ni nadie que se le opongan le merecen respeto. Con el discurso radial sabatino que hoy difundió desde Ibarra, la catarata de sus insultos y amenazas parece que no va a tener contención. Pero podría ser indicio de que terminará lanzándose al vacío.
Ahora centró sus ataques y vituperios contra el Diario El Telégrafo, que ha osado poner un título que no le agradó acerca de su visita abrupta a una sesión de la Superintendencia de Bancos. El título decía que “Correa asaltó” a dicha institución.
Afirma Correa que allá fue como visitante, no para presidir la sesión del organismo autónomo y debido a que “algo gravísimo” está ocurriendo con el sistema bancario. No reveló a qué se refería pero si acusó a la superintendencia de no actuar y al superintendente de ser “incompetente”.
Correa tiene el respaldo del 82% de los que votaron por el SI para la asamblea constituyente, pero eso no le da derecho a decir sandeces. Cuando un jefe de Estado llega a la sesión de un organismo subalterno –aunque en teoría sea autónomo-, instantáneamente pasa a ser la máxima autoridad.
La Superintendencia y el Superintendente cayeron en desgracia porque su titular no obedeció inicialmente el mandato del gobierno de autorizar el nombramiento de presidente del Banco de Fomento a un individuo descalificado. Éste a la postre recibió forzadamente el cargo: se trataba del padrastro de Correa.
El Superintendente, cuyo nombramiento fue propuesto por el propio Correa, su compañero de cátedra en la Universidad San Francisco, volvió a caer en desgracia al negarse a nombrar a una quinta integrante de la junta directiva de la junta directiva. La dama estaba y está en litigio con el Banco Central, cuyo gerente es miembro nato de la junta.
Pero como en anteriores ocasiones, Correa se impuso. El superintendente fue a una clínica a recuperarse del estrés y la candidata fue aceptada como lo quiso su proponente. Lo que sigue será una reforma total de la Superintendencia, de suerte que siga todos los designios y directrices de Correa. La autonomía, pues, quedará abolida.
El caudal de venenosa retórica de Correa es incontenible, supera con mucho a predecesores de de otros matices como Velasco Ibarra, Abdala Bucaram o León Febres Cordero. Y Correa no se detiene en el verbo, pasa a las acciones. Demolió al Congreso, subyugó al Tribunal Supremo Electoral, se burló del Tribunal de Garantías Constitucionales y tiene puesta su mira en la asamblea constituyente cuyos 130 integrantes se elegirán el 30 de septiembre, para instalarse en noviembre de este año en Montecristi.
Habrá tiempo suficiente para que seleccione a los candidatos y los envíe a cursos intensivos de aprendizaje en Caracas y La Habana. Podría dividir a sus 100 incondicionales (ya ha prometido dejar un 25% a los “grupillos de la oposición”) en cuotas de 20 para los seminarios de adoctrinamiento. En lo doctrinario no será difícil el aprendizaje: decir SI, como en las elecciones, a todo lo que ordene Correa.
Pero tendrán que adiestrarse en estrategias y tácticas para aplicar con parecida brillantez en el Ecuador el “socialismo bolivariano del siglo XXI” del presidente venezolano Hugo Chávez, inspirado por esa suerte de Mío Cid Campeador que es Fidel Castro. En la receta estarán incluidas fórmulas para crear células de espionaje barriales, ataques a los ricos en todas sus formas, silenciamiento a medios libres de comunicación, chantajes, secuestros.
¿En qué consiste el “socialismo del siglo XXI” que Correa quiere para el Ecuador? Básicamente trata de suplantar el rudimentario sistema capitalista que ha estado rigiendo en el país por otro en el que el control de los medios de producción siga predominantemente en manos del Estado. Cree que el “neoliberalismo” y el “globalización” han aumentado la miseria en los países del tercer mundo como el Ecuador.
Cuando Correa habló recientemente sobre su plan económico, una crónica recoge este párrafo de su intervención:

“Es necesario buscar una nueva concepción de desarrollo, la armonía con la naturaleza, desarrollo con lo local, que la gente viva feliz, pero no en la opulencia. En lo que sí coincidimos en ese socialismo tradicional, es en la importancia de la acción colectiva, y superar esas falacias que dicen que el individualismo y la competencia es el motor de la sociedad, esa es la barbaridad más grande de la historia de la humanidad y el mundo todavía lo cree”, puntualizó, señalando que solo acción colectiva y ponerse de acuerdo en puntos comunes es lo que saca adelante los países algo que “el individualismo destruye”.

En lenguaje menos confuso el presidente sostiene que la acción individual y de mercado no son opciones aceptables para la economía, sino una colectivización controlada y guiada por el Estado protector de los desmanes del capitalismo. Sorprende que un doctorado en economía sostenga tales criterios en el siglo XXI y que proponga utopías para coartar la libertad e iniciativa individuales para en su lugar promover la uniformidad colectiva bajo el designio de un autócrata que no admite disensión.
Si el “neoliberalismo” no ha mejorado sustancialmente a sociedades como la ecuatoriana es porque no se aplicó debidamente o se lo aplicó a medias. El mercado es algo consustancial a la naturaleza humana. Es el encuentro entre la oferta de un bien o de un servicio y la demanda o necesidad por uno y otro. Ha existido desde que la humanidad existe.
Nadie, por cierto, es ingenuo para admitir que el mercado puede evolucionar y funcionar sin regulaciones. El sistema capitalista, la economía de mercado que ha hecho prósperas sin parangón en la historia a las naciones que la han acogido, fundamenta su éxito en la existencia, respeto y aplicación de las leyes. Lo contrario presupone la anarquía, el abuso, la corrupción.
En tales sistemas, el papel del Estado es actuar como árbitro en el juego de la economía para que prevalezca la ley y no interferir en la economía como actor. En el Ecuador la economía está intervenida por el Estado en sus principales actividades y el sector privado, hay que reconocerlo, muchas veces ha tenido que transar frente al chantaje de las burocracias y contribuir así a la corrupción del sistema.
Pero la solución no es acabar con el sistema de libre mercado imperfecto, sino arbitrar medidas y acciones para perfeccionarlo. Corea del Sur, hasta hace algo más de 30 años, tenía niveles de vida y producción inferiores a los de América Latina. Ahora tiene tecnología y producción industrial de punta. El contraste es la Corea del Norte que optó por el modelo propuesto por Correa.
Correa no quiere enrumbar al Ecuador hacia la prosperidad económica en medio de la libertad política. No quiere hacer del país una Corea del Sur (o cualquier otro de los “tigres” del Asia de similares despegues) sino una Corea del Norte (o una Cuba miserable como Haití o una Venezuela que ya desembocará en similares condiciones cuando termine el despilfarro del petróleo).
En resumidas cuentas, la visión del socialismo de Correa involucra la extinción del mercado como fuente primaria de generación de la riqueza de las naciones. Lo cual equivaldría a que Correa termine por decretar de un plumazo, con o sin la asamblea de Montecristi, la desaparición por obsoleta y perniciosa de “la ley de la oferta y la demanda”.
¿Qué es una economía de mercado? No hace falta un PhD para entenderlo. Basta unos segundos para acceder al Internet y hallar al azar una definición como ésta:
“Por economía de mercado se entiende la organización y asignación de la producción y el consumo de bienes y servicios que surge del juego entre la oferta y la demanda. En una economía de mercado, productores y consumidores coordinan sus planes interactuando en el mercado. Se supone que ambos tipos de agentes económicos asumen el precio de los bienes como un dato dado y, a partir de allí, toman sus decisiones de producción y consumo, maximizando la ganancia en el caso de los oferentes y maximizando la función de utilidad (satisfacción) en el caso de los consumidores. La participación de ellos, ofreciendo y demandando cantidades de bienes y servicios a su vez altera las condiciones del mercado afectando la evolución de los precios. Este proceso ha sido denominado por Adam Smith, como la mano invisible".
En julio del 2004 el profesor Rafael Correa presentó una ponencia en un seminario de la Universidad Andina Simón Bolívar, que funciona en Quito. Su tesis era sobre “De absurdas dolarizaciones a uniones monetarias”. Parte del principio de que la redención de Latinoamérica y en particular de los países andinos nacerá de la unidad monetaria.
La fusión de las monedas en una sola, cree él, bastará para estimular el flujo laboral entre los países asociados, acrecentar el ahorro en un solo banco común (el Banco Sur), dinamizar la producción y posibilitar la lucha contra la dispersión y globalización de capitales que a su criterio no hacen sino acelerar la pauperización de los pueblos.
En su alucinante concepción de la economía, insinúa que la moneda actuaría como una zanahoria lo hace a los borricos para que marchen alrededor de un trapiche o halen una carreta. El trapiche muele caña y extrae zumo para producir azúcar: es riqueza. El carretón mueve mercadería y ello también es parte de la generación de la riqueza. Pero para la analogía, el trapiche y el carretón no tendrían borricos o si hubiere borricos, no habría moneda común que les seduzca como una zanahoria.
La moneda en si no es riqueza, es un medio de transacción en el mercado. No lo entendieron así los españoles que se dedicaron a acumular oro, plata y platino de las colonias para adquirir bienes suntuosos no producidos por ellos mismos. Los compraban a naciones más perspicaces en lo económico, que iniciaron con esa financiación una revolución industrial que aceleró su progreso, al tiempo que España se hundía en la recesión.
Correa admite que para salir de la dolarización en el Ecuador necesaria para ir a la adopción de la moneda andina, habrá que seguir pasos cautos y lentos y, para facilitar y financiar la transición, buscar la ayuda financiera internacional. ¿Acaso del Banco Mundial o del Fondo Monetario Internacional, habría que preguntarle?
Por allí dice otra cosa admirable, dada su condición de PhD en Economía. Afirma que para llegar a la unión monetaria andina habrá que seguir el ejemplo de la Unión Europea que “más que tecnicismos” llegó a la etapa a la que ha llegado “por la voluntad política y visión histórica de sus líderes”.
Desde luego que prevaleció la voluntad política de los líderes al adherirse primero a la Comunidad Europea del Carbón y el Acero y más tarde a la Comunidad Económica Europea, antecedente de la actual Unión Aduanera. Pero el proceso fue arduo, técnico y complejo. La unión no podía concretarse sin un consenso de fundamentos básicos para contar con una economía de características comunes. En suma: resulta ingenuo predicar que la unidad de una moneda regional o subregional va a arrastra a la integración y la prosperidad. Es lo contrario, como lo prueba la evolución de la CCE en UE.
Esa economía de consenso fue y es la de libre mercado. Con leyes de común aceptación, contrapuestas a los espejismos de Correa. Si ahora Europa está atravesando por una crisis de recesión, es porque falta más libertad de acción del mercado, menos intervencionismo estatal, menos control desde Bruselas. La gente se ha percatado de ello, repudió el intento de constitución común y ahora en Francia es probable que se elija a un presidente más liberal en el buen sentido del vocablo.
Hay otra parrafada en la ponencia de Correa que lo desnuda como al utopista autárquico que es. Cuando menciona que la salida del dólar y la formación de la unidad monetaria será “tarea difícil”, sostiene que para facilitar el proceso será necesaria una mayor “justicia social” y que para enfrentar a los peligros de la globalización, “habrá que cambiar 500 años de historia”.
El párrafo en cuestión, dice: “Tal vez estamos aquí ante la principal limitación para buscar inteligentemente la mejor estrategia para enfrentar la globalización económica: que cualquier proceso de integración económica y monetaria, requerirá, para ser viable, de mayor justicia social. Se trata entonces, no solamente de enfrentar "exitosamente" la globalización, sino también de cambiar 500 años de historia.”
Lo cual suena a “milenarismo”, ese equivocado concepto de los indígenas que creen que ha llegado la hora, con Evo Morales y sus iguales, de volver al paraíso inca, de tomar revancha y venganza de los conquistadores españoles que esclavizaron y explotaron a las naciones precolombinas. Pero bastaría ir a ver una vez más el film Apocalypso de Mel Gibson para ahorrarse comentarios acerca del Edén que supuestamente fue arrasado tras la llegada de Colón.

Friday, April 20, 2007

!DEJA, MARIDO ES..!

La genuflexión colectiva de los ecuatorianos ante el presidente autócrata Rafael Correa recuerda la anécdota que solía mencionarse hace algunos años acerca de la cultura o idiosincrasia de los indios casi siervos de ese país, especialmente de la serranía.
Cuando alguien intentaba interponerse para evitar la paliza que el indio macho daba a su cónyuge, con o sin alcohol en sus venas y generalmente sin ningún motivo, la hembra salía al paso para repeler al intruso. “Deja, marido es, carajo…!
Es probable que a esta fecha y debido al avance de la vida urbana y su influjo, esta actitud atávica de los indígenas se ha atenuado o desparecido. Pero para el caso de la actual política ecuatoriana de subyugación, es válida la analogía.
Líderes políticos como Osvaldo Hurtado y un elogioso grupo de columnistas ecuatorianos han tratado de prevenir a los votantes acerca de los peligros de votar por el SI, o sea en pro de la convocatoria a la asamblea constituyente que quiere Correa.
Los razonamientos de la oposición al SI eran y son irrefutables. Pero el pueblo desoyó los consejos, la lógica y el sentido común y prefirió inclinarse en forma abrumadoramente mayoritaria a favor de los objetivos del mandatario. Ello equivale exactamente a la postura de arcaica sumisión femenina al macho del cuento.
Lo insólito es que quienes favorecieron a Correa y su asamblea, pretendan ahora predicar que lo que el pueblo quiso y quiere es mayor “democracia”. Al contrario. La votación prueba que lo que la mayoría desea es un macho, un mayordomo, un mandón que les de pensando a cambio acaso de un mendrugo cualquiera como compensación.
Es paradójico, tras las votaciones del domingo pasado, que el Congreso Nacional continúe funcionando. No sirve para nada, que no sea para seguir alimentado a una burocracia de esbirros. Bien haría Correa, que ahora todo lo sabe y todo lo puede, en clausurar el Congreso y contar así con unos pocos dólares más para su misión de Robin Hood.
Aún si el Congreso siguiere de parásito no podría pasar ninguna ley o disposición que no sea del agrado de Correa. Ya éste ni siquiera tendría que recurrir a los artilugios seudo legalistas para que el Tribunal Supremo Electoral o cualquier otro organismo equivalente “le den interpretando la ley” como él lo desea para imponer su voluntad.
La última prueba de la postura dictatorial de Correa es la supresión de la Comisión Consultiva de Relaciones Exteriores que fue creada para asesorar a los gobiernos en política internacional. Hasta hace poco estaba integrada por personalidades salientes de la comunidad, pero al parecer ha degenerado su calidad por lo cual su desaparición no va a ser muy lamentada.
(Figuraban en la Comisión directores respetables de Diarios respetable, no columnistas de segunda como Grace Jaramillo; ex cancilleres de valía y prestigio; intelectuales, rectores, gente en definitiva cuya valía dudaba. Ahora Correa no necesitará de la venia de ninguna Comisión para continuar en su política “hacia el socialismo chavista del siglo XXI” ni para nombrar embajadores a aventureros como Nicolás Issa, Fausto Cordovez, Efrén Cocíos u oportunistas como Francisco Borja y acaso otros más cuyos nombres aún no se conocen).
La denominada “partidocracia” ha quedado demolida. Pero no el sistema de partidos, porque sin ellos no cabe gobernar. La diferencia está en que ahora el ramillete de partidos débiles se ha reducido a un solo partido fuerte y omnímodo, el del correismo, calcomanía del chavismo de Venezuela.
El estilo rampante de administrar de Correa no se atenuará, se intensificará. No necesitará más decretos de emergencia para seguir repartiendo contratos a su antojo y sin licitaciones. Lo hará directamente, como lo está haciendo Chávez en su país. Solo que en el Ecuador Correa no ha necesitado ni siquiera de la farsa de la autorización de un congreso servil para actuar.
La independencia socialista del gobierno ya ha comenzado a perfilarse. Alberto Acosta por fin habló: ha dicho que las reservas petroleras del Ecuador de menos de 5.000 millones de barriles se habrán consumido en 25 años. Por lo cual, para garantizar la independencia energética del país, habrá que aliarse a Venezuela que cuenta con una cifra “abismal” de reservas de 360.000 millones de barriles.
Sugestiva manera de entender la independencia. Antes de la “revolución socialista” ratificada el domingo se hubiera sugerido más bien una mayor inversión para hallar y explotar más petróleo en el Ecuador antes que prosternarse por anticipado ante dictador vitalicio de Venezuela. La inversión tendría que ser extranjera, dado el fracaso de la quebrada Petroecuador, pero ese tema es tabú para el régimen.
El diario Expreso cita cifras oficiales de lo que ha rendido el petróleo en 40 años, desde que se inició la exportación en 1967: 60.000 millones de dólares…o sea mucho más del doble de los 28.000 millones de dólares que se invirtieron en la Europa arrasada por la segunda guerra mundial a través del Plan Marshall.
En el sector petrolero solo las empresas de inversión privada extranjera funcionan aceptablemente. Petroecuador tiene saldo en rojo y está asfixiada por una burocracia corrupta e ineficiente.
Según el mismo diario, las exportaciones del crudo generaron el 60% del total de los ingresos por exportaciones el año pasado y no como fruto de un incremento de la producción (que más bien se redujo), sino por la escalada de los precios en el mercado internacional.
Pero inclusive vaticinando que las reservas declinarán, Acosta anuncia que se construirá una “mega refinería” en Manabí. Se entiende que para procesar el crudo de Venezuela. Los refinados que no consuma el Ecuador ¿a quién los venderá? ¿A Irán, a Venezuela?
Quién sabe, al ritmo que marcha la industria petrolera en esos países nada raro sería que colapse y tengan que importar derivados. Irán ya lo hace, Ecuador también y desde hace tiempo, gracias a la eficiencia del ente estatal en manos de Petroecuador.
¿Por qué una refinería en Manabí? Porque así lo quiere Correa y nadie puede contradecirlo. Por las mismas razones, quizás, por las que ha dispuesto que la constituyente se reúna en Montecristi, donde nació Alfaro. Montecristi es un pueblito contiguo a Manta, cordial y hospitalario. El museo con algunas muestras de historia, es insignificante y primitivo. Hay sombreros de paja toquilla en la aldea pero no hay agua potable ni electricidad ni ningún edificio medianamente amplio para albergar a 130 asambleístas y su rebaño de burócratas.
¿Cuánto demorará construir un edificio para satisfacer el capricho del hombre que todo lo sabe y que todo lo puede? ¿Llevarán agua embotellada y plantas a gasolina y diesel para generar electricidad? Pensar en obras de infraestructura para esos servicios demoraría años, aún sin el requisito de ese anticuado sistema “obstructivo” de las licitaciones.
Pero quizás a estas alturas lo que menos interese al déspota y su pueblo fiel es una fecha para que se reúna la asamblea o para que apruebe y dicte algo. Basta con el alto porcentaje de aprobación del jefe de hacienda erigido dictador por voto de las “masas” para que continúe gobernando como la da la gana.
Que expulse a funcionarios del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional. Suena a circo muy del agrado de las masas. Para Correa y para Patiño, son organismos que representan al “diablo” Bush. Hay que castigarlos, hay que “darles duro a los gringos” No importa por lo mismo que termine las relaciones con esos organismos creados tras la II Guerra Mundial o que el ministro “sienta vergüenza” que el Ecuador haya sido socio. ¿Son, entonces, “sinvergüenzas” los 183 restantes países miembros que pertenecen a las dos instituciones?
Las “masas” estarán igualmente dichosas por el nombramiento de Rodrigo Borja hecha por Correa para que presida UNASUR, siglas que corresponden a Unión de Naciones Suramericanas. Nadie más indicado que Borja para ese puesto de un ente al que solamente habría que agregar la frase Unión Suramericana…para luchar contra los Estados Unidos…junto a Chávez, Fidel y Ahmadinejad!
Que la felicidad llueva imparable en la República Socialista del Siglo XXI, guiada por su luminoso presidente Correa y la luminosa inspiración de Hugo Chávez, Fidel Castro y Simón Bolívar.
Para sosiego colectivo no hay que olvidar lo que dijo Bolívar en Lima el 26 de mayo de 1826, con singular clarividencia: “El presidente de la República viene a ser en nuestra Constitución como el sol que, firme en su centro, da vida al universo. Esta suprema autoridad debe ser perpetua”. (Huelga aclarar que el presidente perpetuo al que se refería era él mismo. ¿Si se recuerda cómo y dónde terminó Bolívar su existencia?)

Sunday, April 15, 2007

LA FAMILIA DE CORREA

El padre del presidente ecuatoriano Rafael Correa, que tiene su mismo nombre, fue apresado en 1970 en los Estados Unidos por tráfico de droga y sentenciado a tres años de prisión. Parece ser que luego de quedar libre no regresó al Ecuador y falleció, no se sabe dónde, hace 13 años.
Esta información se tuvo horas antes de la realización de la Consulta acerca de la convocatoria a asamblea constituyente y proviene no de un elemental interés periodístico de investigación, sino de labios del propio Correa al reaccionar con su retórica virulenta a la mención que sobre el tema había hecho un diputado de oposición.
En este BLOG repetidamente se planteaba la pregunta sobre los antecedentes familiares de Correa, como un factor que podría contribuir a entender mejor a este conflictivo personaje. Nunca ningún medio de comunicación se preocupó de ello, en otra demostración de su incompetencia periodística.
Están pendientes todavía muchos detalles adicionales. Si el periodismo en el Ecuador fuera más eficiente y menos comprometido, ya se habría preocupado ayer mismo, tras la revelación hecha por Correa en su discurso radial de los sábados, para buscar noticias complementarias para llenar vacíos pendientes.
Rafal Correa señala la fecha del incidente, 1970, pero falta por saber dónde fue detenido, si cumplió toda la pena y en qué cárcel, qué hizo luego de quedar libre, en qué ciudades vivió y trabajó. Correa dice que su madre los mantuvo, que ella cocinaba y él vendía las viandas a la salida de la escuela.
Su madre les ocultó a sus hijos la verdadera causa de la ausencia del padre, diciéndoles que trabajaba en los Estados Unidos. La verdad fue revelada cuando Rafael tenía 16 o 17 años, según su propio relato. Se deduce, pues, que el padre nunca regresó ni envió las remesas que hasta los más humildes suelen enviar a sus familiares cuando se ven forzados a emigrar.
Correa se defiende del diputado opositor que afirma que su familia dependió del narcotráfico para subsistir. Por ello relata las anécdotas sobre la venta de viandas, la penosa y dura infancia por falta de apoyo paternal. Qué culpa tengo yo, ha dicho, de lo que mi padre hizo cuando yo era un niño de 4 o 5 años de edad.
Tiene razón. Está libre de culpa. Nadie aquí en los Estados Unidos culparía al presidente Bill Clinton porque su padre era un alcohólico que también abandonó a su hogar. Pero en lo que si es culpable Correa es en tratar de justificar a su padre por el tráfico ilícito de drogas, arguyendo que fue víctima del “sistema”, que lo mantenía desempleado no dejándole otro recurso que ése para ayudar a su familia empobrecida.
El tráfico de estupefacientes no es un delito menor, es un delito horrendo que afecta por igual a todos los estratos sociales en los 4 puntos cardinales, pobres, ricos, jóvenes y niños. Está sancionado y penado universalmente. Los daños que el comercio y el consumo ilícito de alucinógenos generan son virtualmente irreversibles y son muy contados los casos de excepción, si el tratamiento de desintoxicación comienza temprana y rápidamente.
Correa dice sentir compasión por los pobres y desempleados que a juicio suyo no tienen como escapar del “sistema” si no a través del tráfico “de unos pocos gramos” de droga. Su discurso radial, incompleto por falta de preguntas, deja la sensación de que es partidario de la despenalización de la producción, uso y consumo de estupefacientes.
Lo cual sería extremadamente grave e imperdonable, puesto que se trata de un jefe de Estado. La noticia al respecto apareció anoche en el Internet divulgada por una agencia francesa de noticias. En los websites de los diarios de hoy en el Ecuador, solo Hoy menciona el caso, aunque omite el detalle de la posición del presidente sobre el narcotráfico.
Cuando este BLOG insistía en averiguar el pasado familiar del gobernante, no era por simple curiosidad periodística, sino fundamentalmente para tratar de esclarecer el porqué de muchas de sus motivaciones y reacciones emocionales. La respuesta la da la triste historia de su padre, que tras ser capturado en los Estados Unidos nunca regreesó.
Intentar persuadir de que traficar droga no es mayor delito cuando alguien está sin empleo por culpa del sistema capitalista, es una barbaridad. En ningún caso la opción delictiva es perdonable, cualesquiera que fueren los motivos, acaso con la excepción de acciones violentas en defensa propia. No cabe discusión al respecto.
Si los victimarios y sus instrumentos (llamados “mulas”) en el sórdido mundo de la droga pasan a ser víctimas, como lucubra Correa, entonces se entiende con más claridad porqué se opone a la base de control del narcotráfico desde la base de Manta, operada por una unidad militar especializada de los Estados Unidos.
Y se entiende también porqué su posición complaciente frente a la narcoguerrilla colombiana y su promesa de proteger como refugiados políticos a los terroristas que huyan de ese país al Ecuador para evitar la represalia del presidente Uribe. Y, por cierto, se explica el porqué de su lucha contra Uribe con el pretexto de la exterminación de campos de droga con glifosato.
Peor aún, el repudio a los Estados Unidos quizás obedezca en gran parte a la frustración por haber perdido a su padre “por culpa de los gringos” que lo encarcelaron por querer ayudar a su familia transportando como mula “unos pocos gramos” de cocaína. La potencia yanqui es así culpable no solamente de todos los males colectivos del Ecuador y la América Latina, sino también de su caso familiar.
Es lamentable que Correa, hombre de talento, no haya aprovechado la lección de su historia personal para el bien. Aquí en los Estados Unidos abundan los casos de gente de humilde extracción que por sus propios medios y méritos escaló hacia posiciones clave en la comunidad, en los distintos ámbitos de la actividad humana.
Pero esos líderes exitosos no alimentaron envidia ni resentimiento ni estimularon luchas raciales o de clase. Al contrario, se proyectaron como modelos para demostrar que en un ámbito de libertad, oportunidades y sujeción a la ley, todos pueden y deben aspirar a cumplir sus sueños mediante el esfuerzo propio y no con dádivas y proteccionismos discriminatorios del Estado.
Correa ha escogido el camino opuesto. El del odio, la envidia, el mesianismo, es decir todo lo que impide la armonía social que multiplique las oportunidades para que se destaquen y triunfen los más aptos y los más esforzados. En los Estados Unidos se admira y venera a los que triunfan y los que triunfan generalmente tienen más dinero. No es un pecado venial aquí el ser rico.
Lo cual no quiere decir que haya también modos ilícitos de enriquecerse. Con la venta ilícita de estupefacientes, por ejemplo, o las coimas, peculados, etc. Pero es aquí cuando interviene el aparato estatal para aplicar la ley y sancionar a los culpables con los tribunales respectivos, idealmente sin discriminación alguna.
Correa odia a los ricos y odia a las personas con apellidos de tradición. En lugar de pregonar la extinción de los ricos y sustituir los apellidos de los “blancos” por los autóctonos, debería anunciar que se propiciará el fortalecimiento de una sociedad más libre, abierta y jurídicamente justa para que cada vez haya más ciudadanos con posibilidad de acceder a mejores condiciones de vida por propia esfuerzo, discernimiento y voluntad.
La fijación de cuotas a favor de minorías para encumbrarlas a posiciones a las que no han llegado por mérito, ha constituido un fracaso en los Estados Unidos. Han sido los “liberals” demócratas los que han impulsado esas medidas como para exculpar su historia pasada contraria a la integración racial. (Abolida la esclavitud tras la Guerra Civil, la discriminación racial perduró por acción de los demócratas especialmente en el Sur)
La “affirmative action” que fija cuotas mínimas de admisión para los negros en las universidades, no ha integrado a las razas, no ha mejorado la condición de los negros. Al contrario, ha ahondado las diferencias y ha deteriorado la calidad de la educación académica, que se vio forzada a reducir niveles para llenar las cuotas con negros deficientemente preparados. En contraste, los negros que ingresaron a otras universidades por sus propios méritos, han descollado en todos los campos de igual a igual con competidores de todos los colores de piel.
El SI a la consulta va a triunfar hoy en el Ecuador, según todos los pronósticos. Luego vendrá la asamblea y una nueva Constitución que otorgue más poderes al mandatario resentido. Las perspectivas no son de cambio hacia delante, sino de estancamiento en la historia, o de franco retroceso.
Correa, antes de acudir a las urnas, asistió a misa en la Iglesia de La Dolorosa del Colegio San Gabriel. ¿Habrá escuchado allí algo parecido a una prédica en favor de ese odio que reverbera en sus entrañas…? Desde luego que no. Pero ¿hay alguien que sepa con certeza cuáles son los principios morales, éticos y religiosos de Correa?

Saturday, April 14, 2007

¿SE DECIDIRÁ EL PUEBLO POR LA DICTADURA?

Pocas consultas populares tan contradictorias como la que va a realizarse en el Ecuador mañana. La disyuntiva propuesta al ciudadano es: ¿aprueba o no usted que las constantes violaciones de la Constitución por parte del presidente Correa conviene o no a la democracia e institucionalidad del país?
La respuesta parecería obvia, en el sentido de negarlo. Pero las encuestas señalan que el pueblo votará en un alto porcentaje por el SI, con lo cual la lógica y el sentido común quedan despedazados. Lo penoso será que no solo la democracia sino el bienestar en el Ecuador sufrirán un serio retroceso.
La Consulta se orienta a aprobar o no la convocatoria a asamblea constituyente cuya misión será no solo elaborar una nueva Constitución, la 21, sino hacer y deshacer con plenos poderes el sistema institucional que mal o bien ha regido en el Ecuador en los últimos años. Todo manipulado por Correa.
Existe una tenue esperanza de que el SI no triunfe por mayoría absoluta, debido al peso potencial en contrario de los votos por el NO, más los votos nulos y en blanco. La clave la dará en la concurrencia a las urnas de los ciudadanos, que podrían abstenerse pese a la obligatoriedad del voto.
Pero de todos modos es tenue la esperanza, porque Rafael Correa, asesorado e inspirado por Hugo Chávez de Venezuela, hará todo lo imaginable para impedir la victoria del NO. Chávez es un magnífico ejemplo. Cuando fue reelecto por primera vez lo hizo por claro fraude que sin embargo vergonzosamente fue avaldo por el ex presidente de los Estados Unidos Jimmy Carter.
Correa, temeroso del resultado negativo, ha anunciado que los resultados de la Consulta se conocerán solo dentro de unos “cinco o más días”. Un delegado de la OEA, tan obsecuente con el gobernante ecuatoriano, ha dicho no obstante que los resultados de tendencias tienen que darse sin tardanza, la misma noche del domingo o máximo a la mañana siguiente.
Paralelamente, Correa ha indicado que pondrá a sus incondicionales en todas las urnas posibles para “vigilar” el proceso y sus resultados. En ello cuenta con el respaldo de una organización creada supuestamente para propulsar la democracia en el Ecuador, Participación Ciudadana, en otra demostración del contrasentido de su misión.
(Uno de los fundadores de PC y columnista de El Comercio, César Montúfar, se irritó porque Osvaldo Hurtado resolvió hacer campaña por el NO. No le perdona por los supuestos errores políticos de su pasado, cuando ése no era el punto a discutir. Lo debatible es su actual posición y sus razonamientos a favor del NO. ¿Acaso no se dialoga, escribe, raciocina sobre política para buscar la verdad y la rectificación de equivocaciones, si las hubiere? Es probable que Montúfar, que defendió a Gutiérrez cuando decapitó a la Corte Suprema, no le perdone a Mario Vargas Llosa por haber abandonado a Fidel Castro y aplauda a Gabriel García Márquez por su ser un invariable incondicional del tirano.)
Si triunfa el SI, se habrá respaldado la constante violación de la Constitución y las leyes que arranca desde la misma convocatoria a asamblea. La Constitución en vigencia admite las reformas, pero no el funcionamiento de una asamblea paralela y peor con todos los poderes, para acabar con la Constitución vigente y sustituirla por otra. Es absurdo, no resiste razonamiento alguno. Luego hubo toda una sucesión de violaciones como la presión para destituir a 57 legisladores libremente elegidos, la obstrucción de la justicia, los insultos sin tregua contra los medios de comunicación.
De otro lado, Correa amenaza que si triunfa el NO, él renunciará. Aparte de la improbable victoria del NO, que además no va a permitirlo, si renunciara estaría cometiendo otra violación constitucional. Que el pueblo se pronuncie con libertad en una u otra dirección de la consulta, no es causal para que el presidente de la república renuncie si el resultado le es desfavorable.
Hay quienes confían en que el voto SI mayoritario va a tranquilizar el ambiente político crítico, creado por la intemperancia de Correa. Dicen que con la luz verde para la asamblea, su intemperancia desaparecerá como por arte de magia y que amainará su tono despótico, ultrajante e intolerante contra todos los que no piensan como él ni se someten a voluntad sin objetar.
Creerlo así es una ingenuidad. Correa, desde que accedió a la lucha política pública como ministro de Economía de Palacio, ha sido coherente en su marcha hacia la captación de todos los poderes, siguiendo los pasos e instrucciones de Chávez, quien a su vez ha sido alimentado y dirigido ideológicamente por Fidel Castro.
La única tregua que se dio Correa fue durante la campaña para la segunda vuelta electoral en la que derrotó a su rival Álvaro Noboa. Pero tan pronto como su victoria fue un hecho, retomó su personalidad vociferante y avasalladora. Jamás podría esperarse en él un cambio hacia la tranquilidad y sensatez, peor democrática, simplemente porque ello no figura en su DNA.
Al contrario, con la ratificación del SI y los altos porcentajes de respaldo que le dan las encuestadoras, se sentirá el iluminado y escogido por los dioses para arremeter contra los ricos, arrebatarles sus riquezas y distribuirlas como el gran mayordomo, como el gran hacendado que nunca fue, entre los pobres. Al mejor estilo Robin Hood.
Él es economista, pero no se percata que la mejor manera de estimular a los pobres para que aumenten sus ingresos y niveles de bienestar, es propiciar un ambiente de creatividad, libertad y autoestima. Insistir en que la condición de miseria de muchos ecuatorianos obedece a la explotación de los ricos y, en última instancia, de los Estados Unidos, es humillarlos.
Aparte de que una riqueza robada es una riqueza que se pierde, que deja de generar más riqueza por inversión y creación de empleo y comercio. Los bonos de reparto gratuito absorben las arcas fiscales y se diluyen en gasto superfluo e improductivo. Correa odia a los ricos, pero la concentración de poderes que busca lo convertirá en el hombre más rico del país. Que gasta sin control, que dilapida fondos de los contribuyentes no solo ricos sino de pobres incluso.
El sistema bancario comienza a flaquear debido a la incertidumbre. La inversión nacional y extranjera está suspendida. Con la asamblea y con un gobernante sin freno, es probable que se inicie una fuga de capitales. ¿Cuáles serán los más afectados? No los más ricos. No los pobres, que seguirán siendo pobres o más pobres, que seguirán sumidos en la desesperanza. Será el sistema económico en general y la incipiente clase media con sus magros estratos hacia arriba y hacia abajo.
El Ecuador, con Correa y su asamblea, no irá hacia nada nuevo. Experimentará otro embate populista como los tantos que ha sufrido, hasta que la supuesta “novedad” colapse y la historia se repita. A menos que Correa como un muy aprovechado discípulo de Chávez el favorito de Fidel, haga maniobras para perpetuarse en el poder indefinidamente. Fidel dura ya casi medio siglo como gobernante sangriento, represivo e incontestado. Hugo va por esa misma vía. ¿También Rafael?
Mañana se comenzará a tener una respuesta. Fidel necesitó de una rebelión armada y del paredón para acceder al poder y deshacerse de los opositores, muchos de los cuales pelearon inicialmente con él. Hugo no necesitó de las armas para consolidarse. Manipuló a su antojo el propio sistema. Rafael probará mañana otra fórmula pacífica para llegar al mismo fin.
Será el voto libre de los ciudadanos que decidirá si lo respaldan o no en sus violaciones constantes de la Constitución y en su propósito que no oculta de absorber para “todos los poderes”, para derramar la felicidad a cántaros a todos “sus” pobres del Ecuador.

Tuesday, April 10, 2007

DUDAS SOBRE LA PERSONALIDAD DE CORREA

Magdalena Tapia, desde Quito, expresa su preocupación por la conducta del presidente Correa en cuanto a fomento del resentimiento social. Se pregunta cuáles son los orígenes psicológicos para ello y envía a continuación un artículo sobre el tema de Miguel Palacios, notas que se transcriben seguidamente:



Siempre sospeché de los alcances e intolerancias de un candidato a Presidente. Nunca le interesó escuchar, nunca le interesó conciliar, nunca le interesó nada más que lo que le pasa por la cabeza.

Este interesante y sincero artículo de Miguel Palacios, revela los pensamientos y perturbaciones del sordo, ciego y nada mudo Presidente del Ecuador.


Magda

"Cobarde Ofensa

Por: Miguel Palacios




No tengo un apellido noble, ni de abolengo, así como tampoco soy pelucón o aniñado. En la guía telefónica hay más de ochocientos "Palacios". Sin embargo, el segundo apellido del libertador Bolívar es ese. Pocas cosas en la vida tienen mayor valor para los seres humanos que sus nombres y apellidos. Ellos representan nuestra identidad dentro de una sociedad, donde la misma se forja a través de generaciones por nuestros antecesores, quienes cuidaron este bien y se esforzaron por mantenerlo limpio, para que sea orgullo de aquellos que lo heredamos. Este tesoro invalorable que cada uno lleva con altivez, fue labrado con el sacrificio de la vida ejemplar de nuestros ancestros, abuelos y padres.

Hace pocos días un burócrata belicoso ofendió públicamente a una serie de apellidos por el delito de no ser indígenas. Este insulto que ensucia a quien lo dijo y enaltece a quienes pretendió agravar, traduce una actitud cobarde contra ciudadanos que sin saberlo ni poder defenderse, vieron atónitos como desde un balcón y con el aplauso avalado por la ignorancia de quienes desconocían lo que se trataba, se enlodaba y mancillaba a sus ilustres apellidos. Este ultraje fue proferido contra familias de bien y alcanzó a los niños que hoy llevan esos apellidos y nada saben de los complejos y las frustraciones de un resentido social que despotricó contra personas que ya fallecieron y no podían defenderse en ese momento.

Injuriar a los ecuatorianos por el delito de no llamarse como uno quisiera que se llamen, es un grave síntoma de resentimiento social y evidencia de terribles trastornos de personalidad en quien lo afirma. Una persona que sin causa alguna y haciendo abuso de su poder, arremete contra hermanos ecuatorianos por el hecho de llamarse de al o cual manera, es un individuo que guarda para sus entrañas los resentimientos más desalmados que se puede concebir.

Analicemos las razones por las que una autoridad puede lanzar semejantes improperios:

Está loco y no sabe lo que dice o hace, por lo que sus afirmaciones no tendrán grado alguno de responsabilidad.
Por tratarse de una gárgola con sentimientos de psicópata, que vomita blasfemias y odio por estar lleno solo de ruines desafectos.
Por haber tenido en su familia (apellido) seres que lo maltrataron física y psicológicamente o a lo mejor fueron delincuentes, estuvieron presos o se dedicaron a vender y envenenar generaciones con drogas.
Estas, son alteraciones producidas por complejos, envidia y perversidad. Es terrible para una sociedad que una autoridad, la más alta, se rebaje a ofender a los apellidos de sus conciudadanos, de aquellos llamados a respetarle y que nada le han hecho. Es ruin y repudiable aquel que lanza su jerga vomitiva sin acusar a nadie en particular, sin justificación, sin mediar razón alguna.

Esta atrocidad no tiene nada que ver con la política, la consulta, o la nueva república comunista? El ultraje sin causa, evidencia uno de los lados oscuros, inexplorados, de la personalidad de este dirigente que hoy se cree dueño del poder y la verdad.

Quien fomenta la división racial, el enfrentamiento de clases y el odio por el odio, es un potencial destructor de la paz. Lo sucedido me recuerda el odio Nazi contra los judíos por no ser de la raza preferida de Hitler. En esa época se construyeron hornos para cremar a esos desdichados. Hoy para los ecuatorianos de apellido que desagrade a quien ostenta "temporalmente" el poder, se instaurará la muerte a garrotazo, ejecutada por un grupo de gente que odia lo que no tuvo o que recuerda lo que tuvo y siente odio? Ese, el que siente eso, no merece representar ni siquiera a los que hoy malévolamente pretende proteger."

Friday, April 6, 2007

¿CABE MÁS CONFUSIÓN CON CORREA?

Luego de la exposición de su Plan Económico y subsiguiente comentarios sobre el tema, uno comienza a dudar de la supuesta capacitación académica del presidente ecuatoriano Rafael Correa.
Su currículo nos enseña que estudió en Bélgica y los Estados Unidos y que en este último país obtuvo no cualquier título en Economía, sino un PhD. Ha sido, además, catedrático de esta materia por varios años en la universidad no oficial acaso más prestigiosa del Ecuador, la San Francisco de Quito.
La conferencia que dio en Guayaquil para anunciar su plan, reseñado por varios diarios y agencias noticiosas, no ilumina nada en concreto. Se limita a enumerar objetivos, pero no vías. Uno de sus colaboradores, jefe de planeación, aclara que “esos detalles” ya vendrán luego, en 3 o 4 semanas más.
La exposición fue, pues, retórica. Por lo mismo, antiacadémica y desde luego antípoda de lo que se espera de cualquier líder confiable de una nación que no tiene que ser –o acaso no debe ser- un economista graduado. Lo único que trasunta en su discurso es su inclinación hacia el fascismo estatista.
Dentro de sus términos vagos y generalizadores, aflora una doctrina orientada hacia una mayor intervención del Estado en las acciones de la comunidad, en la producción, generación de empleo, comercio, ahorro, inversión y reinversión. Se insiste en el criterio de que el capitalismo es malo y que el socialismo es lo único que redimirá a la población ecuatoriana.
Los métodos para alcanzar ese socialismo del siglo XXI, réplica del esquema de su mentor venezolano Hugo Chávez, se evitan de mencionar y se recalca que todo eso y mucho más será tarea de la asamblea constituyente que “por la voluntad popular” y suya, se convocará e instalará en corto plazo.
No obstante se le escapan a Correa algunas “perlas” intelectuales que revelan lo deleznable de sus conocimientos en economía y polìtica fiscal y monetaria. En Quito, Guayaquil y también en el Brasil junto a al presidente Lula ha dicho que aborrece de la dolarización en el Ecuador, pero que la conservará durante los “4” años que permanecerá en el poder.
No es lacónico en su comentario. Se extiende en señalar que la dolarización ha sido nociva para la economía ecuatoriana, que ha acentuado la explotación y la miseria de sus ciudadanos, pero que la mantendrá “porque así lo ha prometido durante la campaña”. Si él está convencido de que esa implantación es negativa para el país, lo responsable y honesto sería que la sustituya ipso facto por el sucre o por cualquier otra alternativa monetaria que considere mejor.
La dolarización se instituyó a raíz del desastroso manejo de la crisis bancaria por parte del presidente Mahuad. Lejos de castigar con la ley al o a los bancos que infringieron las reglas, los protegió con la falsa premisa de que lo contrario generaría una quiebra bancaria por el efecto dominó.
Entonces y ahora se sabía que el salvataje a los banqueros delincuentes fue un desastre que a la postre tuvieron que pagar los contribuyentes. Pero al menos la dolarización estabilizó las finanzas. Es verdad que no cumplió el objetivo central de servir como horma de hierro para disciplinar el gasto fiscal y las finanzas públicas en general, para lograr un equilibrio entre ingresos y egresos del fisco, contabilizados el gasto público y los impuestos a individuos, empresas, ventas y a las transacciones del comercio exterior.
Nada de eso se consiguió y lo único que hasta la fecha ha evitado el colapso es el aumento de los precios del petróleo y las remesas de esa pobre gente que se vio obligada a emigrar a otros lugares de idioma y costumbres distintas, pero con economías mejor organizadas y oportunidades de empleo.
Con Correa no hay perspectivas de que la situación mejore en cuanto al gasto y la disciplina fiscal. Peor aún, sus discursos incoherentes en torno al manejo de política monetaria y su insistencia en denigrar a la dolarización, podría agudizar las contradicciones y la incertidumbre. Mucho peor si las remesas de los inmigrantes declinan o los precios del petróleo decaen por ofertas de etanol y otras fuentes alternativas o nuevas ofertas petrolíferas y de refinación.
La obsesión de Correa, no obstante, es evitar toda crítica y toda oposición a su actitud dictatorial de gobernar, tanto en lo político como en lo económico. Ya lo manifestado con la aplicación de decretos leyes de emergencia, con los cuales está exento de someterse a concursos para la concesión de contratos para el reparto a su antojo de millones de dólares de los contribuyentes.
Sobre la moneda, tras reiterar por enésima vez que la dolarización es mala, ha dicho que la solución a futuro, que deja a opción de la Asamblea, es adoptar una moneda regional. Está pensando, por supuesto, en la moneda bolivariana de Chávez para abarcar a Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua. Que lo proponga un colegial imberbe sería explicable, pero no si proviene de una PhD.
La moneda es un elemento de transacción. No crea riqueza ni estabilidad por si misma. Si asi fuere, preferible había sido que el Ecuador adopte una moneda más fuerte que el dólar a la época de Mahuad, como era y es la libra esterlina. O, en estos días, el euro. El euro, a propósito, no rige por una mera decisión política ilusoria, sino tras complejos y transparentes acuerdos de carácter económico unificador para la región.
Los integrantes de Unión Europea, antes la Comunidad Económica Europea que nació de la originaria Comunidad Económica del Carbón y el Acero, tienen como elemento aglutinador conceptos y regulaciones idénticas de mercado libre, de libre inversión, de sometimiento a reglas comunes sobre infracciones. La libre competencia entre asociados es la ulterior meta, aunque inicialmente se hayan fijado preferencias temporales para socios nuevos.
Lo que les ha unificado, en definitiva, es economías sólidas y liberales. Correa y Chávez proponen una unidad imposible de miseria, coartando no estimulando el libre comercio, la inversión y, en suma, capitalización. ¿Qué reservas de capital y de oportunidades existen entre los potenciales socios bolivarianos como para implantar una moneda única y común, en igualdad de condiciones entre si y ante la monedas fuertes como el dólar o el euro, que son fuertes porque son fuertes sus economías?
En Brasil Correa habló del Banco Sur de su mentor Chávez. Generó sonrisas de Lula y lecciones de economía elemental del canciller brasileño. No es proyecto consistente, le dijo. Pero el gobernante ecuatoriano, en otra demostración de su vacilante preparación académica, lucubró sobre el tema. Dijo que podría ser un banco alternativo o sustitutivo del Fondo Monetario Internacional o convertirse en un banco central regional o un banco de desarrollo “más útil” a la región o sea “menos explotador” que el BID o el BM.
De nuevo, si tales digresiones provinieran de párvulos de colegio, sería triste pero perdonable. Pero no si llegan de un economista graduado y en ejercicio de la presidencia de cualquier país, por tercermundista que fuere, sería algo más que triste e imperdonable. Lanzar al aire ideas sobre banca como si se tratara de las mismas especies optativas, es increíble.
El FMI, que tanto odio despierta en Correa y los suyos (y en Argentina o Venezuela) no es ni banco central ni es banco de desarrollo. Se creó que 1945 para estimular la expansión y el crecimiento internacional, luego de los desastres ocasionados por los regímenes nazi fascistas que acaban de ser derrotados bajo el liderazgo de los Estados Unidos.
Luego de las experiencias de la hiper inflación en la Alemania que precedió al estallido de la guerra, el FMI se propuso lograr el consenso para la estabilidad de los tipos de cambio, evitar las devaluaciones monetarias competitivas y propiciar la corrección adecuada de los problemas de balanza de pagos de un determinado país.
No es, como lo insinúa Correa y quienes piensan como él, una imposición del imperialismo yanqui para explotar a las naciones del tercer mundo. Ahora agrupa a 184 países y su propósito sigue siendo facilitar la producción y el comercio libre de bienes y servicios, como mecanismo óptimo para desterrar la pobreza planetaria.
Si se detectan problemas de balanza de pagos en un país se socio, se estudia las causas, se discuten las soluciones y éstas, previo consenso de las partes, se aplican algunas veces con ayuda financiera temporal del Fondo, a bajísimas tasas de interés. Ha funcionado bien y cuando ha habido tropiezos generalmente se han debido al incumplimiento del mejoramiento de las políticas fiscales que se acordaron por mutuo acuerdo.
Japón, una de las siete mayores potencias industriales del globo, fue asistido por el Fondo cuando se inclinó hacia el abismo financiero hace menos de un par de décadas. Salió parcialmente de la crisis y está en plena recuperación. Igual ha ocurrido en incontables casos, como México, el mismo Ecuador y naciones de la más diversa capacidad productiva y financiera.
El Banco Sur es una de las manías populistas de Chávez y está condenada al fracaso. No tiene sustento, como lo han dicho los brasileños. Ni en la formación del capital, ni en los fines ni en los procedimientos para alcanzarlos. Se halla en las nebulosas de las mentes tropicales que han tomado posesión de pueblos frustrados como los del Ecuador y Venezuela, Venezuela y Nicaragua.
Ecuador, por decisión de Correa y apoyo de una mayoría de ecuatorianos mal informados, quiere aislarse del FMI, del BID y del Banco Mundial, que están avalados y financiados por las principales economías del planeta. En su lugar, quiere adherirse a quimeras o a organismos como la OPEP.
También en Brasil Correa confirmó que el Ecuador volverá a integrar la OPEP. Lo hace en el mismo tono desafiante que utiliza cuando habla contra los Estados Unidos. Parece que para él, suprimir la base de control militar en Manta para el control de los narcotraficantes, repudiar el Tratado de Libre Comercio con el “imperio” y re afiliarse a la OPEP son tres actos de altísima dignidad nacional que igualmente pretenden demostrar su independencia de USA.
Ecuador dejó de ser socio de la OPEP con Sixto Durán por no poder pagar su cuota de alrededor de 3 millones de dólares. Correa odia a los ricos, pero busca concentrar poderes ahora y con la Constituyente para ser él el hombre más rico del Ecuador y disponer del dinero a sus anchas y sin control.
El pago de la cuota de OPEP, acaso con intereses, sería una brizna en su delirio de gasto. Cree que la OPEP, feliz por el reingreso, le va a ofrecer asistencia técnica y capital a raudales para que desarrolle la industria petrolera en el Ecuador. Se equivoca del medio a la mitad, pese a ser un PhD.
La OPEP es un cartel manipulado por los jeques árabes. Su propósito es vigilar que sus arcas siempre estén ahítas de petrodólares y para ello no vacilan en reunirse periódicamente en Viena para fijar a dedo la producción del crudo al alza o a la baja para controlar precios y mercado, en flagrante violación de las reglas de comercio internacional de la OIT.
A Correa no le gustan los monopolios de los capitalistas y con justa razón. Pero le gustan al parecer los monopolios o carteles de los jeques y sus aliados de Irán y Venezuela.
El vicepresidente de Correa, con ese nombre tan elocuente de Lenín Moreno, es otro parlanchín revolucionario. En una entrevista con Radio Quito ha dicho que quienes disienten con la convocatoria a asamblea constituyente “son las fuerzas viejas que se oponen a las nuevas propuestas”.
¿Qué hay de nuevo en las propuesta de Lenín y de Correa? Nada. Al contrario, es un esfuerzo por asirse de las manecillas del reloj para detenerlas, para congelarlas en el tiempo de la historia. El plan económico de Correa y sus fieles no tiende sino a perpetuar y ahondar la intervención estatal que ha paralizado al Ecuador.
Cuando habla de aumentar la oferta de energía, petrolera e hídrica, se cierra a la inversión extranjera. Petroecuador, la refinería estatal, las centrales de Paute y otras son ejemplo indeleble de la impericia del Estado para manejar empresas, ahora anegadas por la corrupción.
Petroecuador está en quiebra, Paute nunca completó los planes sucesivos y complementarios para la oferta de energía. Ahora se quiere construir otra refinería en Montecristi, junto al edificio de la Constituyente quizás o de la Casa de Alfaro. Pura demagogia, puro anti profesionalismo, anti academia.
En el más optimista de los casos ¿cuánto tiempo se requeriría para definir y construir las centrales hidroeléctricas, nuevas refinerías, nuevas exploraciones hidrocarburíferas y hasta que produzcan? No cuatro años, ciertamente. ¿Acaso 8 o más años, si se suprimen las licitaciones competitivas?
Los plazos no pueden ser más cortos pues si las sonrisas de Correa pueden convencer a muchos, no pueden sin embargo generar milagros. Pero qué tal si se da el hecho no milagroso ni improbable de que la Constituyente declare a Correa presidente vitalicio, como quería Simón Bolívar para si mismo?
De esa manera no importaría que las magnas obras correistas demoren 10, 100 o 1000 años. Él y las obras perduraría en el poder y la memoria para siempre.

Sunday, April 1, 2007

VOTAR NO ES VOTAR POR LA SENSATEZ

Una última encuesta de opinión revela que la mayoría de ecuatorianos votará por el Si en la consulta para convocar a una asamblea constituyente, aunque no saben ni entienden cuáles son sus objetivos ni qué es una constituyente o para qué sirve una Constitución.
La inmadurez cultural y política de la población explica por qué el líder populista Rafael Correa tiene una aceptación de casi el 80% de los encuestados, pese a sus constantes violaciones de la Constitución y las layes y los epítetos injuriosos con que trata de humillar a quienes discrepan con él.
La realidad es descorazonadora e induce a mirar con pesimismo el futuro de la nación. Aparentemente ya nada ni nadie detendrá a Correa y la consulta le será favorable por amplio porcentaje. Seguirá luego una campaña del régimen para forzar a que se elija como asambleístas a gente que le complazca en su cruzada por destruir la frágil democracia ecuatoriana e implantar su “revolución chavista”.
Tan seguro está de ello que Correa ya está gobernando dictatorialmente. Sin esperar a que se le consagre dictador “constitucional” está aplicando los decretos leyes de emergencia para los más variados fines, desde reparación de ferrocarriles, hasta educación y construcción vial a mano de los militares.
Con dichos decretos está exento de llamara a licitación de contratos y así puede repartir los dineros fiscales sin control. Claro que teóricamente la ley exige a los gobernantes rendir cuentas posteriores, pero dado que ya tiene un Congreso dócil en proceso de extinción y luego tendrá su propia asamblea, las cuentas o no serán revisadas o la fiscalización será una comedia.
Se ha adelantado, también, para escarnecer a los empresarios y en general a los que tienen dinero, advirtiendo una fuerza de choque tributaria hollará en las cuentas de las empresas para hacerles devolver millones y millones de dólares que, según el ministro de Finanzas, adeudan al fisco por evasión.
No cesa de insultar a los medios de comunicación y a los periodistas acusándoles de cómplices de desastre nacional e integrantes de una mafia de corruptos. No señala casos específicos, por lo cual la acusación es general y acaso por ello no ha generado una formal protesta colectiva de los medios.
Arguye que puesto que rige la libre expresión del pensamiento, él también tiene derecho a expresar lo que piensa sobre el periodismo ecuatoriano en sus propios términos. Es una falacia, pues como gobernante está impedido de vituperar a los medios, porque ello es precisamente un caso de flagrante violación del derecho constitucional a discrepar de la voz oficial.
El talante autoritario de Correa, que se agudizará con el paso del tiempo y sobre todo con el Si a la consulta y luego la Asamblea, se manifiesta en innumerables otras formas. Una de ellas es su propósito de dividir a la provincia del Guayas, o la de decidir que la asamblea se realice en Montecristi donde no hay ni dotación suficiente de agua potable, o que construirá una refinería en Manabí contra toda lógica de conveniencia geográfica para ello.
Fomenta la desarmonía y el odio entre clases al reclamar contra el predominio de los blancos en las empresas y en las cámaras de la producción. Aboga porque sean reemplazados por individuos de apellidos indígenas, en una clara posición racista, pero en sentido inverso a la tradicional.
Correa es lo opuesto a la concepción de un líder que gobierna para tratar de unir y armonizar. Pero aunque la suerte parece estar echada, quienes analizan con claridad el peligro del correismo/chavismo que se avecina deberían adoptar al menos una actitud de honestidad y gallardía para rechazar a Correa de manera frontal, aún cuando se vislumbre una derrota.
El Movimiento Libertario ha tomado la iniciativa, lo cual es laudable. Pero a ese esfuerzo deberían sumarse unánimemente los medios de comunicación escritos y audiovisuales, no solo porque han sido vejados repetidamente sino porque el peligro del autócrata es real y perjudicará a todos.
El caso de Venezuela, que Correa imita en todos los puntos aunque quemando etapas, es demasiado elocuente para que pase desapercibido por los medios y los empresarios, que serán los primeros afectados si la avalancha correista se concreta. En suma, una campaña abrasiva e infatigable debería despegar sin tardanza para que la gente despierte a la realidad y vote por el NO a la Consulta. Si a la postre la consulta es afirmativa como predicen las encuesta, quedará al menos para la historia el consuelo de que hubo gente honesta que se opuso con altivez.
De otro modo Ecuador quedará “venezolanizado” sin remedio.